tag:blogger.com,1999:blog-76169024778362739662024-03-07T19:53:32.551-03:00SAFIRO EN SEPTIEMBREDespues de bien pensado, fue mi tiempo perdido el más ganado.
CampoamorSAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comBlogger179125tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-6362356946189857572010-06-24T09:01:00.007-03:002010-07-01T02:12:42.215-03:00Julio Cortázar-Instrucciones...<span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;"><b>Julio Cortázar</b></span></span><br />1914-1984<br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:georgia;"><i><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj</span></b></span></i></span></div><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBg3W1R_8BI/AAAAAAAAGoI/eas9Aj_v2Rw/s1600/salvador+Dal%C3%AD.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 316px; height: 230px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBg3W1R_8BI/AAAAAAAAGoI/eas9Aj_v2Rw/s400/salvador+Dal%C3%AD.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483193411722801170" /></a><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">“The Persistence of Memory” </span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Salvador Dalí</span></div><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.</span><br /><br /><div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;">Instrucciones para dar cuerda al reloj</span></b></div><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos<br />dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.<br />¿Qué más quiere, qué más quiere? Atelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.<br /></span><br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBgu_RxF8PI/AAAAAAAAGoA/8GsXofNzTfo/s1600/J,Cortazar.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 150px; height: 90px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBgu_RxF8PI/AAAAAAAAGoA/8GsXofNzTfo/s400/J,Cortazar.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483184210959528178" /></a><br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;">Instrucciones para subir una escalera al revés</span></i></b></span></div><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBkTgFgjQgI/AAAAAAAAGoo/noGIZ6lCpcI/s1600/cielo.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 375px; height: 281px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBkTgFgjQgI/AAAAAAAAGoo/noGIZ6lCpcI/s400/cielo.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483435463255736834" /></a><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">En un lugar de la bibliografía del que no quiero acordarme, se explicó alguna vez que hay escaleras para subir y escaleras para bajar; lo que no se dijo entonces es que también puede haber escaleras para ir hacia atrás. Los usuarios de estos útiles artefactos comprenderán, sin excesivo esfuerzo, que cualquier escalera va hacia atrás si uno la sube de espaldas, pero lo que en esos casos está por verse es el resultado de tan insólito proceso. Hágase la prueba con cualquier escalera exterior. Vencido el primer sentimiento de incomodidad e incluso de vértigo, se descubrirá a cada peldaño un nuevo ámbito que, si bien forma parte del ámbito del peldaño precedente, al mismo tiempo lo corrige, lo critica y lo ensancha. Piénsese que muy poco antes, la última vez que se había trepado en la forma usual por esa escalera, el mundo de atrás quedaba abolido por la escalera misma, su hipnótica sucesión de peldaños; en cambio, bastará subirla de espaldas para que un horizonte limitado al comienzo por la tapia del jardín, salte ahora hasta el campito de los Peñaloza, abarque luego el molino de la Turca, estalle en los álamos del cementerio y, con un poco de suerte, llegue hasta el horizonte de verdad, el de la definición que nos enseñaba la señorita de tercer grado. ¿Y el cielo? ¿Y las nubes? Cuéntelas cuando esté en lo más alto, bébase el cielo que le cae en plena cara desde su inmenso embudo. A lo mejor después, cuando gire en redondo y entre en el piso alto de su casa, en su vida doméstica y diaria, comprenderá que también allí había que mirar muchas cosas en esa forma, que también en una boca, un amor, una novela, había que subir hacia atrás. Pero tenga cuidado, es fácil tropezar y caerse. Hay cosas que sólo se dejan ver mientras se sube hacia atrás y otras que no quieren, que tienen miedo de ese ascenso que las obliga a desnudarse tanto; obstinadas en su nivel y en su máscara se vengan cruelmente del que sube de espaldas para ver lo otro, el campito de los Peñaloza o los álamos del cementerio. Cuidado con esa silla; cuidado con esa mujer.</span><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br /></span></div><div><br /></div><div><div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;">Instrucciones para llorar</span><br /></span><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#000000;">Instrucciones para llorar. Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.</span></span></span></b></div><b><div><br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><b><div style="display: inline !important; "><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Instrucciones-ejemplos sobre la forma de tener miedo</span></span></span></div></b></span></div><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#333333;">En un pueblo de Escocia venden libros con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen.<br />Si un lector desemboca en esa página al dar las tres de la tarde, muere.<br /><br /><br />En la plaza del Quirinal, en Roma, hay un punto que conocían los iniciados hasta el siglo XIX, y desde el cual, con luna llena, se ven moverse lentamente las estatuas de los Dióscuros que luchan con sus caballos encabritados<br /><br /><br /><br />En Amalfí, al terminar la zona costanera, hay un malecón que entra en el mar y la noche. Se oye ladrar a un perro más allá de la última farola.<br /><br /><br />Un señor está extendiendo pasta dentífrica en el cepillo. De pronto ve, acostada de espaldas, una diminuta imagen de mujer, de coral o quizá de miga de pan pintada.<br /><br /><br />Al abrir el ropero para sacar una camisa, cae un viejo almanaque que se deshace, se deshoja, cubre la ropa blanca con miles de sucias mariposas de papel.<br /><br /><br />Se sabe de un viajante de comercio a quien le empezó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del reloj de pulsera. Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: la herida mostraba la huella de unos dientes muy finos.<br /><br /><br />El médico termina de examinarnos y nos tranquiliza. Su voz grave y cordial precede los medicamentos cuya receta escribe ahora, sentado ante su mesa. De cuando en cuando alza la cabeza y sonríe, alentándonos. No es de cuidado, en una semana estaremos bien. Nos arrellanamos en nuestro sillón, felices, y miramos distraidamente en torno. De pronto, en la penumbra debajo de la mesa vemos las piernas del médico. Se ha subido los pantalones hasta los muslos, y tiene medias de mujer.<br /><br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><b><div style="display: inline !important; "><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Instrucciones para matar hormigas en Roma</span></span></span></div></b></span></div><br />Las hormigas se comerán a Roma, está dicho. Entre las lajas andan; loba, ¿qué carrera de piedras preciosas te secciona la garganta? Por algún lado salen las aguas de las fuentes, las pizarras vivas, los camafeos temblorosos que en plena noche mascullan la historia, las dinastías y las conmemoraciones. Habría que encontrar el corazón que hace latir las fuentes para precaverlo de las hormigas, y organizar en esta ciudad de sangre crecida, de cornucopias erizadas como manos de ciego, un rito de salvación para que el futuro se lime los dientes en los montes, se arrastre manso y sin fuerza, completamente sin hormigas.<br />Primero buscaremos la orientación de las fuentes, lo cual es fácil porque en los mapas de colores, en las plantas monumentales, las fuentes tienen también surtidores y cascadas color celeste, solamente hay que buscarlas bien y envolverlas en un recinto de lápiz azul, no de rojo, pues un buen mapa de Roma es rojo como Roma. Sobre el rojo de Roma el lápiz azul marcará un recinto violeta alrededor de cada fuente, y ahora estamos seguros de que las tenemos todas y que conocemos el follaje de las aguas.<br />Más difícil, más recogido y silencioso es el menester de horadar la piedra opaca bajo la cual serpentean las venas de mercurio, entender a fuerza de paciencia la cifra de cada fuente, guardar en noches de luna penetrante una vigilia enamorada junto a los vasos imperiales, hasta que de tanto susurro verde, de tanto gorgotear como de flores, vayan naciendo las direcciones, las confluencias, las otras calles, las vivas. Y sin dormir seguirlas, con varas de avellano en forma de horqueta, de triángulo, con dos varillas en cada mano, con una sola sostenida entre los dedos flojos, pero todo esto invisible a los carabineros y a la población amablemente recelosa, andar por el Quirinal, subir al Campodoglio, correr a gritos por el Pincio, aterrar con una aparición inmóvil como un globo de fuego el orden de la Piazza della Essedra, y así extraer de los sordos metales del suelo la nomenclatura de los ríos subterráneos. Y no pedir ayuda a nadie, nunca.<br />Después se irá viendo cómo en esta mano de mármol desollado las venas vagan armoniosas, por placer de aguas, por artificio de juego, hasta poco a poco acercarse, confluir, enlazarse, crecer a arterias, derramarse duras en la plaza central donde palpita el tambor de vidrio líquido, la raíz de copas pálidas, el caballo profundo. Y ya sabremos dónde está, en qué napa de bóvedas calcáreas, entre menudos esqueletos de lémur, bate su tiempo el corazón del agua.<br />Costará saberlo, pero se sabrá. Entonces mataremos las hormigas que codician las fuentes, calcinaremos las galerías que esos mineros horribles tejen para acercarse a la vida secreta de Roma. Mataremos las hormigas con sólo llegar antes a la fuente central. Y nos iremos en un tren nocturno huyendo de lamias vengadoras, oscuramente felices, confundidos con soldados y con monjas.<br /><br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><b><div style="display: inline !important; "><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Instrucciones para entender tres pinturas famosas </span></span></div></b></span></div><br /><br />El amor sagrado y el amor profano, por TIZIANO Esta detestable pintura representa un velorio a orillas del Jordán. Pocas veces la torpeza de un pintor pudo aludir con más abyección a las esperanzas del mundo en un Mesías que brilla por su ausencia; ausente del cuadro que es el mundo, brilla horriblemente en el obsceno bostezo del sarcófago de mármol, mientras el ángel encargado de proclamar la resurrección de su carne patibularia espera inobjetable que se cumplan los signos. No será necesario explicar que el ángel es la figura desnuda, prostituyéndose en su gordura maravillosa, y que se ha disfrazado de Magdalena, irrisión de irrisiones a la hora en que la verdadera Magdalena avanza por el camino (donde en cambio crece la venenosa blasfemia de dos conejos). El niño que mete la mano en el sarcófago es Lutero, o sea, el diablo. De la figura vestida se ha dicho que representa la Gloria en el momento de anunciar que todas las ambiciones humanas caben en una jofaina; pero está mal pintada y mueve a pensar en un artificio de jazmines o un relámpago de sémola. La dama del unicornio, por RAFAEL Saint-Simon creyó ver en este retrato una confesión herética. El unicornio, el narval, la obscena perla del medallón que pretende ser una pera, y la mirada de Maddalena Strozzi fija terriblemente en un punto donde habría fustigamientos o posturas lascivas: Rafael Sanzio mintió aquí su más terrible verdad. El intenso color verde de la cara del personaje se atribuyó mucho tiempo a la gangrena o al solsticio de primavera. El unicornio, animal fálico, la habría contaminado: en su cuerpo duermen los pecados del mundo. Después se vio que bastaba levantar las falsas capas de pintura puestas por los tres enconados enemigos de Rafael: Carlos Hog, Vincent Grosjean, llamado «Mármol», y Rubens el Viejo. La primera capa era verde, la segunda verde, la tercera blanca. No es difícil atisbar aquí el triple símbolo de la falena letal, que a su cuerpo cadavérico une las alas que la confunden con las hojas de la rosa. Cuántas veces Maddalena Strozzi cortó una rosa blanca y la sintió gemir entre sus dedos, retorcerse y gemir débilmente como una pequeña mandrágora o uno de esos lagartos que cantan como las liras cuando se les muestra un espejo. Y ya era tarde y la falena la habría picado: Rafael lo supo y la sintió morirse. Para pintarla con verdad agregó el unicornio, símbolo de castidad, cordero y narval a la vez, que bebe de la mano de una virgen. Pero pintaba a la falena en su imagen, y este unicornio mata a su dueña, penetra en su seno majestuoso con el cuerno labrado de impudicia, repite la operación de todos los principios. Lo que esta mujer sostiene en sus manos es la copa misteriosa de la que hemos bebido sin saber, la sed que hemos calmado por otras bocas, el vino rojo y lechoso de donde salen las estrellas, los gusanos y las estaciones ferroviarias. Retrato de Enrique VIII de Inglaterra, por HOLBEIN Se ha querido ver en este cuadro una cacería de elefantes, un mapa de Rusia, la constelación de la Lira, el retrato de un papa disfrazado de Enrique VIII, una tormenta en el mar de los Sargazos, o ese pólipo dorado que crece en las latitudes de java y que bajo la influencia del limón estornuda levemente y sucumbe con un pequeño soplido. Cada una de estas interpretaciones es exacta atendiendo a la configuración general de la pintura, tanto si se la mira en el orden en que está colgada como cabeza abajo o de costado. Las diferencias son reductibles a detalles; queda el centro que es ORO, el número SIETE, la OSTRA observable en las partes sombrero-cordón, con la PERLA-cabeza (centro irradiante de las perlas del traje o país central) y el GRITO general absolutamente verde que brota del conjunto. Hágase la sencilla experiencia de ir a Roma y apoyar la mano sobre el corazón del rey, y se comprenderá la génesis del mar. Menos difícil aún es acercarle una vela encendida a la altura de los ojos; entonces se verá que eso no es una cara y que la luna, enceguecida de simultaneidad, corre por un fondo de ruedecillas y cojinetes transparentes, decapitada en el recuerdo de las hagiografías. No yerta aquel que ve en esta petrificación tempestuosa un combate de leopardos. Pero también hay lentas dagas de marfil, pajes que se consumen de tedio en largas galerías, y un diálogo sinuoso entre la lepra y las alabardas. El reino del hombre es una página de historial, pero él no lo sabe y juega displicente con guantes y cervatillos. Este hombre que te mira vuelve del infierno; aléjate del cuadro y lo verás sonreír poco a poco, porque está hueco, está relleno de aire, atrás lo sostienen unas manos secas, como una figura de barajas cuando se empieza a levantar el castillo y todo tiembla. Y su moraleja es así: «No hay tercera dimensión, la tierra es Plana, el hombre repta. ¡Aleluya! ». Quizá sea el diablo quien dice estas cosas, y quizá tú las crees porque te las dice un rey.<br /><br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><b><div style="display: inline !important; "><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Instrucciones para cantar</span></span></div></b></span></div><br /><br />Empiece por romper los espejos de su casa, deje caer los brazos, mire vagamente la pared, olvídese. Cante una sola nota, escuche por dentro. Si oye (pero esto ocurrirá mucho después) algo como un paisaje sumido en el miedo, con hogueras entre las piedras, con siluetas semidesnudas en cuclillas, creo que estará bien encaminado, y lo mismo si oye un río por donde bajan barcas pintadas de amarillo y negro, si oye un sabor a pan, un tacto de dedos, una sombra de caballo. Después compre solfeos y un frac, y por favor no cante por la nariz y deje en paz a Schumann.<br /><br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><b><div style="display: inline !important; "><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">La tarea de ablandar el ladrillo</span></span></div></b></span></div><br /><br />La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero Hotel de Belgique.<br />Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse a que el acto delicado de girar el picaporte, ese acto por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien.<br />Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café.<br />Y no es que esté mal si las cosas nos encuentran otra vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por que estaría mal? Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan cerca del toro.<br />Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y aceptar taimadamente su nombre de nube, su replica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los números que buscas. ¿Por que te los daría? Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y timbla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro hacia la pared y abrete paso.<br />¡Oh cómo cantan en le piso de arriba! Hay un piso arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido.<br />Cuando abra la puerta y me asome la la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las cosas ya sabidas, no el hotel de enfrente: la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mi como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBgpqfqdbBI/AAAAAAAAGn4/M1Q5y__c51g/s1600/imagesCA4Z2IOV.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 100px; height: 160px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBgpqfqdbBI/AAAAAAAAGn4/M1Q5y__c51g/s400/imagesCA4Z2IOV.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483178356354411538" /></a><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Julio Cortázar</span></span><br /><br /><br />fue un escritor, traductor e intelectual argentino. Nació con el nombre de Jules Florencio Cortázar en la embajada de Argentina en Bélgica, en Ixelles, distrito de Bruselas, el 26 de agosto de 1914.<br />Fueron sus padres María Herminia Descotte y Julio José Cortázar de nacionalidad argentinos, siempre se afirmó cierta relación de su padre con el cuerpo diplomático argentino. Más adelante en su vida declararía:Mi nacimiento [en Bruselas] fue un producto del turismo y la diplomacia. En ese entonces Bruselas estaba ocupada por los alemanes.<br />Hacia fines de la Primera Guerra Mundial, los Cortázar lograron pasar a Suiza gracias a la condición alemana de la abuela materna de Julio, y de allí, poco tiempo más tarde a Barcelona, donde vivieron año y medio. Jugó con frecuencia en el Parque Güell con otros niños. A los cuatro años volvieron a Argentina y pasó el resto de su infancia en Banfield, en el sur del Gran Buenos Aires<br /><br />Se forma como Maestro Normal en 1932 y Profesor Normal en Letras en 1935 , de aquellos años surgieron La escuela de Noche (Deshoras). Durante varios años trabajó como maestro rural en varios pueblos del interior de la Argentina.<br /><br />En 1944 obtuvo un puesto de profesor en la Universidad de Cuyo, donde participó activamente en manifestaciones contra el naciente fenómeno del peronismo. Cuando el general Juan D. Perón ganó las elecciones, abandonó el cargo universitario para no ser despedido y volvió a Buenos Aires, donde trabajó en la Cámara Argentina del Libro.<br /><br />Se le considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, comparable a Jorge Luis Borges, Antón Chéjov o Edgar Allan Poe, y creador de importantes novelas que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en Latinoamérica, rompiendo los moldes clásicos mediante narraciones que escapan de la linealidad temporal y donde los personajes adquieren una autonomía y una profundidad psicológica pocas veces vista hasta entonces.<br />Vivió buena parte de su vida en París, ciudad en la que se estableció en 1951, en la que ambientó algunas de sus obras.<br /><br />A pesar de ser reconocido por su narrativa, escribió gran cantidad de poemas en prosa (en libros mixtos como Historias de cronopiosy de famas, Un tal Lucas, Último round); e incluso poemas en verso (Presencia, Pameos y meopas, Salvo el crepúsculo). Colaboró en muchas publicaciones en distintos países, grabó sus poemas y cuentos, escribió letras de tangos (por ejemplo con elTata Cedrón) y le puso textos a libros de fotografías e historietas.<br /><br />En 1951, Cortázar publica su primera gran obra narrativa, Bestiario.<br />En 1960, publicó su primera novela, Los Premios.<br />En 1962, aparece Rayuela.<br />En 1968 se incorpora a la vida política, inicialmente como defensor de la Revolución Cubana.<br />En 1973, con los golpes de Estado en Chile y Uruguay, que inician la "década negra", Cortázar luchará contra la represión política, que a partir de 1976 se abate también sobre Argentina.<br />En 1973, fue galadornado con el Premio Médicis por su Libro de Manuel y destinó sus derechos a la ayuda de los presos políticos en Argentina.<br />En 1974, fue miembro del Tribunal Bertrand Russell II reunido en Roma para examinar la situación política en América Latina, en particular las violaciones de los Derechos Humanos.<br />En 1981 se le otorgó la ciudadanía francesa.<br /><br />El fallecimiento de su segunda esposa, la escritora canadiense Carol Dunlop, el 2 de noviembre de 1982 , sumió a Cortázar en una profunda depresión. Tras la muerte de Carol Dunlop, Aurora Bernárdez (quien fuera su primera esposa) lo acompañaría durante su enfermedad. Actualmente ella es la única heredera de su obra publicada y de sus textos.<br />Julio murió el 12 de febrero de 1984 a causa de una leucemia. Dos días después, fue enterrado en el cementerio de Montparnasse, en la misma tumba donde yacía Carol. La lápida y la escultura que adornan la tumba fueron hechas por sus amigosJulio Silva y Luis Tomsello . Es costumbre dejar una copa o un vaso de vino y una hoja de papel o un billete de metro con una rayuela dibujada.<br /><br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;">Obras<br />Cuentos y misceláneas</span></b><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><br /></span><br />-La otra orilla, 1945<br />-Bestiario, 1951 (cuentos)<br />-Final del juego, 1956 (cuentos)<br />-Las armas secretas, 1959 (cuentos)<br />-Historias de cronopios y de famas, 1962 (misceláneas)<br />-Carta a una señorita en París , 1963<br />-Todos los fuegos el fuego, 1966 (cuentos)<br />-La vuelta al día en ochenta mundos, 1967 (misceláneas)<br />-El perseguidor y otros cuentos, 1967 (cuentos)<br />-La isla a mediodía y otros relatos, 1971<br />-Octaedro, 1974 (cuentos)<br />-Alguien que anda por ahí, 1977 (cuentos)<br />-Un tal Lucas, 1979 (cuentos)<br />-Territorios, 1979 (cuentos)<br />-Queremos tanto a Glenda, 1980 (cuentos)<br />-Deshoras, 1982 (cuentos)<br />-El perseguidor, 2009 (cuento ilustrado, Libros del Zorro Rojo)<br />-La noche boca arriba, (cuento) Novelas -Divertimento,1950<br />-Los premios, 1960<br />-Rayuela, 1963<br />-62 modelo para armar, 1968<br />-Libro de Manuel, 1973<br />-El examen, 1986 (obra póstuma)<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Teatro</span></b><br /><br />-Los reyes, 1949 (con el presudónimo de Julio Denis)<br />-Adiós Robinson y otras piezas breves, 1995 (obra póstuma)<br />-Presencia, 1938 (sonetos, con el presudónimo de Julio Denis)<br />-Pameos y meopas, 1971<br />-Salvo el crepúsculo, 1984<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;"><b>Otros</b></span><br /><br />-La autopista del Sur, 1964<br />-Buenos Aires, Buenos Aires, 1967<br />-Último round, 1969<br />-Viaje alrededor de una mesa, 1970<br />-Prosa del observatorio, 1972<br />-La casilla de los Morelli, 1973<br />-Fantomas contra los vampiros multinacionales, cómic, 1975<br />-Estrictamente no profesional, 1976<br />-Los autonautas de la cosmopista, 1982 (con Carol Dunlop)<br />-Nicaragua tan violentamente dulce, 1983.<br />-Silvalandia (basado en ilustraciones de Julio Silva), 1984<br />-Divertimento, 1986 (obra póstuma)<br />-Diario de Andrés Fava, 1995 (obra póstuma)<br />-Imagen de John Keats (obra póstuma, escrita entre 1951 y 1952)<br />-Correspondencia Cortázar-Dunlop-Monrós, Alpha Decay, Barcelona, 2009 (obra póstuma)<br />-Papeles inesperados, Alfaguara, 2009 (obra póstuma)<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Audio libros</span></b><br /><br />-Cortázar lee a Cortázar, 1966.<br />-Voz de America Latina, 1968.<br />-Cortázar por él mismo, un libro sonoro, 1970.<br />-Casa de las Américas, 1978.<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Filmografía</span></b><br /><br />-Cortázar, 1994. Documental dirigido por Tristán Bauer.<br />-Cortázar, apuntes para un documental, 2002. Documental dirigido por Eduardo Montes-Bradley.<br />-Graffiti, 2005. Cortometraje basado en el relato corto Graffiti. Dirigido por Pako González. Primera parte, segunda parte.<br />-Blow-Up, 1966. Dirigida por Michelangelo Antonioni, con David Hemmings, Vanessa Redgrave, Sarah Miles, Peter Bowles y Veruschka von Lehndorff. Basada en el texto Las babas del diablo. Cortázar aparece como cameo en una de las fotografías mostradas en la película.<br />-Mentiras piadosas, 2008. Dirigida por Diego Sabanés. Versión libre del texto La salud de los enfermos. Trailer.<br /><br />Datos biográficos tomados de:<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Cort%C3%A1zar">http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Cort%C3%A1zar</a></span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="color:#333333;"><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;"><br /></span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="color:#333333;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Julio_Cort%C3%A1zar"></a><span class="Apple-style-span" style="color:#3333FF;"><br /></span><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></span></div></b></div><b></b>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-87522771627250036902010-06-16T01:26:00.002-03:002010-06-17T01:07:55.220-03:00J. Cortázar-El otro cielo<div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Julio Cortázar</span></b></span></div><div>(1914-1984)</div><div><br /></div><div><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">El otro cielo</span></span></b></div></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBhWV3LImJI/AAAAAAAAGoQ/UEeT8q7ylq4/s1600/RENOIR.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 297px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBhWV3LImJI/AAAAAAAAGoQ/UEeT8q7ylq4/s400/RENOIR.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483227479911471250" /></a><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Pierre Auguste Renoir (1841-1919)</span></div><br />Ces yeux ne t'apparticnnent pas... tró les as-tu pris?<br />..................., IV, 5.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Me ocurría a veces que todo se dejaba andar, se ablandaba y cedía terreno, aceptando sin resistencia que se pudiera ir así de una cosa a otra. Digo que me ocurría, aunque una estúpida esperanza quisiera creer que acaso ha de ocurrirme todavía. Y por eso, si echarse a caminar una y otra vez por la ciudad parece un escándalo cuando se tiene una familia y un trabajo, hay ratos en que vuelvo a decirme que ya sería tiempo de retornar a mi barrio preferido, olvidarme de mis ocupaciones (soy corredor de Bolsa) y con un poco de suerte encontrar a Josiane y quedarme con ella hasta la mañana siguiente.<br /><br /><br />Quién sabe cuánto hace que me repito todo esto, y es penoso porque hubo una época en que las cosas me sucedían cuando menos pensaba en ellas, empujando apenas con el hombro cualquier rincón del aire. En todo caso bastaba ingresar en la deriva placentera del ciudadano que se deja llevar por sus preferencias callejeras, y casi siempre mi paseo terminaba en el barrio de las galerías cubiertas, quizá porque los pasajes y las galerías han sido mi patria secreta desde siempre. Aquí, por ejemplo, el Pasaje Güemes, territorio ambiguo donde ya hace tanto tiempo fui a quitarme la infancia como un traje usado. Hacia el año veintiocho, el Pasaje Güemes era la caverna del tesoro en que deliciosamente se mezclaban la entrevisión del pecado y las pastillas de menta, donde se voceaban las ediciones vespertinas con crímenes a toda página y ardían las luces de la sala del subsuelo donde pasaban inalcanzables películas realistas. Las Josiane de aquellos días debían mirarme con un gesto entre maternal y divertido, yo con unos miserables centavos en el bolsillo pero andando como un hombre, el chambergo requintado y las manos en los bolsillos, fumando un Commander precisamente porque mi padrastro me había profetizado que acabaría ciego por culpa del tabaco rubio. Recuerdo sobre todo olores y sonidos, algo como una expectativa y una ansiedad, el kiosco donde se podían comprar revistas con mujeres desnudas y anuncios de falsas manicuras, y ya entonces era sensible a ese falso cielo de estucos y claraboyas sucias, a esa noche artificial que ignoraba la estupidez del día y del sol ahí afuera. Me asomaba con falsa indiferencia a las puertas del pasaje donde empezaba el último misterio, los vagos ascensores que llevarían a los consultorios de enfermedades venéreas y también a los presuntos paraísos en lo más alto, con mujeres de la vida y amorales, como les llamaban en los diarios, con bebidas preferentemente verdes en copas biseladas, con batas de seda y kimonos violeta, y los departamentos tendrían el mismo perfume que salía de las tiendas que yo creía elegantes y que chisporroteaban sobre la penumbra del pasaje un bazar inalcanzable de frascos y cajas de cristal y cisnes rosa y polvos rachel y cepillos con mangos transparentes.<br /><br /><br />Todavía hoy me cuesta cruzar el Pasaje Güemes sin enternecerme irónicamente con el recuerdo de la adolescencia al borde de la caída; la antigua fascinación perdura siempre, y por eso me gustaba echar a andar sin rumbo fijo, sabiendo que en cualquier momento entraría en la zona de las galerías cubiertas, donde cualquier sórdida botica polvorienta me atraía más que los escaparates tendidos a la insolencia de las calles abiertas. La Galerie Vivienne, por ejemplo, o el Passage des Panoramas con sus ramificaciones, sus cortadas que rematan en una librería de viejo o una inexplicable agencia de viajes donde quizá nadie compró nunca un billete de ferrocarril, ese mundo que ha optado por un cielo más próximo, de vidrios sucios y estucos con figuras alegóricas que tienden las manos para ofrecer una guirnalda, esa Galerie Vivienne a un paso de la ignominia diurna de la rué Réau-mur y de la Bolsa (yo trabajo en la Bolsa), cuánto de ese barrio ha sido mío desde siempre, desde mucho antes de sospecharlo ya era mío cuando apostado en un rincón del Pasaje Güemes, contando mis pocas monedas de estudiante, debatía el problema de gastarlas en un bar automático o comprar una novela y un surtido de caramelos ácidos en su bolsa de papel transparente, con un cigarrillo que me nublaba los ojos y en el fondo del bolsillo, donde los dedos lo rozaban a veces, el sobrecito del preservativo comprado con falsa desenvoltura en una farmacia atendida solamente por hombres, y que no tendría la menor oportunidad de utilizar con tan poco dinero y tanta infancia en la cara.<br /><br /><br />Mi novia, Irma, encuentra inexplicable que me guste vagar de noche por el centro o por los barrios del sur, y si supiera de mi predilección por el Pasaje Güemes no dejaría de escandalizarse. Para ella, como para mi madre, no hay mejor actividad social que el sofá de la sala donde ocurre eso que llaman la conversación, el café y el anisado. Irma es la más buena y generosa de las mujeres, jamás se me ocurriría hablarle de lo que verdaderamente cuenta para mí, y en esa forma llegaré alguna vez a ser un buen marido y un padre cuyos hijos serán de paso los tan anhelados nietos de mi madre. Supongo que por cosas así acabé conociendo a Josiane, pero no solamente por eso ya que podría habérmela encontrado en el boulevard Pois-soniére o en la rué Notre-Dame-des-Victoires, y en cambio nos miramos por primera vez en lo más hondo de la Galerie Vivienne, bajo las figuras de yeso que el pico de gas llenaba de temblores (las guirnaldas iban y venían entre los dedos de las Musas polvorientas), y no tardé en saber que Josiane trabajaba en ese barrio y que no costaba mucho dar con ella si se era familiar de los cafés y amigo de los cocheros. Pudo ser coincidencia, pero haberla conocido allí, mientras llovía en el otro mundo, el del cielo alto y sin guirnaldas de la calle, me pareció un signo que iba más allá del encuentro trivial con cualquiera de las prostitutas del barrio.<br /><br /><br /><br />Después supe que en esos días Josiane no se alejaba de la galería porque era la época en que no se hablaba más que de los crímenes de Laurent y la pobre vivía aterrada. Algo de ese terror se trasformaba en gracia, en gestos casi esquivos, en puro deseo. Recuerdo su manera de mirarme entre codiciosa y desconfiada, sus preguntas que fingían indiferencia, mi casi incrédulo encanto al enterarme de que vivía en los altos de la galería, mi insistencia en subir a su bohardilla en vez de ir al hotel de la me du Sentier (donde ella tenía amigos y se sentía protegida). Y su confianza más tarde, cómo nos reímos esa noche a la sola idea de que yo pudiera ser Laurent, y qué bonita y dulce era Josiane en su bohardilla de novela barata, con el miedo al estrangulador rondando por París y esa manera de apretarse más y más contra mí mientras pasábamos revista a los asesinatos de Laurent.