30 de septiembre de 2009

Marina Lassen -Juanan Urkijo


Descanso un poquito del blog, publico menos y leo más, a veces y como ahora, deseo compartir lo que estoy leyendo.
Tengo dos amigos geniales y maravillosos escritores que me sorprendieron gratamente con sus libros.


Marina Lassen escribió "El cuerpo no calla", tuve la inmensa alegría de ir a la presentación de su libro, ya va por la segunda edición y crecerá mucho más estoy convencida de ello. Su libro lo leo y releo y siempre me deja algo bueno para reflexionar.


Por mi cumpleaños recibí de parte de mi hijo, una supuesta caja de bombones y al quitar el envoltorio me encontré con un libro que él sabía que yo deseaba tener.
No pregunté mucho, estaba demasiado feliz, pero por la dedicatoria en el mismo intuyo que hubieron complicidades.

El libro es "El sabor de los días" y su autor es Juanan Urkijo,

lo conocimos como Dédalus en su blog El Alféizar , y nos deleita desde hace tiempo con sus escritos.
Estoy leyendo una novela encantadora! ...pasando momentos muy agradables y me complace que Juanan decidiera sacarla de la remota oscuridad de un cajón y le permitiera ver la luz.




...nada más necesito esta noche, tengo un buen libro, una taza de té y buena música.

Les debo estos momentos mis queridos amigos...

Los amigos que los conocen y los han leído comparten esta apreciación, y a los que aún no los conocen yo los invito...

EL CUERPO NO CALLA - MARINA LASSEN

EL SABOR DE LOS DÍAS - JUANAN URKIJO




Entrada n° 167

26 de septiembre de 2009

DISPUTA POR SEÑAS

fragmento del Libro del Buen Amor, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita


Sucedió una vez que los romanos, que carecían de leyes para su gobierno, fueron a pedirlas a los griegos, que sí las tenían. Éstos les respondieron que no merecían poseerlas, ni las podrían entender, puesto que su saber era tan escaso. Pero que si insistían en conocer y usar estas leyes, antes les convendría disputar con sus sabios, para ver si las entendían y merecían llevarlas. Dieron como excusa esta gentil respuesta.

Respondieron los romanos que aceptaban de buen grado y firmaron un convenio para la controversia. Como no entendían sus respectivos lenguajes, se acordó que disputasen por señas y fijaron públicamente un día para su realización.

Los romanos quedaron muy preocupados, sin saber qué hacer, porque no eran letrados y temían el vasto saber de los doctores griegos. Así cavilaban cuando un ciudadano dijo que eligieran un rústico y que hiciera con la mano las señas que Dios le diese a entender: fue un sano consejo.


Buscaron un rústico muy astuto y le dijeron: "Tenemos un convenio con los griegos para disputar por señas: pide lo que quieras y te lo daremos, socórrenos en esta lid".

Lo vistieron con muy ricos paños de gran valor, como si fuera doctor en filosofía. Subió a una alta cátedra y dijo con fanfarronería: "De hoy en más vengan los griegos con toda su porfía". Llegó allí un griego, doctor sobresaliente, alabado, y escogido entre todos los griegos. Subió a otra cátedra, ante todo el pueblo reunido. Comenzaron sus señas como se había acordado.

Levántose el griego, sosegado, con calma, y mostró sólo un dedo, el que está cerca del pulgar; luego se sentó en su mismo sitio. Levántose el rústico, bravucón y con malas pulgas, mostró tres dedos tendidos hacia el griego, el pulgar y otros dos retenidos en forma de arpón y los otros encogidos. Se sentó el necio mirando sus vestiduras.

Levántose el griego, tendió la palma llana y se sentó luego plácidamente. Levántose el rústico con su vana fantasía y con porfía mostró el puño cerrado.

A todos los de Grecia dijo el sabio: "Los romanos merecen las leyes, no se las niego". Levantáronse todos en sosiego y paz. Gran honra proporcionó a Roma el rústico villano.

Preguntaron al griego que fue lo que dijeras por señas al romano y qué le respondió éste. Dijo:"Yo dije que hay un Dios, el romano dijo que era uno en tres personas e hizo tal seña. Yo dije que todo estaba bajo su voluntad. Respondió que en su poder estábamos, y dijo verdad. Cuando vi que entendían y creían en la Trinidad, Comprendí que merecían leyes certeras.

Preguntaron al rústico cuáles habían sido sus ocurrencias: "Me dijo que con un dedo me quebraría el ojo: tuve gran pesar e ira. Le respondí con saña, con cólera y con indignación que yo le quebraría, ante toda la gente, los ojos con dos dedos y los dientes con el pulgar. Me dijo después de esto que le prestara atención, que me daría tal palmada que los oídos me vibrarían. Yo le respondí que le daría tal puñetazo que en toda su vida no llegaría a vengarse. Cuando vio que la pelea era tan despareja dejó de amenazar a quien no le temía".

Por esto dice la fábula de la sabia vieja: "No hay mala palabra si no es tomada a mal. Verá que es bien dicha si fue bien entendida"



JUAN RUIZ-Arcipreste de Hita:
Nació en Alcalá de Henares, Castilla, y fue Arcipreste-cargo eclesiástico de cierta importancia- en Hita, villa de la provincia de Guadalajara, cerca de Toledo. Presumiblemente habría muerto en 1351.
En el siglo XIV los reinos cristianos han reconquistado ya gran parte del territorio al dominio árabe. Paralelamente al surgimiento de señores poderosos que disputan el poder real, se desarrolla un gran actividad científica y literaria, en especial en la corte de Alfonso X el Sabio (1252-1284), donde se recopila toda la histografía de la época, se traducen obras del árabe y se forja para ser escrita por primera vez la prosa castellana, vehículo de una cultura nueva.






20 de septiembre de 2009

Primavera-Otoño 2009

(Un regalo de Diego)

Les deseo una feliz Primavera a los amigos de este lado y

un hermoso Otoño para mis amigos de aquél lado del charco.





Mi agradecimiento para OJO DE PEZ por la fotografía y el saludo.

Un abrazo grande!


Mi hijo a la sombra de la hermosa planta que me regaló

3 de septiembre de 2009

CÉSAR VALLEJO



TRILCE

(Lima, 1922) es el título del más importante y conocido poemario del poeta César Vallejo y que merced a sus audacias lexicográficas y sintácticas está considerado como una de las obras cumbre de la Vanguardia poética en lengua española.

Poema XXXV
Pág. 56


El encuentro con la amada
tánto alguna vez, es un simple detalle,
casi un programa hípico en violado,
que de tan largo no se puede doblar bien.

El almuerzo con ella que estaría
poniendo el plato que nos gustara ayer
y se repite ahora,
pero con algo más de mostaza;
el tenedor absorto, su doneo radiante
de pistilo en mayo, y su verecundia
de a centavito, por quítame allá esa paja.
Y la cerveza lírica y nerviosa
a la que celan sus dos pezones sin lúpulo,
y que no se debe tomar mucho!