<br /><br /><br />Mi madre sabe siempre si no he dormido en casa, y aunque naturalmente no dice nada puesto que sería absurdo que lo dijera, durante uno o dos días me mira entre ofendida y temerosa. Sé muy bien que jamás se le ocurriría contárselo a Irma, pero lo mismo me fastidia la persistencia de un derecho materno que ya nada justifica, y sobre todo que sea yo el que al final se aparezca con una caja de bombones o una planta para el patio, y que el regalo represente de una manera muy precisa y sobrentendida la terminación de la ofensa, el retorno a la vida corriente del hijo que vive todavía en casa de su madre. Desde luego Josiane era feliz cuando le contaba esa clase de episodios, que una vez en el barrio de las galerías pasaban a formar parte de nuestro mundo con la misma llaneza que su protagonista. El sentimiento familiar de Josiane era muy vivo y estaba lleno de respeto por las instituciones y los parentescos; soy poco amigo de confidencias pero como de algo teníamos que hablar y lo que ella me había dejado saber de su vida ya estaba comentado, casi inevitablemente volvíamos a mis problemas de hombre soltero. Otra cosa nos acercó, y también en eso fui afortunado, porque a Josiane le gustaban las galerías cubiertas, quizá por vivir en una de ellas o porque la protegían del frío y la lluvia (la conocí a principios de un invierno, con nevadas prematuras que nuestras galerías y su mundo ignoraban alegremente). Nos habituamos a andar juntos cuando le sobraba el tiempo, cuando alguien -no le gustaba llamarlo por su nombre- estaba lo bastante satisfecho como para dejarla divertirse un rato con sus amigos. De ese alguien hablábamos poco, luego que yo hice las inevitables preguntas y ella me contestó las inevitables mentiras de toda relación mercenaria; se daba por supuesto que era el amo, pero tenía el buen gusto de no hacerse ver. Llegué a pensar que no le desagradaba que yo acompañara algunas noches a Josiane, porque la amenaza de Laurent pesaba más que nunca sobre el barrio después de su nuevo crimen en la rué d'Aboukir, y la pobre no se hubiera atrevido a alejarse de la Galerie Vivienne una vez caída la noche. Era como para sentirse agradecido a Laurent y al amo, el miedo ajeno me servía para recorrer con Josiane los pasajes y los cafés, descubriendo que podía llegar a ser un amigo de verdad de una muchacha a la que no me ataba ninguna relación profunda. De esa confiada amistad nos fuimos dando cuenta poco a poco, a través de silencios, de tonterías. Su habitación, por ejemplo, la bohardilla pequeña y limpia que para mí no había tenido otra realidad que la de formar parte de la galería. En un principio yo había subido por Josiane, y como no podía quedarme porque me faltaba el dinero para pagar una noche entera y alguien estaba esperando la rendición sin mácula de cuentas, casi no veía lo que me rodeaba y mucho más tarde, cuando estaba a punto de dormirme en mi pobre cuarto con su almanaque ilustrado y su mate de plata como únicos lujos, me preguntaba por la bohardilla y no alcanzaba a dibujármela, no veía más que a Josiane y me bastaba para entrar en el sueño como si todavía la guardara entre los brazos. Pero con la amistad vinieron las prerrogativas, quizá la aquiescencia del amo, y Josiane se las arreglaba muchas veces para pasar la noche conmigo, y su pieza empezó a llenarnos los huecos de un diálogo que no siempre era fácil; cada muñeca, cada estampa, cada adorno fueron instalándose en mi memoria y ayudándome a vivir cuando era el tiempo de volver a mi cuarto o de conversar con mi madre o con Irma de la política nacional y de las enfermedades en las familias.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBhXi3ohSjI/AAAAAAAAGoY/T6yfHEp5nM8/s1600/pierre+augusterenoir.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 356px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBhXi3ohSjI/AAAAAAAAGoY/T6yfHEp5nM8/s400/pierre+augusterenoir.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483228802884651570" /></a><br /><br />Más tarde hubo otras cosas, y entre ellas la vaga silueta de aquél que Josiane llamaba el sudamericano, pero en un principio todo parecía ordenarse en torno al gran terror del barrio, alimentado por lo que un periodista imaginativo había dado en llamar la saga de Laurent el estrangulado!. Si en un momento dado me propongo la imagen de Josiane, es para verla entrar conmigo en el café de la rué des Jeuneurs, instalarse en la banqueta de felpa morada y cambiar saludos con las amigas y los parroquianos, frases sueltas que en seguida son Laurent, porque sólo de Laurent se habla en el barrio de la Bolsa, y yo que he trabajado sin parar todo el día y he soportado entre dos ruedas de cotizaciones los comentarios de colegas y clientes acerca del último crimen de Laurent, me pregunto si esa torpe pesadilla va a acabar algún día, si las cosas volverán a ser como imagino que eran antes de Laurent, o si deberemos sufrir sus macabras diversiones hasta el fin de los tiempos. Y lo más irritante (se lo digo a Josiane después de pedir el grog que tanta falta nos hace con ese frío y esa nieve) es que ni siquiera sabemos su nombre, el barrio lo llama Laurent porque una vidente de la barrera de Clichy ha visto en la bola de cristal cómo el asesino escribía su nombre con un dedo ensangrentado, y los gacetilleros se cuidan de no contrariar los instintos del público. Josiane no es tonta pero nadie la convencería de que el asesino no se llama Laurent, y es inútil luchar contra el ávido terror parpadeando en sus ojos azules que miran ahora distraidamente el paso de un hombre joven, muy alto y un poco encorvado, que acaba de entrar y se apoya en el mostrador sin saludar a nadie.<br />-Puede ser -dice Josiane, acatando alguna reflexión tranquilizadora que debo haber inventado sin siquiera pensarla-. Pero entretanto yo tengo que subir sola a mi cuarto, y si el viento me apaga la vela entre dos pisos... La sola idea de quedarme a oscuras en la escalera, y que quizá...<br />-Pocas veces subes sola -le digo riéndome.<br />-Tú te burlas pero hay malas noches, justamente cuando nieva o llueve y me toca volver a las dos de la madrugada...<br /><br /><br />Sigue la descripción de Laurent agazapado en un rellano, o todavía peor, esperándola en su propia habitación a la que ha entrado mediante una ganzúa infalible. En la mesa de al lado Kikí se estremece ostentosamente y suelta unos grititos que se multiplican en los espejos. Los hombres nos divertimos enormemente con esos espantos teatrales que nos ayudarán a proteger con más prestigio a nuestras compañeras. Da gusto fumar unas pipas en el café, a esa hora en que la fatiga del trabajo empieza a borrarse con el alcohol y el tabaco, y las mujeres comparan sus sombreros y sus boas o se ríen de nada; da gusto besar en la boca a Josiane que pensativa se ha puesto a mirar al hombre -casi un muchacho- que nos da la espalda y bebe su ajenjo a pequeños sorbos, apoyando un codo en el mostrador. Es curioso, ahora que lo pienso: a la primera imagen que se me ocurre de Josiane y que es siempre Josiane en la banqueta del café, una noche de nevada y Laurent, se agrega inevitablemente aquél que ella llamaba el sudamericano, bebiendo su ajenjo y dándonos la espalda. También yo le llamo el sudamericano porque Josiane me aseguró que lo era, y que lo sabía por la Rousse que se había acostado con él o poco menos, y todo eso había sucedido antes de que Josiane y la Rousse se pelearan por una cuestión de esquinas o de horarios y lo lamentaran ahora con medias palabras porque habían sido muy buenas amigas. Según la Rousse él le había dicho que era sudamericano aunque hablara sin el menor acento; se lo había dicho al ir a acostarse con ella, quizá para conversar de alguna cosa mientras acababa de soltarse las cintas de los zapatos.<br />-Ahí donde lo ves, casi un chico... ¿Verdad que parece un colegial que ha crecido de golpe? Bueno, tendrías que oír lo que cuenta la Rousse.<br /><br /><br />Josiane perseveraba en la costumbre de cruzar y separar los dedos cada vez que narraba algo apasionante. Me explicó el capricho del sudamericano, nada tan extraordinario después de todo, la negativa terminante de la Rousse, la partida ensimismada del cliente. Le pregunté si el sudamericano la había abordado alguna vez. Pues no, porque debía saber que la Rousse y ella eran amigas. Las conocía bien, vivía en el barrio, y cuando Josiane dijo eso yo miré con más atención y lo vi pagar su ajenjo echando una moneda en el platillo de peltre mientras dejaba resbalar sobre nosotros -y era como si cesáramos de estar allí por un segundo interminable- una expresión distante y a la vez curiosamente fija, la cara, de alguien que se ha inmovilizado en un momento de su sueño y rehusa dar el paso que lo devolverá a la vigilia. Después de todo una expresión como esa, aunque el muchacho fuese casi un adolescente y tuviera rasgos muy hermosos, podía llevar como de la mano a la pesadilla recurrente de Laurent. No perdí tiempo en proponérselo a Josiane.<br />-¿Laurent? ¡Estás loco! Pero si Laurent es. ..<br /><br /><br />Lo malo era que nadie sabía nada de Laurent, aunque Kikí y Albert nos ayudaran a seguir pesando las probabilidades para divertirnos. Toda la teoría se vino abajo cuando el patrón, que milagrosamente escuchaba cualquier diálogo en el café, nos recordó que por lo menos algo se sabía de Laurent: la fuerza que le permitía estrangular a sus víctimas con una sola mano. Y ese muchacho, vamos... Sí, y ya era tarde y convenía volver a casa; yo tan solo porque esa noche Josiane la pasaba con alguien que ya la estaría esperando en la bohardilla, alguien 'que tenía la llave por derecho propio, y entonces la acompañé hasta el primer rellano para que no se asustara si se le apagaba la vela en mitad del ascenso, y desde una gran fatiga repentina la miré subir, quizá contenta aunque me hubiera dicho lo contrario, y después salí a la calle nevada y glacial y me puse a andar sin rumbo, hasta que en algún momento encontré como siempre el camino que me devolvería a mi barrio, entre gente que leía la sexta edición de los diarios o miraba por las ventanillas del tranvía como si realmente hubiera alguna cosa que ver a esa hora y en esas calles.<br /><br /><br />No siempre era fácil llegar a la zona de las galerías y coincidir con un momento libre de Josiane; cuántas veces me tocaba andar solo por los pasajes, un poco decepcionado, hasta sentir poco a poco que la noche era también mi amante. A la hora en que se encendían los picos de gas la animación se despertaba en nuestro reino, los cafés eran la bolsa del ocio y del contento, se bebía a largos tragos el fin de la jornada, los titulares de los periódicos, la política, los prusianos, Laurent, las carreras de caballos. Me gustaba saborear una copa aquí y otra más allá, atisbando sin apuro el momento en que descubriría la silueta de Josiane en algún codo de las galerías o en algún mostrador. Si ya estaba acompañada, una señal convenida me dejaba .saber cuándo podría encontrarla sola; otras veces se limitaba a sonreír y a mí me quedaba el resto del tiempo para las galerías; eran las horas del explorador y así fui entrando en las zonas más remotas del barrio, en la Galerie Sainte-Foy, por ejemplo, y en los remotos Passages du Caire, pero aunque cualquiera de ellos me atrajera más que las calles abiertas (y había tantos, hoy era el Passage des Princes, otra vez el Passage Verdeau, así hasta el infinito), de todas maneras el término de una larga ronda que yo mismo no hubiera podido reconstruir me devolvía siempre a la Galerie Vivienne, no tanto por Josiane aunque también fuera por ella, sino por sus rejas protectoras, sus alegorías vetustas, sus sombras en el codo del Passage des Petits-Péres, ese mundo diferente donde no había que pensar en. Irma y se podía vivir sin horarios fijos, al azar de los encuentros y de la suerte. Con tan pocos asideros no alcanzo a calcular el tiempo que pasó antes de que volviéramos a hablar casualmente del sudamericano; una vez me había parecido verlo salir de un portal de la rué Saint-Marc, envuelto en una de esas hopalandas negras que tanto se habían llevado cinco años atrás junto con sombreros de copa exageradamente alta, y estuve tentado de acercarme y preguntarle por su origen. Me lo impidió el pensar en la fría cólera con que yo habría recibido una interpelación de ese género, pero Josiane encontró luego que había sido una tontería de mi parte, quizá porque el sudamericano le interesaba a su manera, con algo de ofensa gremial y mucho de curiosidad. Se acordó de que unas noches atrás había creído reconocerlo de lejos en la Galerie Vivienne, que sin embargo él no parecía frecuentar.<br /><br /><br />-No me gusta esa manera que tiene de mirarnos -dijo Josiane-. Antes no me importaba, pero desde aquella vez que hablaste de Laurent...<br />-Josiane, cuando hice esa broma estábamos con Kikí y Albert. Albert es un soplón de la policía, supongo que lo sabes. ¿Crees que dejaría pasar la oportunidad si la idea le pareciera razonable? La cabeza de Laurent vale mucho dinero, querida.<br />-No me gustan sus ojos -se obstinó Josiane-. Y además que no te mira, la verdad es que te clava los ojos pero no te mira. Si un día me aborda salgo huyendo, te lo digo por esta cruz.<br />-Tienes miedo de un chico. ¿O todos los sudamericanos te parecemos unos orangutanes?<br /><br /><br />Ya se sabe cómo podían acabar esos diálogos. Ibamos a beber un grog al café de la rué des Jeuneurs, recorríamos las galerías, los teatros del boulevard, subíamos a la bohardilla, nos reíamos enormemente. Hubo algunas semanas -por fijar un término, es tan difícil ser justo con la felicidad- en que todo nos hacía reír, hasta las torpezas de Badinguet y el temor de la guerra nos divertían. Es casi ridículo admitir que algo tan desproporcionadamente inferior como Laurent pudiera acabar con nuestro contento, pero así fue. Laurent mató a otra mujer en la rué Beauregard -tan cerca, después de todo- y en el café nos quedamos como en misa y Marthe, que había entrado a la carrera para gritar la noticia, acabó en una explosión de llanto histérico que de algún modo nos ayudó a tragar la bola que teníamos en la garganta. Esa misma noche la policía nos pasó a todos por su peine más fino, de café en café y de hotel en hotel; Josiane buscó al amo y yo la dejé irse, comprendiendo que necesitaba la protección suprema que todo lo allanaba. Pero como en el fondo esas cosas me sumían en una vaga tristeza -las galerías no eran para eso, no debían ser para eso-, me puse a beber con Kikí y después con la Rousse que me buscaba como puente para reconciliarse con Josiane. Se bebía fuerte en nuestro café, y en esa niebla caliente de las voces y los tragos me pareció casi justo que a medianoche el sudamericano fuera a sentarse a una mesa del fondo y pidiera su ajenjo con la expresión de siempre, hermosa y ausente y alunada. Al preludio de confidencia de la Rousse contesté que ya lo sabía, y que después de todo el muchacho no era ciego y sus gustos no merecían tanto rencor; todavía nos reíamos de las falsas bofetadas de la Rousse cuando Kikí condescendió a decir que alguna vez había estado en su habitación. Antes de que la Rousse pudiera clavarle las diez uñas de una pregunta imaginable, quise saber cómo era ese cuarto. "Bah, qué importa el cuarto", decía desdeñosamente la Rousse, pero Kikí ya se metía de lleno en una bohardilla de la rué Notre-Dame-des-Victoires, sacando como un mal prestidigitador de barrio un gato gris, muchos papeles borroneados, un piano que ocupaba demasiado lugar, pero sobre todo papeles y al final otra vez el gato gris que en el fondo parecía ser el mejor recuerdo de Kikí.<br /><br /><br />Yo la dejaba hablar, mirando todo el tiempo hacia la mesa del fondo y diciéndome que al fin y al cabo hubiera sido tan natural que me acercara al sudamericano y le dijera un par de frases en español. Estuve a punto de hacerlo, y ahora no soy más que uno de los muchos que se preguntan por qué en algún momento no hicieron lo que habían pensado hacer. En cambio me quedé con la Rousse y Kikí, fumando una nueva pipa y pidiendo otra ronda de vino blanco; no me acuerdo bien de lo que sentí al renunciar a mi impulso, pero era algo como una veda, el sentimiento de que si la trasgredía iba a entrar en un territorio inseguro. Y sin embargo creo que hice mal, que estuve al borde de un acto que hubiera podido salvarme. Salvarme de qué, me pregunto. Pero precisamente de eso: salvarme de que hoy no pueda hacer otra cosa que preguntármelo, y que no haya otra respuesta que el humo del tabaco y esa vaga esperanza inútil que me sigue por las calles como un perro sarnoso.<br /><br /><br />Où sont-ils passes, les becs de gaz? Que<br />sont-elles devenues, les vendeuses d'amour?<br />............., VI, I.<br /><br /><br />Poco a poco tuve que convencerme de que habíamos entrado en malos tiempos y que mientras Laurent y las amenazas prusianas nos preocuparan de ese modo, la vida no volvería a ser lo que había sido en las galerías. Mi madre debió notarme desmejorado porque me aconsejó que tomara algún tónico, y los padres de Irma, que tenían un chalet en una isla del Paraná, me invitaron a pasar una temporada de descanso y de vida higiénica. Pedí quince días de vacaciones y me fui sin ganas a la isla, enemistado de antemano con el sol y los mosquitos. El primer sábado pretexté cualquier cosa y volví a la ciudad, anduve como a los tumbos por calles donde los tacos se hundían en el asfalto blando. De esa vagancia estúpida me queda un brusco recuerdo delicioso: al entrar una vez más en el Pasaje Güemes me envolvió de golpe el aroma del café, su violencia ya casi olvidada en las galerías donde el café era flojo y recocido. Bebí dos tazas, sin azúcar, saboreando y oliendo a la vez, quemándome y feliz. Todo lo que siguió hasta el fin de la tarde olió distinto, el aire húmedo del centro estaba lleno de pozos de fragancia (volví a pie hasta mi casa, creo que le había prometido a mi madre cenar con ella), y en cada pozo del aire los olores eran más crudos, más intensos, jabón amarillo, café, tabaco negro, tinta de imprenta, yerba mate, todo olía encarnizadamente, y también el sol y el cielo eran más duros y acuciados. Por unas horas olvidé casi rencorosamente el barrio de las galerías, pero cuando volví a cruzar el Pasaje Güemes (¿era realmente en la época de la isla? Acaso mezclo dos momentos de una misma temporada, y en realidad poco importa) fue en vario que invocara la alegre bofetada del café, su olor me pareció el de siempre y en cambio reconocí esa mezcla dulzona y repugnante del aserrín y la cerveza rancia que parece rezumar del piso de los bares del centro, pero quizá fuera porque de nuevo estaba deseando encontrar a Josiane y hasta confiaba en que el gran terror y las nevadas hubiesen llegado a su fin. Creo que en esos días empecé a sospechar que ya el deseo no bastaba como antes para que las cosas girasen acompasadamente y me propusieran alguna de las calles que llevaban a la Galerie Vivienne, pero también es posible que terminara por someterme mansamente al chalet de la isla para no entristecer a Irma, para que no sospechara que mi único reposo verdadero estaba en otra parte; hasta que no pude más y volví a la ciudad y caminé hasta agotarme, con la camisa pegada al cuerpo, sentándome en los bares para beber cerveza, esperando ya no sabía qué. Y cuando al salir del último bar vi que no tenía más que dar la vuelta a la esquina para internarme en mi barrio, la alegría se mezcló con la fatiga y una oscura conciencia de fracaso, porque bastaba mirar la cara de la gente para comprender que el gran terror estaba lejos de haber cesado, bastaba asomarse a los ojos de Josiane en su esquina de la rué d'Uzés y oírle decir quejumbrosa que el amo en persona había decidido protegerla de un posible ataque; recuerdo que entre dos besos alcancé a entrever su silueta en el hueco de un portal, defendiéndose de la cellisca envuelto en una larga capa gris.<br /><br /><br />Josiane no era de las que reprochan las ausencias, y me pregunto si en el fondo se daba cuenta del paso del tiempo. Volvimos del brazo a la Galerie Vivienne, subimos a la bohardilla, pero después comprendimos que no estábamos contentos como antes y lo atribuimos vagamente a todo lo que afligía al barrio; habría guerra, era fatal, los hombres tendrían que incorporarse a las filas (ella empleaba solemnemente esas palabras con un ignorante, delicioso respeto), la gente tenía miedo y rabia, la policía no había sido capaz de descubrir a Laurent. Se consolaban guillotinando a otros, como esa misma madrugada en que ejecutarían al envenenador del que tanto habíamos hablado en el café de la rué des Jeuneurs en los días del proceso; pero el terror seguía suelto en las galerías y en los pasajes, nada había cambiado desde mi último encuentro con Josiane, y ni siquiera había dejado de nevar.<br /><br /><br />Para consolarnos nos fuimos de paseo, desafiando el frío porque Josiane tenía un abrigo que debía ser admirado en una serie de esquinas y portales donde sus amigas esperaban a los clientes soplándose los dedos o hundiendo las manos en los manguitos de piel. Pocas veces habíamos andado tanto por los boulevares, y terminé sospechando que éramos sobre todo sensibles a la protección de los escaparates iluminados; entrar en cualquiera de las calles vecinas (porque también Liliane tenía que ver el abrigo, y más allá Francine) nos iba hundiendo poco a poco en el espanto, hasta que el abrigo quedó suficientemente exhibido y yo propuse nuestro café y corrimos por la rué du Croissant hasta dar la vuelta a la manzana y refugiarnos en el calor y los amigos. Por suerte para todos la idea de la guerra se iba adelgazando a esa hora en las memorias, a nadie se le ocurría repetir los estribillos obscenos contra los prusianos,, se estaba tan bien con las copas llenas y el calor de la estufa, los clientes de paso se habían marchado y quedábamos solamente los amigos del patrón, el grupo de siempre y la buena noticia de que la Rousse había pedido perdón a Josiane y se habían reconciliado con besos y lágrimas y hasta regalos. Todo tenía algo de guirnalda (pero las guirnaldas pueden ser fúnebres, lo comprendí después) y por eso, como afuera estaban la nieve y Laurent, nos quedábamos lo más posible en el café y nos enterábamos a medianoche de que el patrón cumplía cincuenta años de trabajo detrás del mismo mostrador, y eso había que festejarlo, una flor se trenzaba con la siguiente, las botellas llenaban las mesas porque ahora las ofrecía el patrón y no se podía desairar tanta amistad y tanta dedicación al trabajo, y hacia las tres y media de la mañana Kikí completamente borracha terminaba de cantarnos los mejores aires de la opereta de moda mientras Josiane y la Rousse lloraban abrazadas de felicidad y ajenjo, y Albert, casi sin darle importancia, trenzaba otra flor en la guirnalda y proponía terminar la noche en la Roquette donde guillotinaban al envenenador exactamente a las seis, y el patrón descubría emocionado que ese final de fiesta era como la apoteosis de cincuenta años de trabajo honrado y se obligaba, abrazándonos a todos y hablándonos de su esposa muerta en el Languedoc, a alquilar dos fiacres para la expedición.<br /><br /><br />A eso siguió más vino, la evocación de diversas madres y episodios sobresalientes de la infancia, y una sopa de cebolla que Josiane y la Rousse llevaron a lo sublime en la cocina del café mientras Albert, el patrón y yo nos prometíamos amistad eterna y muerte a los prusianos. La sopa y los quesos debieron ahogar tanta vehemencia, porque estábamos casi callados y hasta incómodos cuando llegó la hora de cerrar el café con un ruido interminable de barras y cadenas, y subir a los fiacres donde todo el frío del mundo parecía estar esperándonos. Más nos hubiera valido viajar juntos para abrigarnos, pero el patrón tenía principios humanitarios en materia de caballos y montó en el primer fiacre con la Rousse y Albert mientras me confiaba a Kikí y a Josiane quienes, dijo, eran como sus hijas. Después de festejar adecuadamente la frase con los cocheros, el ánimo nos volvió al cuerpo mientras subíamos hacia Popincourt entre simulacros de carreras, voces de aliento y lluvias de falsos latigazos. El patrón insistió en que bajáramos a cierta distancia, aduciendo razones de discreción que no entendí, y tomados del brazo para no resbalar demasiado en la nieve congelada remontamos la rué de la Roquette vagamente iluminada por reverberos aislados, entre sombras movientes que de pronto se resolvían en sombreros de copa, fiacres al trote y grupos de embozados que acababan amontonándose frente a un ensanchamiento de la calle, bajo la otra sombra más alta y más negra de la cárcel. Un mundo clandestino se codeaba, se pasaba botellas de mano en mano, repetía una broma que corría entre carcajadas y chillidos sofocados, y también había bruscos silencios y rostros iluminados un instante por un yesquero, mientras seguíamos avanzando dificultosamente y cuidábamos de no separarnos como si cada uno supiera que sólo la voluntad del grupo podía perdonar su presencia en ese sitio. La máquina estaba ahí sobre sus cinco bases de piedra, y todo el aparato de la justicia aguardaba inmóvil en el breve espacio entre ella y el cuadro de soldados con los fusiles apoyados en tierra y las bayonetas caladas. Josiane me hundía las uñas en el brazo y temblaba de tal manera que hablé de llevármela a un café, pero no había cafés a la vista y ella se empecinaba en quedarse. Colgada de mí y de Albert, saltaba de tanto en tanto para ver mejor la máquina, volvía a clavarme las uñas, y al final me obligó a agachar la cabeza hasta que sus labios encontraron mi boca, y me mordió histéricamente murmurando palabras que pocas veces le había oído y que colmaron mi orgullo como si por un momento hubiera sido el amo. Pero de todos nosotros el único aficionado apreciativo era Albert; fumando un cigarro mataba los minutos comparando ceremonias, imaginando el comportamiento final del condenado, las etapas que en ese mismo momento se cumplían en el interior de la prisión y que conocía en detalle por razones que se callaba. Al principio lo escuché con avidez para enterarme de cada nimia articulación de la liturgia, hasta que lentamente, como desde más allá de él y de Josiane y de la celebración del aniversario, me fue invadiendo algo que era como un abandono, el sentimiento indefinible de que eso no hubiera debido ocurrir en esa forma, que algo estaba amenazando en mí el mundo de las galerías y los pasajes, o todavía peor, que mi felicidad en ese mundo había sido un preludio engañoso, una trampa de flores como si una de las figuras de yeso me hubiera alcanzado una guirnalda mentida (y esa noche yo había pensado que las cosas se tejían como las flores en una guirnalda), para caer poco a poco en Laurent, para derivar de la embriaguez inocente de la Galerie Vivienne y de la bohardilla de Josiane, lentamente ir pasando al gran terror, a la nieve, a la guerra inevitable, a la apoteosis de los cincuenta años del patrón, a los fiacres ateridos del alba, al brazo rígido de Josiane que se prometía no mirar y buscaba ya en mi pecho dónde esconder la cara en el momento final. Me pareció (y en ese instante las rejas empezaban a abrirse y se oía la voz de mando del oficial de la guardia) que de alguna manera eso era un término, no sabía bien de qué porque al fin y al cabo yo seguiría viviendo, trabajando en la Bolsa y viendo de cuando en cuando a Josiane, a Albert y a Kikí que ahora se había puesto a golpearme histéricamente el hombro, y aunque no quería desviar los ojos de las rejas que terminaban de abrirse, tuve que prestarle atención por un instante y siguiendo su mirada entre sorprendida y burlona alcancé a distinguir casi al lado del patrón la silueta un poco agobiada del sudamericano envuelto en la hopalanda negra, y curiosamente pensé que también eso entraba de alguna manera en la guirnalda, y que era un poco como si una mano acabara de trenzar en ella la flor que la cerraría antes del amanecer. Y ya no pensé más porque Josiane se apretó contra mí gimiendo, y en la sombra que los dos reverberos de la puerta agitaban sin ahuyentarla, la mancha blanca de una camisa surgió como flotando entre dos siluetas negras, apareciendo y desapareciendo cada vez que una tercera sombra voluminosa se inclinaba sobre ella con los gestos del que abraza o amonesta o dice algo. al oído o da a besar alguna cosa, hasta que se hizo a un lado y la mancha blanca se definió más de cerca, encuadrada por un grupo de gentes con sombreros de copa y abrigos negros, y hubo como una prestidigitación acelerada, un rapto de la mancha blanca por las dos figuras que hasta ese momento habían parecido formar parte de la máquina, un gesto de arrancar de los hombros un abrigo ya innecesario, un movimiento presuroso hacia adelante, un clamor ahogado que podía ser de cualquiera, de Josiane convulsa contra mi, de la mancha blanca que parecía deslizarse bajo el armazón donde algo se desencadenaba con un chasquido y una conmoción casi simultáneos. Creí que Josiane iba a desmayarse, todo el peso de su cuerpo resbalaba a lo largo del mío como debía estar resbalando el otro cuerpo hacia la nada, y me incliné para sostenerla mientras un enorme nudo de gargantas se desataba en un final de misa con el órgano resonando en lo alto (pero era un caballo que relinchaba al oler la sangre) y el reflujo nos empujó entre gritos y órdenes militares. Por encima del sombrero de Josiane que se había puesto a llorar compasivamente contra mi estómago, alcancé a reconocer al patrón emocionado, a Albert en la gloria, y el perfil del sudamericano perdido en la contemplación imperfecta de la máquina que las espaldas de los soldados y el afanarse de los artesanos de la justicia le iban librando por manchas aisladas, por relámpagos de sombra entre gabanes y brazos y un afán general por moverse y partir en busca de vino caliente y de sueño, como nosotros amontonándonos más tarde en un fiacre para volver al barrio, comentando lo que cada uno había creído ver y que no era lo mismo, no era nunca lo mismo y por eso valía más porque entre la rué de la Roquette y el barrio de la Bolsa había tiempo para reconstruir la ceremonia, discutirla, sorprenderse en contradicciones, jactarse de una vista más aguda o de unos nervios más templados para admiración de última hora de nuestras tímidas compañeras.<br /><br /><br />Nada podía tener de extraño que en esa época mi madre me notara más desmejorado y se lamentara sin disimulo de una indiferencia inexplicable que hacía sufrir a mi pobre novia y terminaría por enajenarme la protección de los amigos de mi difunto padre gracias a los cuales me estaba abriendo paso en los medios bursátiles. A frases así no se podía contestar más que con el silencio, y aparecer algunos días después con una nueva planta de adorno o un vale para madejas de lana a precio rebajado. Irma era más comprensiva, debía confiar simplemente en que el matrimonio me devolvería alguna vez a la normalidad burocrática, y en esos últimos tiempos yo estaba al borde de darle la razón pero me era imposible renunciar a la esperanza de que el gran terror llegara a su fin en el barrio de las galerías y que volver a mi casa no se pareciera ya a una escapatoria, a un ansia de protección que desaparecía tan pronto como mi madre empezaba a mirarme entre suspiros o Irma me tendía la taza de café con la sonrisa de las novias arañas. Estábamos por ese entonces en plena dictadura militar, una más en la interminable serie, pero la gente se apasionaba sobre todo por el desenlace inminente de la guerra mundial y casi todos los días se improvisaban manifestaciones en el centro para celebrar el avance aliado y la liberación de las capitales europeas, mientras la policía cargaba contra los estudiantes y las mujeres, los comercios bajaban presurosamente las cortinas metálicas y yo, incorporado por la fuerza de las cosas a algún grupo detenido frente a las pizarras de La Prensa, me preguntaba si sería capaz de seguir resistiendo mucho tiempo a la sonrisa consecuente de la pobre Irma y a la humedad que me empapaba la camisa entre rueda y rueda de cotizaciones, Empecé a sentir que el barrio de las galerías ya no era como antes el término de un deseo, cuando bastaba echar a andar por cualquier calle para que en alguna esquina todo girara blandamente y me allegara sin esfuerzo a la Place des Victoires donde era tan grato demorarse vagando por las callejuelas con sus tiendas y zaguanes polvorientos, y a la hora más propicia entrar en la Galerie Vivienne en busca de Josiane, a menos que caprichosamente prefiriera recorrer primero el Passage des Panoramas o el Passage des Princes y volver dando un rodeo un poco perverso por el lado de la Bolsa. Ahora, en cambio, sin siquiera tener el consuelo de reconocer como aquella mañana el aroma vehemente del café en el Pasaje Güemes (olía a aserrín, a lejía), empecé a admitir desde muy lejos que el barrio de las galerías no era ya el puerto de reposo, aunque todavía creyera en la posibilidad de liberarme de mi trabajo y de Irma, de encontrar sin esfuerzo la esquina de Josiane. A cada momento me ganaba el deseo de volver; frente a las pizarras de los diarios, con los amigos, en el patio de casa, sobre todo al anochecer, a la hora en que allá empezarían a encenderse los picos de gas. Pero algo me obligaba a demorarme junto a mi madre y a Irma, una oscura certidumbre de que en el barrio de las galerías ya no me esperarían como antes, de que el gran terror era el más fuerte. Entraba en los bancos y en las casas de comercio con un comportamiento de autómata, tolerando la cotidiana obligación de comprar y vender valores y escuchar los cascos de los caballos de la policía cargando contra el pueblo que festejaba los triunfos aliados, y tan poco creía ya que alcanzaría a liberarme una vez más de todo eso que cuando llegué al barrio de las galerías tuve casi miedo, me sentí extranjero y diferente como jamás me había ocurrido antes, me refugié en una puerta cochera y dejé pasar el tiempo y la gente, forzado por primera vez a aceptar poco a poco todo lo que antes me había parecido mío, las calles y los vehículos, la ropa y los guantes, la nieve en los patios y las voces en las tiendas. Hasta que otra vez fue el deslumbramiento, fue encontrar a Josiane en la Galerie Coibert y enterarme entre besos y brincos de que ya no había Laurent, que el barrio había festejado noche tras noche el fin de la pesadilla, y todo el mundo había preguntado por mí y menos mal que por fin Laurent, pero dónde me había metido que no me enteraba de nada, y tantas cosas y tantos besos. Nunca la había deseado más y nunca nos quisimos mejor bajo el techo de su cuarto que mi mano podía tocar desde la cama. Las caricias, los chismes, el delicioso recuento de los días mientras el anochecer iba ganando la bohardilla. ¿Laurent? Un marsellés de pelo crespo, un miserable cobarde que se había atrincherado en el desván de la casa donde acababa de matar a otra mujer, y había pedido gracia desesperadamente mientras la policía echaba abajo la puerta. Y se llamaba Paúl, el monstruo, hasta eso, fíjate, y acababa de matar a su novena víctima, y lo habían arrastrado al coche celular mientras todas las fuerzas del segundo distrito lo protegían sin ganas de una muchedumbre que lo hubiera destrozado. Josiane había tenido ya tiempo de habituarse, de enterrar a Laurent en su memoria que poco guardaba las imágenes, pero para mí era demasiado y no alcanzaba a creerlo del todo hasta que su alegría me persuadió de que verdaderamente ya no habría más Laurent, que otra vez podíamos vagar por los pasajes y las calles sin desconfiar de los portales. Fue necesario que saliéramos a festejar juntos la liberación, y como ya no nevaba Josiane quiso ir a la rotonda del Palais Royal que nunca habíamos frecuentado en los tiempos de Laurent. Me prometí, mientras bajábamos cantando por la rué des Petits Champs, que esa misma noche llevaría a Josiane a los cabarets de los boulevares, y que terminaríamos la velada en nuestro café donde a fuerza de vino blanco me haría perdonar tanta ingratitud y tanta ausencia.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBhZn2xf7YI/AAAAAAAAGog/9fYfwJNT6g0/s1600/renoirpierreauguste.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 356px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBhZn2xf7YI/AAAAAAAAGog/9fYfwJNT6g0/s400/renoirpierreauguste.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5483231087576477058" /></a><br />Por unas pocas horas bebí hasta los bordes el tiempo feliz de las galerías, y llegué a convencerme de que el final del gran terror me devolvía sano y salvo a mi cielo de estucos y guirnaldas; bailando con Josiane en la rotonda me quité de encima la última opresión de ese interregno incierto, nací otra vez a mi mejor vida tan lejos de la sala de Irma, del patio de casa, del menguado consuelo del Pasaje Güemes. Ni siquiera cuando más tarde, charlando de tanta cosa alegre con Kikí y Josiane y el patrón, me enteré del final del sudamericano, ni siquiera entonces sospeché que estaba viviendo un aplazamiento, una última gracia; por lo demás ellos hablaban del sudamericano con una indiferencia burlona, como de cualquiera de los extravagantes del barrio que alcanzan a llenar un hueco en una conversación donde pronto nacerán temas más apasionantes, y que el sudamericano acabara de morirse en una pieza de hotel era apenas algo más que una información al pasar, y Kikí discurría ya sobre las fiestas que se preparaban en un molino de la Butte, y me costó interrumpirla, pedirle algún detalle sin saber demasiado por qué se lo pedía. Por Kikí acabé sabiendo algunas cosas mínimas, el nombre del sudamericano que al fin y al cabo era un nombre francés y que olvidé en seguida, su enfermedad repentina en la rué du Faubourg Montmartre donde Kikí tenía un amigo que le había contado; la soledad» el miserable cirio ardiendo sobre la consola atestada de libros y papeles, el gato gris que su amigo había recogido, la cólera del hotelero a quien le hacían eso precisamente cuando esperaba la visita de sus padres políticos, el entierro anónimo, el olvido, las fiestas en el molino de la Butte, el arresto de Paúl el marsellés, la insolencia de los prusianos a los que ya era tiempo de darles la lección que se merecían. Y de todo eso yo iba separando, como quien arranca dos flores secas de una guirnalda, las dos muertes que de alguna manera se me antojaban simétricas, la del sudamericano y la de Laurent, el uno en su pieza de hotel, el otro disolviéndose en la nada pata ceder su lugar a Paúl el marsellés, y eran casi una misma muerte, algo que se borraba para siempre en la memoria del barrio. Todavía esa noche pude creer que todo seguiría como antes del gran terror, y Josiane fue otra vez mía en su bohardilla y al despedirnos nos prometimos fiestas y excursiones cuando llegase el verano Pero helaba en las calles, y las noticias de la guerra exigían mi presencia en la Bolsa a las nueve de la mañana; con un esfuerzo que entonces creí meritorio me negué a pensar en mi reconquistado cielo, y después de trabajar hasta la náusea almorcé con mi madre y le agradecí que me encontrara más repuesto. Esa semana la pasé en -plena lucha bursátil, sin tiempo para nada, corriendo a casa para darme una ducha y cambiar una camisa empapada por otra que al rato estaba peor. La bomba cayó sobre Hiroshima y todo fue confusión entre mis clientes, hubo que librar una larga batalla para salvar los valores más comprometidos y encontrar un rumbo aconsejable en ese mundo donde cada día era una nueva derrota nazi y una enconada, inútil reacción de la dictadura contra lo irreparable. Cuando los alemanes se rindieron y el pueblo se echó a la calle en Buenos Aires, pensé que podría tomarme un descanso, pero cada mañana me esperaban nuevos problemas, en esas semanas me casé con Irma después que mi madre estuvo al borde de un ataque cardíaco y toda la familia me lo atribuyó quizá justamente. Una y otra vez me pregunté por qué, si el gran terror había cesado en el barrio de las galerías, no me llegaba la hora de encontrarme con Josiane para volver a pasear bajo nuestro cielo de yeso. Supongo que el trabajo y las obligaciones familiares contribuían a impedírmelo, y sólo sé que de a ratos perdidos me iba a caminar como consuelo por el Pasaje Güemes, mirando vagamente hacia arriba, tomando café y pensando cada vez con menos convicción en las tardes en que me había bastado vagar un rato sin rumbo fijo para llegar a mi barrio y dar con Josiane en alguna esquina del atardecer. Nunca he querido admitir que la guirnalda estuviera definitivamente cerrada y que no volvería a encontrarme con Josiane en los pasajes o los boulevares. Algunos días me da por pensar en el sudamericano, y en esa rumia desganada llego a inventar como un consuelo, como si él nos hubiera matado a Laurent y a mí con su propia muerte; razonablemente me digo que no, que exagero, que cualquier día volveré a entrar en el barrio de las galerías y encontraré a Josiane sorprendida por mi larga ausencia. Y entre una cosa y otra me quedo en casa tomando mate, escuchando a Irma que espera para diciembre, y me pregunto sin demasiado entusiasmo si cuando lleguen las elecciones votaré por Perón o por Tamborini, si votaré en blanco o sencillamente me quedaré en casa tomando mate y mirando a Irma y a las plantas del patio.<br /><br /><br /><br /><div><b>Julio Cortázar</b><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Nacimiento:</span></div><div>26 de agosto de 1914<br /><span class="flagicon"><a class="image" title="Bandera de Argentina" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Flag_of_Argentina.svg"><img class="thumbborder" alt="Bandera de Argentina" src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/1a/Flag_of_Argentina.svg/20px-Flag_of_Argentina.svg.png" width="20" height="13" /></a></span> Embajada argentina en Ixelles, <span class="flagicon"><a class="image" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Flag_of_Belgium_(civil).svg"><img class="thumbborder" alt="Flag of Belgium (civil).svg" src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/9/92/Flag_of_Belgium_%28civil%29.svg/20px-Flag_of_Belgium_%28civil%29.svg.png" width="20" height="13" /></a> Bélgica<br /><br /></span><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Defunción</span>:</div><div>12 de febrero de 1984(69 años)<br /><span class="flagicon"><a class="image" title="Bandera de Francia" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Flag_of_France.svg"><img class="thumbborder" alt="Bandera de Francia" src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/c/c3/Flag_of_France.svg/20px-Flag_of_France.svg.png" width="20" height="13" /></a></span> París, Francia<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Seudónimo:</span></div><div>Julio Denis (en sus dos primeros libros)<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Ocupación:</span></div><div>Escritor, profesor, traductor<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Nacionalidad:</span></div><div><span class="flagicon"><a class="image" title="Bandera de Argentina" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Flag_of_Argentina.svg"><img class="thumbborder" alt="Bandera de Argentina" src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/1a/Flag_of_Argentina.svg/20px-Flag_of_Argentina.svg.png" width="20" height="13" /></a> Argentina </span><span class="flagicon"><a class="image" title="Bandera de Francia" href="http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Flag_of_France.svg"><img class="thumbborder" alt="Bandera de Francia" src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/c/c3/Flag_of_France.svg/20px-Flag_of_France.svg.png" width="20" height="13" /></a> Francia</span></div><div><span class="flagicon"><br /></span><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Género:</span></div><div>Novela, cuento, poesía, prosa poética, microrrelato(Procemas y meopas, como solía llamarlos él)<br /><br /></div><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></span>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-57281965141135419792010-06-13T18:13:00.002-03:002010-06-13T19:11:01.769-03:00Leopoldo Lugones1874-1938<br /><br />Argentina<br /><div><br /><br /><div style="text-align: center;"><b><i>La lluvia de fuego</i></b></div><div style="text-align: center;"><b><i><br /></i></b></div><div style="text-align: center;"><b><i>Evocación de un desencarnado de Gomorra</i></b></div><div style="text-align: center;"><b><i>Cuento</i></b></div><div style="text-align: center;"><b><i>(Texto completo)</i></b></div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBVRvNIbw1I/AAAAAAAAGng/tlEhsDIB_ac/s1600/A-958-SafiroLugones.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBVRvNIbw1I/AAAAAAAAGng/tlEhsDIB_ac/s400/A-958-SafiroLugones.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5482377992814183250" /></a><br /><br /><b><i>Y tornaré el cielo de hierro y la tierra de cobre.<br />Levítico, XXVI - 19.</i></b><br /><br />Recuerdo que era un día de sol hermoso, lleno del hormigueo popular, en las calles atronadas de vehículos. Un día asaz cálido y de tersura perfecta.<br /><br />Desde mi terraza dominaba una vasta confusión de techos, vergeles salteados, un trozo de bahía punzado de mástiles, la recta gris de una avenida...<br /><br />A eso de las once cayeron las primeras chispas. Una aquí, otra allá —partículas de cobre semejantes a las morcellas de un pábilo; partículas de cobre incandescente que daban en el suelo con un ruidecito de arena. El cielo seguía de igual limpidez; el rumor urbano no decrecía. Únicamente los pájaros de mi pajarera cesaron de cantar.<br /><br />Casualmente lo había advertido, mirando hacia el horizonte en un momento de abstracción. Primero creí en una ilusión óptica formada por mi miopía. Tuve que esperar largo rato para ver caer otra chispa, pues la luz solar anegábalas bastante; pero el cobre ardía de tal modo, que se destacaban lo mismo. Una rapidísima vírgula de fuego, y el golpecito en la tierra. Así, a largos intervalos.<br /><br />Debo confesar que al comprobarlo, experimenté un vago terror. Exploré el cielo en una ansiosa ojeada. Persistía la limpidez. ¿De dónde venía aquel extraño granizo? ¿Aquel cobre? ¿Era cobre?...<br /><br />Acababa de caer una chispa en mi terraza, a pocos pasos. Extendí la mano; era, a no caber duda, un gránulo de cobre que tardó mucho en enfriarse. Por fortuna la brisa se levantaba, inclinando aquella lluvia singular hacia el lado opuesto de mi terraza. Las chispas eran harto ralas, además. Podía creerse por momentos que aquello había ya cesado. No cesaba. Uno que otro, eso sí, pero caían siempre los temibles gránulos.<br /><br />En fin, aquello no había de impedirme almorzar, pues era el mediodía. Bajé al comedor atravesando el jardín, no sin cierto miedo de las chispas. Verdad es que el toldo, corrido para evitar el sol, me resguardaba...<br /><br />¿Me resguardaba? Alcé los ojos; pero un toldo tiene tantos poros, que nada pude descubrir.<br /><br />En el comedor me esperaba un almuerzo admirable; pues mi afortunado celibato sabía dos cosas sobre todo: leer y comer. Excepto la biblioteca, el comedor era mi orgullo. Ahíto de mujeres y un poco gotoso, en punto a vicios amables nada podía esperar ya sino de la gula. Comía solo, mientras un esclavo me leía narraciones geográficas. Nunca había podido comprender las comidas en compañía; y si las mujeres me hastiaban, como he dicho, ya comprenderéis que aborrecía a los hombres.<br /><br />¡Diez años me separaban de mi última orgía! Desde entonces, entregado a mis jardines, a mis peces, a mis pájaros, faltábame tiempo para salir. Alguna vez, en las tardes muy calurosas, un paseo a la orilla del lago. Me gustaba verlo, escamado de luna al anochecer, pero esto era todo y pasaba meses sin frecuentarlo.<br /><br />La vasta ciudad libertina era para mí un desierto donde se refugiaban mis placeres. Escasos amigos; breves visitas; largas horas de mesa; lecturas; mis peces; mis pájaros; una que otra noche tal cual orquesta de flautistas, y dos o tres ataques de gota por año...<br /><br />Tenía el honor de ser consultado para los banquetes, y por ahí figuraban, no sin elogio, dos o tres salsas de mi invención. Esto me daba derecho —lo digo sin orgullo— a un busto municipal, con tanta razón como a la compatriota que acababa de inventar un nuevo beso.<br /><br />Entre tanto, mi esclavo leía. Leía narraciones de mar y de nieve, que comentaban admirablemente, en la ya entrada siesta, el generoso frescor de las ánforas. La lluvia de fuego había cesado quizá, pues la servidumbre no daba muestras de notarla.<br /><br />De pronto, el esclavo que atravesaba el jardín con un nuevo plato, no pudo reprimir un grito. Llegó, no obstante, a la mesa; pero acusando con su lividez un dolor horrible. Tenía en su desnuda espalda un agujerillo, en cuyo fondo sentíase chirriar aún la chispa voraz que lo había abierto. Ahogámosla en aceite, y fue enviado al lecho sin que pudiera contener sus ayes.<br /><br />Bruscamente acabó mi apetito; y aunque seguí probando los platos para no desmoralizar a la servidumbre, aquélla se apresuró a comprenderme. El incidente me había desconcertado.<br /><br />Promediaba la siesta cuando subí nuevamente a la terraza. El suelo estaba ya sembrado de gránulos de cobre; mas no parecía que la lluvia aumentara. Comenzaba a tranquilizarme, cuando una nueva inquietud me sobrecogió. El silencio era absoluto. El tráfico estaba paralizado a causa del fenómeno, sin duda. Ni un rumor en la ciudad. Sólo, de cuando en cuando, un vago murmullo de viento sobre los árboles. Era también alarmante la actitud de los pájaros. Habíanse apelotonado en un rincón, casi unos sobre otros. Me dieron compasión y decidí abrirles la puerta. No quisieron salir; antes se recogieron más acongojados aún. Entonces comenzó a intimidarme la idea de un cataclismo.<br /><br />Sin ser grande mi erudición científica, sabía que nadie mencionó jamás esas lluvias de cobre incandescente. ¡Lluvias de cobre! En el aire no hay minas de cobre. Luego aquella limpidez del cielo no dejaba conjeturar la procedencia. Y lo alarmante del fenómeno era esto. Las chispas venían de todas partes y de ninguna. Era la inmensidad desmenuzándose invisiblemente en fuego. Caía del firmamento el terrible cobre —pero el firmamento permanecía impasible en su azul. Ganábame poco a poco una extraña congoja; pero, cosa rara: hasta entonces no había pensado en huir. Esta idea se mezcló con desagradables interrogaciones. ¡Huir! ¿Y mi mesa, mis libros, mis pájaros, mis peces que acababa precisamente de estrenar un vivero, mis jardines ya ennoblecidos de antigüedad, mis cincuenta años de placidez, en la dicha del presente, en el descuido del mañana?...<br /><br />¿Huir? . . . Y pensé con horror en mis posesiones (que no conocía) del otro lado del desierto, con sus camelleros viviendo en tiendas de lana negra y tomando por todo alimento leche cuajada, trigo tostado, miel agria...<br /><br />Quedaba una fuga por el lago, corta fuga después de todo, si en el lago como en el desierto, según era lógico, llovía cobre también; pues no viniendo aquello de ningún foco visible, debía ser general.<br /><br />No obstante el vago terror que me alarmaba, decíame todo eso claramente, lo discutía conmigo mismo, un poco enervado a la verdad por el letargo digestivo de mi siesta consuetudinaria. Y después de todo, algo me decía que el fenómeno no iba a pasar de allí. Sin embargo, nada se perdía con hacer armar el carro.<br /><br />En ese momento llenó el aire una vasta vibración de campanas. Y casi junto con ella, advertí una cosa: ya no llovía cobre. El repique era una acción de gracias, coreada casi acto continuo por el murmullo habitual de la ciudad. Ésta despertaba de su fugaz atonía, doblemente gárrula. En algunos barrios hasta quemaban petardos.<br /><br />Acodado al parapeto de la terraza, miraba con un desconocido bienestar solidario la animación vespertina que era todo amor y lujo. El cielo seguía purísimo. Muchachos afanosos recogían en escudillas la granalla de cobre, que los caldereros habían empezado a comprar. Era todo cuanto quedaba de la grande amenaza celeste.<br /><br />Más numerosa que nunca, la gente de placer coloría las calles; y aun recuerdo que sonreí vagamente a un equívoco mancebo, cuya túnica recogida hasta las caderas en un salto de bocacalle, dejó ver sus piernas glabras, jaqueladas de cintas. Las cortesanas, con el seno desnudo según la nueva moda, y apuntalado en deslumbrante coselete, paseaban su indolencia sudando perfumes. Un viejo lenón erguido en su carro manejaba como si fuese una vela una hoja de estaño, que con apropiadas pinturas anunciaba amores monstruosos de fieras: ayunta-mientos de lagartos con cisnes; un mono y una foca; una doncella cubierta por la delirante pedrería de un pavo real. Bello cartel, a fe mía; y garantida la autenticidad de las piezas. Animales amaestrados por no sé qué hechicería bárbara, y desequilibrados con opio y con asafétida.<br /><br />Seguido por tres jóvenes enmascarados pasó un negro amabilísimo, que dibujaba en los patios, con polvos de colores derramados al ritmo de una danza, escenas secretas. También depilaba al oropimente y sabía dorar las uñas.<br /><br />Un personaje fofo, cuya condición de eunuco se adivinaba en su morbidez, pregonaba al son de crótalos de bronces, cobertores de un tejido singular que producía el insomnio y el deseo. Cobertores cuya abolición habían pedido los ciudadanos honrados. Pues mi ciudad sabía gozar, sabía vivir. Al anochecer recibí dos visitas que cenaron conmigo. Un condiscípulo jovial, matemático cuya vida desarreglada era el escándalo de la ciencia, y un agricultor enriquecido. La gente sentía necesidad de visitarse después de aquellas chispas de cobre. De visitarse y de beber, pues ambos se retiraron completamente borrachos. Yo hice una rápida salida. La ciudad, caprichosamente iluminada, había aprovechado la coyuntura para decretarse una noche de fiesta. En algunas cornisas, alumbraban perfumando, lámparas de incienso. Desde sus balcones, las jóvenes burguesas, excesivamente ataviadas, se divertían en proyectar de un soplo a las narices de los transeúntes distraídos, tripas pintarrajeadas y crepitantes de cascabeles. En cada esquina se bailaba. De balcón a balcón cambiábanse flores y gatitos de dulce. El césped de los parques palpitaba de parejas.<br /><br />Regresé temprano y rendido. Nunca me acogí al lecho con más grata pesadez de sueño.<br /><br />Desperté bañado en sudor, los ojos turbios, la garganta reseca. Había afuera un rumor de lluvia. Buscando algo, me apoyé en la pared, y por mi cuerpo corrió como un latigazo el escalofrío del miedo. La pared estaba caliente y conmovida por una sorda vibración. Casi no necesité abrir la ventana para darme cuenta de lo que ocurría.<br /><br />La lluvia de cobre había vuelto, pero esta vez nutrida y compacta. Un caliginoso vaho sofocaba la ciudad; un olor entre fosfatado y urinoso apestaba el aire Por fortuna, mi casa estaba rodeada de galerías y aquella lluvia no alcanzaba las puertas.<br /><br />Abrí la que daba al jardín. Los árboles estaban negros, ya sin follaje; el piso, cubierto de hojas carbonizadas. El aire, rayado de vírgulas de fuego, era de una paralización mortal; y por entre aquéllas se divisaba el firmamento, siempre impasible, siempre celeste.<br /><br />Llamé, llamé en vano. Penetré hasta los aposentos famularios. La servidumbre se había ido. Envueltas las piernas en un cobertor de viso, acorazándome espaldas y cabeza con una bañera de metal que me aplastaba horriblemente, pude llegar hasta las caballerizas. Los caballos habían desaparecido también. Y con una tranquilidad que hacía honor a mis nervios, me di cuenta de que estaba perdido.<br /><br />Afortunadamente, el comedor se encontraba lleno de provisiones; su sótano, atestado de vinos. Bajé a él. Conservaba todavía su frescura; hasta su fondo no llegaba la vibración de la pesada lluvia, el eco de su grave crepitación. Bebí una botella, y luego extraje de la alacena secreta el pomo de vino envenenado. Todos los que teníamos bodega poseíamos uno, aunque no lo usáramos ni tuviéramos convidados cargosos. Era un licor claro e insípido, de efectos instantáneos.<br /><br />Reanimado por el vino, examiné mi situación. Era asaz sencilla. No pudiendo huir, la muerte me esperaba; pero con el veneno aquél, la muerte me pertenecía. Y decidí ver eso todo lo posible, pues era, a no dudarlo, un espectáculo singular. ¡Una lluvia de cobre incandescente! ¡La ciudad en llamas! Valía la pena.<br /><br />Subí a la terraza, pero no pude pasar de la puerta que daba acceso a ella. Veía desde allá lo bastante, sin embargo. Veía y escuchaba. La soledad era absoluta. La crepitación no se interrumpía sino por uno que otro ululato de perro, o explosión anormal. El ambiente estaba rojo; y a su través, troncos, chimeneas, casas, blanqueaban con una lividez tristísima. Los pocos árboles que conservaban follaje retorcíanse, negros, de un negro de estaño. La luz había decrecido un poco, no obstante de persistir la limpidez celeste. El horizonte estaba, esto sí, mucho más cerca, y como ahogado en ceniza. Sobre el lago flotaba un denso vapor, que algo corregía la extraordinaria sequedad del aire.<br /><br />Percibíase claramente la combustible lluvia, en trazos de cobre que vibraban como el cordaje innumerable de un arpa, y de cuando en cuando mezclábanse con ella ligeras flámulas. Humaredas negras anunciaban incendios aquí y allá.<br /><br />Mis pájaros comenzaban a morir de sed y hube de bajar hasta el aljibe para llevarles agua. El sótano comunicaba con aquel depósito, vasta cisterna que podía resistir mucho al fuego celeste; mas por los conductos que del techo y de los patios desembocaban allá, habíase deslizado algún cobre y el agua tenía un gusto particular, entre natrón y orina, con tendencia a salarse. Bastóme levantar las trampillas de mosaico que cerraban aquellas vías, para cortar a mi agua toda comunicación con el exterior.<br /><br />Esa tarde y toda la noche fue horrendo el espectáculo de la ciudad. Quemaba en sus domicilios, la gente huía despavorida, para arderse en las calles en la campiña desolada; y la población agonizó bárbaramente, con ayes y clamores de una amplitud, de un horror, de una variedad estupendos. Nada hay tan sublime como la voz humana. El derrumbe de los edificios, la combustión de tantas mercancías y efectos diversos, y más que todo, la quemazón de tantos cuerpos, acabaron por agregar al cataclismo el tormento de su hedor infernal. Al declinar el sol, el aire estaba casi negro de humo y de polvaredas. Las flámulas que danzaban por la mañana entre el cobre pluvial, eran ahora llamaradas siniestras. Empezó a soplar un viento ardentísimo, denso, como alquitrán caliente. Parecía que se estuviese en un inmenso horno sombrío. Cielo, tierra, aire, todo acababa. No había más que tinieblas y fuego. ¡Ah, el horror de aquellas tinieblas que todo el fuego, el enorme fuego de la ciudad ardida no alcanzaba a dominar; y aquella fetidez de pingajos, de azufre, de grasa cadavérica en el aire seco que hacía escupir sangre; y aquellos clamores que no sé cómo no acababan nunca, aquellos clamores que cubrían el rumor del incendio, más vasto que un huracán, aquellos clamores en que aullaban, gemían, bramaban todas las bestias con un inefable pavor de eternidad!...<br /><br />Bajé a la cisterna, sin haber perdido hasta entonces mi presencia de ánimo, pero enteramente erizado con todo aquel horror; y al verme de pronto en esa obscuridad amiga, al amparo de la frescura, ante el silencio del agua subterránea, me acometió de pronto un miedo que no sentía –estoy seguro– desde cuarenta años atrás, el miedo infantil de una presencia enemiga y difusa; y me eché a llorar, a llorar como un loco, a llorar de miedo, allá en un rincón, sin rubor alguno.<br /><br />No fue sino muy tarde, cuando al escuchar el derrumbe de un techo, se me ocurrió apuntalar la puerta del sótano. Hícelo así con su propia escalera y algunos barrotes de la estantería, devolviéndome aquella defensa alguna tranquilidad; no porque hubiera de salvarme, sino por la benéfica influencia de la acción. Cayendo a cada instante en modorras que entrecortaban funestas pesadillas, pasé las horas. Continuamente oía derrumbes allá cerca. Había encendido dos lámparas que traje conmigo, para darme valor, pues la cisterna era asaz lóbrega. Hasta llegué a comer, bien que sin apetito, los restos de un pastel. En cambio bebí mucha agua.<br /><br />De repente mis lámparas empezaron a amortiguarse, y junto con eso el terror, el terror paralizante esta vez, me asaltó. Había gastado, sin prevenirlo, toda mi luz, pues no tenía sino aquellas lámparas. No advertí, al descender esa tarde, traerlas todas conmigo.<br /><br />Las luces decrecieron y se apagaron. Entonces advertí que la cisterna empezaba a llenarse con el hedor del incendio. No quedaba otro remedio que salir; y luego, todo, todo era preferible a morir asfixiado como una alimaña en su cueva.<br /><br />A duras penas conseguí alzar la tapa del sótano que los escombros del comedor cubrían...<br /><br />...Por segunda vez había cesado la lluvia infernal. Pero la ciudad ya no existía. Techos, puertas, gran cantidad de muros, todas las torres yacían en ruinas. El silencio era colosal, un verdadero silencio de catástrofe. Cinco o seis grandes humaredas empinaban aún sus penachos; y bajo el cielo que no se había enturbiado ni un momento, un cielo cuya crudeza azul certificaba indiferencias eternas, la pobre ciudad, mi pobre ciudad, muerta, muerta para siempre, hedía como un verdadero cadáver.<br /><br />La singularidad de la situación, lo enorme del fenómeno, y sin duda también el regocijo de haberme salvado, único entre todos, cohibían mi dolor reemplazándolo por una curiosidad sombría. El arco de mi zaguán había quedado en pie y asiéndome de las adarajas pude llegar hasta su ápice.<br /><br />No quedaba un solo resto combustible y aquello se parecía mucho a un escorial volcánico. A trechos, en los parajes que la ceniza no cubría, brillaba con un bermejor de fuego, el metal llovido. Hacia el lado del desierto, resplandecía hasta perderse de vista un arenal de cobre. En las montañas, a la otra margen del lago, las aguas evaporadas de éste condensábanse en una tormenta. Eran ellas las que habían mantenido respirable el aire durante el cataclismo. El sol brillaba inmenso, y aquella soledad empezaba a agobiarme con una honda desolación cuando hacia el lado del puerto percibí un bulto que vagaba entre las ruinas. Era un hombre, y habíame percibido ciertamente, pues se dirigía a mí.<br /><br />No hicimos ademán alguno de extrañeza cuando llegó, y trepando por el arco vino a sentarse conmigo. Tratábase de un piloto, salvado como yo en una bodega, pero apuñaleando a su propietario. Acababa de agotársele el agua y por ello salía.<br /><br />Asegurado a este respecto, empecé a interrogarlo. Todos los barcos ardieron, los muelles, los depósitos; y el lago habíase vuelto amargo. Aunque advertí que hablábamos en voz baja, no me atreví —ignoro por qué— a levantar la mía.<br /><br />Ofrecíle mi bodega, donde quedaban aún dos docenas de jamones, algunos quesos, todo el vino...<br /><br />De repente notamos una polvareda hacia el lado del desierto. La polvareda de una carrera. Alguna partida que enviaban, quizá, en socorro, los compatriotas de Adama o de Seboim.<br /><br />Pronto hubimos de sustituir esta esperanza por un espectáculo tan desolador como peligroso.<br /><br />Era un tropel de leones, las fieras sobrevivientes del desierto, que acudían a la ciudad como a un oasis, furiosos de sed, enloquecidos de cataclismo.<br /><br />La sed y no el hambre los enfurecía, pues pasaron junto a nosotros sin advertirnos. ¡Y en qué estado venían! Nada como ellos revelaba tan lúgubremente la catástrofe.<br /><br />Pelados como gatos sarnosos, reducida a escasos chicharrones la crin, secos los ijares, en una desproporción de cómicos a medio vestir con la fiera cabezota, el rabo agudo y crispado como el de una rata que huye, las garras pustulosas, chorreando sangre —todo aquello decía a las claras sus tres días de horror bajo el azote celeste, al azar de las inseguras cavernas que no habían conseguido ampararlos.<br /><br />Rondaban los surtidores secos con un desvarío humano en sus ojos, y bruscamente reemprendían su carrera en busca de otro depósito, agotado también, hasta que sentándose por último en torno del postrero, con el calcinado hocico en alto, la mirada vagorosa de desolación y de eternidad, quejándose al cielo, estoy seguro, pusiéronse a rugir.<br /><br />Ah... nada, ni el cataclismo con sus horrores, ni el clamor de la ciudad moribunda era tan horroroso como ese llanto de fiera sobre las ruinas. Aquellos rugidos tenían una evidencia de palabra. Lloraban quién sabe qué dolores de inconsciencia y de desierto a alguna divinidad obscura. El alma sucinta de la bestia agregaba a sus terrores de muerte, el pavor de lo incomprensible. Si todo estaba lo mismo, el sol cuotidiano, el cielo eterno, el desierto familiar, ¿por qué se ardían y por qué no había agua?... Y careciendo de toda idea de relación con los fenómenos, su horror era ciego, es decir, más espantoso. El transporte de su dolor elevábalos a cierta vaga noción de provenencia, ante aquel cielo de donde había estado cayendo la lluvia infernal; y sus rugidos preguntaban ciertamente algo a la cosa tremenda que causaba su padecer. Ah... esos rugidos, lo único de grandioso que conservaban aún aquellas fieras disminuidas: cual comentaban el horrendo secreto de la catástrofe; cómo interpretaban en su dolor irremediable la eterna soledad, el eterno silencio, la eterna sed...<br /><br />Aquello no debía durar mucho. El metal candente empezó a llover de nuevo, más compacto, más pesado que nunca.<br /><br />En nuestro súbito descenso, alcanzamos a ver que las fieras se desbandaban buscando abrigo bajo los escombros.<br /><br />Llegamos a la bodega, no sin que nos alcanzaran algunas chispas; y comprendiendo que aquel nuevo chaparrón iba a consumar la ruina, me dispuse a concluir.<br /><br />Mientras mi compañero abusaba de la bodega —por primera y última vez, a buen seguro—decidí aprovechar el agua de la cisterna en mi baño fúnebre; y después de buscar inútilmente un trozo de jabón, descendí a ella por la escalinata que servía para efectuar su limpieza.<br /><br />Llevaba conmigo el pomo de veneno, que me causaba un gran bienestar apenas turbado por la curiosidad de la muerte.<br /><br />El agua fresca y la obscuridad, me devolvieron a las voluptuosidades de mi existencia de rico que acababa de concluir. Hundido hasta el cuello, el regocijo de la limpieza y una dulce impresión de domesticidad, acabaron de serenarme.<br /><br />Oía afuera el huracán de fuego. Comenzaban otra vez a caer escombros. De la bodega no llegaba un solo rumor. Percibí en eso un reflejo de llamas que entraban por la puerta del sótano, el característico tufo urinoso... Llevé el pomo a mis labios, y... </div><div><br /></div><div>FIN<br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBVTfchvXXI/AAAAAAAAGno/_7x9HrGvxxU/s1600/A-948-lugones.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TBVTfchvXXI/AAAAAAAAGno/_7x9HrGvxxU/s400/A-948-lugones.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5482379921092205938" /></a><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-54191053711862590922010-05-30T02:11:00.000-03:002010-06-13T17:37:19.487-03:00Leopoldo Lugones- Cuentos-<b><i>1874-1938<br />Argentina</i></b><br /><br /><br /><div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Un fenómeno inexplicable</span></span></b></div><div style="text-align: center;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Cuento </span></i></b></div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TACZpcD-eZI/AAAAAAAAGiQ/OLZI8uQyW_Y/s1600/Gorila.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 301px; height: 400px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TACZpcD-eZI/AAAAAAAAGiQ/OLZI8uQyW_Y/s400/Gorila.