Y los demás encantos de la mesa
que aquella núbil campaña borda
con sus propias baterías germinales
que han operado toda la mañana,
según me consta, a mí,
amoroso notario de sus intimidades,
y con las diez varillas mágicas
de sus dedos pancreáticos.

Mujer que, sin pensar en nada más allá,
suelta el mirlo y se pone a conversarnos
sus palabras tiernas
como lancinantes lechugas recién cortadas.

Otro vaso, y me voy. Y nos marchamos,
ahora sí, a trabajar.

Entre tanto, ella se interna
entre los cortinajes y ¡oh aguja de mis días
desgarrados! se sienta a la orilla
de una costura, a coserme el costado
a su costado,
a pegar el botón de esa camisa,
que se ha vuelto a caer. Pero hase visto!


Poema XV
Pag-27


En el rincón aquel, donde dormimos juntos
tantas noches, ahora me he sentado
a caminar. La cuja de los novios difuntos
fue sacada, o talvez qué habrá pasado.

Has venido temprano a otros asuntos,
y ya no estás. Es el rincón
donde a tu lado, leí una noche,
entre tus tiernos puntos,
un cuento de Daudet. Es el rincón
amado. No lo equivoques.

Me he puesto a recordar los días
de verano idos, tu entrar y salir,
poca y harta y pálida por los cuartos.

En esta noche pluviosa,
ya lejos de ambos dos, salto de pronto...
Son dos puertas abriéndose cerrándose,
dos puertas que al viento van y vienen
sombra a sombra.


Poema LXII
Pág.99



Alfombra
Cuando vayas al cuarto que tú sabes,
entra en él, pero entorna con tiento la mampara
que tánto se entreabre,
cása bien los cerrojos, para que ya no puedan
volverse otras espaldas.

Corteza
Y cuando salgas, di que no tardarás
a llamar al canal que nos separa:
fuertemente cojido de un canto de tu suerte,
te soy inseparable,
y me arrastras de borde de tu alma.

Almohada
Y sólo cuando hayamos muerto ¡quién sabe!
Oh nó. Quién sabe!
entonces nos habremos separado.
Mas si, al cambiar el paso, me tocase a mí
la desconocida bandera, te he de esperar allá,
en la confluencia del soplo y el hueso,
como antaño,
como antaño en la esquina de los novios
ponientes de la tierra.

Y desde allí te seguiré a lo largo
de otros mundos, y siquiera podrán
servirte mis nós musgosos y arrecidos,
para que en ellos poses las rodillas
en las siete caídas de esa cuesta infinita,
y así te duelan menos

Poema III
Pag. 10


Las personas mayores
¿a qué hora volverán?
Da las seis el ciego Santiago,
y ya está muy oscuro.

Madre dijo que no demoraría.

Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahí, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se están acostando todavía,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aquí no más.
Madre dijo que no demoraría.

Ya no tengamos pena. Vamos viendo
los barcos ¡el mío es más bonito de todos!
con los cuales jugamos todo el santo día,
sin pelearnos, como debe de ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mañana.

Aguardemos así, obedientes y sin más
remedio, la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delanteros
dejándonos en casa a los pequeños,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.

Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el único recluso sea yo.









TRILCE
César Vallejo empezó a escribir TRILCE en 1918; su mayor parte fue escrita en 1919, y los últimos dos poemas en 1922. La edición príncipe (primera edición) fue impresa en los Talleres de la Penitenciaría de Lima, en un tiraje corto, de 200 ejemplares.

Trilce empezó a circular en octubre de 1922. Constaba de 121 páginas de texto y XVI de prólogo, este último escrito por el fraternal amigo de Vallejo Antenor Orrego.

Llevaba en la portada un retrato a lápiz de Vallejo hecho por Víctor Morey.
El precio de venta de cada ejemplar fue de 3 soles. La edición misma le costó a Vallejo 150 soles, que lo sufragó con el monto de un premio que ganó en un concurso literario celebrado en Lima por la sociedad cultural “Entre nous”, en diciembre de 1921 (su cuento premiado en esa ocasión fue el titulado Más allá de la vida y la muerte, que luego formaría parte de su libro de relatos "Escalas melografiadas")

La obra pasó casi inadvertida, cuando no incomprendida y aun vilipendiada. Luis Alberto Sánchez, recordando esos días escribió:

“Trilce fue una isla incógnita y repudiada. Orrego y yo nos hicimos el hara-kiri crítico al amparar eso que los ‘viejos’ llamaba, irritados, ‘disparate’, y los jóvenes ‘pose’ ”
y

“...cuando salió este libro no hubo para él más comentario que el prólogo de Orrego y un comentario mío: Los demás, silencio!”
Sin embargo, el aludido comentario que en su momento hizo Sánchez fue, más que de
halago, de “incomprensión”:

"Y he aquí, ahora, a un poeta brujo. A un poeta, con cuyo libro lucho en vano, pues cada línea me desorienta más, cada página aumenta mi asombro. ¿Porqué ha escrito Trilce, Vallejo?"

El mismo Vallejo dijo al respecto, en carta enviada a Orrego y citada por su amigo José Carlos Mariátegui:

"El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy, y más que nunca quizás, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista: ¡la de ser libre! Si no he de ser hoy libre, no lo seré jamás. Siento que gana el arco de mi frente con su más imperativa curva de heroicidad.

Me doy en la forma más libre que puedo y ésta es mi mayor cosecha artística. ¡Dios sabe hasta dónde es cierta y verdadera mi libertad! ¡Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspasara esa libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que mi pobre ánima viva!"

El libro, pues, permaneció en el olvido por varios años, hasta que en 1930 fue publicado en España con prólogo de José Bergamín y un poema-salutación de Gerardo Diego, lo que marcó el inicio de su revalorización en el mundo de las letras hispanas (Madrid, Compañía Ibero Americana de Publicaciones, 1930, 206 págs. y colofón).

Origen del nombre
Juan Espejo Asturrizaga, biógrafo del poeta de su etapa peruana, cuenta que originalmente Vallejo tituló al libro como Cráneos de bronce, y lo firmó con el seudónimo de César Perú, pero sus amigos, entre burlas y críticas, le convencieron que lo modificara. Sin embargo, ya habían sido impresas las tres primeras páginas del libro y el impresor avisó que la reposición de las hojas con los cambios costaría tres libras más (treinta soles oro, moneda peruana de entonces).
Esto preocupó a Vallejo, al punto que

“Por varias veces repitió tres, tres, tres, con esa insistencia que tenía en repetir palabras y deformarlas, tressss, trissss, triesss, triesss, tril, trilssss. Se le trabó la lengua y en el ceceo salió trilsssce… ¿trilce? ¿trilce? Se quedó unos instantes en suspenso para luego exclamar: Bueno, llevará mi nombre, pero el libro se llamará Trilce"

Esta es la versión auténtica. Relatada por Crisólogo, Xandóval y algún amigo que estuvo presente, una noche que se recordaba, delante de César, los incidentes de la publicación e impresión del libro.