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5476546084069079442" /></a><br /><br />Hace de esto once años. Viajaba por la región agrícola que se dividen las provincias de Córdoba y de Santa Fe, provisto de las recomendaciones indispensables para escapar a las horribles posadas de aquellas colonias en formación. Mi estómago, derrotado por los invariables salpicones con hinojo y las fatales nueces del postre, exigía fundamentales refacciones. Mi última peregrinación debía efectuarse bajo los peores auspicios. Nadie sabía indicarme un albergue en la población hacia donde iba a dirigirme. Sin embargo, las circunstancias apremiaban, cuando el juez de paz que me profesaba cierta simpatía. vino en mi auxilio.<br />-Conozco allá -me dijo- un señor inglés viudo y solo. Posee una casa, lo mejor de la colonia, y varios terrenos de no escaso valor. Algunos servicios que mi cargo me puso en situación de prestarle, serán buen pretexto para la recomendación que usted desea, y que si es eficaz le proporcionará excelente hospedaje. Digo si es eficaz, pues mi hombre, no obstante sus buenas cualidades, suele tener su luna en ciertas ocasiones, siendo, además, extraordinariamente reservado. Nadie ha podido penetrar en su casa más allá del dormitorio donde instala a sus huéspedes, muy escasos por otra parte. Todo esto quiere decir que va usted en condiciones nada ventajosas, pero es cuanto puedo suministrarle. El éxito es puramente casual. Con todo, si usted quiere una carta de recomendación...<br /><br />Acepté y emprendí acto continuo mi viaje, llegando al punto de destino horas después.<br /><br />Nada tenía de atrayente el lugar. La estación con su techo de tejas coloradas; su andén crujiente de carbonilla; su semáforo a la derecha, su pozo a la izquierda. En la doble vía del frente, media docena de vagones que aguardaban la cosecha. Más allá el galpón, bloqueado por bolsas de trigo. A raíz del terraplén, la pampa con su color amarillento como un pañuelo de yerbas; casitas sin revoque diseminadas a lo lejos, cada una con su parva al costado; sobre el horizonte el festón de humo del tren en marcha, y un silencio de pacífica enormidad entonando el color rural del paisaje.<br /><br />Aquello era vulgarmente simétrico como todas las fundaciones recientes. Notábase rayas de mensura en esa fisonomía de pradera otoñal. Algunos colonos llegaban a la estafeta en busca de cartas. Pregunté a uno por la casa consabida, obteniendo inmediatamente las señas. Noté en el modo de referirse a mi huésped, que se lo tenía por hombre considerable.<br /><br />No vivía lejos de la estación. Unas diez cuadras más allá, hacia el oeste, al extremo de un camino polvoroso que con la tarde tomaba coloraciones lilas, distinguí la casa con su parapeto y su cornisa, de cierta gallardía exótica entre las viviendas circundantes; su jardín al frente; el patio interior rodeado por una pared tras la cual sobresalían ramas de duraznero. El conjunto era agradable y fresco; pero todo parecía deshabitado.<br /><br />En el silencio de la tarde, allá sobre la campiña desierta, aquella casita, no obstante su aspecto de chalet industrioso, tenía una especie de triste dulzura, algo de sepulcro nuevo en el emplazamiento de un antiguo cementerio.<br /><br />Cuando llegué a la verja, noté que en el jardín había rosas, rosas de otoño, cuyo perfume aliviaba como una caridad la fatigosa exhalación de las trillas. Entre las plantas que casi podía tocar con la mano, crecía libremente la hierba; y una pala cubierta de óxido yacía contra la pared, con su cabo enteramente liado por una guía de enredadera.<br /><br />Empujé la puerta de reja, atravesé el jardín, y no sin cierta impresión vaga de temor fui a golpear la puerta interna. Pasaron minutos. El viento se puso a silbar en una rendija, agravando la soledad. A un segundo llamado, sentí pasos; y poco después la puerta se abría, con un ruido de madera reseca. El dueño de casa apareció saludándome.<br /><br />Presenté mi carta. Mientras leía, pude observarlo a mis anchas. Cabeza elevada y calva; rostro afeitado de clergyman; labios generosos, nariz austera. Debía de ser un tanto místico. Sus protuberancias supercialiares, equilibraban con una recta expresión de tendencias impulsivas, el desdén imperioso de su mentón. Definido por sus inclinaciones profesionales, aquel hombre podía ser lo mismo un militar que un misionero. Hubiera deseado mirar sus manos para completar mi impresión, mas sólo podía verlas por el dorso.<br /><br />Enterado de la carta, me invitó a pasar, y todo el resto de mi permanencia, hasta la hora de comer, quedó ocupado por mis arreglos personales. En la mesa fue donde empecé a notar algo extraño.<br /><br />Mientras comíamos, advertí que no obstante su perfecta cortesía, algo preocupaba a mi interlocutor. Su mirada invariablemente dirigida hacia un ángulo de la habitación, manifestaba cierta angustia; pero como su sombra daba precisamente en ese punto, mis miradas furtivas nada pudieron descubrir. Por lo demás, bien podía no ser aquello sino una distracción habitual.<br /><br />La conversación seguía en tono bastante animado, sin embargo. Tratábase del cólera que por entonces azotaba los pueblos cercanos. Mi huésped era homeópata, y no disimulaba su satisfacción por haber encontrado en mí uno del gremio. A este propósito, cierta frase del diálogo hizo variar su tendencia. La acción de las dosis reducidas acababa de sugerirme un argumento que me apresuré a exponer.<br /><br />-La influencia que sobre el péndulo de Rutter -dije concluyendo una frase-, ejerce la proximidad de cualquier substancia, no depende de la cantidad. Un glóbulo homeopático determina oscilaciones iguales a las que produciría una dosis quinientas o mil veces mayor.<br /><br />Advertí al momento, que acababa de interesar con mi observación. El dueño de casa me miraba ahora.<br /><br />-Sin embargo -respondió- Reichenbach ha contestado negativamente esa prueba. Supongo que ha leído usted a Reichenbach.<br /><br />-Lo he leído, sí; he atendido sus críticas, he ensayado, y mi aparato, confirmando a Rutter, me ha demostrado que el error procedía del sabio alemán, no del inglés. La causa de semejante error es sencillísima, tanto que me sorprende cómo no dio con ella el ilustre descubridor de la parafina y de la creosota.<br /><br />Aquí, sonrisa de mi huésped: prueba terminante de que nos entendíamos.<br /><br />-¿Usó usted el primitivo péndulo de Rutter, o el perfeccionado por el doctor Leger?<br /><br />-El segundo -respondí.<br /><br />-Es mejor. ¿Y cuál sería, según sus investigaciones, la causa del error de Reichenbach?<br /><br />-Esta: los sensitivos con que operaba, influían sobre el aparato, sugestionándose por la cantidad del cuerpo estudiado. Si la oscilación provocada por un escrúpulo de magnesia, supongamos, alcanzaba una amplitud de cuatro líneas, las ideas corrientes sobre la relación entre causa y efecto, exigían que la oscilación aumentara en proporción con la cantidad: diez gramos, por ejemplo. Los sensitivos del barón, eran individuos nada versados por lo común en especulaciones científicas; y quienes practican experiencias así, saben cuán poderosamente influyen sobre tales personas las ideas tenidas por verdaderas, sobre todo si son lógicas. Aquí está, pues, la causa del error. El péndulo no obedece a la cantidad, sino a la naturaleza del cuerpo estudiado solamente; pero cuando el sensitivo cree que la cantidad mayor influye, aumenta el efecto, pues toda creencia es una volición. Un péndulo, ante el cual el sujeto opera sin conocer las variaciones de cantidad, confirma a Rutter. Desaparecida la alucinación...<br /><br />-Oh, ya tenemos aquí la alucinación -dijo mi interlocutor con manifiesto desagrado.<br /><br />-No soy de los que explican todo por la alucinación, a lo menos confundiéndola con la subjetividad, como frecuentemente ocurre. La alucinación es para mí una fuerza, más que un estado de ánimo, y así considerada, se explica por medio de ella buena porción de fenómenos. Creo que es la doctrina justa.<br /><br />-Desgraciadamente es falsa. Mire usted, yo conocí a Home, el medium, en Londres, allá por 1872. Seguí luego con vivo interés las experiencias de Crookes, bajo un criterio radicalmente materialista; pero la evidencia se me impuso con motivo de los fenómenos del 74. La alucinación no basta para explicarlo todo. Créame usted, las apariciones son autónomas...<br /><br />-Permítame una pequeña digresión -interrumpí, encontrando en aquellos recuerdos una oportunidad para comprobar mis deducciones sobre el personaje-: quiero hacerle una pregunta, que no exige desde luego contestación, si es indiscreta. ¿Ha sido usted militar?...<br /><br />-Poco tiempo; llegué a subteniente del ejército de la India.<br /><br />-Por cierto, la India sería para usted un campo de curiosos estudios.<br /><br />-No; la guerra cerraba el camino del Tíbet a donde hubiese querido llegar. Fui hasta Cawnpore, nada más. Por motivos de salud, regresé muy luego a Inglaterra; de Inglaterra pasé a Chile en 1879; y por último a este país en 1888.<br /><br />-¿Enfermó usted en la India?<br /><br />-Sí -respondió con tristeza el antiguo militar, clavando nuevamente sus ojos en el rincón del aposento.<br /><br />-¿El cólera?... -insistí.<br /><br />Apoyó él la cabeza en la mano izquierda, miró por sobre mí, vagamente. Su pulgar comenzó a moverse entre los ralos cabellos de la nuca. Comprendí que iba a hacerme una confidencia de la cual eran prólogo aquellos ademanes, y esperé. Afuera chirriaba un grillo en la oscuridad.<br /><br />-Fue algo peor todavía -comenzó mi huésped-. Fue el misterio. Pronto hará cuarenta años y nadie lo ha sabido hasta ahora. ¿Para qué decirlo? No lo hubieran entendido, creyéndome loco por lo menos. No soy un triste, soy un desesperado. Mi mujer falleció hace ocho años, ignorando el mal que me devoraba, y afortunadamente no he tenido hijos. Encuentro en usted por primera vez un hombre capaz de comprenderme.<br /><br />Me incliné agradecido.<br /><br />-¡Es tan hermosa la ciencia, la ciencia libre, sin capilla y sin academia! Y no obstante, está usted todavía en los umbrales. Los fluidos ódicos de Reichenbach no son más que el prólogo. El caso que va usted a conocer, le revelará hasta dónde puede llegarse.<br /><br />El narrador se conmovía. Mezclaba frases inglesas a su castellano un tanto gramatical . Los incisos adquirían una tendencia imperiosa, una plenitud rítmica extraña en aquel acento extranjero.<br /><br />-En febrero de 1858 -continuó- fue cuando perdí toda mi alegría. Habrá usted oído hablar de los yoghis, los singulares mendigos cuya vida se comparte entre el espionaje y la taumaturgia. Los viajeros han popularizado sus hazañas, que sería inútil repetir. Pero, ¿sabe en qué consiste la base de sus poderes?<br /><br />-Creo que en la facultad de producir cuando quieren el autosonambulismo, volviéndose de tal modo insensibles, videntes...<br /><br />-Es exacto. Pues bien, yo vi operar a los yoghis en condiciones que imposibilitaban toda superchería. Llegué hasta fotografiar las escenas, y la placa reprodujo todo, tal cual yo lo había visto. La alucinación resultaba, así, imposible, pues los ingredientes químicos no se alucinan... Entonces quise desarrollar idénticos poderes. He sido siempre audaz, y luego no estaba entonces en situación de apreciar las consecuencias. Puse, pues, manos a la obra.<br /><br />-¿Por cuál método?<br /><br />Sin responderme, continuó:<br /><br />-Los resultados fueron sorprendentes. En poco tiempo llegué a dormir. Al cabo de dos años producía la traslación consciente. Pero aquellas prácticas me habían llevado al colmo de la inquietud. Me sentía espantosamente desamparado, y con la seguridad de una cosa adversa mezclada a mi vida como un veneno. Al mismo tiempo, devorábame la curiosidad. Estaba en la pendiente y ya no podía detenerme. Por una continua tensión de voluntad, conseguía salvar las apariencias ante el mundo. Mas, poco a poco, el poder despertado en mí se volvía más rebelde... Una distracción prolongada, ocasionaba el desdoblamiento. Sentía mi personalidad fuera de mí, mi cuerpo venía a ser algo así como una afirmación del no yo, diré expresando concretamente aquel estado. Como las impresiones se avivaban, produciéndome angustiosa lucidez, resolví una noche ver mi doble. Ver qué era lo que salía de mí, siendo yo mismo, durante el sueño extático.<br /><br />-¿Y pudo conseguirlo?<br /><br />-Fue una tarde, casi de noche ya. El desprendimiento se produjo con la facilidad acostumbrada. Cuando recobré la conciencia, ante mí, en un rincón del aposento, había una forma. Y esa forma era un mono, un horrible animal que me miraba fijamente. Desde entonces no se aparta de mí. Lo veo constantemente. Soy su presa. A donde quiera él va, voy conmigo, con él. Está siempre ahí. Me mira constantemente, pero no se le acerca jamás, no se mueve jamás, no me muevo jamás...<br /><br />Subrayo los pronombres trocados en la última frase, tal como la oí. Una sincera aflicción me embargaba. Aquel hombre padecía, en efecto, una sugestión atroz.<br /><br />-Cálmese usted -le dije, aparentando confianza-. La reintegración no es imposible.<br /><br />-¡Oh, sí! -respondió con amargura-. Esto es ya viejo. Figúrese usted, he perdido el concepto de la unidad. Sé que dos y dos son cuatro, por recuerdo; pero ya no lo siento. El más sencillo problema de aritmética carece de sentido para mí, pues me falta la convicción de la cantidad. Y todavía sufro cosas más raras. Cuando me tomo una mano con la otra, por ejemplo, siento que aquélla es distinta, como si perteneciera a otra persona que no soy yo. A veces veo las cosas dobles, porque cada ojo procede sin relación con el otro...<br /><br />Era, a no dudarlo, un caso curioso de locura, que no excluía el más perfecto raciocinio.<br /><br />-Pero en fin, ¿ese mono?..., pregunté para agotar el asunto.<br /><br />-Es negro como mi propia sombra, y melancólico al lado de un hombre. La descripción es exacta, porque lo estoy viendo ahora mismo. Su estatura es mediana, su cara como todas las caras de mono. Pero siento, no obstante, que se parece a mí. Hablo con entero dominio de mí mismo. ¡Ese animal se parece a mí!<br /><br />Aquel hombre, en efecto, estaba sereno; y sin embargo, la idea de una cara simiesca formaba tan violento contraste con su rostro de aventajado ángulo facial, su cráneo elevado y su nariz recta, que la incredulidad se imponía por esta circunstancia, más aún que por lo absurdo de la alucinación.<br /><br />Él notó perfectamente mi estado; púsose de pie como adoptando una resolución definitiva:<br /><br />-Voy a caminar por este cuarto, para que usted lo vea. Observe mi sombra, se lo ruego.<br /><br />Levantó la luz de la lámpara, hizo rodar la mesa hasta un extremo del comedor y comenzó a pasearse. Entonces, la más grande de las sorpresas me embargó. ¡La sombra de aquel sujeto no se movía! Proyectada sobre el rincón, de la cintura arriba, y con la parte inferior sobre el piso de madera clara, parecía una membrana, alargándose y acortándose según la mayor o menor proximidad de su dueño. No podía yo notar desplazamiento alguno bajo las incidencias de luz en que a cada momento se encontraba el hombre.<br /><br />Alarmado al suponerme víctima de tamaña locura, resolví desimpresionarme y ver si hacía algo parecido con mi huésped, por medio de un experimento decisivo. Pedíle que me dejara obtener su silueta pasando un lápiz sobre el perfil de la sombra.<br /><br />Concedido el permiso, fijé un papel con cuatro migas de pan mojado hasta conseguir la más perfecta adherencia posible a la pared, y de manera que la sombra del rostro quedase en el centro mismo de la hoja. Quería, como se ve, probar por la identidad del perfil entre la cara y su sombra (esto saltaba a la vista, pero el alucinado sostenía lo contrario) el origen de dicha sombra, con intención de explicar luego su inmovilidad asegurándome una base exacta.<br /><br />Mentiría si dijera que mis dedos no temblaron un poco al posarse en la mancha sombría, que por lo demás diseñaba perfectamente el perfil de mi interlocutor; pero afirmo con entera certeza que el pulso no me falló en el trazado. Hice la línea sin levantar la mano, con un lápiz Hardtmuth azul, y no despegué la hoja concluido que hube, hasta no hallarme convencido por una escrupulosa observación, de que mi trazo coincidía perfectamente con el perfil de la sombra, y éste con el de la cara del alucinado.<br /><br />Mi huésped seguía la experiencia con inmenso interés. Cuando me aproximé a la mesa, vi temblar sus manos de emoción contenida. El corazón me palpitaba, como presintiendo un infausto desenlace.<br /><br />-No mire usted -dije.<br /><br />-¡Miraré! -me respondió con un acento tan imperioso, que a pesar mío puse el papel ante la luz.<br /><br />Ambos palidecimos de una manera horrible. Allí ante nuestros ojos, la raya de lápiz trazaba una frente deprimida, una nariz chata, un hocico bestial. ¡El mono! ¡La cosa maldita!<br /><br />Y conste que yo no sé dibujar.<div><br /></div><div><br /><br /><div style="text-align: center;">************</div><br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TACh36bHrsI/AAAAAAAAGiY/wcp2bPGjuHs/s1600/lugones.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 156px; height: 206px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TACh36bHrsI/AAAAAAAAGiY/wcp2bPGjuHs/s400/lugones.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5476555128830406338" /></a><br /><b>Leopoldo Lugones</b></div><div><b></b><br />Nació en Villa María, Córdoba, Argentina, el 13 de junio de 1874.<br />Poeta, ensayista, periodista y político argentino.<br /><br />En Buenos Aires, genera constante polémica no tanto por su obra literaria sino por su protagonismo político que sufre fuertes virajes ideológicos a lo largo de su vida, pasando por el socialismo, el liberalismo, el conservadurismo y el fascismo.<br /><br />Decepcionado, precisamente, por las circunstancias políticas de la década de 1930 y quizás por su propia militancia, se suicida el 18 de febrero de 1938 en un recreo de San Fernando, provincia de Buenos Aires, llamado El Tropezón, ubicado en la Segunda Sección del Delta , Buenos Aires, al ingerir una mezcla de cianuro y whisky.<br />Empero, publicaciones recientes en bibliografía argentina, han echado otra luz. Lugones estuvo muy enamorado de una muchacha que conoció en una de sus conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras. Mantuvo con ella una relación sentimental y apasionada. Descubierto y presionado por su hijo, debió abandonarla. Esto lo habría precipitado en un declive depresivo que acabaría así con su vida.<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Obra</span></b><br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Poesía </span></b><br />*Las montañas del oro (1897)<br />*Los crepúsculos del jardín (1905)<br />*Lunario sentimental (1909)<br />*Odas seculares (1910)<br />*El libro fiel (1912)<br />*El libro de los paisajes (1917)<br />*Las horas doradas (1922)<br />*Poemas solariegos, (1927)<br />*Romances del Río Seco, (1938)<br />*Cancionero de Aglaura, póstumo.<br />*La Blanca Soledad<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;"> Narrativa </span></b><br />*La guerra gaucha, (1905)<br />*Las fuerzas extrañas, (1906)<br />*Cuentos fatales, (1926)<br />*El Hombre Muerto<br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;"> Novela</span></b><br />*El Ángel de la Sombra, 1926<br />*El Hombre Muerto<br /><br />Datos biográficos completos en:<br /><br /><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Lugones"><span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;">http://es.wikipedia.org/wiki/Leopoldo_Lugones</span></a><br /><br /><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-59327556757323647202010-05-25T00:00:00.011-03:002010-06-01T18:55:05.911-03:00BICENTENARIO<div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;">DE LA REVOLUCIÓN DE MAYO</span></span></b></div><div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;"><br /></span></span></b></div><div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;">25 DE MAYO DE 1810-2010</span></span></b></div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_s9xQy7GbI/AAAAAAAAGcA/XgRRxJlUjUw/s1600/bandera-argentina.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 197px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_s9xQy7GbI/AAAAAAAAGcA/XgRRxJlUjUw/s400/bandera-argentina.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5475037688530409906" /></a><br /><br /><div style="text-align: center;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#3366FF;">AL GRAN PUEBLO ARGENTINO, SALUD!</span></span></b></div><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_uC7U20wNI/AAAAAAAAGcg/nNxO5kf0vQ4/s1600/BI-cabildo+Baires2.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 400px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_uC7U20wNI/AAAAAAAAGcg/nNxO5kf0vQ4/s400/BI-cabildo+Baires2.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5475113727721521362" /></a><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_uFRAZUPjI/AAAAAAAAGco/DBvwlRYwR88/s1600/Bicentenario2.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 337px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_uFRAZUPjI/AAAAAAAAGco/DBvwlRYwR88/s400/Bicentenario2.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5475116299209424434" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TAV_kxOwYKI/AAAAAAAAGig/nlVu3QKlI8s/s1600/BI-N6.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TAV_kxOwYKI/AAAAAAAAGig/nlVu3QKlI8s/s400/BI-N6.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5477924791433322658" /></a><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#000066;"><b><i>Una celebración multitudinaria, el pueblo estaba en la plaza como en 1810, y como en 1910 también lo conmemoraron los que nos antecedieron.<br /><br />No estuvimos en el primer centenario y seguramente no estaremos en el próximo. Este era nuestro momento en la historia y así lo vivimos, junto a nuestros hermanos y con todas las naciones que nos acompañaron en sus delegaciones.<br /><br />Juntos y convocados por los mismos colores, los únicos, los de la Patria, en esta plaza y en cada una de las plazas de las provincias del país.</i></b></span><b><i></i></b><div><span class="Apple-style-span" style="color:#000066;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#000099;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#000066;"></span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="line-height: 20px;"><br /></span></span><br />Con la esperanza, que cuando se conmemoren los trecientos años de la Revolución de Mayo, nuestros descendientes vuelvan a la plaza, y sigan cantando con el mismo fervor el Himno Nacional y que estén cobijados por la misma celeste y blanca que hoy nos convoca y nos representa.<br /><br />Siento que cada familia que estaba con sus hijos guardaba esa dulce esperanza.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TAWAVgXbPXI/AAAAAAAAGio/G3UgPd0fyb8/s1600/BI-N19.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TAWAVgXbPXI/AAAAAAAAGio/G3UgPd0fyb8/s400/BI-N19.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5477925628719873394" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TAWBN3md5uI/AAAAAAAAGiw/i_n9QTzNz2k/s1600/BI-N9jpg.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TAWBN3md5uI/AAAAAAAAGiw/i_n9QTzNz2k/s400/BI-N9jpg.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5477926597029652194" /></a><br /><br /><br /><br /></i></b></span><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-11448686875908716972010-05-21T16:02:00.007-03:002010-05-21T18:59:49.646-03:00A un millón de años luz de casa<div><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#666600;"><b><i>... a un millón de años luz de casa</i></b></span></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_bduHRPqsI/AAAAAAAAGbw/EmKI1ubZPQM/s1600/Cerati15.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 400px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S_bduHRPqsI/AAAAAAAAGbw/EmKI1ubZPQM/s400/Cerati15.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5473806181410515650" /></a><br /><br /><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia; "><b><i>Esta noche es larga.</i></b></span></div><div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><br /></i></b></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><div style="text-align: center;"><b><i>El eclipse no fue parcial</i></b></div><b><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><b><i>y cegó nuestras miradas</i></b></span></div><i><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>y hoy son parte de una lluvia lejos.</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>La lluvia derramada...</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>un poco de miel</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>no basta.</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>La espera me agotó</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>No sé nada de vos</i></b></span></div></i></b></span><div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><br /></i></b></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><div style="text-align: center;"><b><i>Dejaste tanto en mí.</i></b></div><b><div style="text-align: center;"><i><br /></i></div><i><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>No lo sé</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>Cuanto falta? no lo sé</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>Qué otra cosa puedo hacer?</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>Hoy estás a un millón de años luz de casa</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>y hoy sos parte de una lluvia lejos</i></b></span></div></i></b></span></div><div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><br /></i></b></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><div style="text-align: center;"><b><i>Tu esencia es más visible</i></b></div><b><div style="text-align: center;"><i><br /></i></div><i><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>Del mismo dolor</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>vendrá un nuevo amanecer.</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>No hay nada mejor</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: normal; font-weight: normal; "><b><i>que casa...</i></b></span></div></i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><br /></i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i>Gustavo,</i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><br /></i></b></span></div><div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia; "><b><i>te esperamos.</i></b></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><div style="text-align: center;"><b><i><br /></i></b></div></span><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></div></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-72628347928243334332010-04-21T23:22:00.003-03:002010-04-22T01:14:43.536-03:00DESECHANDO LO DESECHABLE<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S8_EteCvbeI/AAAAAAAAGa4/w9Wq4AKZf7M/s1600/desechos7.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 384px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S8_EteCvbeI/AAAAAAAAGa4/w9Wq4AKZf7M/s400/desechos7.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5462801158461418978" /></a><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Marciano Durán </span></i></b></span><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="color:#333333;">Seguro que el destino se ha confabulado para complicarme la vida.<br /><br />No consigo acomodar el cuerpo a los nuevos tiempos.<br /><br />O por decirlo mejor: no consigo acomodar el cuerpo al “use y tire” ni al “compre y compre” ni al “desechable”.<br /><br />Ya sé, tendría que ir a terapia o pedirle a algún siquiatra que me medicara.<br /><br />Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.<br /><br />No hace tanto con mi mujer lavábamos los pañales de los gurises.<br /><br />Los colgábamos en la cuerda junto a los chiripás; los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.<br /><br />Y ellos… nuestros nenes… apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda (incluyendo los pañales).<br /><br />¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!<br /><br />Sí, ya sé… a nuestra generación siempre le costó tirar.<br /><br />¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables!<br /><br /><br />Y así anduvimos por las calles uruguayas guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. Y nuestras hermanas y novias se las arreglaban como podían con algodones para enfrentar mes a mes su fertilidad.<br /><br />¡Nooo! Yo no digo que eso era mejor.<br /><br />Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra.<br /><br />Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.<br /><br />Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.<br /><br />¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plast de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de alpaca en el cajón de los cubiertos!<br /><br />Es que vengo de un tiempo en que las cosas se compraban para toda la vida.<br /><br />¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después!<br /><br />La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas y escupideras de loza.<br /><br />Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.<br /><br />¡Nos están jodiendo!<br /><br />¡¡Yo los descubrí… lo hacen adrede!!<br /><br />Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo.<br /><br />Nada se repara.<br /><br />¿Dónde están los zapateros arreglando las medias suelas de las Nike?<br /><br />¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommier casa por casa?<br /><br />¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?<br /><br />¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?<br /><br />Todo se tira, todo se deshecha y mientras tanto producimos más y más basura.<br /><br />El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.<br /><br />El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!!<br /><br />¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de 50 años!<br /><br />Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)<br /><br />No existía el plástico ni el nylon.<br /><br />La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en San Juan.<br /><br />Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban.<br /><br />De por ahí vengo yo.<br /><br />Y no es que haya sido mejor.<br /><br />Es que no es fácil para un pobre tipo al que educaron en el “guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo” pasarse al “compre y tire que ya se viene el modelo nuevo”.<br /><br />Mi cabeza no resiste tanto.<br /><br />Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que además cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.<br /><br />Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya sí era un nombre como para cambiarlo)<br /><br />Me educaron para guardar todo.<br /><br />¡Toooodo!<br /><br />Lo que servía y lo que no.<br /><br />Porque algún día las cosas podían volver a servir.<br /><br />Le dábamos crédito a todo.<br /><br />Sí… ya sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no.<br /><br />Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas de jardinera… y no sé cómo no guardamos la primera caquita.<br /><br />¡¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?!<br /><br />¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con que se consiguieron?<br /><br />En casa teníamos un mueble con cuatro cajones.<br /><br />El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto.<br /><br />Y guardábamos.<br /><br />¡¡Cómo guardábamos!!<br /><br />¡¡Tooooodo lo guardábamos!!<br /><br />¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!<br /><br />¡¿Cómo para qué?!<br /><br />Hacíamos limpia calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares.<br /><br />Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela.<br /><br />¡Tooodo guardábamos!<br /><br />Las cosas que usábamos: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus.<br /><br />Y las cosas que nunca usaríamos.<br /><br />Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón.<br /><br />Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar.<br /><br />Cañitos de plástico sin la tinta, cañitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón.<br /><br />Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraran al terminar su ciclo, los uruguayos inventábamos la recarga de los encendedores descartables.<br /><br />Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de paté o del corned beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave.<br /><br />¡Y las pilas!<br /><br />Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa.<br /><br />Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más.<br /><br />No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.<br /><br />Las cosas no eran desechables… eran guardables.<br /><br />¡¡Los diarios!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al cuadril!<br /><br />Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque del Banco de Seguros para hacer cuadros, y los cuentagotas de los remedios por si algún remedio no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos.<br /><br />Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posamates, y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de cartas se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía “éste es un 4 de bastos”.<br /><br />Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal.<br /><br />Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo.<br /><br />Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos.<br /><br />Así como hoy las nuevas generaciones deciden “matarlos” apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada… ni a Walt Disney.<br /><br />Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron “Tómese el helado y después tire la copita”, nosotros dijimos que sí, pero… ¡minga que la íbamos a tirar! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas.<br /><br />Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos.<br /><br />Las primeras botellas de plástico -las de suero y las de Agua Jane- se transformaron en adornos de dudosa belleza.<br /><br />Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de bollones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.<br /><br />Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos.<br /><br />No lo voy a hacer.<br /><br />Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad es descartable.<br /><br />Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.<br /><br />Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero.<br /><br />No lo voy a hacer.<br /><br />No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.<br /><br />No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.<br /><br />Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares.<br /><br />De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la bruja como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva.<br /><br />Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo que la bruja me gane de mano … y sea yo el entregado.<br /><br />Y yo…no me entrego.</span></span><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#006600;">Marciano Durán</span></i></b></span><div><br /><a href="http://www.marcianoduran.com.uy/?p=176"><span class="Apple-style-span" style="color:#000099;">http://www.marcianoduran.com.uy/?p=176</span></a><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Marciano Durán Rivero-Periodista y escritor (Florida- 25 de agosto de 1956)<br />Radicado en Punta del Este desde 1979.</span><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Su perfil en</span>: <a href="http://www.marcianoduran.com.uy/?page_id=314"><span class="Apple-style-span" style="color:#000099;">http://www.marcianoduran.com.uy/?page_id=314</span></a><br /><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-63515762376485630742010-03-29T11:28:00.001-03:002010-04-22T12:21:08.264-03:00Rabindranath Tagore-Juguetes<b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">INDIA 1861-1941</span></span></span></i></b><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S6QVe6vCWOI/AAAAAAAAGZQ/K3uNVH6sHjQ/s1600-h/Yo+4.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 316px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5450505069931944162" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S6QVe6vCWOI/AAAAAAAAGZQ/K3uNVH6sHjQ/s400/Yo+4.jpg" /></a><br /><br /><br /></span><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">JUGUETES</span></span></span></i></b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /><br /></span></span><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">¡Qué feliz eres, niño, sentado en el polvo,<br />divirtiéndote toda la mañana con una ramita rota!<br />Sonrío al verte jugar con este trocito de madera.<br />Estoy ocupado haciendo cuentas,<br />y me paso horas y horas sumando cifras.<br />Tal vez me miras con el rabillo del ojo y piensas:<br />«¡Qué necesidad perder la tarde con un juego como ese!»<br /><br />Niño, los bastones y las tortas de barro<br />ya no me divierten; he olvidado tu arte.<br />Persigo entretenimientos costosos<br />y amontono oro y plata.<br />Tú juegas con el corazón alegre con todo cuanto encuentras.<br />Yo dedico mis fuerzas y mi tiempo<br />a la conquista de cosas que nunca podré obtener.</span></span></span></i></b> <div><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br />En mi frágil esquife pretendo cruzar el mar de la ambición,<br />y llego a olvidar que también mi trabajo es sólo un juego.</span></span></span></i></b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S6FyXhrYL3I/AAAAAAAAGZA/ncn1_C6wco0/s1600-h/TAGORE2.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 314px; DISPLAY: block; HEIGHT: 264px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5449762772597878642" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S6FyXhrYL3I/AAAAAAAAGZA/ncn1_C6wco0/s400/TAGORE2.jpg" /></a><br /><br /><br /><div><span><span class="Apple-style-span"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Rabindranath Tagore<br />Poeta, filósofo y pintor indio nacido en Calcuta en 1861</span></span></i></b></span> </span><div><span class="Apple-style-span"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">En 1913 recibió el Premio Nobel de Literatura </span></span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">En 1915 fue nombrado Caballero por el Rey Jorge V.</span></span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /><span></span></span></span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Falleció el 7 de agosto de 1941. </span></span></i></b></span><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a></div></div></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-91351397273508770792010-03-17T20:29:00.005-03:002010-03-20T18:43:22.118-03:00Rabindranath Tagore<span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">INDIA 1861-1941</span></i></b></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S6BhSj-5GAI/AAAAAAAAGY4/dYEiZ6asKas/s1600-h/rabindranath_tagore.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 366px; height: 400px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S6BhSj-5GAI/AAAAAAAAGY4/dYEiZ6asKas/s400/rabindranath_tagore.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5449462520642869250" /></a><br /><div style="text-align: center;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Poeta, filósofo y pintor indio nacido en Calcuta</span></i></b></div><br /><br /><div style="text-align: center;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"> Pájaros Perdidos </span></span></span></b></i></div><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></b></i></span></span><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">1</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Pájaros perdidos de verano vienen a mi ventana, cantan,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">y se van volando.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Y hojas amarillas de otoño, que no saben cantar,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">aletean y caen en ella, en un suspiro.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">2</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Vagabundillos del universo, tropel de seres pequeñitos,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¡dejad la huella de vuestros pies en mis palabras!</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">3</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Para quien lo sabe amar,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"> el mundo se quita su careta de <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">infinito. </span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Se hace tan pequeño como una canción, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">como un <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">beso de lo eterno.</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">4</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Las lágrimas de la tierra le tienen siempre en flor</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">su sonrisa.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">5</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">El desierto terrible arde todo por el amor de una yerbecita;</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">y ella le dice que no con la cabeza,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"> y se ríe, y se va <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">volando…</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">6</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Si lloras por haber perdido el sol, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">las lágrimas no te dejarán</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">ver las estrellas.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">7</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">En tu camino, agua bailarina, la arena te pordiosea</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">tu canción y tu fuga.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¿No quieres tú cargarte con la coja?</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">8</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Tu cara anhelante persigue mis sueños </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">como la lluvia por <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">la noche.</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">9</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Una vez, soñamos los dos que no nos conocíamos. </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Y nos <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">conocíamos. </span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Y nos despertamos a ver si era verdad que nos</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">amábamos.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">10</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Como el anochecer entre los árboles silenciosos,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"> mi pena,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">callándose, callándose, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">se va haciendo paz en mi corazón.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">11</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">No sé qué dedos invisibles sacan de mi corazón, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">como una <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">brisa ociosa, </span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">la música de las ondas.</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">12</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">-Mar, ¿qué estás hablando?</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">-Una pregunta eterna.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">-Tú, cielo, ¿qué respondes?</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">-El eterno silencio.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">13</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">que está <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">queriendo amarte!</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">14</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">El misterio de la vida es tan grande como la sombra</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"> en <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">la noche. </span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">La ilusión de la sabiduría es como la niebla </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">del <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">amanecer.</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">15</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">No te dejes tu amor sobre el precipicio.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">16</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Me he sentado, esta mañana, en mi balcón, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">para ver el <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">mundo. </span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Y él, caminante, se detiene un punto, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">me saluda y <span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; "><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">se va.</span></span></b></i></span></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">17</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Menudos pensamientos míos, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¡con qué rumor de hojas</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">suspiráis vuestra alegría en mi imaginación!</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">18</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Tú no ves lo que eres, sino su sombra.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">19</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¡Qué necios estos deseos míos, Señor, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">que están turbando</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">con sus gritos sus canciones! </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¡Haz Tú que solo sepa yo</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">escuchar!</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">20</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">No soy yo quien escoge lo mejor, que ello me escoge a mí.</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">21</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Si me está negado el amor,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"> ¿por qué, entonces, amanece;</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¿por qué susurra el viento del sur entre las hojas recién nacidas?</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Si me está negado el amor,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"> ¿por qué, entonces,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">la medianoche entristece con nostálgico silencio a las estrellas?</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">22</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Sé que esta vida, aunque no madure el amor,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"> no está perdida del todo. </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">23</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¡No sea yo tan cobarde, Señor, </span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">que quiera tu misericordia en mi triunfo,</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">sino tu mano apretada en mi fracaso!</span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></span></b></i></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><br /></b></i></span></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><br /></b></i></span></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;color:#999900;"><b><i><br /></i></b></span></div><div style="text-align: center;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;color:#999900;"><b><i><br /></i></b></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;">PUSE EN MI BANDEJA CUANTO TENÍA, Y TE LO DI...</span><br /><br /></b></i></span></span></span><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; font-family:Georgia, serif;"><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Puse en mi bandeja cuanto tenía, y te lo di.</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¿Qué traeré a tus pies mañana?</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Soy como el árbol que, huyendo el verano floreciente,</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">mira al cielo, levantadas sus ramas desnudas de flores.</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Pero ¿no hay, entre todas mis ofrendas pasadas, una sola flor</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">que haya hecho inmarcesible la eternidad de las lágrimas?</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">¿Te acordarás, me darás las gracias con los ojos</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">cuando llegue yo a ti con las manos vacías,</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">en la despedida de mis días estivales?</span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /><br /><a href="http://www.glitter-graphics.com/"><img src="http://dl4.glitter-graphics.net/pub/1332/1332764bdxynanjw3.gif" width="250" height="158" border="0" /></a><br /><a href="http://www.glitter-works.org/" target="_blank"><span class="Apple-style-span" style="color:#FFFFFF;">-graphics.com</span></a><br /></span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><br /></span></i></b></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="color: rgb(0, 0, 0); font-style: normal; font-weight: normal; font-family:Georgia, serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><i>Rabindranath </i></span></span></b></span><n><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><i>Tagore ha sido</i></span></span></b></span></n><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><i> uno de los grandes poetas de la historia de las letras indias. En 1913 fue galardonado con el Premio Nobel de literatura.</i></span></span></b></span></span></span></i></b></span></div></span></b></i></span></span><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-47216191209886321622010-03-16T12:44:00.001-03:002010-04-09T01:12:38.848-03:00Gracias por el otoño<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5-i273xksI/AAAAAAAAGXw/rGxzr16ABDg/s1600-h/DS09276.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5449253138809852610" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5-i273xksI/AAAAAAAAGXw/rGxzr16ABDg/s400/DS09276.jpg" /></a><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Se anuncia suavemente y ya nos da su presente y es puntual este año.<br /><br />...allí están las hojas que formarán la alfombra por la que caminaré en estos días venideros, las hay doradas, rojizas, ocres<br />delicadas, quebradizas y livianas para ser mecidas por la brisa<br />Todo está llegando en perfecta armonía y en el tiempo justo</span></i></b></span><br /><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5-hgKDeAgI/AAAAAAAAGXo/lCg9bwH6YKQ/s1600-h/DSC09264.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5449251647968379394" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5-hgKDeAgI/AAAAAAAAGXo/lCg9bwH6YKQ/s400/DSC09264.jpg" /></a><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;">Bienvenido sea el OTOÑO para los de este lado<br /><br />y que disfruten de una hermosa PRIMAVERA mis amigos del otro lado del charco grande<br /></span></i></b></span><br /><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-6941763266605527852010-03-08T02:50:00.006-03:002010-04-09T01:13:35.913-03:00Canje por fin de temporada<span style="font-family:georgia;color:#009900;"><strong>Valiosas joyas de Primavera-Verano<br />en perfecto estado de conservación</strong></span><br /><br /><strong><span style="font-family:georgia;color:#3333ff;"><em>Ofrezco:<br /></em></span><span style="font-family:georgia;color:#999900;">-Variedad de mariposas, golondrinas y otras aves de mi jardín</span></strong><br /><br /><br /><p><a href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rpp8M_0-I/AAAAAAAAGWg/QD-Ymf0KuC0/s1600-h/DSC09019.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 369px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446094018653967330" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rpp8M_0-I/AAAAAAAAGWg/QD-Ymf0KuC0/s400/DSC09019.jpg" /></a><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong>-Flores de un solo día, delicadas y fragantes</strong></span><br /><br /><a href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rorh7wHUI/AAAAAAAAGWY/NoNDGtPnRj8/s1600-h/orquidea+nocturna-Nacha7-linda.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 324px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446092946450423106" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rorh7wHUI/AAAAAAAAGWY/NoNDGtPnRj8/s400/orquidea+nocturna-Nacha7-linda.jpg" /></a><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong>-Bellas y variadas plantas para exterior</strong></span><br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446092009574316402" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rn0_zFOXI/AAAAAAAAGWQ/qmgK6oHtoR4/s400/primav20.jpg" /><br /><span style="color:#999900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">-Paleta completa con infinidad de colores naturales y toda la gama de verdes imaginables</span></span></strong></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /><br /></span></span><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446089298401583250" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5RlXL5IYJI/AAAAAAAAGWI/WpdBoqEAhLw/s400/DSC09137.jpg" /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><span style="color:#999900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">-Jazmines para perfumar las noches y los sueños<br /></span></span></strong></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><a href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rg6M4UffI/AAAAAAAAGWA/RQ4axEr3ovM/s1600-h/DSC07471.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446084402403900914" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rg6M4UffI/AAAAAAAAGWA/RQ4axEr3ovM/s400/DSC07471.jpg" /></a><strong><span style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"> Canjeo, además, días de sol, playa y mar con veleros</span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /><br /></span></span></strong><a href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rvjaw8jFI/AAAAAAAAGWo/RRE_CfZGWUY/s1600-h/DSC08600.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 327px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446100503668493394" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5Rvjaw8jFI/AAAAAAAAGWo/RRE_CfZGWUY/s400/DSC08600.jpg" /></a><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"> </span></span><span style="color:#999900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">-Almuerzos para dos, con cerveza incluida, frente al mar con murmullo de olas y brisa suave</span></span></strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /><br /></span></span></span><a href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5RxxIVLPgI/AAAAAAAAGW4/p2T6noE3DZg/s1600-h/DSC08548.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 378px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446102938261601794" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5RxxIVLPgI/AAAAAAAAGW4/p2T6noE3DZg/s400/DSC08548.jpg" /></a><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><strong><span style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">-Los mejores, más luminosos y románticos amaneceres<br /></span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span></strong><a href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5RwprCkYSI/AAAAAAAAGWw/l4WXkJtLOJc/s1600-h/A-985.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5446101710628217122" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S5RwprCkYSI/AAAAAAAAGWw/l4WXkJtLOJc/s400/A-985.jpg" /></a><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><span style="color:#000099;"><span style="color:#009900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Recibo a cambio:</span></span></strong><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /><br /></span></span></strong></span><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">-Alfombra de hojas secas, doradas y rojas en lo posible.<br />-Gorras, bufandas y guantes de colores suaves<br />-Café, té y variedad de chocolates<br />-Leños para el hogar, de madera dura y seca<br /></span></span></strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><strong><span style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Acepto otras ofertas relacionadas al tema y que signifiquen placer y calor artificial.</span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span></strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><strong><span style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Abstenerse de:</span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br />-Lluvias torrenciales, vientos huracanados, temperatura por debajo de cero grado y toda cosa que se le parezca y sea desagradable.<br /></span></span></strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><span style="color:#999900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Quedo a la espera de sus sugerencias y es menester una pronta entrega, por favor...<br /></span></span></strong></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span><strong><span style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Aclaración:</span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></span></strong></span><span style="color:#999900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">La aceptación del canje por ambas partes, es con la obligación de ser devuelto en el estado en que fueran entregados, en el término estimativo de seis (6) meses.<br /></span></span></strong></span></p><p><span style="color:#999900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Gracias</span></span></strong></span></p><p><span style="color:#999900;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><em>Las fotografías fueron tomadas por Irma para Safiro<br /></em><br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></span></span></strong></span></p>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-72466325849795633212010-02-28T15:00:00.011-03:002010-03-03T17:09:29.439-03:00ODA AL MAR-PABLO NERUDA<div align="center"><br /><br /></div><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5443352241026238818" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4qsBemyCWI/AAAAAAAAGVU/6PebGa30ViQ/s400/M-089.jpg" /> <p align="center"><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong><em><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">PABLO NERUDA</span><br /></em></strong></span><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#009900;"><strong>ODA<br />AL MAR</strong></span><br /><br /><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;">de Odas elementales</span><br /><br /><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong><em>Aquí en la isla<br />el mar<br />y cuánto mar<br />se sale de sí mismo<br />a cada rato,<br />dice que sí, que no,<br />que no, que no, que no,<br />dice que si, en azul,<br />en espuma, en galope,<br />dice que no, que no.<br />No puede estarse quieto,<br />me llamo mar, repite<br />pegando en una piedra<br />sin lograr convencerla,<br />entonces<br />con siete lenguas verdes<br />de siete perros verdes,<br />de siete tigres verdes,<br />de siete mares verdes,<br />la recorre, la besa,<br />la humedece<br />y se golpea el pecho<br />repitiendo su nombre.<br />Oh mar, así te llamas,<br />oh camarada océano,<br />no pierdas tiempo y agua,<br />no te sacudas tanto,<br />ayúdanos,<br />somos los pequeñitos<br />pescadores,<br />los hombres de la orilla,<br />tenemos frío y hambre<br />eres nuestro enemigo,<br />no golpees tan fuerte,<br />no grites de ese modo,<br />abre tu caja verde<br />y déjanos a todos<br />en las manos<br />tu regalo de plata:<br />el pez de cada día.<br /><br />Aquí en cada casa<br />lo queremos<br />y aunque sea de plata,<br />de cristal o de luna,<br />nació para las pobres<br />cocinas de la tierra.<br />No lo guardes,<br />avaro,<br />corriendo frío como<br />relámpago mojado<br />debajo de tus olas.<br />Ven, ahora,<br />ábrete<br />y déjalo<br />cerca de nuestras manos,<br />ayúdanos, océano,<br />padre verde y profundo,<br />a terminar un día<br />la pobreza terrestre.<br />Déjanos<br />cosechar la infinita<br />plantación de tus vidas,<br />tus trigos y tus uvas,<br />tus bueyes, tus metales,<br />el esplendor mojado<br />y el fruto sumergido.<br /><br />Padre mar, ya sabemos<br />cómo te llamas, todas<br />las gaviotas reparten<br />tu nombre en las arenas:<br />ahora, pórtate bien,<br />no sacudas tus crines,<br />no amenaces a nadie,<br />no rompas contra el cielo<br />tu bella dentadura,<br />déjate por un rato<br />de gloriosas historias,<br />danos a cada hombre,<br />a cada<br />mujer y a cada niño,<br />un pez grande o pequeño<br />cada día.<br />Sal por todas las calles<br />del mundo<br />a repartir pescado<br />y entonces<br />grita,<br />grita<br />para que te oigan todos<br />los pobres que trabajan<br />y digan,<br />asomando a la boca<br />de la mina:<br />"Ahí viene el viejo mar<br />repartiendo pescado".<br />Y volverán abajo,<br />a las tinieblas,<br />sonriendo, y por las calles<br />y los bosques<br />sonreirán los hombres<br />y la tierra<br />con sonrisa marina.<br />Pero<br />si no lo quieres,<br />si no te da la gana,<br />espérate,<br />espéranos,<br />lo vamos a pensar,<br />vamos en primer término<br />a arreglar los asuntos<br />humanos,<br />los más grandes primero,<br />todos los otros después,<br />y entonces<br />entraremos en ti,<br />cortaremos las olas<br />con cuchillo de fuego,<br />en un caballo eléctrico<br />saltaremos la espuma,<br />cantando<br />nos hundiremos<br />hasta tocar el fondo<br />de tus entrañas,<br />un hilo atómico<br />guardará tu cintura,<br />plantaremos<br />en tu jardín profundo<br />plantas<br />de cemento y acero,<br />te amarraremos<br />pies y manos,<br />los hombres por tu piel<br />pasearán escupiendo,<br />sacándote racimos,<br />construyéndote arneses,<br />montándote y domándote<br />dominándote el alma.<br />Pero eso será cuando<br />los hombres<br />hayamos arreglado<br />nuestro problema,<br />el grande,<br />el gran problema.<br />Todo lo arreglaremos<br />poco a poco:<br />te obligaremos, mar,<br />te obligaremos, tierra,<br />a hacer milagros,<br />porque en nosotros mismos,<br />en la lucha,<br />está el pez, está el pan,<br />está el milagro.<br /><br /><br /></em></strong></span></p><strong><em></em></strong><a href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4qtAxm8bsI/AAAAAAAAGVc/Aex_lY-YZoI/s1600-h/A-980.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5443353328458952386" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4qtAxm8bsI/AAAAAAAAGVc/Aex_lY-YZoI/s400/A-980.jpg" /></a><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><span class="Apple-style-span" style="color:#FFCC33;">Siempre sale el sol...siempre!</span></span></i></b></span><br /><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong><em>Pablo Neruda<br /><br />Poeta chileno nacido en Parral en 1904.Falleció en 1973<br /></em></strong></span><br /><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#000000;"><strong><em><span style="color:#009900;">CHILE:</span><br /></em></strong></span><strong><span style="color:#000000;"><em><span style="FONT-STYLE: normal" class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">declaran el estado de catástrofe y los muertos ya son más de 700<br /><br />15:12En un nuevo discurso, la presidenta Michelle Bachelet difundió las cifras oficiales: habló de 708 fallecidos y 300 desaparecidos. En Maule y Bío Bío se declaró el estado de catástrofe y se garantizó la entrega gratuita de alimentos para las regiones más afectadas</span></span><br /></em></span><span style="color:#000000;"></span></strong><br /><br /><a href="http://www.clarin.com/diario/2010/02/28/um/m-02149723.htm"><span style="color:#000099;">http://www.clarin.com/diario/2010/02/28/um/m-02149723.htm</span></a><span style="color:#000099;"><br /><br /></span><br /><span style="font-family:georgia;color:#000099;"><span style="color:#000099;"><b><i>No hay palabras para definir la profunda tristeza que ocasiona el desastre natural que enluta al país hermano, yo no las tengo, y oculto mi pena y la esperanza en las palabras de Neruda, en la espera que el mar y las condiciones que afectan a su Chile se normalicen y sea el mar tranquilo y proveedor deseado en su oda:<br />"Ahí viene el viejo mar<br />repartiendo pescado".<br /><br /><br />Con mi mayor respeto<br /><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span style="FONT-STYLE: normal" class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">DONACIONES PARA CHILE:</span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br />antifebriles, antiinflamatorios y antibióticos, pañales, frazadas y agua mineral.<br /><br />Se puede canalizar la ayuda a través de la RED SOLIDARIA<br /><br /></span><span style="FONT-STYLE: normal" class="Apple-style-span"><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Bs As Organización Red Solidaria</span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">: Urquiza 1460 de Vicente López , de 10 a 18.<br />4791-5184 y 4796-5828, </span></i></b></span></span><span style="font-family:georgia;color:#000099;"><span style="color:#000099;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span></i></b></span></span><br /><span style="font-family:georgia;color:#000099;"><span style="color:#000099;"><b><i><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">o al mail redsolidaria@ fibertel. com.ar.<br /><br /></span></i></b></span><br /></span><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-61481938247430257282010-02-27T14:03:00.006-03:002010-02-27T14:28:34.974-03:00Terremoto en CHILE<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4lVnGggx5I/AAAAAAAAGVE/tZxALNUENk4/s1600-h/Chile.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 116px; height: 83px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4lVnGggx5I/AAAAAAAAGVE/tZxALNUENk4/s400/Chile.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5442975754904192914" /></a><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><b><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><i>Mis condolencias y solidaridad con el país hermano</i></span></b></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4lQ3pim_4I/AAAAAAAAGU8/5tmJxoShrfU/s1600-h/chile1.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 345px; height: 229px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4lQ3pim_4I/AAAAAAAAGU8/5tmJxoShrfU/s400/chile1.