De acuerdo a lo antes dicho Trilce derivaría de tres; sin embargo el mismo poeta contribuyó a la confusión cuando en una entrevista que le hizo el periodista español César González Ruano en 1931, a la pregunta “¿Qué quiere decir Trilce?”, contestó:

“Ah, pues Trilce no quiere decir nada. No encontraba en mi afán, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventé: Trilce. ¿No es una palabra hermosa?
Pues ya no lo pensé más: Trilce”.
Georgette Vallejo coincide con este testimonio, pues tiempo después contó que en cierta ocasión le hizo la misma pregunta a Vallejo y éste como respuesta “pronunció sencillamente: tttrrriiiil… ce, con entonación y vibración tan musicales que hubiera forzado a comprender a quien le oyera, y dijo:

“Por sus sonoridad…” y volvió a pronunciar: tttrrril… ce…”

Sin embargo otros estudiosos de la obra vallejiana salieron al paso con la teoría de que en realidad Trilce se componía de las palabras "triste" y "dulce".

Contexto
El libro fue escrito en una etapa especialmente dramática para el poeta. La muerte de su madre en agosto de 1918; un fracaso amoroso teñido de escándalo, en mayo de 1919; el fallecimiento de su amigo el escritor Abraham Valdelomar en noviembre de 1919; la sensación de no ser aceptado totalmente en Lima al ser cesado en su puesto de maestro (fines de 1919); y su estadía en la cárcel de Trujillo durante 112 días, entre 1920 y 1921, acusado injustamente de agitador e incendiario, fueron los principales acontecimientos que marcaron el profundo sentimiento de exclusión del poeta que se ve reflejado desgarradoramente en sus poemas.


Estructura
El poemario está conformado por una serie ininterrumpida de 77 poemas sin títulos, numerados con dígitos romanos. Lo cual lo distingue notoriamente de su antecesor, "Los heraldos negros", en donde cada poema consta de un título propio, formando a la vez parte de un grupo de poemas definidos de acuerdo a su temática.
Esta peculiar estructura trilceana nos indica que debemos ver en cada poema de Trilce una unidad subsistente por sí misma y en sí misma.


Análisis
Trilce es el libro de poesía más radical escrito en lengua española, que apareció justo en el momento de la irrupción del Vanguardismo en el mundo, que pregonaba una renovación o cambio de los cánones de la estética, luego de la gran conmoción universal que significó la primera guerra mundial.

Aunque tenga algún reflejo de las innovaciones formales aportadas por el ultraísmo u otros movimientos vanguardistas contemporáneos, Trilce constituyó un singular ejemplo de renovación del acto poético esencial, un esfuerzo de reducir el lenguaje a lo indispensable para alcanzar un meollo o entraña esencial.

En general, la técnica poética de Trilce se caracteriza por una violenta ruptura con toda imitación o influencia literaria, una liberación audaz de las reglas del metro y de la rima, así como de la sintaxis y de la lógica aparente. Exhuma palabras antiguas (lo cual evidencia los conocimientos amplios que el poeta tiene de los clásicos) e inventa otras nuevas, utiliza términos científicos por un lado, y expresiones populares y de la vida cotidiana, por otro. En este empeño de crear un nuevo lenguaje poético el poeta cae muchas veces en el hermetismo, por lo que sus poemas, para ser entendidos, deben ser sometidos a una rigurosa hermenéutica. Muchas de las técnicas que aplica serían luego utilizadas por el movimiento surrealista.

Pero, según señala Jorge Basadre, “debajo de todo ello balbucea una vital emoción humana, se arremolinan recuerdos e imágenes subconscientes, aparecen las huellas de estupendos fracasos, refléjanse experiencias de pobreza, prisión y soledad en una vida que no tiene sentido, donde priman el dolor y la angustia que sumen a los hombres en triste orfandad, un mundo hostil cuyo alquiler todos quieren cobrar,
unidos al dulce recuerdo de la infancia y del hogar arrebatados por el tiempo y a una solidaridad esencial con los que sufren y con los que son oprimidos. Muchos poemas son autobiográficos; pero estos motivos son una causal para descender a las entrañas más profundas del ser.”

Aparte de Vallejo, solo dos grandes renovadores del lenguaje literario llevaron la experimentación lingüística al extremo de la inaccesibilidad o el hermetismo: en el campo poético Vicente Huidobro, con Altazor (1931) y en el campo narrativo, James Joyce con su relato onírico Finnegans Wake (1939). En ese sentido Vallejo, con Trilce (1922), adquiere la categoría de precursor u adelantado.


La Revista
El poeta chileno Omar Lara fundó en 1964 en Valdivia el grupo y la revista de poesía Trilce, en honor al poemario de Vallejo. La revista dejó de salir en Chile en 1973 debido al golpe militar de Augusto Pinochet, pero Lara en los años ochenta sacó varios números en el exilio y en 1996 reanudó su publicación normal en Concepción. En 1972 el grupo estableció el Premio de Poesía Trilce - Luis Oyarzún.


Nota
Todos estos datos de la edición príncipe aparecen en el prólogo de Julio Ortega de su edición crítica de Trilce, Guida Editori, 1991

Trilce hizo trizas la tradición e inició una nueva época en la poesía. Sus 77 poemas, que como título llevan apenas números romanos, aparecieron tres años antes de Tentativa del hombre infinito (1925) de Neruda, inventando el surrealismo antes del Surrealismo. Con una riqueza sin fin, que pareciera surgir del fondo mismo de la lengua, usa arcaísmos, tecnicismos, neologismos, adverbios que se hacen verbos, exclamaciones que se sustantivan para transmitir sus nuevas visiones. Aunque independiente de escuela alguna, es absolutamente contemporáneo en sus expresiones herméticas e irracionales y, desechando la lógica tradicional, intenta dar nueva vida a las palabras a través de temas donde busca amor, y otros valores, en un mundo absurdo. Una angustiosa crisis de conciencia que produce la arbitrariedad del mundo y de los signos lingüísticos. La amarga ironía y el humor negro ofrecen un sentido de inmediatez y urgencia; la sintaxis refleja una violenta lucha interior por aislar, con la ayuda del lenguaje, los últimos recursos espirituales del hombre. Vallejo abandona el simbolismo y los tonos modernistas como rechazo a las supersticiones en boga sobre «lo bello» y la pretensión de una poesía como catarsis.


Datos tomados de

http://es.wikipedia.org/wiki/Trilce








LOS HERALDOS NEGROS-(1919)

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!


Los heraldos negros es el título de un poema, del libro del mismo nombre escrito por César Vallejo, entre 1915 y 1918, y publicado por primera vez en 1919.
Los primeros poemas aparecen marcados por la huella del vanguardismo, mientras que
los últimos aparecen ya más cercanos al estilo personal del poeta. El poemario abarca algunos de los temas recurrentes en su obre: el sufrimiento humano, la religión o la culpa, todos ellos bajo una mirada cercana al existencialismo.

POEMAS EN PROSA -(escritos entre 1923 y 1929)


"Tengo fe en que soy, y en que he sido menos."








VOY A HABLAR DE LA ESPERANZA

Yo no sufro este dolor como César Vallejo. Yo no me duelo ahora mismo como artista, como hombre ni como simple ser vivo siquiera. Yo no sufro este dolor como católico, como mahometano ni como ateo. Hoy sufro solamente. Si no me llamase César Vallejo, también sufriría este mismo dolor. Si no fuese artista, también lo sufriría. Si no fuese hombre ni ser vivo siquiera, también lo sufriría. Si no fuese católico, ateo ni mahometano, también lo sufriría. Hoy sufro desde más abajo. Hoy sufro solamente.

Me duelo ahora sin explicaciones. Mi dolor es tan hondo, que no tuvo ya causa ni carece de causa. ¿Qué sería su causa? ¿Dónde está aquello tan importante, que dejase de ser causa? Nada es su causa; nada ha podido dejar de ser su causa. ¿A qué a nacido este dolor, por sí mismo? Mi dolor es del viento del norte y del viento del sur, como esos huevos neutros que algunas aves raras ponen del viento. Si hubiera muerto mi novia, mi dolor sería igual. Si la vida fuese, en fin, de otro modo, mi dolor sería igual. Hoy sufro desde más arriba. Hoy sufro solamente.

Miro el dolor del hambriento y veo que su hambre anda tan lejos de mi sufrimiento, que de quedarme ayuno hasta morir, saldría siempre de mi tumba una brizna de yerba al menos. Lo mismo el enamorado. ¡Qué sangre la suya más engendrada, para la mía sin fuente ni consumo!
Yo creía hasta ahora que todas las cosas del universo eran, inevitablemente, padres o hijos. Pero he aquí que mi dolor de hoy no es padre ni es hijo. Le falta espalda para anochecer, tanto como le sobra pecho para amanecer y si lo pusiesen en la estancia oscura, no daría luz y si lo pusiesen en la estancia luminosa, no echaría sombra. Hoy sufro suceda lo que suceda. Hoy sufro solamente.
César Vallejo


Hallazgo de la vida

¡Señores! Hoy es la primera vez que me doy cuenta de la presencia de la vida.
¡Señores! Ruego a ustedes dejarme libre un momento, para saborear esta emoción
formidable, espontánea y reciente de la vida, que hoy, por la primera vez, me extasía y me hace dichoso hasta las lágrimas.

Mi gozo viene de lo inédito de mi emoción. Mi exultación viene de que antes no sentí
la presencia de la vida. No la he sentido nunca. Miente quien diga que la he sentido.

Miente y su mentira me hiere a tal punto que me haría desgraciado. Mi gozo viene de
mi fe en este hallazgo personal de la vida, y nadie puede ir contra esta fe. Al que
fuera, se le caería la lengua, se le caerían los huesos y correría el peligro de recoger otros, ajenos, para mantenerse de pie ante mis ojos.

Nunca, sino ahora, ha habido vida. Nunca, sino ahora, han pasado gentes. Nunca, sino ahora, ha habido casas y avenidas, aire y horizonte. Si viniese ahora mi amigo
Peyriet, le diría que yo no le conozco y que debemos empezar de nuevo. ¿Cuándo, en
efecto, le he conocido a mi amigo Peyriet? Hoy sería la primera vez que nos conocemos. Le diría que se vaya y regrese y entre a verme, como si no me conociera,
es decir, por la primera vez.

Ahora yo no conozco a nadie ni nada. Me advierto en un país extraño, en el que todo
cobra relieve de nacimiento, luz de epifanía inmarcesible. No, señor. No hable usted
a ese caballero. Usted no lo conoce y le sorprendería tan inopinada parla. No ponga
usted el pie sobre esa piedrecilla: quién sabe no es piedra y vaya usted a dar en el
vacío. Sea usted precavido, puesto que estamos en un mundo absolutamente inconocido.

¡Cuán no poco tiempo he vivido! Mi nacimiento es tan reciente, que no hay unidad de
medida para contar mi edad. ¡Si acabo de nacer! ¡Si aún no he vivido todavía!
Señores: soy tan pequeñito, que el día apenas cabe en mí.

Nunca, sino ahora, oí el estruendo de los carros, que cargan piedras para una gran
construcción del boulevard Haussmann. Nunca, sino ahora, avancé paralelamente a
la primavera, diciéndola: “Si la muerte hubiera sido otra...” Nunca, sino ahora, vi la luz áurea del sol sobre las cúpulas del Sacré-Coeur. Nunca, sino ahora, se me acercó un niño y me miró hondamente con su boca. Nunca, sino ahora, supe que existía una puerta, otra puerta y el canto cordial de las distancias.

¡Dejadme! La vida me ha dado ahora en toda mi muerte.


Una mujer...

Una mujer de senos apacibles, ante los que la lengua de la vaca resulta una glándula
violenta. Un hombre de templanza, mandibular de genio, apto para marchar de dos a
dos con los goznes de los cofres. Un niño está al lado del hombre, llevando por el
revés, el derecho animal de la pareja.

¡Oh, la palabra del hombre, libre de adjetivos y de adverbios, que la mujer declina en su único caso de mujer, aún entre las mil voces de la Capilla Sixtina! ¡Oh, la falda de ella, en el punto maternal donde pone el pequeño las manos y juega a los pliegues, haciendo a veces agrandar las pupilas de la madre, como en las sanciones de los confesionarios!

Yo tengo mucho gusto de ver así al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, con todos los
emblemas e insignias de sus cargos.




" Y temblamos avanzar el paso, que no sabemos si damos con el péndulo, o ya lo hemos cruzado."




POEMAS HUMANOS

Poemas humanos es el título de un conjunto de poemas escritos entre 1931 y 1937, y que fueron publicados póstumamente, organizados en un volumen, bajo la supervisión de Georgette Vallejo (viuda del poeta).

HOY ME GUSTA LA VIDA MUCHO MENOS…

Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis semanas!…
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla… Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!


ME VIENE, HAY DÍAS, UNA GANA UBÉRRIMA…

Me viene, hay días, una gana ubérrima, política,
de querer, de besar al cariño en sus dos rostros,
y me viene de lejos un querer
demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza,
al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito,
a la que llora por el que lloraba,
al rey del vino, al esclavo del agua,
al que ocultóse en su ira,
al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma.
Y quiero, por lo tanto, acomodarle
al que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado;
su luz, al grande; su grandeza, al chico.
Quiero planchar directamente
un pañuelo al que no puede llorar
y, cuando estoy triste o me duele la dicha,
remendar a los niños y a los genios.

Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo
y me urge estar sentado
a la diestra del zurdo, y responder al mundo,
tratando de serle útil
en todo lo que puedo, y también quiero muchísimo
lavarle al cojo el pie,
y ayudarle a dormir al tuerto próximo.