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5442970541627998082" /></a><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#333399;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Durante la madrugada se produjo un sismo de 8,8 grados de magnitud en la escala de Richter, frente a las costas del país trasandino. El temblor se sintió fuerte en Mendoza y otras regiones de nuestro país.</span></span></span><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;color:#333399;"><br /></span><br /><a href="http://www.clarin.com/diario/2010/02/27/um/m-02149068.htm">http://www.clarin.com/diario/2010/02/27/um/m-02149068.htm</a><br /><br /><div><br /></div><div><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></div></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-87724588142126614622010-02-22T17:18:00.001-03:002010-02-23T11:21:48.951-03:00Jorge Luis Borges<strong><em><span style="color:#009900;"></span></em></strong><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;">(1899–1986)<br />Fervor de Buenos Aires (1923)<br /></span><br /><br /><p><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5441162334006284162" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4LkUHOuD4I/AAAAAAAAGRQ/RftkozUKRyk/s400/A-964.jpg" /><br /><br /><br /><span style="color:#009900;"><span style="font-family:georgia;"><strong><em>AMANECER</em></strong></span><br /></span><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;">En la honda noche universal<br />que apenas contradicen los faroles<br />una racha perdida<br />ha ofendido las calles taciturnas<br />como presentimiento tembloroso<br />del amanecer horrible que ronda<br />los arrabales desmantelados del mundo.<br />Curioso de la sombra<br />y acobardado por la amenaza del alba<br />reviví la tremenda conjetura<br />de Schopenhauer y de Berkeley<br />que declara que el mundo<br />es una actividad de la mente,<br />un sueño de las almas,<br />sin base ni propósito ni volumen.<br />Y ya que las ideas<br />no son eternas como el mármol<br />sino inmortales como un bosque o un río,<br />la doctrina anterior<br />asumió otra forma en el alba<br />y la superstición de esa hora<br />cuando la luz como una enredadera<br />va a implicar las paredes de la sombra,<br />doblegó mi razón<br />y trazó el capricho siguiente:<br />Si están ajenas de sustancia las cosas<br />y si esta numerosa Buenos Aires<br />no es más que un sueño<br />que erigen en compartida magia las almas,<br />hay un instante<br />en que peligra desaforadamente su ser<br />y es el instante estremecido del alba,<br />cuando son pocos los que sueñan el mundo<br />y sólo algunos trasnochadores conservan,<br />cenicienta y apenas bosquejada,<br />la imagen de las calles<br />que definirán después con los otros.<br />¡Hora en que el sueño pertinaz de la vida<br />corre peligro de quebranto,<br />hora en que le sería fácil a Dios<br />matar del todo Su obra!<br /><br />Pero de nuevo el mundo se ha salvado.<br />La luz discurre inventando sucios colores<br />y con algún remordimiento<br />de mi complicidad en el resurgimiento del día<br />solicito mi casa,<br />atónita y glacial en la luz blanca,<br />mientras un pájaro detiene el silencio<br />y la noche gastada<br />se ha quedado en los ojos de los ciegos.<br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5441147002866384098" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4LWXuSIPOI/AAAAAAAAGRA/uiKoerRNi4g/s400/A-957.jpg" /><br /><span style="color:#009900;"><span style="font-family:georgia;"><strong><em></em></strong></span></span></span></p><p><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><span style="color:#009900;"><br /><br />"Al mirar hacia atrás siento que toda mi obra sólo ha sido el desarrollo de los temas que toqué por primera vez en Fervor de Buenos Aires". J.L.Borges<br /></span></span></p><p align="center"><span style="font-family:georgia;font-size:85%;color:#66ff00;"><br /></span><br /></p><div align="center"><div style="WIDTH: 400px; BACKGROUND: beige; HEIGHT: 600px; OVERFLOW: auto"><div align="left"></div><div align="left"></div><div align="center"></div><div align="center"><span style="font-family:georgia;font-size:85%;color:#000000;"><br /><br />Jorge Luis Borges<br />(1899–1986)<br /><br />Fervor de Buenos Aires (1923)<br /><br /><a href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4Lf6fWoVYI/AAAAAAAAGRI/GwU90WCEoHE/s1600-h/fervor-de-buenos%2520aires-jorge-luis-borges.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 120px; DISPLAY: block; HEIGHT: 190px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5441157495758804354" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S4Lf6fWoVYI/AAAAAAAAGRI/GwU90WCEoHE/s400/fervor-de-buenos%2520aires-jorge-luis-borges.jpg" /></a><br /><br /><strong><span style="color:#009900;">PRÓLOGO<br /></span></strong>[a la edición de 1969]<br /><br />No he reescrito el libro. He mitigado sus excesos barrocos, he limado asperezas, he tachado sensiblerías y vaguedades y, en el decurso de esta labor a veces grata y otros veces incómoda, he sentido que aquel muchacho que en 1923 lo escribió ya era esencialmente ¿qué significa esencialmente?- el señor que ahora se resigna o corrige. Somos el mismo; los dos descreemos del fracaso y del éxito, de las escuelas literarias y de sus dogmas; los dos somos de Schopehauer, de Stevenson y de Whitman. Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después. Por lo que dejaba entrever, por lo que prometía de algún modo, lo aprobaron generosamente Enrique Díez-Canedo y Alfonso Reyes.<br />Como los de 1969, los jóvenes de 1923 eran tímidos. Temerosos de una íntima pobreza, trataban, como ahora, de escamotearla bajo inocentes novedades ruidosas. Yo, por ejemplo, me propuse demasiados fines: remedar ciertas fealdades (que me gustaban) de Miguel de Unamuno, ser un escritor español del siglo XVII, ser Macedonio Fernández, descubir las metáforas que Lugones ya había descubierto, cantar un Buenos Aires de casas bajas y, hacia el poniente o hacia el sur, de quintas con verjas.<br />En aquel tiempo, buscaba atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad.<br /><br /><br />J.L.B.<br /><br /><br />Buenos Aires, 18 de agosto de 1969.<br /><br /><br /><br />A QUIEN LEYERE<br /><br />Si las páginas de este libro consienten algún verso feliz, perdóneme el lector la descortesía de haberlo usurpado yo, previamente. Nuestras nadas poco difieren; es trivial y fortuita la circunstancia de que tú seas el lector de estos ejercicios, y yo su redactor.<br /><br /><br /><br /><br />LAS CALLES<br /><br /><br />Las calles de Buenos Aires<br />ya son mi entraña.<br />No las ávidas calles,<br />incómodas de turba y ajetreo,<br />sino las calles desganadas del barrio,<br />casi invisibles de habituales,<br />enternecidas de penumbra y de ocaso<br />y aquellas más afuera<br />ajenas de árboles piadosos<br />donde austeras casitas apenas se aventuran,<br />abrumadas por inmortales distancias,<br />a perderse en la honda visión<br />de cielo y llanura.<br />Son para el solitario una promesa<br />porque millares de almas singulares las pueblan,<br />únicas ante Dios y en el tiempo<br />y sin duda preciosas.<br />Hacia el Oeste, el Norte y el Sur<br />se han desplegado -y son también la patria- las calles;<br />ojalá en los versos que trazo<br />estén esas banderas.<br /><br /><br /><br /><br />LA RECOLETA<br /><br /><br />Convencidos de caducidad<br />por tantas nobles certidumbres del polvo,<br />nos demoramos y bajamos la voz<br />entre las lentas filas de panteones,<br />cuya retórica de sombra y de mármol<br />promete o prefigura la deseable<br />dignidad de haber muerto.<br />Bellos son los sepulcros,<br />el desnudo latín y las trabadas fechas fatales,<br />la conjunción del mármol y de la flor<br />y las plazuelas con frescura de patio<br />y los muchos ayeres de la historia<br />hoy detenida y única.<br />Equivocamos esa paz con la muerte<br />y creemos anhelar nuestro fin<br />y anhelamos el sueño y la indiferencia.<br />Vibrante en las espadas y en la pasión<br />y dormida en la hiedra,<br />sólo la vida existe.<br />El espacio y el tiempo son normas suyas,<br />son instrumentos mágicos del alma,<br />y cuando ésta se apague,<br />se apagarán con ella el espacio, el tiempo y la muerte,<br />como al cesar la luz<br />caduca el simulacro de los espejos<br />que ya la tarde fue apagando.<br />Sombra benigna de los árboles,<br />viento con pájaros que sobre las ramas ondea,<br />alma que se dispersa entre otras almas,<br />fuera un milagro que alguna vez dejaran de ser,<br />milagro incomprensible,<br />aunque su imaginaria repetición<br />infame con horror nuestros días.<br />Estas cosas pensé en la Recoleta,<br />en el lugar de mi ceniza.<br /><br /><br /><br /><br />EL SUR<br /><br /><br />Desde uno de tus patios haber mirado<br />las antiguas estrellas,<br />desde el banco de<br />la sombra haber mirado<br />esas luces dispersas<br />que mi ignorancia no ha aprendido a nombrar<br />ni a ordenar en constelaciones,<br />haber sentido el círculo del agua<br />en el secreto aljibe,<br />el olor del jazmín y la madreselva,<br />el silencio del pájaro dormido,<br />el arco del zaguán, la humedad<br />-esas cosas, acaso, son el poema.<br /><br /><br /><br /><br />CALLE DESCONOCIDA<br /><br /><br />Penumbra de la paloma<br />llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde<br />cuando la sombra no entorpece los pasos<br />y la venida de la noche se advierte<br />como una música esperada y antigua,<br />como un grato declive.<br />En esa hora en que la luz<br />tiene una figura de arena,<br />di con una calle ignorada,<br />abierta en noble anchura de terraza,<br />cuyas cornisas y paredes mostraban<br />colores blandos como el mismo cielo<br />que conmovía el fondo.<br />Todo —la medianía de las casas,<br />las modestas balustradas y llamadores,<br />tal vez una esperanza de niña en los balconesentró<br />en mi vano corazón<br />con limpidez de lágrima.<br />Quizá esa hora de la tarde de plata<br />diera su ternura a la calle,<br />haciéndola tan real como un verso<br />olvidado y recuperado.<br />Sólo después reflexioné<br />que aquella calle de la tarde era ajena,<br />que toda casa es un candelabro<br />donde las vidas de los hombres arden<br />como velas aisladas,<br />que todo inmediato paso nuestro<br />camina sobre Gólgotas.<br /><br /><br /><br /><br />LA PLAZA SAN MARTÍN<br /><br /><br />A Macedonio Fernández<br /><br /><br />En busca de la tarde<br />fui apurando en vano las calles.<br />Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra.<br />Con fino bruñimiento de caoba<br />la tarde entera se había remansado en la plaza,<br />serena y sazonada,<br />bienhechora y sutil como una lámpara,<br />clara como una frente,<br />grave como un ademán de hombre enlutado.<br />Todo sentir se aquieta<br />bajo la absolución de los árboles<br />-jacarandás, acaciascuyas<br />piadosas curvas<br />atenúan la rigidez de la imposible estatua<br />y en cuya red se exalta<br />la gloria de las luces equidistantes<br />de leve luz azul y tierra rojiza.<br />¡Qué bien se ve la tarde<br />desde el fácil sosiego de los bancos!<br />Abajo<br />el puerto anhela latitudes lejanas<br />y la honda plaza igualadora de almas<br />se abre como la muerte, como el sueño.<br /><br /><br /><br /><br />EL TRUCO<br /><br /><br />Cuarenta naipes han desplazado a la vida.<br />Pintados talismanes de cartón<br />nos hacen olvidar nuestros destinos<br />y una creación risueña<br />va poblando el tiempo robado<br />con floridas travesuras<br />de una mitología casera.<br />En los lindes de la mesa<br />la vida de los otros se detiene.<br />Adentro hay un extraño país:<br />las aventuras del envido y quiero,<br />la autoridad del as de espadas,<br />como don Juan Manuel, omnipotente,<br />y el siete de oros tintineando esperanza.<br />Una lentitud cimarrona<br />va demorando las palabras<br />y como las alternativas del juego<br />se repiten y se repiten,<br />los jugadores de esta noche<br />copian antiguas bazas:<br />hecho que resucita un poco, muy poco,<br />a las generaciones de los mayores<br />que legaron al tiempo de Buenos Aires<br />los mismo versos y las mismas diabluras.<br /><br /><br /><br /><br />UN PATIO<br /><br /><br />Con la tarde<br />se cansaron los dos o tres colores del patio.<br />Esa noche, la luna, el claro círculo,<br />no domina el espacio.<br />Patio, cielo encauzado.<br />El patio es el declive<br />por el cual se derrama el cielo en la casa.<br />Serena,<br />la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.<br />Grato es vivir en la amistad oscura<br />de un zaguán, de una parra y de un aljibe.<br /><br /><br /><br /><br />INSCRIPCIÓN SEPULCRAL<br /><br /><br />Para mi bisabuelo, el colonel Isidoro Suárez<br /><br /><br />Dilató su valor sobre los Andes.<br />Contrastó montañas y ejércitos.<br />La audacia fue costumbre de su espada.<br />Impuso en la llanura de Junín<br />término venturoso a la batalla<br />y a las lanzas del Perú dio sangre española.<br />Escribió su censo de hazañas<br />en prosa rígida como clarines belísonos.<br />Eligió el honroso destierro.<br />Ahora es un poco de ceniza y de gloria.<br /><br /><br /><br /><br />LA ROSA<br /><br /><br />La rosa,<br />la inmarcesible rosa que no canto,<br />la que es peso y fragancia,<br />la del negro jardín de la alta noche,<br />la de cualquier jardín y cualquier tarde,<br />la rosa que resurge de la tenue<br />ceniza por el arte de la alquimia,<br />la rosa de los persas y de Ariosto,<br />la que siempre está sola,<br />la que siempre es la rosa de las rosas,<br />la joven flor platónica,<br />la ardiente y ciega rosa que no canto,<br />la rosa inalcanzable.<br /><br /><br /><br /><br />BARRIO RECONQUISTADO<br /><br /><br />Nadie vio la hermosura de las calles<br />hasta que pavoroso en clamor<br />se derrumbó el cielo verdoso<br />en abatimiento de agua y de sombra.<br />El temporal fue unánime<br />y aborrecible a las miradas fue el mundo,<br />pero cuando un arco bendijo<br />con los colores del perdón la tarde,<br />y un olor a tierra mojada<br />alentó los jardines,<br />nos echamos a caminar por las calles<br />como por una recuperada heredad,<br />y en los cristales hubo generosidades de sol<br />y en las hojas lucientes<br />dijo su trémula inmortalidad el estío.<br /><br /><br /><br /><br />SALA VACÍA<br /><br /><br />Los muebles de caoba perpetúan<br />entre la indecisión del brocado<br />su tertulia de siempre.<br />Los daguerrotipos<br />mienten su falsa cercanía<br />de tiempo detenido en un espejo<br />y ante nuestro examen se pierden<br />como fechas inútiles<br />de borrosos aniversarios.<br />Desde hace largo tiempo<br />sus angustiadas voces nos buscan<br />y ahora apenas están<br />en las mañanas iniciales de nuestra infancia.<br />La luz del día de hoy<br />exalta los cristales de la ventana<br />desde la calle de clamor y de vértigo<br />y arrincona y apaga la voz lacia<br />de los antepasados.<br /><br /><br /><br /><br />ROSAS<br /><br /><br />En la sala tranquila<br />cuyo reloj austero derrama<br />un tiempo ya sin aventuras ni asombro<br />sobre la decente blancura<br />que amortaja la pasión roja de la caoba,<br />alguien, como reproche cariñoso,<br />pronunció el nombre familiar y temido.<br />La imagen del tirano<br />abarrotó el instante,<br />no clara como un mármol en la tarde,<br />sino grande y umbría<br />como la sombra de una montaña remota<br />y conjeturas y memorias<br />sucedieron a la mención eventual<br />como un eco insondable.<br />Famosamente infame<br />su nombre fue desolación de las casas,<br />idolátrico amor en el gauchaje<br />y horror del tajo en la garganta.<br />Hoy el olvido borra su censo de muertes,<br />porque son venales las muertes<br />si las pensamos como parte del Tiempo,<br />es inmortalidad infatigable<br />que anonada con silenciosa culpa las razas<br />y en cuya herida siempre abierta<br />que el último dios habrá de restañar el último día,<br />cabe toda la sangre derramada.<br />No se si Rosas<br />fue sólo un ávido puñal como los abuelos decían;<br />creo que fue como tu y yo<br />un hecho entre los hechos<br />que vivió en la zozobra cotidiana<br />y dirigió para exaltaciones y penas<br />la incertidumbre de otros.<br />Ahora el mar es una larga separación<br />entre la ceniza y la patria.<br />Ya toda vida, por humilde que sea,<br />puede pisar su nada y su noche.<br />Ya Dios lo habrá olvidado<br />y es menos una injuria que una piedad<br />demorar su infinita disolución<br />con limosnas de odio.<br /><br /><br /><br /><br />FINAL DE AÑO<br /><br /><br />Ni el pormenor simbólico<br />de reemplazar un tres por un dos<br />ni esa metáfora baldía<br />que convoca un lapso que muere y otro que surge<br />ni el cumplimiento de un proceso astronómico<br />aturden y socavan<br />la altiplanicie de esta noche<br />y nos obligan a esperar<br />las doce irreparables campanadas.<br />La causa verdadera<br />es la sospecha general y borrosa<br />del enigma del Tiempo;<br />es el asombro ante el milagro<br />de que a despecho de infinitos azares,<br />de que a despecho de que somos<br />las gotas del río de Heráclito,<br />perdure algo en nosotros:<br />inmóvil.<br /><br /><br /><br /><br />CARNICERÍA<br /><br /><br />Más vil que un lupanar<br />la carnicería rubrica como una afrenta la calle.<br />Sobre el dintel<br />una ciega cabeza de vaca<br />preside el aquelarre<br />de carne charre y mármoles finales<br />con la remota majestad de un ídolo.<br /><br /><br /><br /><br />ARRABAL<br /><br /><br />A Guillermo de Torre<br /><br /><br />El arrabal es el reflejo de nuestro tedio.<br />Mis pasos claudicaron<br />cuando iban a pisar el horizonte<br />y quedé entre las casas,<br />cuadriculadas en manzanas<br />diferentes e iguales<br />como si fueran todas ellas<br />monótonos recuerdos repetidos<br />de una sola manzana.<br />El pastito precario,<br />desesperadamente esperanzado,<br />salpicaba las piedras de la calle<br />y divisé en la hondura<br />los naipes de colores del poniente<br />y sentí Buenos Aires.<br />Esta ciudad que yo creí mi pasado<br />es mi porvenir, mi presente;<br />los años que he vivido en Europa son ilusorios,<br />yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires.<br /><br /><br /><br /><br />REMORDIMIENTO POR CUALQUIER<br />MUERTE<br /><br /><br />Libre de la memoria y de la esperanza,<br />ilimitado, abstracto, casi futuro,<br />el muerto no es un muerto: es la muerte.<br />Como el Dios de los místicos,<br />de Quien deben negarse todos los predicados,<br />el muerto ubicuamente ajeno<br />no es sino la perdición y ausencia del mundo.<br />Todo se lo robamos,<br />no le dejamos ni un color ni una sílaba:<br />aquí está el patio que ya no comparten sus ojos,<br />allí la acera donde acechó la esperanza.<br />Hasta lo que pensamos podía estarlo pensando él también;<br />nos hemos repartido como ladrones<br />el caudal de las noches y de los días.<br /><br /><br /><br /><br />JARDÍN<br /><br /><br />Zanjones,<br />sierras ásperas,<br />médanos,<br />sitiados por jadeantes singladuras<br />y por las leguas de temporal y de arena<br />que desde el fondo del desierto se agolpan.<br />En un declive está el jardín.<br />Cada arbolito es una selva de hojas.<br />Lo asedian vanamente<br />los estériles cerros silenciosos<br />que apresuran la noche con su sombra<br />y el triste mar de inútiles verdores.<br />Todo el jardín es una luz apacible<br />que ilumina la tarde.<br />El jardincito es como un día de fiesta<br />en la pobreza de la tierra.<br /><br />Yacimientos del Chubut, 1922<br /><br /><br /><br /><br />INSCRIPCIÓN EN CUALQUIER SEPULCRO<br /><br /><br />No arriesgue el mármol temerario<br />gárrulas transgresiones al todopoder del olvido,<br />enumerando con prolijidad<br />el nombre, la opinión, los acontecimientos, la patria.<br />Tanto abalorio bien adjudicado está a la tiniebla<br />y el mármol no hable lo que callan los hombres.<br />Lo esencial de la vida fenecida<br />-la trémula esperanza,<br />el milagro implacable del dolor y el asombro del goce-<br />siempre perdurará.<br />Ciegamente reclama duración el alma arbitraria<br />cuando la tiene asegurada en vidas ajenas,<br />cuando tú mismo eres el espejo y la réplica<br />de quienes no alcanzaron tu tiempo<br />y otros serán (y son) tu inmortalidad en la tierra.<br /><br /><br /><br /><br />LA VUELTA<br /><br /><br />Al cabo de los años del destierro<br />volví a la casa de mi infancia<br />y todavía me es ajeno su ámbito.<br />mis manos han tocado los árboles<br />como quien acaricia a alguien que duerme<br />y he repetido antiguos caminos<br />como si recobrara un verso olvidado<br />y vi al desparramarse la tarde<br />la frágil luna nueva<br />que se arrimó al amparo sombrío<br />de la palmera de hojas altas,<br />como a su nido el pájaro.<br />¡Qué caterva de cielos<br />abarcará entre sus paredes el patio,<br />cuánto heroico poniente<br />militará en la hondura de la calle<br />y cuánta quebradiza luna nueva<br />infundirá al jardín su ternura,<br />antes que vuelva a reconocerme la casa<br />y de nuevo sea un hábito!<br /><br /><br /><br /><br />AFTERGLOW<br /><br /><br />Siempre es conmovedor el ocaso<br />por indigente o charro que sea,<br />pero más conmovedor todavía<br />es aquel brillo desesperado y final<br />que herrumbra la llanura<br />cuando el sol último de ha hundido.<br />Nos duele sos tener esa luz tirante y distinta,<br />esa alucinación que impone el espacio<br />el unánime miedo de la sombra<br />y que cesa de golpe<br />cuando notamos su falsía,<br />como cesan los sueños<br />cuando sabemos que soñamos.<br /><br /><br /><br />AMACENER<br /><br /><br />En la honda noche universal<br />que apensa contradicen los faroles<br />una racha perdida<br />ha ofendido las calles taciturnas<br />como presentimiento tembloroso<br />del amanecer horrible que ronda<br />los arrabales desmantelados del mundo.<br />Curioso de la sombra<br />y acobardado por la amenaza del alba<br />reviví la tremenda conjetura<br />de Schopenhauer y de Berkeley<br />que declara que el mundo<br />es una actividad de la mente,<br />un sueño de las almas,<br />sin base ni propósito ni volumen.<br />Y ya que las ideas<br />no son eternas como el mármol<br />sino inmortales como un bosque o un río,<br />la doctrina anterior<br />asumió otra forma en el alba<br />y la superstición de esa hora<br />cuando la luz como una enredadera<br />va a implicar las paredes de la sombra,<br />doblegó mi razón<br />y trazó el capricho siguiente:<br />si están ajenas de sustancia las cosas<br />y si esta numerosa Buenos Aires<br />no es más que un sueño<br />que erigen en compartida magia las almas,<br />hay un instante<br />en que peligra desaforadamente su ser<br />y es el instante estremecido del alba,<br />cuando son pocos los que sueñan el mundo<br />y sólo algunos trasnochadores conservan,<br />cenicienta y apenas bosquejada,<br />la imagen de las calles<br />que definirán después con los otros.<br />¡Hora en que el sueño pertinaz de la vida<br />corre peligro de quebranto<br />hora en que le sería fácil a Dios<br />matar del todo Su obra!<br /><br />Pero de nuevo el mundo se ha salvado.<br />La luz discurre inventando sucios colores<br />y con algún remordimiento<br />de mi complicidad en el resurgimiento del día<br />solicito mi casa,<br />atónita y glacial en la luz blanca,<br />mientras un pájaro de tiene mi silencio<br />y la noche gastada<br />se ha quedado en los ojos de los ciegos.<br /><br /><br /><br /><br />BENARÉS<br /><br /><br />Falsa y tupida<br />como un jardín calcado en un espejo,<br />la imaginada urbe<br />que no han visto nunca mis ojos<br />entreteje distancias<br />y repite sus casas inalcanzables.<br />El brusco sol<br />desgarra la completa oscuridad<br />de templos, muladares, cárceles, patios<br />y escalará los muros<br />y resplandecerá en un río sagrado.<br />Jadeante<br />la ciudad que oprimió un follaje de estrellas<br />desborda el horizonte<br />y en la mañana llena<br />de pasos y de sueño<br />la luz va abriendo como ramas las calles.<br />Juntamente amanece<br />en todas las persianas que miran al oriente<br />y la voz de un almuédano<br />apesadumbra desde su alta torre<br />el aire de este día<br />y anuncia a la ciudad de los muchos dioses<br />la soledad de Dios.<br />(Y pensar<br />que mientras juego con dudosas imágenes,<br />la ciudad que canto persiste<br />en un lugar predestinado del mundo,<br />con su topografía precisa,<br />poblada como un sueño,<br />con hospitales y cuarteles<br />y lentas alamedas<br />y hombres de labios podridos<br />que sienten frío en los dientes.)<br /><br /><br /><br /><br />AUSENCIA<br /><br /><br />Habré de levantar la vasta vida<br />que aún ahora es tu espejo:<br />cada mañana habré de reconstruirla.<br />Desde que te alejaste,<br />cuántos lugares se han tornado vanos<br />y sin sentido, iguales a luces en el día.<br />Tardes que fueron nicho de tu imagen,<br />músicas en que siempre me aguardabas,<br />palabras de aquel tiempo,<br />yo tendré que quebrarlas con mis manos.<br />¿En qué hondonada esconderé mi alma<br />para que no vea tu ausencia<br />que como un sol terrible, sin ocaso,<br />brilla definitiva y despiadada?<br />Tu ausencia me rodea<br />como la cuerda a la garganta,<br />el mar al que se hunde.<br /><br /><br /><br /><br />LLANEZA<br /><br /><br />A Haydée Lange<br /><br /><br />Se abre la verja del jardín<br />con la docilidad de la página<br />que una frecuente devoción interroga<br />y adentro las miradas<br />no precisan fijarse en los objetos<br />que ya están cabalmente en la memoria.<br />Conozco las costumbres y las almas<br />y ese dialecto de alusiones<br />que toda agrupación humana va urdiendo.<br />No necesito hablar<br />ni mentir privilegios;<br />bien me conocen quienes aquí me rodean,<br />bien saben mis congojas y mi flaqueza.<br />Eso es alcanzar lo más alto,<br />lo que tal vez nos dará el Cielo:<br />no admiraciones ni victorias<br />sino sencillamente ser admitidos<br />como parte de una Realidad innegable,<br />como las piedras y los árboles.<br /><br /><br /><br /><br />CAMINATA<br /><br /><br />Olorosa como un mate curado<br />la noche acerca agrestes lejanías<br />y despeja las calles<br />que acompañan mi soledad,<br />hechas de vago miedo y de largas líneas.<br />La brisa trae corazonadas de campo,<br />dulzura de las quintas, memorias de los álamos,<br />que harán temblar bajo rigideces de asfalto<br />la detenida tierra viva<br />que oprime el peso de las casas.<br />En vano la furtiva noche felina<br />inquieta los balcones cerrados<br />que en la tarde mostraron<br />la notoria esperanza de las niñas.<br />También está el silencio en los zaguanes.<br />En la cóncava sombra<br />vierten un tiempo vasto y generoso<br />los relojes de la medianoche magnífica,<br />un tiempo caudaloso<br />donde todo soñar halla cabida,<br />tiempo de anchura de alma, distinto<br />de los avaros términos que miden<br />las tareas del día.<br />Yo soy el único espectador de esta calle;<br />si dejara de verla se moriría.<br />(Advierto un largo paredón erizado<br />de una agresión de aristas<br />y un farol amarillo que aventura<br />su indecisión de luz.<br />También advierto estrellas vacilantes.)<br />Grandiosa y viva<br />como el plumaje oscuro de un Ángel<br />cuyas alas tapan el día,<br />la noche pierde las mediocres calles.<br /><br /><br /><br /><br />LA NOCHE DE SAN JUAN<br /><br /><br />El poniente impecable en esplendores<br />quebró a filo de espada las distancias.<br />Suave como un sauzal está la noche.<br />Rojos chisporrotean<br />los remolinos de las bruscas hogueras;<br />leña sacrificada<br />que se desangra en altas llamaradas,<br />bandera viva y ciega travesura.<br />La sombra es apacible como una lejanía;<br />hoy las calles recuerdan<br />que fueron campo un día.<br />Toda la santa noche la soledad rezando<br />su rosario de estrellas desparramadas.<br /><br /><br /><br /><br />CERCANÍAS<br /><br /><br />Los patios y su antigua certidumbre,<br />los patios cimentados<br />en la tierra y el cielo.<br />Las ventanas con reja<br />desde la cual la calle<br />se vuelve familiar como una lámpara.<br />Las alcobas profundas<br />donde arde en quieta llama la caoba<br />y el espejo de tenues resplandores<br />es como un remanso en la sombra.<br />Las encrucijadas oscuras<br />que lancean cuatro infinitas distancias<br />en arrabales de silencio.<br />He nombrado los sitios<br />donde se desparrama la ternura<br />y estoy solo y conmigo.<br /><br /><br /><br /><br />SÁBADOS<br /><br /><br />A C.G.<br /><br /><br />Afuera hay un ocaso, alhaja oscura<br />engastada en el tiempo,<br />y una honda ciudad ciega<br />de hombres que no te vieron.<br />La tarde calla o canta.<br />Alguien descrucifica los anhelos<br />clavados en el piano.<br />Siempre, la multitud de tu hermosura.<br /><br />***<br /><br />A despecho de tu desamor<br />tu hermosura<br />prodiga su milagro por el tiempo.<br />Está en ti la ventura<br />como la primavera en la hoja nueva.<br />Ya casi no soy nadie,<br />soy tan sólo ese anhelo<br />que se pierde en la tarde.<br />En ti está la delicia<br />como está la crueldad en las espadas.<br /><br />***<br /><br />Agravando la reja está la noche.<br />En la sala severa<br />se buscan como ciegos nuestras dos soledades.<br />Sobrevive a la tarde<br />la blancura gloriosa de tu carne.<br />En nuestro amor hay una pena<br />que se parece al alma.<br /><br />***<br /><br />Tú<br />que ayer sólo eras toda la hermosura<br />eres tambien todo el amor, ahora.<br /><br /><br /><br /><br />TROFEO<br /><br /><br />Como quien recorre una costa<br />maravillado de la muchedumbre del mar,<br />albriciado de luz y pródigo espacio,<br />yo fui el espectador de tu hermosura<br />durante un largo día.<br />Nos despedimos al anochecer<br />y en gradual soledad<br />al volver por la calle cuyos rostros aún te conocen,<br />se oscureció mi dicha, pensando<br />que de tan noble acopio de memorias<br />perdurarían escasamente una o dos<br />para ser decoro del alma<br />en la inmortalidad de su andanza.<br /><br /><br /><br /><br />ATARDECERES<br /><br /><br />La clara muchedumbre de un poniente<br />ha exaltado la calle,<br />la calle abierta como un ancho sueño<br />hacia cualquier azar.<br />La límpida arboleda<br />pierde el último pájaro, el oro último.<br />La mano jironada de un mendigo<br />agrava la tristeza de la tarde.<br />El silencio que habita los espejos<br />ha forzado su cárcel.<br />La oscuridá es la sangre<br />de las cosas heridas.<br />En el incierto ocaso<br />la tarde mutilada<br />fue unos pobres colores.<br /><br /><br /><br /><br />CAMPOS ATARDECIDOS<br /><br /><br />El poniente de pie como un Arcángel<br />tiranizó el camino.<br />La soledad poblada como un sueño<br />se ha remansado alrededor del pueblo.<br />Los cencerros recogen la tristeza<br />dispersa de la tarde. La luna nueva<br />es una vocecita desde el cielo.<br />Según va anocheciendo<br />vuelve a ser campo el pueblo.<br />El poniente que no se cicatriza<br />aún le duele a la tarde.<br />Los trémulos colores se guarecen<br />en las entrañas de las cosas.<br />En el dormitorio vacío<br />la noche cerrará los espejos.<br /><br /><br /><br /><br />DESPEDIDA<br /><br /><br />Entre mi amor y yo han de levantarse<br />trescientas noches como trescientas paredes<br />y el mar será una magia entre nosotros.<br />No habrá sino recuerdos.<br />Oh tardes merecidas por la pena,<br />noches esperanzadas de mirarte,<br />campos de mi camino,<br />firmamento que estoy viendo y perdiendo...<br />Definitiva como un mármol<br />entristecerá tu ausencia otras tardes.<br /><br /><br /><br /><br />LÍNEAS QUE PUDE HABER ESCRITO<br />Y PERDIDO HACIA 1922<br /><br /><br />Silenciosas batallas del ocaso<br />en arrabales últimos,<br />siempre antiguas derrotas de una guerra del cielo,<br />albas ruinosas que nos llegan<br />desde el fondo desierto del espacio<br />como desde el fondo del tiempo,<br />negros jardines de la lluvia, una esfinge de un libro<br />que yo tenía miedo de abrir<br />y cuya imagen vuelve en los sueños<br />la corrupción y el eco que seremos,<br />la luna sobre el mármol,<br />árboles que se elevan y perduran<br />como divinidades tranquilas,<br />la mutua noche y la esperada tarde,<br />Walt Whitman, cuyo nombre es el universo,<br />la espada valerosa de un rey<br />en el silencioso lecho de un río,<br />los sajones, lo árabes y los godos<br />que, sin saberlo, me engendraron,<br />¿soy yo esas cosas y las otras<br />o son llaves secretas y arduas álgebras<br />de lo que no sabremos nunca?<br /><br /><br /><br /><br />NOTAS<br /><br /><br />calle desconocida. Es inexacta la noticia de los primeros versos. De Quicey (Writings, tercer volumen, página 293) anota que, según la nomenclatura judía, la penumbra del alba tiene el nombre de penumbra de la paloma; la del atardecer, del cuervo.<br />el truco. En esta página de dudoso valor asoma por primera vez una idea que me ha inquietado siempre. Su declaración más cabal está en “Sentirse en muerte” (El idioma de los argentinos, 1928) y en “Nueva refutación del tiempo” (Otras inquisiciones, 1952).<br />Su error, ya denunciado por Parménides y Zenon de Elea, es postular que el tiempo está hecho de instantes individuales, que es dable separar unos de otros, así como el espacio de puntos.<br />rosas. Al escribir este poema, yo ignoraba que una abuelo de mis abuelos era antepasado de Rosas. El hecho nada tiene de singular, si consideramos la escasez de la población y el carácter casi incestuoso de nuestra historia.<br />Hacia 1922 nadie presentía el revisionismo. Este pasatiempo consiste en “revisar” la historia argentina, no para indagar la verdad sino para arribar a una conclusión de antemano resuelta; la justificación de Rosas o de cualquier otro déspota disponible. Sigo siendo, como se ve, un salvaje unitario.