¡Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial,
interhumano y parroquial, provecto!
Me viene a pelo,
desde el cimiento, desde la ingle pública,
y, viniendo de lejos, da ganas de besarle
la bufanda al cantor,
y al que sufre, besarle en su sartén,
al sordo, en su rumor craneano, impávido;
al que me da lo que olvidé en mi seno,
en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros.

Quiero, para terminar,
cuando estoy al borde célebre de la violencia
o lleno de pecho el corazón, querría
ayudar a reír al que sonríe,
ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca,
cuidar a los enfermos enfadándolos,
comprarle al vendedor,
ayudarle a matar al matador —cosa terrible—
y quisiera yo ser bueno conmigo
en todo.


PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París —y no me corro—
tal vez un jueves, como es hoy de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...


El título de esta composición deriva de una tradición de los habitantes de Santiago de Chuco, la patria del poeta: el colocar una piedra negra sobre una piedra blanca para señalar los entierros.


BIOGRAFÍA

" Y me retiro hasta azular, y retrayéndome endurezco, hasta apretarme el alma!"








César Abraham Vallejo Mendoza

(Santiago de Chuco, 16 de marzo de 1892 - París, 15 de abril de 1938), poeta, narrador y periodista peruano considerado entre los más grandes innovadores de la poesía del siglo XX. Fue, en opinión del crítico Thomas Merton, "el más grande poeta universal después de Dante", halago que no hace más que confirmar el enorme legado del poeta del "dolor humano", quien revolucionó la forma y el fondo de sentir y escribir poéticamente.


BIOGRAFÍA

César Abraham Vallejo Mendoza nació en Santiago de Chuco, el 16 de marzo de 1892, pueblo en una zona alta de la región de La Libertad, en el Perú. Sus padres fueron Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de los Santos Mendoza Gurrionero. César fue el menor de once hermanos. Su apariencia mestiza se debió a que sus abuelas fueron indias y sus abuelos sacerdotes gallegos. Era un “hombre muy moreno, con nariz de boxeador y gomina en el pelo”, según recordó César González Ruano, en una entrevista publicada en El Heraldo de Madrid, el 27 de enero de 1931.

Sus padres querían dedicarlo al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy buena gana; de ahí que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas en sus primeros poemas. Sus estudios primarios los realiza en el Centro Escolar No. 271 del mismo Santiago de Chuco, pero desde abril de 1905 hasta 1909 estudia la secundaria en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco.

En 1910 se matricula en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero debido a la carencia económica retorna a su pueblo, con el propósito de trabajar y ahorrar para continuar luego sus estudios. Apoya a su padre en sus tareas administrativas de gobernador y toma contacto con la realidad de los trabajadores de las minas de Quiruvilca, cerca de Santiago de Chuco, lo que recordará más adelante en su novela El Tungsteno.

En 1911 viaja a Lima para matricularse en la Escuela de Medicina de San Fernando, pero nuevamente abandona el claustro universitario por razones económicas o tal vez por desilusionarse de dicha carrera. Consigue un empleo de preceptor privado de los hijos de un rico hacendado de Acobamba (Junín, sierra central peruana), trabajo en el que permanece durante siete meses. Luego regresa a Trujillo, y en 1912 consigue un modesto empleo como ayudante de cajero en la hacienda azucarera “Roma”, en el valle de Chicama, donde fue testigo de la cruel explotación del indio.

En 1913 regresa a Trujillo con el propósito de retomar sus estudios universitarios en Letras. A fin de costearse sus estudios, trabaja como preceptor en el Centro Escolar de Varones Nº 241, y luego como profesor del primer año de primaria en el Colegio Nacional de San Juan, donde tuvo como pequeño alumno a Ciro Alegría, quien después sería un gran novelista. El 22 de septiembre de 1915 se gradúa de Bachiller en Letras con su tesis "El romanticismo en la poesía castellana".

En 1916 frecuenta con la juventud intelectual de la época agrupada en la "bohemia trujillana", también conocido como el "Grupo Norte", donde figuran Antenor Orrego, Alcides Spelucín, José Eulogio Garrido, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre y Víctor Raúl Haya de la Torre. Publica sus primeros poemas en los diarios y revistas locales (algunas de las cuales son recogidas por publicaciones de Lima) y se enamora de María Rosa Sandoval, joven atractiva e inteligente, que fue la musa inspiradora de algunos de sus poemas de Los heraldos negros.

En 1917 conoce a “Mirtho” (Zoila Rosa Cuadra), una muchacha de quince años con quien sostiene un apasionado y corto romance. Al parecer, Vallejo intenta suicidarse a causa del desengaño. Sea como fuese, es convencido por sus amigos para viajar a Lima a fin de proseguir sus estudios en la Universidad de San Marcos y conseguir su doctorado en Letras y Derecho. Se embarca en el vapor Ucayali, y llega a Lima el 30 de diciembre de 1917. Conoce a lo más selecto de la intelectualidad limeña. Se encuentra con Clemente Palma, que había sido un furibundo detractor de su obra poética (había calificado de mamarracho su poema El poeta a su amada), pero quien esta vez le da muestras de respeto. Llega a entrevistarse con José María Eguren y con Manuel González Prada, a quien los más jóvenes consideraban entonces un maestro y guía. También conoce a Abraham Valdelomar y a José Carlos Mariátegui, con quienes hace profunda amistad. Asimismo, publica algunos de sus poemas en la Revista Suramérica.

En 1918 entra a trabajar al colegio Barrós de Lima. Cuando en septiembre de ese año muere el director y fundador de dicho colegio, Vallejo consigue la plaza de director del plantel. Se enreda en otra tormentosa relación amorosa, esta vez con Otilia Villanueva, una muchacha de 15 años, cuñada de uno de sus colegas. Debido a ello pierde su puesto en el colegio. Otilia será después la inspiradora de varios de sus poemas de "Trilce". En 1919 consigue empleo como inspector disciplinario y profesor de Gramática Castellana en el Colegio Guadalupe.
Ese año de 1919 ve la luz su poemario Los heraldos negros, que muestran aún las huellas del modernismo en su estructura. El poeta toca la angustia existencial, la culpa personal y el dolor, como, por ejemplo, en los conocidos versos "Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!" o "Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo". Circularon relativamente pocos ejemplares, pero el libro fue bien recibido por la crítica.

Su madre había fallecido en 1918. La nostalgia familiar lo empuja, en mayo de 1920, a retornar a Santiago de Chuco. El 1º de agosto ocurre el incendio y saqueo de una casa del pueblo, perteneciente a la familia Santamaría, suceso del que se le acusa injustamente como participante y azuzador. Se esconde pero es descubierto, apresado y arrojado en un calabozo de Trujillo donde permanecerá durante 112 días (del 6 de noviembre de 1920 al 26 de febrero de 1921). En la cárcel escribe la mayoría de los poemas de Trilce y los relatos de Escalas melografiadas.

En febrero de 1921 sale en libertad condicional y se dirige nuevamente a Lima, donde su cuento Más allá de la vida y de la muerte fue premiado en un concurso literario.
El monto del premio le permite financiar otras publicaciones literarias. En octubre de 1922 sale a la luz su segundo poemario: "Trilce", prologado por su amigo Antenor Orrego. Es recibido tibiamente por la crítica, que no alcanzaba aún a comprender la literatura de vanguardia. Salvo por el propio Antenor Orrego, quien dijo de su amigo poeta que "a partir de este sembrador se inicia una nueva época de la libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal".

Trilce anticipó gran parte del vanguardismo que se desarrollaría en los años 1920 y '30. En este libro Vallejo lleva la lengua española a límites insospechados: inventa palabras, fuerza la sintaxis, emplea la escritura automática y otras técnicas utilizadas por los movimientos "dadá" y "surrealista". Se adelantó a la renovación del lenguaje literario que después ensayaría Vicente Huidobro en su poemario Altazor (1931) y James Joyce en su relato onírico Finnegans Wake (1939).

En marzo de 1923, Vallejo publica una corta edición de Escalas o Escalas melografiadas, colección de relatos y cuentos, algunos ya vanguardistas.
Otra narración suya, titulada Fabla salvaje, fue publicada el 16 de mayo de 1923 en la serie “La novela peruana” dirigida por Pedro Barrantes Castro.

Es admitido nuevamente como profesor en el Colegio Guadalupe, puesto en el cual no durará mucho, pues será declarado cesante. Hastiado de la mediocridad local, tenía ya sus miras puestas en el Viejo mundo. Con el dinero que le adeudaba el Ministerio de Educación, se embarca rumbo a Europa, de donde no regresará más.

Viaja en el vapor Oroya el 17 de junio de 1923,con una moneda de quinientos soles.
Arriba a París el 13 de julio.
Sus ingresos provenían del periodismo, si bien ofició también de traductor, pero siempre serían insuficientes. Escribía para el diario El Norte de Trujillo, y las revistas L'Amérique Latine de París, España de Madrid y Alfar de La Coruña.

Sus dos primeros años en París fueron de mucha estrechez económica, al punto que muchas veces tuvo que dormir en la intemperie. Inicia su amistad con el escritor español Juan Larrea y con Vicente Huidobro; traba contacto con importantes intelectuales como Pablo Neruda y Tristán Tzara.

A principios de 1924 recibe la noticia de la muerte de su padre.
En octubre es hospitalizado en un hospital de caridad pública, a consecuencia de una hemorragia intestinal. Fue operado y pudo restablecerse.

En 1925 empieza a trabajar como secretario de la recién fundada Les Grands Journaux IberoAméricains ó Los Grandes Periódicos Iberoamericanos, una vasta organización publicitaria. También empieza a colaborar para la revista limeña Mundial. Ese año el gobierno español le concede una modesta beca para que pudiera continuar sus estudios universitarios de Derecho en España. En los dos años siguientes visitará periódica y brevemente Madrid a fin de cobrar a plazo fijo el monto de la beca, aunque sin estudiar; en octubre de 1927 renunciará a dicha beca. Nunca logró doctorarse en Letras ni en Derecho.

En 1926 renuncia a su trabajo en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos y conoce a su primera compañera francesa, Henriette Maisse, con quien convivirá hasta octubre de 1928. Con Juan Larrea funda la revista Favorables París Poema, y con Pablo Abril de Vivero el semanario La semana parisién. Ambas publicaciones tuvieron vida efímera. Empieza a enviar colaboraciones para la revista limeña Variedades.

En 1927 conoce en París a Georgette Marie Philippart Travers, una joven de 18 años que vivía con su madre en un departamento situado al frente del hotel donde se hospedaba. Profundiza sus estudios sobre el marxismo. Aparece una narración suya en Amauta, la revista que fundara en Lima su amigo José Carlos Mariátegui y la que también reproduce varias de sus crónicas periodísticas.

En abril de 1928 nuevamente enferma de gravedad, pero se recupera a los pocos meses. Todavía le acompañaba Henriette. Empieza a interesarse con más ahínco por las cuestiones político-sociales. Ese mismo año realiza su primer viaje a Rusia.

Retorna a París y funda la célula parisina del Partido Socialista del Perú, que fundara a su vez su amigo José Carlos Mariátegui en el Perú (después denominado Partido Comunista Peruano).

En 1929 empieza a convivir con Georgette (quien acababa de heredar el departamento y bienes de su fallecida madre) y junto con ella realiza un segundo viaje a Rusia. Se detiene en Colonia, Varsovia, Praga, Viena, Budapest, Moscú, Leningrado y varias ciudades italianas, antes de retornar a París. Empieza a colaborar para el diario El Comercio, como corresponsal oficial, y continua colaborando con las revistas Variedades y Mundial, labor periodística que será forzosamente suspendida en 1930 a raíz de la crisis mundial, cuando dichas revistas desaparezcan, al igual que el suplemento dominical del diario El Comercio donde se publicaban sus artículos.

En esta primera parte de su estancia parisina, que va de 1923 a 1929,
se sitúa la composición de algunos cuantos poemas (después llamados Poemas en prosa), un libro o recopilación de ensayos: Contra el secreto profesional y un proyecto de novela incaica: Hacia el reino de los Sciris, todos los cuales serían publicados póstumamente, a excepción de algunos ensayos y relatos sueltos. La razón de esta parquedad de creaciones literarias se debía a que se hallaba más absorbido en
producir artículos y crónicas para diarios y revistas pane lucrando.

En 1930 viaja a Madrid a raíz de la publicación de su poemario Trilce, que señaló el descubrimiento de su poesía en España, donde fue sometida a la crítica. Retorna a París pero al poco tiempo es expulsado, acusado de hacer propaganda comunista.

Junto con Georgette vuelve a Madrid. Allí es testigo de la caída de la monarquía
borbónica y la proclamación de la Segunda República Española (1931); se relaciona también con grandes literatos españoles como Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego y José Bergamín. Publica también su novela proletaria El Tungsteno, y su libro de crónicas y ensayos Rusia en 1931. Reflexiones al pie del Kremlin, obra ésta que se convirtió en un betseller, al tener tres ediciones en solo cuatro meses. Le niegan, en cambio, la publicación de su cuento Paco Yunque, por ser un relato “muy triste”.

En octubre de 1931 realiza un tercer y último viaje a Rusia,
para participar en el Congreso Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen Soviético. Retorna a Madrid y continua con pasión su tarea literaria, pero los editores españoles se niegan a publicar sus obras de teatro Lock-out y Moscú contra Moscú (conocida después como Entre las dos orillas corre el río), así como su libro de crónicas: Rusia ante el segundo plan quinquenal (continuación de Rusia en 1931), y su recopilación de ensayos: El arte y la revolución. La razón principal: por ser obras de carácter marcadamente marxista y revolucionario. Por esta época empieza también a escribir (hasta 1937) una serie de poemas que póstumamente serían recopilados y publicados con el título de Poemas humanos.