<br /><br /><br />http://www.literatura.us/borges/fervor.html<br /><br /></span></div></div><p></p><p></p><br /><div style="CLEAR: both"></div></div><br /><br /><span style="font-family:georgia;font-size:85%;color:#66ff00;"></span><br /><br /><br /><p></p><p></p><p><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a></p><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"></span><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"></span>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-70966773800602325362010-02-16T14:47:00.006-03:002010-06-09T01:36:52.026-03:00Amanecer<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TA79j4o79ZI/AAAAAAAAGnY/FeM4dKXEb1o/s1600/A-959.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TA79j4o79ZI/AAAAAAAAGnY/FeM4dKXEb1o/s400/A-959.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5480596589497808274" /></a><br /><br />Amanece...<br />y con el desánimo que me acompaña desde anoche comparto un café. Contemplo como se descorre el telón de la noche y aparecen las primeras luces del día.<br /><br />Los pájaros inician un concierto de trinos quebrantando el silencio. El bullicio indiscreto penetra y se estrella en el cuarto, se astilla como un espejo de viejos colores, despabilando por completo mis desvelos.<br /><br />Cansada y mal dormida, guardo con cuidado un puñado de hojas amarillas en el baúl que protege mis recuerdos y alberga mis sueños.<br /><br />Con cierta tristeza cierro la puerta que custodia y vigila mis tesoros, en la casa del pinar.<br /><br />Borrón y cuenta nueva...volver a empezar.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-23153339621643073502010-02-08T10:51:00.008-03:002010-04-09T01:13:35.918-03:00Un viaje...hacia la luz<span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><i><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">y una rosa para acompañar el viaje de mi amiga<br />Celia Rivera Gutiérrez,<br />ella era una rosa de ojos tiernos.</span></b></i></span></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S3AYoWCA9iI/AAAAAAAAGQ4/qzlJYefSHDU/s1600-h/Rosa,+barcos+y+p%C3%A1jaros.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 300px;" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S3AYoWCA9iI/AAAAAAAAGQ4/qzlJYefSHDU/s400/Rosa,+barcos+y+p%C3%A1jaros.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5435871831624054306" /></a><br /><br /><b><i><span class="Apple-style-span" style="color:#999900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Te voy a extrañar, Celia...</span></span></span></i></b><br /><br /><a href="http://rosadeojostiernos.blogspot.com/">http://rosadeojostiernos.blogspot.com/</a><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-85779725585349746132010-01-31T02:04:00.006-03:002010-01-31T14:51:44.817-03:00Citas de Gibran Khalil Gibran<span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">“El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.”</span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S2UMNQpuDMI/AAAAAAAAGNM/8FpqxiPGAAk/s1600-h/kgibran.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 225px; height: 292px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S2UMNQpuDMI/AAAAAAAAGNM/8FpqxiPGAAk/s400/kgibran.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5432761947440155842" /></a><br /><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Gibran Jalil Gibran (جبران خليل جبران بن ميخائل بن سعد Ŷibrān Jalīl Ŷibrān ibn Mijā'īl ibn Sa'd era su nombre completo en árabe) fue un poeta, pintor, novelista y ensayista libanés nacido en Bisharri, Líbano, el 6 de enero de 1883 y fallecido por síncope el 10 de abril de 1931 en Nueva York.<br /><br />La ortografía de su nombre más conocida procede de la transcripción inglesa del original árabe. La transliteración correcta en español más utilizada en publicaciones especializadas, es Yibrán Jalil Yibrán o Yubrán Jalil Yubrán.</span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S2UNvTSWJkI/AAAAAAAAGNU/jmozwDX_3ss/s1600-h/gibran-eye-and-hand.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 280px; height: 400px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S2UNvTSWJkI/AAAAAAAAGNU/jmozwDX_3ss/s400/gibran-eye-and-hand.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5432763631774606914" /></a><br /><br /><b><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">CITAS:</span></span></b><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br /></span><div><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br />“No se llega al alba sino por el sendero de la noche”<br /><br />“Aléjame de la sabiduría que no llora, la filosofía que no ríe y la grandeza que no se inclina ante los niños.”<br /><br />“Descubrí el secreto del mar meditando sobre una gota de rocío.”<br /><br />“Algunos oyen con las orejas, algunos con el estómago, algunos con el bolsillo y algunos no oyen en absoluto.”<br /><br />“El pesar y la pobreza purifican el corazón del hombre, aunque nuestras mentes débiles no ven nada de valor en el universo, salvo la comodidad y la felicidad.”<br /><br />“El silencio del envidioso está lleno de ruidos.”<br /><br />“En el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su mañana y toma su frescura.”<br /><br />“El amor es siempre tímido ante la belleza, al paso que la belleza anda siempre detrás del amor.”<br /><br />“Aquel que filosofa es como un espejo que refleja los objetos que no puede ver, como una caverna que devuelve el eco de las voces que no oye.”<br /><br />“Debe haber algo extrañamente sagrado en la sal: está en nuestras lágrimas y en el mar.”<br /><br />“Aquel que no usa su moralidad sino como si fuera su mejor ropaje, estaría mejor desnudo.”<br /><br />“Del hablador he aprendido a callar; del intolerante, a ser indulgente, y del malévolo a tratar a los demás con amabilidad. Y por curioso que parezca, no siento ninguna gratitud hacia esos maestros.”<br /><br />“Bueno es dar cuando nos piden; pero mejor es dar sin que nos pidan, como buenos entendedores.”<br /><br />“Del sufrimiento han emergido las almas más fuertes. Los caracteres más fuertes se forjan a base de cicatrices”<br /><br />“Conocí un segundo nacimiento, cuando mi alma y mi cuerpo se amaron y se casaron.”<br /><br />“Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.”<br /><br />“La fe es un oasis en el corazón, que nunca será alcanzado por la caravana del pensamiento.”<br /><br />“No progresas mejorando lo que ya está hecho, sino esforzándote por lograr lo que aún queda por hacer.”<br /><br />“Para entender el corazón y la mente de una persona, no te fijes en lo que ha hecho, no te fijes en que ha logrado, sino en lo que aspira a hacer.”<br /><br />“Poeta es aquel que te hace sentir, tras haber leído su poema, que sus mejores versos aún no han sido compuestos.”<br /><br />“Puedes olvidar a aquél con el que has reído pero no a aquél con el que has llorado.”<br /><br />“Trabajar con amor es construir una casa con cariño, como si vuestro ser amado fuera a habitar en esa casa.”<br /><br />“El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría.”<br /><br />“Vivir en la mente es esclavitud, a menos que la mente se haya convertido en una parte del cuerpo.”<br /><br />“Vuestra alegría es vuestra tristeza sin máscara.”<br /><br />“Vuestros hijos no son vuestros hijos: son los hijos y las hijas de las ansias de vida que siente la misma vida.”<br /><br />“Y no penséis en dirigir los caminos del amor; es el amor quien si os encontrara dignos dirigirá vuestros caminos.”<br /><br />“Yo os digo que la alegría y la tristeza son inseparables.”<br /><br />“Y he hallado libertad y salvación en mi locura, la libertad de estar solo y salvo de ser comprendido, ya que quienes nos comprenden… esclavizan algo nuestro.”<br /><br />“¿Dónde puedo encontrar un hombre gobernado por la razón y no por los hábitos y los deseos?”<br /><br />“Los dones que provienen de la justicia son superiores a los que se originan en la caridad.”<br /><br />“Los recuerdos son un traspié en el sendero de la esperanza.”<br /><br />“No busques al amigo para matar las horas, búscale con horas para vivir.”<br /><br />“No digáis: ‘He encontrado la verdad’, sino más bien: ‘He encontrado una verdad’.”<br /><br />"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente."<br /><br />"Si no puedes trabajar con amor sino sólo con desgana, mejor será que abandones el trabajo y te sientes a la puerta del templo a recibir limosna de los que trabajan con alegría."<br /></span><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S2UQG00vNeI/AAAAAAAAGNc/iY9VgStHDZs/s1600-h/Gibran+Khalil+Gibran-2.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 280px; height: 400px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S2UQG00vNeI/AAAAAAAAGNc/iY9VgStHDZs/s400/Gibran+Khalil+Gibran-2.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5432766234937472482" /></a><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="color:#009900;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;">Datos biográficos<br /></span></b></span><span class="Apple-style-span" style="font-size:medium;"><br />1883- El 6 de diciembre nace en la ciudad de Bcharri , al norte de Beirut, el escritor, artista y poeta libanés Gibran Khalil Gibran, en el seno de una familia modesta, en la que destacaba una madre cariñosa cuyo afecto y recuerdo guardó hasta el fin de sus días. Los datos más acusados de su personalidad de niño fueron su tranquilidad, sensibilidad y su afición al dibujo.<br /><br />1895. Emigra a los Estados Unidos con su madre, Kamila Rahma (que fallece en 1903) En Boston, donde la familia reside en un barrio miserable, Gibran estudia en la escuela pública.<br /><br />1898. Regresa a Beirut con un conocimiento rudimentario del Árabe. Pasa 3 años en Dar al-Hikma (colegio de la ciencia) aprendiendo árabe y francés.<br /><br />En 1902, Gibrán viaja a Boston y sin dejar de escribir, inicia su vocación por la pintura, que le llevaría a ser famoso por doquier; y es en París donde hace exponer sus obras y gana el elogio de la crítica. Luego, en la capital francesa, saca su mejor provecho cultural. En 1912 es publicado el libro Las Alas Rotas que había comenzado en 1906. Sus primeros textos los publica en la revista libanesa "Al-Manarah", una publicación fundada por el propio Gibrán, junto a Joseph Hawaiik. Inicia también en esa época una serie de viajes por Europa que enriquecerán su bagaje cultural.<br /><br />Gibrán trabaja en la confección de El Profeta, que finalmente logra publicarse en 1923, con éxito total e imágenes de su propia autoría. Después, publica otros libros como El Loco y El Precursor. En esa época, malos presentimientos le invaden el alma y desea retornar a su patria, pero su salud decae constantemente hasta el final de su vida.<br /><br />En 1917 fija su residencia en Nueva York (ciudad en la que falleció en 1931, a los 48 años).<br /></span><br /><br />http://es.wikipedia.org/wiki/Gibran_Khalil_Gibran<div><br /></div><div><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></div></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-12452220188850806082010-01-30T00:01:00.004-03:002010-01-31T00:51:27.184-03:001° aniversario del "Manifiesto por la Solidaridad"<a href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/SYIOwe0lIZI/AAAAAAAAETo/7O8JBuD-eCI/s1600-h/MAMA_TENGO_HAMBRE_1.jpg"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 313px; DISPLAY: block; HEIGHT: 400px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5296812337811235218" border="0" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/SYIOwe0lIZI/AAAAAAAAETo/7O8JBuD-eCI/s400/MAMA_TENGO_HAMBRE_1.jpg" /></a><br /><br /><span style="font-family:georgia;"><span style="color:#999900;">Estas frases de Gandhi elegidas por </span><a href="http://cornelivs.blogspot.com/"><strong><span style="color:#009900;">Cornelivs</span></strong></a><span style="color:#999900;">, al presentar el Manifiesto,resumen </span></span><span style="font-family:georgia;"><span style="color:#999900;">perfectamente el contenido y el espíritu de este “Manifiesto por la Solidaridad”.<br /><br /><span style="color:#333333;">“En la Tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”.</span><br /><br /><span style="color:#990000;">“Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos animamos a pelear”.<br /></span><br /><span style="color:#000099;">"Dicen que soy héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos”.<br /></span></span></span><p></p><p><span style="font-family:georgia;color:#cccccc;"><span style="color:#999900;"><br /><strong><span style="color:#009900;">MANIFIESTO POR LA SOLIDARIDAD</span><br /></strong><br /><span style="color:#009900;"><strong>QUIENES SOMOS:<br /></strong></span><br />Los que suscribimos este manifiesto somos ciudadanos en el pleno uso de nuestros derechos civiles, y titulares de la soberanía popular, de la cual emanan los poderes del Estado.<br /><br />Los firmantes nos dirigimos a todos los ciudadanos del mundo, conocedores de la situación de pobreza, hambre y enfermedad en la que se encuentra gran parte de la población humana en un momento histórico, como el actual, en el que se disponen de los suficientes medios políticos, económicos y científicos que pudieran solucionar estos problemas.<br /><br />Este manifiesto tiene vocación de universalidad, y va dirigido a toda la humanidad, a cada ser humano que habita el planeta, para que tome conciencia de la terrible situación a la que se enfrentan millones de personas y de alguna manera actúe en consecuencia para terminar con esta insostenible situación. Por ello la versión original en español será traducida a diversas lenguas, pues nuestro propósito consiste en hacer oír la voz de la opinión pública en los lugares en las que se toman las decisiones políticas y económicas del mundo.<br /><br /><span style="color:#009900;"><strong>A QUIÉN NOS DIRIGIMOS:<br /></strong></span><br />Nos dirigimos a la clase política gobernante de nuestros países; así como a los más altos mandatarios de las Organizaciones Internacionales, tales como la Organización de las Naciones Unidas, y a los Presidentes y Gobiernos de los países más poderosos económicamente de la Tierra.<br /><br /><br /><strong><span style="color:#009900;">LES MANIFESTAMOS:<br /></span></strong><br />1.- Que este texto tiene su origen en la constatación de la extrema situación de necesidad y de hambre que sufre una gran parte de la población de la Tierra y en el desigual e injusto reparto de bienes que existe actualmente en el mundo. Entendemos que la ecuanimidad y la armonía en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, por lo cual es inadmisible que una gran parte de la población mundial tenga que enfrentarse a una realidad tan precaria, a tal grado de injusticia y desigualdad, a tanta hambre, pobreza y desnutrición.<br /><br />2.- Que consideramos que dicha situación es intrínsecamente perversa y no admisible ni moral ni éticamente, dado que todos los seres humanos nacen libres e iguales. Igualmente, tenemos presente que todos los ciudadanos del mundo tienen esos derechos desde el mismo instante de su nacimiento y no como una promesa futura cuya conquista dependa de la realidad política, social o económica de sus países.<br /><br />3.- Que defendemos que es completamente injusto, inmoral y un crimen humanitario punible ante los tribunales internacionales y la Historia que, en pleno Siglo XXI, existan seres humanos que pasen hambre en el mundo, y que mueran por ello. Que es un agravante de ese crimen que, existiendo las leyes internacionales suficientes, así como los medios técnicos, económicos y científicos para corregir dicha situación, los que ejercen el poder en el mundo no lleven a cabo las acciones necesarias para solucionar lo que generaciones futuras calificarán de verdadero genocidio en el que serán culpables todos aquellos que, teniendo los medios para solucionar el problema, no los hayan empleado.<br /><br />4.- Que consideramos que esta injusta situación es contraria al Derecho Natural, a los Derechos Humanos y a las normas de la más elemental ética, y entendemos que ha llegado el momento de que la voz de la opinión pública exija de sus gobernantes el final de tal estado de cosas.<br /><br />5.- Que el presente manifiesto no es un manifiesto utópico; y que tampoco es un manifiesto político, ni se pretende con el mismo la instauración de un nuevo orden político o socio-económico mundial, ni ningún menoscabo del tejido empresarial, sanitario y social del mundo desarrollado, sino la más elemental justicia con los desfavorecidos.<br /><br /><strong><span style="color:#009900;">POR TODO ELLO, EXIGIMOS A NUESTROS GOBERNANTES:<br /></span></strong><br />1.- La adopción de medidas inmediatas y urgentes para paliar tal situación de hambre, enfermedad y desnutrición en el tercer mundo. Consideramos que tales medidas no constituyen una utopía, sino que son perfectamente viables y posibles.<br /><br />2.- Mantener el compromiso de cumplir los Objetivos del Milenio que, establecidos por Naciones Unidas en el año 2000, definen los principios a los que ha de ajustarse la actuación de los países y del sistema económico internacional para superar, con el horizonte fijado en 2015, las injusticias que aquejan a la humanidad.<br /><br />3.- La realización de acciones solidarias sistemáticas con los países más desfavorecidos y que se establezca un orden lógico y humano de prioridades en la política económica, con proyectos inteligentes que creen riqueza y puestos de trabajo en los países afectados, facilitando un desarrollo sostenible y un progreso que les ayude a la consolidación de una red sanitaria, económica y social estable que haga posible el retorno a una situación de partida igualitaria.<br /><br />4.- Que se tomen las medidas necesarias para que los países ricos destinen una parte de sus presupuestos a la creación de riqueza, de empresas y de fuentes de trabajo en los países afectados; así como la adopción de un acuerdo internacional, que debería subscribirse en la ONU de obligado cumplimiento para los países desarrollados.<br /><br />5.- La implantación de un código ético que regule la estrategia de las empresas multinacionales, así como la eliminación de los paraísos fiscales y la aplicación de la tasa Tobin, ú otra similar, a las transacciones comerciales internacionales, que permita crear un fondo de solidaridad gestionado por Naciones Unidas.<br /><br />6.- No aceptaremos simples declaraciones de principios que no se traduzcan en políticas concretas. En definitiva, APELAMOS al sentido de la generosidad y humanidad de todos, y fundamentalmente de la clase política internacional económicamente poderosa.<br /><br />Desde la tierra que espera y cree firmemente en la Solidaridad que construya un mundo mejor y más justo, a 30 de enero de 2009" </span></span></p><p><span style="font-family:georgia;color:#cccccc;"><span style="color:#999900;">30 de enero de 2010<br /><br /></span></span><span style="color:#33cc00;"></span><span style="color:#999900;"><span style="color:#33cc00;"></span></span><br /><span style="color:#999900;"><span style="color:#33cc00;"><br /><strong>PARA UNIRTE- COPIA Y PEGA EN TU BLOG ESTE MANIFIESTO<br /></strong><br /><span style="color:#6666cc;"><a href="http://cornelivs.blogspot.com/">http://cornelivs.blogspot.com/</a><br /><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a><br /></span></span><span style="font-family:georgia;color:#cccccc;"><span style="color:#999900;"></span></span></span></p>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-81338006490681308442010-01-14T17:51:00.000-03:002010-06-09T01:25:40.193-03:00Gitanjali - Rabindranath Tagore<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TA7zbXJ8XPI/AAAAAAAAGnQ/iOfg7aq8Flo/s1600/Karl+Gussow-small_sound-of-the-sea.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 400px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/TA7zbXJ8XPI/AAAAAAAAGnQ/iOfg7aq8Flo/s400/Karl+Gussow-small_sound-of-the-sea.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5480585447954210034" /></a><div style="text-align: center;">Karl Gussow</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">Rabindranath Tagore<br />INDIA 1861-1941<br /><br /></span><b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;">GITANJALI</span></b><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br />(1912)<br /><br />Hay varias versiones de esta obra-esta es una de ellas-<br /><br />1<br />Fue tu voluntad hacerme infinito. Este frágil vaso mío tú lo derramas una y otra vez, y lo vuelves a llenar con nueva vida.<br />Tú has llevado por valles y colinas esta flautilla de caña, y has silbado en ella melodías eternamente nuevas.<br />Al contacto inmortal de tus manos, mi corazoncito se dilata sin fin en la alegría, y da vida a la expresión inefable.<br />Tu dádiva infinita sólo puedo recogerla con estas pobres manitos mías. Y pasan los siglos, y tú sigues derramando, y siempre hay en ellas sitio que llenar.<br /><br /><br />2<br />Cuando tú me mandas que cante, mi corazón parece que va a romperse de orgullo. Te miro y me echo a llorar.<br />Todo lo duro y agrio de mi vida se me derrite en no sé qué dulce melodía, y mi adoración tiende sus alas, alegre como un pájaro que va pasando la mar.<br />Sé que tú complaces en mi canto, que sólo vengo a ti como cantor. Y con el fleco del ala inmensamente abierta de mi canto, toco tus pies, que nunca pude creer que alcanzaría.<br />Y canto, y el canto me emborracha, y olvido quien soy, y te llamo amigo, a ti que eres mi señor.<br /><br /><br />3<br />¿Cómo cantas Tú, Señor? ¡Siempre te escucho mudo de asombro!<br />La luz de tu música ilumina el mundo, su aliento va de cielo a cielo, su raudal santo vence todos los pedregales y sigue, en un torbellino, adelante.<br />Mi corazón anhela ser uno con tu canto, pero en vano busca su voz. Quiero hablar, pero mi palabra no se abre en melodía; y grito vencido. ¡Ay, cómo envuelves mi corazón en el enredo infinito de tu música, Señor!<br /><br /><br />4<br />Quiere tener mi cuerpo siempre puro, vida de mi vida, que has dejado tu huella viva sobre mí.<br />Siempre voy a tener mi pensamiento libre de falsía, pues tú eres la verdad que ha encendido la luz de la razón en mi frente.<br />Voy a guardar mi corazón de todo mal, y a tener siempre mi amor en flor, pues que tú estás sentado en el sagrario más íntimo de mi alma.<br />Y será mi afán revelarte en mis acciones, pues que sé que tú eres la raíz que fortalece mi trabajo.<br /><br /><br />5<br />Sé indulgente conmigo un momento, y déjame sentarme a tu lado, que luego terminaré lo que estoy haciendo.<br />Mi corazón, si no te ve, no tiene sosiego, y mi trabajo es como un afán infinito en un fatigoso mar sin playas.<br />El verano ha venido hoy a mi ventana, zumbando y suspirando, y han venido las abejas, trovadores en la corte del bosque florecido.<br />Es el tiempo de sentarse quieto frente a ti, el tiempo de cantarte, en un ocio mudo y rebosante, la ofrenda de mi vida.<br /><br /><br />6<br />Anda, no esperes más; toma esta florcita, no se mustie y se deshoje.<br />Quizás no tengas sitio para ella en tu guirnalda; pero hónrala, lastimándola con tu mano, y arráncala, no sea que se acabe el día sin que yo me dé cuenta; y se pase el tiempo de la ofrenda.<br />Aunque su color sea tan pobre, y tan poco su olor, ¡anda, ten esta flor para ti, arráncala ahora que es tiempo!<br /><br /><br />7<br />Mi canción, sin el orgullo de su traje, se ha quitado sus galas para ti. Porque ellas estorbarían nuestra unión, y su campanilleo ahogaría nuestros suspiros.<br />Mi vanidad de poeta muere de vergüenza ante ti, Señor, poeta mío. Aquí me tienes sentado a tus pies. Déjame sólo hacer recta mi vida y sencilla, como una flauta de caña, para que tú la llenes de música.<br /><br /><br />8<br />El niño vestido de príncipe, colgado de ricas cadenas, pierde el gusto de su juego, porque su atavío le estorba a cada paso.<br />Por temor a rozarse o a empolvarse, se aparta del mundo, y no se atreve ni siquiera a moverse.<br />Madre, ¿gana él algo con ser esclavo de ese lujo que le aparta del polvo saludable de la tierra, que le roba el derecho de entrar en la gran fiesta de la vida de todos los hombres?<br /><br /><br />9<br />¡Necio, que intentas llevarte sobre tus propios hombros! ¡Pordiosero, que vienes a pedir a tu propia puerta!<br />Deja todas las cargas en las manos de aquel que puede con todo, y nunca mires atrás nostálgico.<br />Tu deseo apaga al punto la lámpara que toca con su aliento. ¡No tomes sus dádivas malsanas con manos impuras! ¡Recoge sólo lo que te ofrece el amor sagrado!<br /><br /><br />10<br />Tienes tu escabel, y tus pies descansan, entre los más pobres, los más humildes y perdidos.<br />Quiero inclinarme ante ti, pero mi postración no llega nunca a la cima donde tus pies descansan entre los más pobres, los más humildes y perdidos.<br />El orgullo no puede acercarse a ti, que caminas, con la ropa de los miserables, entre los más pobres, los más humildes y perdidos.<br />Mi corazón no sabe encontrar su senda, la senda de los solitarios, por donde tú vas entre los más pobres, los más humildes y perdidos.<br /><br /><br />11<br />Deja ya esa salmodia, ese canturreo, ese pasar y repasar rosarios. ¿A quién adoras, di, en ese oscuro rincón solitario del templo cerrado? ¡Abre tus ojos, y ve tu Dios no está ante ti!<br />Dios está donde el labrador cava la tierra dura, donde el picapedrero pica la piedra; está con ellos, en el sol y en la lluvia, lleno de polvo el vestido. ¡Quítate ese manto sagrado y baja con tu Dios al terruño polvoriento!<br />¿Libertad? ¿Donde quieres encontrar libertad? ¿No se ha atado él mismo, lleno de alegría a la Creación? ¡Sí, él está atado a nosotros todos para siempre!<br />¡Sal ya de tu éxtasis, déjate ya de flores y de incienso! ¿Qué importa que tus ropas se manchen o se andrajen? ¡Ve a su encuentro, ponte a su lado, y trabaja, y que sude tu frente!<br /><br /><br />12<br />¡Cuánto tiempo dura mi viaje, y qué largo es mi camino!<br />Salí en la carroza del primer albor, y caminé a través de los desiertos de los mundos, dejando mi rastro por las estrellas infinitas.<br />La ruta más larga es la que sale más pronto a ti, y la más complicada enseñanza no lleva sino a la perfecta sencillez de una melodía.<br />El viajero tiene que llamar, una tras otra, a todas las puertas extrañas para llegar a la suya; ha de vagar por todos los mundos de afuera, si quiere llegar al fin a su santuario interior.<br />Mis ojos erraron por todos los confines antes de que yo los cerrara diciendo: "Aquí estás". Y el grito y la pregunta: "¡Ay!, ¿dónde?", se derriten en las lágrimas de mil raudales y ahogan el mundo con el desbordamiento de su "¡Yo soy!".<br /><br /><br />13<br />La canción que yo vine a cantar, no ha sido aún cantada.<br />Mis días se me han ido afinando las cuerdas de mi arpa; pero no he hallado el tono justo, y las palabras no venían bien. ¡Sólo la agonía del afán en mi corazón!<br />Aún no ha abierto la flor, sólo suspira el viento.<br />No he visto su cara, ni he oído su voz; sólo oí sus pasos blandos, desde mi casa, por el camino.<br />Todo el día interminable de mi vida me lo he pasado tendiendo en el suelo mi estera para él; pero no encendí la lámpara, y no puedo decirle que entre.<br />Vivo con la esperanza de encontrarlo; pero ¿cuándo lo encontraré?<br /><br /><br />14<br />Mis deseos son infinitos, lastimeros mis clamores; pero tú me salvas siempre con tu dura negativa. Y esta recta merced ha traspasado de parte a parte mi vida.<br />Día tras día me haces digno de los dones grandes y sencillos que me diste sin yo pedírtelos, el cielo y la luz, mi cuerpo, mi vida y mi entendimiento; y me has salvado, día tras día, del escollo de los deseos violentos.<br />A veces me retardo lánguido, a veces me despierto y me desvivo en busca de mi fin; pero tú, cruel, te escondes de mí.<br />Día tras día, a fuerza de rehusarme, de librarme de los peligros del deseo débil y vago, me estás haciendo digno de ser tuyo del todo.<br /><br /><br />15<br />Estoy aquí para cantarte. Mi rinconcito está en este salón tuyo.<br />Nada tengo que hacer en este mundo tuyo; mi vida inútil no sabe más que saltar en melodías sin razón. Cuando en el oscuro templo de la medianoche dé la hora de adorarte en silencio, ¡mándame que te venga a cantar, maestro mío!<br />Cuando el arpa de oro esté afinada en el aire matutino, ¡hónrame tú ordenando mi presencia!<br /><br /><br />16<br />Fui invitado a la fiesta de este mundo, y así mi vida fue bendita. Mis ojos han visto, y oyeron mis oídos.<br />Mi parte en la fiesta fue tocar este instrumento; y he hecho lo que pude.<br />Y ahora te pregunto: ¿no es tiempo todavía de que yo pueda entrar, y ver tu cara, y ofrecerte mi saludo silencioso?<br /><br /><br />17<br />Sólo espero al amor para entregarme al fin en sus manos. Por eso es tan tarde, por eso soy culpable de tantas distracciones.<br />Vienen todos, con leyes y mandatos, a atarme a la fuerza; pero yo me escapo siempre, porque sólo espero al amor para entregarme, al fin, en sus manos.<br />Me culpan, me llaman atolondrado. Sin duda tienen razón.<br />Terminó el día de feria, y todos los tratos están ya hechos. Y los que vinieron en vano a llamarme, se han vuelto, coléricos. Sólo espero al amor para entregarme al fin en sus manos.<br /><br /><br />18<br />Las nubes se amontonan sobre las nubes, y oscurece. ¡Ay, amor! ¿por qué me dejas esperarte, solo en tu puerta?<br />En el afán del mediodía, la multitud me acompaña; pero en esta oscuridad solitaria, no tengo más que tu esperanza.<br />Si no me enseñas tu cara, si me dejas del todo en este abandono, ¿cómo voy a pasar estas largas horas lluviosas?<br />Miro la lejana oscuridad del cielo, y mi corazón vaga gimiendo con el viento sin descanso.<br /><br /><br />19<br />Si no hablas, llenaré mi corazón de tu silencio, y lo tendré conmigo. Y esperaré, quieto, como la noche en su desvelo estrellado, hundida pacientemente mi cabeza.<br />Vendrá sin duda la mañana. Se desvanecerá la sombra, y tu voz se derramará por todo el cielo, en arroyos de oro.<br />Y tus palabras volarán, cantando, de cada uno de mis nidos de pájaros, y tus melodías estallarán en flores, por todas mis profusas enramadas.<br /><br /><br />20<br />Aquel día en que abrió el loto, mi pensamiento andaba vagabundo, y no supe que florecía. Mi canasto estaba vacío, y no vi la flor.<br />Sólo de vez en cuando, no sé qué tristeza caía sobre mí; y me levantaba sobresaltado de mi sueño, y olía un rastro dulce de una extraña fragancia que erraba en el viento del sur.<br />Su vaga ternura traspasaba de dolor nostálgico mi corazón. Me parecía que era el aliento vehemente del verano que anhelaba completarse.<br />¡Yo no sabía entonces que el loto estaba tan cerca de mí, que era mío, que su dulzura perfecta había florecido en el fondo de mi propio corazón!<br /><br /><br />21<br />¿Cuándo echaré mi barca a la mar? Las horas lánguidas se me pasan en la orilla ¡ay!<br />La primavera acabó de florecer y se ha ido. Y cargado de vanas flores marchitas, espero y tardo.<br />Se han puesto las olas clamorosas, y en la vereda en sombra de la orilla, las hojas amarillas aletean y caen.<br />¿Qué miras, di, en el vacío? ¿No sientes estremecerse el aire de una canción lejana que viene, flotando, de la otra orilla?<br /><br /><br />22<br />En la profunda oscuridad de julio lluvioso, tú vas caminando en secreto, mudo como la noche, evitando a los que te vigilan.<br />Hoy, la mañana ha cerrado sus ojos, sin hacer caso de la insistente llamada del huracán del este, y un espeso manto ha caído sobre el azul siempre alerta del cielo.<br />Los bosques han dejado de cantar, las puertas de las casas están todas cerradas. Tú eres el transeúnte solitario de la calle desierta.<br />¡Unico amigo mío, mi más amado amigo; mira abiertas las puertas de mi casa; no pases de largo como un sueño!<br /><br /><br />23<br />¿Has salido, esta noche de tormenta, en tu viaje de amor, amigo mío?<br />-El cielo se queja como un desesperado-. ¡No puedo dormir! Abro mi puerta a cada instante, y miro a la oscuridad, mas nada veo. Amigo mío, ¿dónde está tu camino, di?<br />¿Por qué vaga ribera de qué río de tinta, por qué lejano seto de qué imponente floresta, a través de qué intrincada profundidad oscura vienes trenzando tu ruta hacia mí, amigo mío?<br /><br /><br />24<br />Si se ha acabado el día, si ya no cantan los pájaros, si el viento rendido ha flojeado, cúbreme bien con el manto de la sombra, como has cerrado tiernamente las hojas del loto desfallecido en el crepúsculo.<br />¡Quítale la vergüenza y la pobreza al caminante que ha vaciado su alforja antes de acabar el viaje, que tiene roto y empolvado su vestido, cuya fuerza está exhausta; renueva su vida, como una flor, bajo el manto de la noche misericordiosa!<br /><br /><br />25<br />En la noche fatigada, déjame entregarme sin lucha al sueño, con mi confianza en ti.<br />¡No consientas que fuerce mi espíritu flojo a una pobre preparación para adorarte!<br />¿Acaso no eres tú quien corre el velo de la noche sobre los ojos rendidos del día, para renovar su sentido con la refrescada alegría del despertar?<br /><br /><br />26<br />Vino, y se sentó a mi lado; pero yo no desperté. ¡Maldito sueño aquél, ay!<br />Vino en la noche tranquila. Traía el arpa en sus manos, y mis sueños resonaron con sus melodías.<br />¡Ay!, ¿por qué se van así mis noches? ¿Por qué no lo veo nunca cuando su aliento está rozando mi sueño?<br /><br /><br />27<br />¡Luz! ¿Dónde está la luz? ¡Enciéndela, ardor brillante del deseo!<br />Aquí está la lámpara, pero ¿y el aleteo de la llama? ¿Es éste tu destino, corazón? ¡Ay, cuánto mejor fuera la muerte!<br />La miseria llama a tu puerta, y te dice que tu señor está desvelado, que te llama en cita de amor, entre la sombra de la noche.<br />Los nubarrones cubren el cielo, la lluvia no para. ¡No sé qué es esto que se mueve en mí, no sé qué quiere decir esto que siento!<br />El resplandor momentáneo del relámpago me arrolla una sombra más profunda sobre los ojos. Mi corazón busca a ciegas por el camino que va adonde la música de la noche me está llamando.