En 1932 decide regresar a París, al ser levantada la anterior restricción de ingreso. Ese año Georgette es hospitalizada por un mal causado por los continuos abortos provocados (según testimonio de Juan Larrea, amigo y biógrafo de Vallejo). Pero se recupera. En 1933 Vallejo escribe un extenso artículo, publicado por entregas en el "Germinal" de París, titulado “¿Qué pasa en el Perú?”, sobre la realidad peruana. Por ese tiempo deambula por pensiones y hoteles parisinos en medio de una gran angustia económica.

En 1934 se casa por lo civil con Georgette. Por entonces termina de escribir otra de sus obras teatrales: Colacho Hermanos o presidentes de América, sátira contra los gobiernos latinoamericanos sumisos al imperialismo yanqui, pero que ningún editor se animó a publicar. También le rechazan otro libro de ensayos que quiso dar a la prensa: Contra el secreto profesional. Entre 1935 y 1936 escribe diversos cuentos, titulados: El niño del carrizo, Viaje alrededor del porvenir, Los dos soras y El Vencedor, bocetos narrativos que serían publicados años después de su muerte.

En 1936, al estallar la Guerra Civil Española, colabora con mucho fervor en la
fundación del “Comité Iberoamericano para la Defensa de la República Española”, y de su vocero, el boletín “Nueva España”. Le acompaña en esa labor Pablo Neruda.

En diciembre de dicho año viaja por unos días a España,
pasando por Barcelona y Madrid, preocupado por el desarrollo de los acontecimientos. En julio de 1937 vuelve por última vez a España para asistir al “Congreso Internacional de Escritores Antifascistas”. Visita Barcelona, Valencia, Jaén y el frente en Madrid. De vuelta a París, es elegido secretario de la sección peruana de la "Asociación Internacional de Escritores".
Entre septiembre y noviembre de 1937 escribe sus últimas composiciones líricas de Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz;
así como el drama de tema incaico "La piedra cansada".

A inicios de 1938
se encuentra trabajando en París como profesor de Lengua y Literatura, pero en marzo sufre de agotamiento físico. El día 24 de marzo es internado por una enfermedad desconocida (después se supo que fue la reactivación de un antiguo paludismo que sufrió de niño) y entra en crisis el 7 y el 8 de abril.

Fallece el 15 de abril del '38, un viernes santo con llovizna en París,
pero no un jueves con aguacero, como escribió en un poema famoso (Piedra negra sobre una piedra blanca). Se le realiza un embalsamamiento. Su elogio fúnebre estuvo a cargo del poeta francés Louis Aragon. El 19 de abril sus restos son trasladados a la Mansión de la Cultura y más tarde al cementerio de Montrouge.
El 3 de abril de 1970, Georgette Philippart, cumple uno de los sueños más caro del poeta y traslada sus restos al cementerio de Montparnasse y escribe en su epitafio:
“He nevado tanto, para que duermas”.


OBRAS LITERARIAS

Vallejo abarcó prácticamente todos los géneros literarios: Lírica, Narrativa (novelas y cuentos), Dramática (obras teatrales) y Ensayística. Se debe también mencionar su copiosa labor periodística (crónicas y artículos).


LÍRICA

Es comúnmente aceptado que la lírica es en donde Vallejo alcanza
su verdadera expresión y sus más altas cotas. Veámosla por orden de aparición:

LOS HERALDOS NEGROS

Los heraldos negros (Lima, 1919) reúne poesías de filiación modernista , pero que son a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva. La muerte, el dolor, la conciencia de orfandad, el absurdo, el hogar de infancia, son algunos de los temas que Vallejo ya empieza a tratar desde este poemario con un acento muy personal.

El primer poema de la serie da título al libro
y se refiere a los momentos en que la muerte, o el simple paso del tiempo, nos dan una señal angustiosa, cual sacudida.

"...son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema." Esta imagen, en realidad tan fundada como innovadora, fue objeto de burla de Miguel de Unamuno, ya que el anquilosamiento retórico en que se hallaba la poesía y la literatura española por aquellos tiempos, aún no podía permitir entender que se pudiera extraer lo profundo de lo cotidiano, incluso de lo doméstico.


TRILCE

El poemario Trilce (Lima, 1922) significa la creación de un lenguaje muy personal y coincide con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. La perplejidad del poeta ante el mundo se ha acrecentado: la pérdida de la madre, los fracasos amorosos, la experiencia de no ser aceptado totalmente en Lima y su estadía en una lóbrega cárcel de Trujillo, son los principales acontecimientos que marcan el profundo sentimiento de exclusión del poeta. Estas experiencias forjan en él ese sentimiento de ser humano preso de la existencia o de la sociedad y son el origen del desgarramiento del poeta (que se evidencia también en las distorsiones a las que somete el lenguaje), del dolor infinito que encierra cada poema, y de su densidad y hermetismo.

De esta obra dijo el mismo autor:

"El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la
responsabilidad de su estética. Hoy, y más que nunca quizás, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista: ¡la de ser libre! Si no he de ser hoy libre, no lo seré jamás (...) ¡Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspasara esa libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que mi pobre ánima viva!"


POEMAS EN PROSA

Poemas humanos Fueron publicados por la esposa del poeta después de la muerte de Vallejo, englobados bajo el título común de Poemas humanos (París, 1939). Es una obra de poesía social, con esporádicas tomas de posición ideológicas profundamente humana. Casi todos los poemas de este libro son póstumos, aunque unos pocos fueron publicados por Vallejo en revistas. El poeta nunca indicó un título con el cual agruparlos, pero al revisar entre sus escritos se encontró que tenía planificado un libro de "poemas humanos", razón por la que sus editores eligieron titular así sus poemas en verso y en prosa.

La división de dicha obra en dos bloques titulados Poemas en prosa
y Poemas humanos apareció por primera vez en Obra poética completa (Francisco Moncloa Editores S. A., 1968).
Según Georgette, los Poemas en prosa fueron escritos entre 1923 y 1929,
y los Poemas humanos entre 1931 y 1937. Otros editores no han estado de acuerdo con esta división y han preferido mantener en un solo cuerpo todos los poemas póstumos de Vallejo, a excepción de España, aparta de mí este cáliz, el cual si había sido ordenado en forma de poemario individual por el mismo autor.

París, octubre 1936
De todo esto yo soy el único que parte.
De este banco me voy, de mis calzones
de mi gran situación, de mis acciones,
de mi número hendido parte a parte,
de todo esto yo soy el único que parte.

De los Campos Elíseos o al dar la vuelta
la extraña callejuela de la Luna,
mi defunción se va, parte mi cuna,
y rodeada de gente, sola, suelta,
mi semejanza humana dase vuelta
y despacha sus sombras una a una.

Y me alejo de todo, porque todo
se queda para hacer la coartada:
mi zapato, su ojal, también su lodo
y hasta el doblez del codo
de mi propia camisa abotonada.


ESPAÑA, APARTA DE MI ESTE CÁLIZ

España, aparta de mí este cáliz es el título de un poemario que el poeta escribió en 1937 y que fue publicado póstumamente en 1939; sin duda compendia los versos más intensos y hondos que escritor alguno llevó a cabo sobre la Guerra Civil Española.

Véase a continuación una prueba premonitoria de su amor por España y su miedo por la derrota de la justicia. Obligatoria su puesta en relación con el poema III de
Trilce, reportado más arriba, ya que en lugar de decir a los niños -en Trilce sus
hermanos- 'no salgais de casa', aquí les conmina a salir a buscar a la madre España.

Niños del mundo,
si cae España -digo, es un decir-
si cae
del cielo abajo su antebrazo que asen,
en cabestro, dos láminas terrestres;
niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas!
¡qué temprano en el sol lo que os decía!
¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano!
¡qué viejo vuestro 2 en el cuaderno!
¡Niños del mundo, está
la madre España con su vientre a cuestas;
está nuestra madre con sus férulas,
está madre y maestra,
cruz y madera, porque os dio la altura,
vértigo y división y suma, niños;
está con ella, padres procesales!

Si cae -digo, es un decir- si cae
España, de la tierra para abajo,
niños ¡cómo vais a cesar de crecer!
¡cómo va a castigar el año al mes!
¡cómo van a quedarse en diez los dientes,
en palote el diptongo, la medalla en llanto!
¡Cómo va el corderillo a continuar
atado por la pata al gran tintero!
¡Cómo vais a bajar las gradas del alfabeto
hasta la letra en que nació la pena!

Niños,
hijos de los guerreros, entre tanto,
bajad la voz, que España está ahora mismo repartiendo
la energía entre el reino animal,
las florecillas, los cometas y los hombres.
¡Bajad la voz, que está
en su rigor, que es grande, sin saber
qué hacer, y está en su mano
la calavera hablando y habla y habla,
la calavera, aquella de la trenza,
la calavera, aquella de la vida!


¡Bajad la voz, os digo;
bajad la voz, el canto de las sílabas, el llanto
de la materia y el rumor menor de las pirámides, y aún
el de las sienes que andan con dos piedras!
¡Bajad el aliento, y si
el antebrazo baja,
si las férulas suenan, si es la noche,
si el cielo cabe en dos limbos terrestres,
si hay ruido en el sonido de las puertas,
si tardo,
si no veis a nadie, si os asustan
los lápices sin punta, si la madre
España cae -digo, es un decir-
salid, niños del mundo; id a buscarla!...

NARRATIVA

En la narrativa de Vallejo también se aprecia su progresión ideológica.

Escalas melografiadas (Lima, 1923)
es un libro que agrupa doce relatos, divididos en dos secciones:
seis estampas lírico-narrativas (Cuneiformes) y seis relatos o cuentos psicopatológicos (Coro de vientos).
Algunos de ellos son de un sorprendente vanguardismo, poco cultivado entonces.

Fabla salvaje (Lima, 1923)
es una novela corta de carácter psicológico que aborda la locura de un campesino de los Andes.
Cercano al género fantástico.

Hacia el reino de los Sciris (terminado en 1928,
se publicó postumamente) es una nouvelle histórica de tema incaico, todavía ligado al modernismo.
Hacia 1930, influenciado por el marxismo, empezó a escribir relatos más imbuidos de la problemática social y circunscritos en el llamado Realismo Socialista.

El Tungsteno (Madrid, 1931)
es una novela desigual sobre un conflicto en una mina de los Andes.
Es una novela "proletaria" que ataca no solamente a los "gringos", sino también a los "arribistas" que imitan a los extranjeros y explotan a los pobres, los indios, y los "conscriptos" del ejército. Publicada en España, fue muy popular en la década de 1930, la de la depresión económica mundial.

Paco Yunque (escrito en 1931),
un tierno cuento infantil de denuncia social que fue rechazado por muchos editores. Finalmente fue publicado en 1951.
Ahora en el Perú, "Paco Yunque" es lectura obligatoria durante la enseñanza primaria.
Se debe mencionar también otros cuentos y relatos escritos entre 1935 y 1936, pero que dejó inconclusos:

El niño del carrizo
Viaje alrededor del porvenir
Los dos soras
El vencedor.
Su obra narrativa completa fue publicada en 1967, bajo el título de César Vallejo.
Novelas y cuentos completos (Lima, Francisco Moncloa Editores, edición supervisada por Georgette Vallejo).


TEATRO

De Vallejo se conservan 4 obras de teatro, ninguna de las cuales fue estrenada o
publicada durante su vida, aunque también se conservan los fragmentos de un drama suyo, Mampar, pero en su versión en francés y bajo el título de Les taupes (escrita entre 1929 y 1930), del que también se hacen referencias en una carta crítica del productor Louis Jouvet. Dicho drama trata del conflicto de un esposo con su suegra y se supone que el autor destruyó el original.

Las cuatro piezas teatrales que se conservan íntegramente y que fueron publicadas póstumamente (Teatro completo, Lima, Fondo Editorial PUCP, 1979, editado y prologado por Enrique Ballón Aguirre) son las siguientes:

Lock-out (1930)
drama escrito en francés; el propio Vallejo hizo una traducción al castellano que no se conserva. Trata de un conflicto obrero en una fábrica metalúrgica.

Entre las dos orillas corre el río (años 1930),
drama que fue el producto de un largo y difícil proceso. Entre los títulos de versiones anteriores se encuentran Varona Polianova, Moscú contra Moscú, El juego del amor, del odio y de la muerte y varias permutaciones de este último.

Colacho Hermanos o presidentes de América (1934).
Una sátira que expone la democracia peruana como farsa burguesa bajo presiones diplomáticas y de empresas transnacionales.

La piedra cansada (1937),
drama de tono poético ambientada en la época incaica e influida por las tragedias griegas.

ENSAYOS

Vallejo publicó un libro de crónicas titulado Rusia en 1931.
Reflexiones al pie del Kremlin (Madrid, 1931) y preparó para las prensas otro similar titulado Rusia ante el segundo plan quinquenal
(terminado en 1932 pero que fue publicado tiempo después, en 1965).

Además, organizó dos libros de prosa ensayística y de reflexión: Contra el secreto
profesional (escrito, según Georgette, entre 1923 y 1929), y El arte y la revolución
(escrito entre 1929 y 1931), que reúnen diversos artículos, algunos de los cuales
fueron publicados en revistas y periódicos en vida del autor. Ninguna editorial en

España no quiso publicar estos libros por su carácter marxista y revolucionario. Serían publicados en 1973 (Lima, Editorial Mosca Azul).


Biografía tomada de:

http://es.wikipedia.org/wiki/C%C3%A9sar_Vallejo