<br />¡Luz! ¡Ay!, ¿dónde está la luz? ¡Enciéndela, ardor brillante del deseo!<br />-Truena, y el viento se abalanza clamoroso, y la noche está negra como la pizarra.<br />-¡No dejes que pasen las horas en la sombra! ¡Enciende la lámpara del amor con tu vida!<br /><br /><br />28<br />Firmes son mis ataduras; pero mi corazón me duele si trato de romperlas.<br />No deseo más que libertad; peor me da vergüenza su esperanza.<br />Sé bien qué tesoro inapreciable es el tuyo, que tú eres mi mejor amigo; pero no tengo corazón para barrer el oropel que llena mi casa.<br />De polvo y muerte es el sudario que me cubre. ¡Qué odio le tengo! Y, sin embargo, lo abrazo enamorado.<br />Mis deudas son grandes, infinitos mis fracasos, secreta mi vergüenza y dura. Pero cuando vengo a pedir mi bien, tiemblo temeroso, no vaya a ser oída mi oración.<br /><br /><br />29<br />Estoy llorando, encerrado en la mazmorra de mi nombre. Día tras día, levanto, sin descanso, este muro a mi alrededor; y a medida que sube al cielo, se me esconde mi ser verdadero en la sombra oscura.<br />Este hermoso muro es mi orgullo, y lo enluzco con cal y arena, no vaya a quedar el más leve resquicio. Y con tanto y tanto cuidado, pierdo de vista mi verdadero ser.<br /><br /><br />30<br />Salí solo a mi cita. ¿Quién es ese que me sigue en la oscuridad silenciosa?<br />Me echo a un lado para que pase, pero no pasa.<br />Su marcha jactanciosa levanta el polvo, su voz recia duplica mi palabra.<br />¡Señor, es mi pobre yo miserable! Nada le importa a él de nada; pero ¡qué vergüenza la mía de venir con él a tu puerta!<br /><br /><br />31<br />"Prisionero, ¿quién te encadenó?".<br />"Mi Señor", dijo el prisionero. "Yo creí asombrar al mundo con mi poder y mi riqueza, y amontoné en mis cofres dinero que era de mi Rey. Cuando me venció el sueño, me eché sobre el lecho de mi Señor. Y al despertar, me encontré preso en mi propio tesoro."<br />"Prisionero, ¿quién forjó esta cadena inseparable?"<br />Dijo el prisionero: "Yo mismo la forjé cuidadosamente. Pensé cautivar al mundo con mi poder invencible; que me dejara en no turbada libertad. Y trabajé, día y noche, en mi cadena, con fuego enorme y duro golpe. Cuando terminé el último eslabón, vi que ella me tenía agarrado."<br /><br /><br />32<br />Los que me aman en este mundo, hacen todo cuanto pueden por retenerme; pero tú no eres así en tu amor, que es más grande que ninguno, y me tienes libre.<br />Nunca se atreven a dejarme solo, no los olvide; pero pasan y pasan los días, y tú no te dejas ver.<br />Y aunque no te llame en mis oraciones, aunque no te tenga en mi corazón, tu amor siempre espera a mi amor.<br /><br /><br />33<br />Entraron en mi casa con alba, diciendo: "Cabremos bien en el cuarto más pequeño".<br />Decían: "Te ayudaremos en el culto de tu Dios, y nuestra humildad tendrá de sobra con la parte de gracia que le toque". Y se sentaron en un rincón, y estaban quietos y sumisos.<br />¡Pero en la oscuridad de la noche sentí que forzaban la entrada de mi santuario, fuertes e iracundos; que se llevaban, con codicia impía, las ofrendas del altar de Dios!<br /><br /><br />34<br />Que sólo quede de mí, Señor, aquel poquito con que pueda llamarte mi todo.<br />Que sólo quede de mi voluntad aquel poquito con que pueda sentirte en todas partes, volver a ti en cada cosa, ofrecerte mi amor en cada instante.<br />Que sólo quede de mí aquel poquito con que nunca pueda esconderte.<br />Que sólo quede de mis cadenas aquel poquito que me sujete a tu deseo, aquel poquito con que llevo a cabo tu propósito en mi vida; la cadena de tu amor.<br /><br /><br />35<br />Permite, Padre, que mi patria se despierte en ese cielo donde nada teme el<br />alma, y se lleva erguida la cabeza; donde el saber es libre; donde no está roto el mundo en pedazos por las paredes caseras; donde la palabra surte de las honduras de la verdad; donde el luchar infatigable tiende sus brazos a la perfección; donde la clara fuente de la razón no se ha perdido en el triste arenal desierto de la yerta costumbre; donde el entendimiento va contigo a acciones e ideales ascendentes...<br />¡Permite, Padre mío, que mi patria se despierte en ese cielo de libertad!<br /><br /><br />36<br />Mi oración, Dios mío, es ésta:<br />Hiere, hiere la raíz de la miseria en mi corazón.<br />Dame fuerza para llevar ligero mis alegrías y mis pesares.<br />Dame fuerza para que mi amor dé frutos útiles.<br />Dame fuerza para no renegar nunca del pobre, ni doblar mi rodilla al poder del insolente.<br />Dame fuerza para levantar mi pensamiento sobre la pequeñez cotidiana.<br />Dame, en fin, fuerza para rendir mi fuerza, enamorado, a tu voluntad.<br /><br /><br />37<br />Creí que mi último viaje tocaba ya a su fin, gastado todo mi poder; que mi sendero estaba ya cerrado, que había ya consumido todas mis provisiones, que era el momento de guarecerme en la silenciosa oscuridad.<br />Pero he visto que tu voluntad no se acaba nunca en mí. Y cuando las palabras viejas se caen secas de mi lengua, nuevas melodías estallan en mi corazón; y donde las veredas antiguas se borran, aparece otra tierra maravillosa.<br /><br /><br />38<br />¡Te necesito a ti, sólo a ti! Deja que lo repita sin cansarse mi corazón. Los demás deseos que día y noche me embargan, son falsos y vanos hasta sus entrañas.<br />Como la noche esconde en su oscuridad la súplica de la luz, en la oscuridad de mi inconsciencia resuena este grito: ¡Te necesito a ti, sólo a ti!<br />Como la tormenta está buscando paz cuando golpea la paz con su poderío, así mi rebelión golpea contra tu amor y grita: ¡Te necesito a ti, sólo a ti!<br /><br /><br />39<br />Cuando esté duro mi corazón y reseco, baja a mí como un chubasco de misericordia.<br />Cuando la gracia de la vida se me haya perdido, ven a mí con un estallido de canciones.<br />Cuando el tumulto del trabajo levante su ruido en todo, cerrándome el más allá, ven a mí, Señor del silencio, con tu paz y tu sosiego.<br />Cuando mi pordiosero corazón esté acurrucado cobardemente en un rincón, rompe tú mi puerta, Rey mío, y entra en mí con la ceremonia de un rey.<br />Cuando el deseo ciegue mi entendimiento, con polvo y engaño, ¡Vigilante santo, ven con tu trueno y tu resplandor!<br /><br />40<br />¡Cuánto tiempo hace que no llueve, Dios mío, en mi seco corazón! El horizonte está ferozmente desnudo, ni el más delgado vapor de la nube más suave, ni el más vago indicio del fresco chubasco más lejano.<br />¡Manda tu tormenta furibunda, negra y mortífera, si quieres, y sobresalta de parte a parte el cielo, con el látigo de tu relámpago!<br />¡Pero, recoge, Señor, llama a ti este calor silencioso que todo lo penetra, quieto y cruel; este calor terrible que quema al corazón su esperanza!<br />¡Que la nube de gracia descienda y se incline a mí, como la mirada llorosa de la madre, el día de la cólera paterna!<br /><br /><br />41<br />¿Dónde estás tú, amor mío? ¿Por qué te escondes detrás de todos, en la sombra? ¡Te empujan y te pasan por el camino polvoriento, creyendo que no eres nadie! Yo no sé el tiempo que hace que te espero, cansado, con mis ofrendas para ti; y los que van y vienen, toman mis flores, una a una, y dejan vacío mi canasto.<br />Pasaron mañana y mediodía. Es el anochecer, y mis ojos están caídos de sueño en la sombra. Los hombres que vuelven a sus hogares, me miran sonriendo, y me avergüenzan. Estoy sentada como una muchacha mendiga, con la falda por la cara. Y cuando me preguntan qué quiero, bajo los ojos y callo.<br />¡Ay!, ¿cómo les voy a decir que te espero a ti, que tú me has prometido que vendrás? ¿Cómo me dejaría decir mi timidez que esta miseria mía es la dote que te guardo? ¡Ay!, ¡cómo aprieto este orgullo contra mí, en el secreto de mi corazón!<br />Sentada en la yerba, miro al cielo y sueño con el súbito esplendor de tu llegada. Llamean mil antorchas, los gallardetes de oro vuelan sobre tu carro, y los caminantes miran boquiabiertos cómo desciendes de tu asiento y me alzas del polvo, cómo sientas a tu lado a esta mendiguilla andrajosa, que tiembla de orgullo y de vergüenza como una enredadera en la brisa del verano.<br />Pero pasa el tiempo, y no se oyen las ruedas de tu carroza. ¡Cuánta procesión va y viene, palpitante, entre gritos y relumbrones de gloria! ¿Sólo eres tú quien tiene que seguir en la sombra, callado detrás de todos? ¿Sólo soy yo quien ha de esperar y llorar y gastar, en vano afán, su corazón?<br /><br /><br />42<br />En el alba, se murmuró que tú y yo habíamos de embarcarnos solos, y que nadie en el mundo sabría nada de nuestro viaje sin fin y sin objeto.<br />Por un mar sin orillas, ante tu callada sonrisa arrobada, mis canciones henchirían sus melodías, libres como las olas, libres de la esclavitud de las palabras.<br />¿No es la hora todavía? ¿Aún hay algo que hacer? Mira, el anochecer cae sobre la playa, y en la luz que se apaga, los pájaros del mar vuelven a sus nidos.<br />¿Cuándo se soltarán las amarras, y la barca, como el último vislumbre del poniente, se desvanecerá en la noche?<br /><br /><br />43<br />Fue un día en que yo no te esperaba. Y entraste, sin que yo te lo pidiera, en mi corazón, como un desconocido cualquiera, Rey mío; y pusiste tu sello de eternidad en los instantes fugaces de mi vida.<br />Y hoy los encuentro por azar, desparramados en el polvo, con tu sello, entre el recuerdo de las alegrías y los pesares de mis anónimos días olvidados.<br />Tú no desdeñaste mis juegos de niño por el suelo; y los pasos que escuché en mi cuarto de juguetes, son los mismos que resuenan ahora de estrella en estrella.<br /><br /><br />44<br />Mi alegría es vigilar, esperar junto al camino, donde la sombra va tras la luz, y la lluvia sigue los pasos del verano.<br />Mensajeros, que traen nuevas de cielos desconocidos, me saludan y siguen aprisa por la senda. Mi corazón late contento dentro de mí, y el aliento de la brisa que pasa me es dulce.<br />Del alba al anochecer, estoy sentado en mi puerta. Sé que, cuando menos lo piense, vendrá el feliz instante en que veré.<br />Mientras, sonrío y canto solo. Mientras, el aire se está llenando del aroma de la promesa.<br /><br /><br />45<br />¿No oíste, sus pasos silenciosos? El viene, viene, viene siempre.<br />En cada instante y en cada edad, todos los días y todas las noches, él viene, viene, viene siempre.<br />He cantado muchas canciones y de mil maneras; pero siempre decían sus notas: él viene, viene, viene siempre.<br />En los días fragantes del soleado abril, por la vereda del bosque, él viene, viene, viene siempre.<br />En la oscura angustia lluviosa de las noches de julio, sobre el carro atronador de las nubes, él viene, viene, viene siempre.<br />De pena en pena mía, son sus pasos los que oprimen mi corazón, y el dorado roce de sus pies es lo que hace brillar mi alegría.<br /><br /><br />46<br />No sé desde qué tiempos distantes estás viniendo a mí. Tu sol y tus estrellas no podrán nunca esconderte de mí para siempre.<br />¡Cuántas mañanas y cuántas noches he oído tus pasos! ¡Cuántas tu mensajero entró en mi corazón y me llamó en secreto!<br />Hoy, no sé por qué, mi vida está loca, y una trémula alegría me pasa el corazón.<br />Es como si hubiese llegado el tiempo de acabar mi trabajo. Y siento en el aire no sé qué vago aroma de tu dulce presencia.<br /><br /><br />47<br />Se me ha pasado la noche esperándolo en vano. Tengo miedo, no vaya a venir, de pronto, con la mañana, a mi puerta, cuando yo me haya quedado dormido de cansancio. ¡Amigos, dejadle franco el camino, no le prohibáis que pase!<br />Si el rumor de sus pasos no me despertara, os ruego que no vayáis a despertarme. ¡Y ojalá no me despertara tampoco el coro gritón de los pájaros, ni el alboroto del viento en la fiesta de la luz del amanecer! ¡No me despertéis, aunque mi Señor venga de pronto a mi puerta!<br />¡Ay, sueño mío, precioso sueño, que sólo espera su roce para desvanecerse! ¡Ay, mis ojos cerrados, que se abrirían a la luz de su sonrisa, si él surgiera ante mí, como un sueño, de la oscuridad de mi sueño!<br />¡Que se aparezca él a mis ojos como la luz primera y la primera forma! ¡Que el primer estremecimiento de alegría le venga a mi alma amanecida de su mirar! ¡Que mi retorno a mí mismo sea volver de pronto a él!<br /><br /><br />48<br />El mañanero mar del silencio se quebró en ondas de cantos de pájaros. Las flores estaban contentas junto al camino. Un tesoro de oro se derramó por entre las rajadas nubes. Pero nosotros seguíamos a prisa nuestro camino, sin hacer caso.<br />No cantábamos nuestra alegría ni jugábamos; no nos llegamos a la aldea a comprar ni a vender; no hablábamos ni sonreíamos, ni nos parábamos a descansar. Ibamos más de prisa cada vez, con las horas.<br />Llegó el sol al cenit, y las tórtolas se arrullaron en la sombra; las hojas secas danzaron y volaron en el aire caliente del mediodía; el pastorcillo se adormiló a la sombra del baniano. Y yo me eché, orilla del agua, y estiré mi cuerpo rendido sobre la yerba.<br />Mis compañeros me insultaron con desprecio y, erguidas las cabezas, sin mirar atrás ni pararse un instante, siguieron afanosos y se perdieron en la brumosa lejanía azul. Cruzaron prados y colinas, pasaron extraños países distantes...<br />¡Sea tuyo todo el honor, escuadrón heroico del sendero interminable! Tu mofa y tu reproche me tentó a levantarme; pero yo no respondí; me di por bien perdido en la cima de mi alegre humillación, a la sombra de una vaga felicidad.<br />La paz de la verde sombra, que el sol recamaba, se tendió lenta sobre mi corazón. Olvidé el porqué de mi viaje y perdí, sin lucha, mi pensamiento en un laberinto de sombras y canciones.<br />Y cuando salí de mi sueño, mis ojos abiertos te vieron ante mí, anegando mi sueño en tu sonrisa. ¿Cómo había yo pensado que era lago y penoso el camino, que no era necesario luchar tanto para alcanzarte?<br /><br /><br />49<br />Bajaste de tu trono, y te viniste a la puerta de mi choza.<br />Yo estaba solo, cantando en un rincón, y mi música encantó tu oído. Y tú bajaste y te viniste a la puerta de mi choza.<br />Tú tienes muchos maestros en tu salón, que, a toda hora, te cantan. Pero la sencilla copla ingenua de este novato te enamoró; su pobre melodía quejumbrosa, perdida en la gran música del mundo.<br />Y tú bajaste con el premio de una flor, y te paraste a la puerta de mi choza.<br /><br /><br />50<br />Iba yo pidiendo, de puerta en puerta, por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado quién sería aquel Rey de reyes.<br />Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontáneas, tesoros derramados por el polvo.<br />La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto tú me tendiste tu diestra diciéndome: "¿Puedes darme alguna cosa?".<br />¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo, y te lo di.<br />Pero qué sorpresa la mía cuando, al vaciar por la tarde mi saco en el suelo, encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!<br /><br /><br />51<br />Oscureció. Nuestro trabajo estaba cumplido. Creíamos que había llegado ya el último huésped de la noche y que las puertas de la aldea estaban todas cerradas. Alguno dijo que el Rey tenía que venir. Y nos reímos y dijimos: "No puede ser".<br />Creímos que habían llamado a la puerta, pero pensamos que sería el viento. Y apagamos las lámparas y nos echamos a dormir. Alguno dijo: "Es el Heraldo del Rey". Y nos reímos y dijimos: "No, es el viento".<br />Se oyó un ruido en la cerrazón de la noche. En nuestro duermevela, nos pareció un trueno lejano. Y tembló la tierra y se mecieron los muros, sobresaltando nuestro sueño. Alguno dijo que era un rodar de ruedas. Y contestamos adormilados: "No, debe ser el carro de las nubes".<br />Aún era de noche cuando sonó el tam-<br />bor. Y oímos: "¡Despertad pronto!". Temblando de espanto, nos tomábamos el corazón con las manos. Alguno dijo: "¡Mirad la bandera del Rey!". Y nos levantamos gritando: "¡No hay tiempo que perder!".<br />Aquí está el Rey, pero ¿y las antorchas, y las guirnaldas, y el trono para él? ¡Qué vergüenza! ¡Qué vergüenza! ¿Dónde está el salón? ¿Dónde las colgaduras? Alguno dijo: "¿A qué viene ese lamento? ¡Saludadlo con manos vacías, entradlo en vuestros cuartos desnudos!".<br />¡Abrid las puertas! ¡Que suenen las trompetas! ¡Ha venido el Rey de nuestra triste casa oscura, en la profundidad de la noche! ¡Truena el cielo, y el relámpago estremece las tinieblas! ¡Saca tu esterilla andrajosa y tiéndela en el patio, que nuestro Rey de la noche horrible ha venido, de pronto, en la tormenta!<br /><br /><br />52<br />Pensé pedirte la guirnalda de rosas de tu cuello, pero no me atreví. Y esperé la mañana, y cuando te fuiste, tomé algunos pedacitos de flores de tu lecho. Y como una mendiga, buscaba por la aurora alguna hojita perdida.<br />¡Ay!, ¿y qué he encontrado?, ¿qué me queda de tu amor? ¡Ni flor, ni especias, ni frasco de perfume, sino tu espada terrible, destellante como una llama, pesada como el rayo!<br />La luz nueva de la mañana entra por la ventana y se tiende en tu lecho. El pájaro primero me pregunta piando: "¿Qué encontraste, mujer?" ¡No, no es flor, ni especias, ni redoma de perfume, sino tu espada terrible!<br />Me siento a meditar, maravillada, en esta dádiva tuya. No sé dónde esconderla. Me da vergüenza ponérmela, tan débil como soy. Me duele cuando la aprieto contra mi pecho. Sin embargo, llevaré esta dádiva tuya, esta carga de dolor, en mi corazón.<br />Nada temeré en el mundo ya, y tú serás victorioso en todas mis luchas. Tú me has dado por compañera a la muerte, y yo la coronaré con mi vida. ¡Aquí tengo tu espada para cortar mis ataduras! ¡Nada temeré ya en el mundo!<br />¡Lejos de mí, desde hoy, los adornos vanos! ¡Señor de mi corazón, ya no lloraré, ni desesperaré más por los rincones; ya no seré nunca más tímida ni mimosa! ¡Me has dado, para adornarme, tu espada! ¡Lejos de mí, los adornos de muñeca!<br /><br /><br />53<br />¡Qué bella es tu pulsera encendida de estrellas, incrustada mágicamente con joyas de mil colores; pero cuánto más bella es tu espada con su curva de relámpago, como las alas abiertas del pájaro divino de Vishnu, cuando vuela tranquilo en la irritada luz roja del ocaso!<br />Se estremece como la última respuesta solitaria de la vida estática de dolor, al golpe decisivo de la muerte. Brilla igual que la pura llama de la vida, cuando abrasa la impureza diaria en el destello furibundo.<br />¡Qué bella es tu pulsera encendida de estrellas! Pero tu espada, Señor del trueno, está forjada con belleza definitiva, ¡y es terrible a los ojos y al pensamiento!<br /><br /><br />54<br />Nada te pedí; ni siquiera te dije mi nombre al oído. Y cuando te despediste, me quedé silenciosa.<br />Yo estaba sola junto al pozo, donde caía la sombra oblicua del árbol. Las mujeres se volvían a sus casas con sus cántaros morenos de barro rebosantes, y me gritaron: "¡Ven, que va a ser mediodía!". Pero yo me retardaba lánguidamente, perdida en vagos pensamientos.<br />No oí tus pasos cuando venías. Cuando me miraste, tenías tristes los ojos; y con qué fatigada voz me dijiste bajo: "¡Ay, qué sed tiene el pobre caminante!". Desperté sobresaltada de mis ensueños y eché agua de mi cántaro en tus palmas juntas ... Las hojas se rozaban sobre nuestras cabezas, el cuclillo cantaba desde la sombra invisible, y de la revuelta del camino venía el perfume de las flores.<br />Cuando me preguntaste mi nombre, ¡me dio una vergüenza! Verdaderamente, ¿qué había hecho yo para merecer tu recuerdo? Pero el recordar que yo pudiera quitarte tu sed con mi agua, se me ha quedado en el corazón, y lo envolverá para siempre de su dulzura.<br />Ya pasó la mañana, el pájaro canta monótono, las hojas del árbol murmuran allá arriba. Y yo, sentada, pienso, pienso...<br /><br /><br />55<br />Aún está lánguido tu corazón, aún se te cierran los ojos de sueño.<br />¿No sabes que la flor está reinando, esplendorosa, entre espinas? ¡Despierta, despierta! ¡No dejes pasar el tiempo en vano!<br />Allá al fin del sendero guijarroso, en una solitaria tierra virgen, mi amigo está sentado solitario. ¡No lo engañes esperándote! ¡Despierta, despierta!<br />¿Qué si el cielo jadea y palpita en la brasa del mediodía? ¿Qué si la arena hirviente tiende su manto sediento?<br />¿No sientes alegría en la profundidad de tu corazón? ¿No se abrirá el arpa del camino, a cada paso tuyo, en suave música de dolor?<br /><br /><br />56<br />¡Qué plenitud la de tu alegría en mí! ¡Qué descendimiento a mí el tuyo! Señor de todos los cielos, si yo no existiera, ¿qué sería de tu amor?<br />Tú me tienes como compañero de tu tesoro; tus alegrías están jugando sin parar en mi corazón y tu voluntad está siempre recreándose en mi vida.<br />Por eso tú, Rey de reyes, te has adornado tan hermosamente, enamorado de mi corazón. Por eso te pierdes de amor en el amor de tu amante. Y allí eres visto, en la perfecta unión de los dos.<br /><br /><br />57<br />¡Luz, luz mía, luz que llenas el mundo, luz que besas los ojos, que haces dulce el corazón!<br />¡Ay, cómo salta la luz, amor mío, en medio de mi vida! ¡Cómo hiere, amor mío, las cuerdas de mi amor! El cielo se abre, y corre loco el viento, y la risa se desboca por toda la tierra.<br />Las mariposas tienden sus velas por el mar de luz, y sobre la cresta de las olas de luz, abren lirios y jazmines.<br />La luz se derrite en oro en cada nube, amor mío, y luego se derrama en pedrerías sin fin.<br />Un alborozo nuevo va de hoja en hoja, amor mío un gozo sin límites. ¡El río del cielo ha roto sus riberas, y todo brilla, inmensamente inundado de alegría!<br /><br /><br />58<br />¡Que todas las alegrías se unan en mi última canción: la alegría que hace desbordarse a la tierra en el exceso desenfrenado de la yerba; la alegría que echa a bailar vida y muerte, hermanas gemelas, por el vasto mundo; la alegría que la tempestad barre adentro, despertando y sacudiéndolo todo con su carcajada; la alegría que se sienta, en paz con sus lágrimas, en el abierto loto rojo del dolor; la alegría que tira cuando tiene; la alegría que lo ignora todo!<br /><br /><br />59<br />Sí, ya sé, amado de mi corazón, que todo esto, esta luz de oro salta por las hojas, estas nubes ociosas que navegan por el cielo, esta brisa pasajera que me va refrescando la frente; ya sé que todo esto no es más que tu amor.<br />Esta luz de la mañana, que me inunda los ojos, no es sino tu mensaje a mi alma. Tu rostro se inclina a mí desde su cenit, tus ojos miran abajo, a mis ojos y tus pies están sobre mi corazón.<br /><br /><br />60<br />En las playas de todos los mundos, se reúnen los niños. El cielo infinito se en calma sobre sus cabezas; el agua, impaciente, se alborota. En las playas de todos los mundos, los niños se reúnen, gritando y bailando.<br />Hacen casitas de arena y juegan con las conchas vacías. Su barco es una hoja seca que botan, sonriendo, en la vasta profundidad. Los niños juegan en las playas de todos los mundos.<br />No saben nadar; no saben echar la red. Mientras el pescador de perlas se sumerge por ellas, y el mercader navega en sus navíos, los niños recogen piedritas y vuelven a tirarlas. Ni buscan tesoros ocultos, ni saben echar la red.<br />El mar se alza, en una carcajada, y brilla pálida la playa sonriente. Olas asesinas cantan a los niños baladas sin sentido, igual que una madre que meciera a su hijo en la cuna. El mar juega con los niños, y, pálida, luce la sonrisa de la playa.<br />En las playas de todos los mundos, se reúnen los niños. Rueda la tempestad por el cielo sin caminos, los barcos naufragan en el mar sin rutas, anda suelta la muerte, y los niños juegan. En las playas de todos los mundos, se reúnen, en una gran fiesta, todos los niños.<br /><br /><br /><br />61<br />¿Sabe alguien de dónde viene el sueño que pasa, volando, por los ojos del niño? Sí. Dicen que mora en la aldea de las hadas; que por la sombra de una floresta vagamente alumbrada de luciérnagas, cuelgan dos tímidos capullos de encanto, de donde viene el sueño a besar los ojos del niño.<br />¿Sabe alguien de dónde viene la sonrisa que revuela por los labios del niño dormido? Sí. Cuentan que, en el ensueño de una mañana de otoño, fresca de rocío, el pálido rayo primero de la luna nueva, dorando el borde de una nube que se iba, hizo la sonrisa que vaga en los labios del niño dormido.<br />¿Sabe alguien en dónde estuvo escondida tanto tiempo la dulce y suave frescura que florece en las carnecitas del niño? Sí. Cuando la madre era joven, empapaba su corazón de un tierno y misterioso silencio de amor, la dulce y suave frescura que ha florecido en las carnecitas del niño.<br /><br /><br />62<br />Hijo mío, cuando te traigo juguetes de colores, comprendo por qué hay tantos matices en las nubes y en el agua , y por qué están pintadas las flores tan variadamente..., cuando te doy juguetes de colores, hijo mío.<br />Cuando te canto para que tú bailes, adivino por qué hay música en las hojas, y por qué entran los coros de voces de las olas hasta el corazón absorto de la tierra..., cuando te canto para que tú bailes.<br />Cuando colmo de dulces tus ávidas manos, entiendo por qué hay mieles en el cáliz de la flor, y por qué los frutos se cargan secretamente, de ricos jugos..., cuando colmo de dulces tus ávidas manos.<br />Cuando beso tu cara, amor mío, para hacerte sonreír, sé bien cuál es la alegría que mana del cielo en la luz del amanecer, y el deleite que traen a mi cuerpo las brisas del verano..., cuando beso tu cara, amor mío, para hacerte sonreír.<br /><br /><br />63<br />Tú me has traído amigos que no me conocían. Tú me has hecho sitio en casas que me eran extrañas. Tú me has acercado lo distante y me has hermanado con lo desconocido.<br />Mi corazón se me inquieta si tengo que dejar mi albergue acostumbrado. Olvido que lo antiguo está en lo nuevo, que en lo nuevo vives también tú.<br />En el nacimiento y en la muerte, en este mundo o en otro, en cualquier sitio donde tú me lleves, tú eres tú mismo, el único compañero de mi vida infinita, tú que estás atando siempre mi corazón, con lazos de alegría, a lo ignorado.<br />Pero cuando se te conoce, nadie es extranjero, ninguna puerta está cerrada. ¡Señor, concédeme esto que te pido: que yo no pierda nunca la felicidad de encontrar lo único en este juego de lo diverso!<br /><br /><br />64<br />Por la ladera del río desolado, entre las yerbas altas, le pregunté: "Muchacha, ¿a dónde vas con tu lámpara bajo el manto? Mi casa está oscura y sola. ¡Préstame tu luz!". Levantó sus ojos un instante, me miró al rostro en la penumbra, y dijo: "¡He venido al río a echar mi lámpara en la corriente, ahora que muere en ocaso la luz del día!". Y entre las altas yerbas me quedé mirando, solitario, cómo la lucecita de la lámpara se iba inútilmente en la marea.<br />En el silencio de la noche que se echaba encima, le pregunté: "Tus luces están todas encendidas, muchacha. ¿A dónde vas con tu lámpara? Mi casa está oscura y sola. ¡Préstame tu luz!". Levantó sus ojos oscuros a mi cara, y se estuvo dudosa un momento: "He venido -dijo al fin- a ofrecer mi lámpara al cielo". Yo me quedé mirando la lucecita, que temblaba inútilmente en el vacío.<br />En la negrura sin luna de la medianoche, le pregunté: "Muchacha, ¿qué buscas, si tienes la lámpara junto a tu corazón? Mi casa está oscura y sola. ¡Préstame tu luz!". Se paró un momento, pensándolo, y me miró fijamente en la oscuridad. "He traído mi luz -dijo- para el Carnaval de las lámparas." Yo me quedé mirando cómo su lucecita se perdía inútilmente entre las luces.<br /><br /><br />65<br />¿Qué divina bebida quieres tú, Dios mío, de esta rebosante copa de mi vida?<br />Poeta mío, ¿te encanta ver la creación con mis ojos; oír, silencioso, en los umbrales de mis oídos, tu propia armonía eterna?<br />Tu mundo teje palabras en mi pensamiento, y tu alegría las hace más melodiosas. Te me das, enamorado, y luego sientes toda tu propia dulzura en mí.<br /><br /><br />66<br />La que, en un crepúsculo de destellos y vislumbres, vivió siempre en el fondo de mi corazón; la que nunca abrió sus velos en la luz de la mañana, irá a ti, Dios mío, en mi última canción, como mi ofrenda última.<br />La cortejaron las palabras, pero no pudieron hacerla suya; y en vano la persuasión le ha tendido sus brazos vehementes.<br />He vagado por todos los países, con ella en el alma de mi corazón; y mi vida, a su alrededor, se ha levantado y se ha caído, grande y débil.<br />Reinó sobre mis pensamientos y mis actos, sobre mis sueños y mis ensueños, y, sin embargo, vivió sola y aparte.<br />Los hombres que llamaron a mi puerta, preguntando por ella, se fueron desesperados.<br />Nadie en el mundo la pudo nunca mirar frente a frente; y espera, en soledad, tu reconocimiento.<br /><br /><br />67<br />Eres, a un tiempo, el cielo y el nido.<br />Hermoso mío, aquí en el nido, tu amor aprisiona el alma con colores, olores y música.<br />¡Cómo viene la mañana, con su cesta de oro en la diestra, donde trae la guirnalda de la hermosura, para coronar, en silencio, la tierra!<br />¡Cómo viene el anochecer por las veredas no pisadas de los prados solitarios, que ya abandonaron los rebaños! Trae, en su jarra de oro, la fresca bebida de la paz, recogida en el mar occidental del descanso.<br />Pero donde el cielo infinito se abre, para que lo vuele el alma, reina la blanca claridad inmaculada. Allí no hay día ni noche, ni forma, ni color, ¡ni nunca, nunca una palabra!<br /><br /><br />68<br />Tu rayo de sol viene, con los brazos abiertos, a esta tierra mía, y se pasa el día en mi puerta. Luego, a la vuelta, te lleva a tus pies nubes hechas de mis lágrimas, de mis suspiros y de mis canciones.<br />Enamorado y alegre, tú rodeas tu pecho estrellado con ese manto de nubes de niebla, y los pliegas innumerablemente, y lo pintas de colores infinitos.<br />Es tan ligero, tan suave, tan tiernamente lloroso, tan oscuro, que tú, sereno y sin mancha los amas. Así puedes velar tu terrible resplandor blanco con sus patéticas sombras.<br /><br /><br />71<br />Tu maya es que yo sea cuanto pueda ser, que eche, en mil vueltas, mil sombras de colores sobre tu resplandor.<br />Pones una valla a tu propio ser, y luego llamas, con voces infinitas, a tu ser separado. Y esta parte de ti mismo es la que ha encarnado en mí.<br />Tu canción penetrante va resonando por todo el cielo en lágrimas multicolores y en sonrisas, en sustos y esperanzas. Se levantan olas y vuelven a hundirse, se quiebran los sueños y se completan. Yo soy la propia derrota de tu ser.<br />La cortina que tú has echado, está pintada con figuras innumerables, por el pincel del día y de la noche. Tras ella tienes tu asiento, tejido en un maravilloso misterio de curvas, sin una sola estéril línea recta.<br />La gran comitiva de nosotros dos llena el cielo. Todo el aire está vibrando con nuestra melodía, y las edades pasan todas en este jugar al escondite, de nosotros dos.<br /><br /><br />72<br />Es él, mi más íntimo él, quien despierta mi vida con sus profundas llamadas secretas.<br />El, quien pone este encanto en mis ojos; quien pulsa, alegremente, las cuerdas de mi corazón en su múltiple armonía de placer y de pesar.<br />El, quien teje la tela de esta maya con matices tornasoles de oro y plata, azul y verde; quien asoma por sus pliegues los pies, cuyo contacto me enajena.<br />Los días pasan, mueren los años, y él sigue moviendo mi corazón con mil nombres, con mil disfraces, en innumerables transportes de placer y de pesar.<br /><br /><br />73<br />La libertad no está para mí en la renunciación. Yo siento su brazo en infinitos lazos deleitables.<br />Siempre estás tú escanciándome, llenándome este vaso de barro, hasta arriba, con el fresco brebaje de tu vino multicolor, de mil aromas.<br />Mi mundo encenderá sus cien distintas lámparas en tu fuego, y las pondrá ante el altar de tu templo.<br />No, nunca cerraré las puertas de mis sentidos. Los deleites de mi vista, de mi oído y de mi tacto, soportarán tu deleite.<br />Todas mis ilusiones arderán en fiesta de alegría, y todos mis deseos madurarán en frutos de amor.<br /><br /><br />74<br />Ha muerto el día, y la sombra anega la tierra. Voy al río, que ya es la hora, a llenar mi jarra.<br />El aire oscuro está afanoso con la música triste del agua, que me está diciendo que vaya, en el crepúsculo. Nadie pasa por el callejón solitario. Se levanta el viento, y las olas tiemblan y se encabritan en el río.<br />No sé si volveré. No sé con quién me voy a encontrar. En el vado, el hombre desconocido toca, en su barquilla, su laúd.<br /><br /><br />75<br />Los regalos que nos das colman nuestras necesidades, y, sin embargo, vuelven a ti sin perder nada.<br />El río cumple su trabajo cotidiano, corriendo entre campos y aldeas; peor su corriente incesante serpentea hacia ti para lavarte los pies.<br />La flor endulza el aire con su aroma; pero su último servicio es ofrecerse a ti.<br />Tu culto no empobrece en nada al mundo.<br />Las palabras del poeta dan a cada hombre el sentido que ellos quieren; pero su sentido definitivo va hacia ti.<br /><br /><br />76<br />Día tras día, Señor de mi vida, ¿te podré yo mirar frente a frente? Juntas mis manos, ¿te miraré frente a frente, Señor de todos los mundos?<br />Bajo tu cielo inmenso, en silencio y soledad, con humilde corazón, ¿te miraré frente a frente?<br />En este trabajoso mundo tuyo, hirviente de luchas y fatigas, entre las presurosas muchedumbres, ¿te miraré frente a frente?<br />Cuando mi obra haya sido cumplida en este mundo, Rey de reyes, solo ya y silencioso, ¿te miraré frente a frente?<br /><br /><br />77<br />Te reconozco como mi Dios, y me estoy aparte. No te reconozco como mío, y me acerco a ti. Te miro como padre, y me inclino ante tus pies. No tomo tu mano como la de un amigo.<br />Yo no estoy allí donde tú desciendes y te llamas mío; no voy a abrazarte contra mi corazón, a tratarte como compañero.<br />Eres mi Hermano entre mis hermanos; pero a ellos no les atiendo, ni divido con ellos mi ganancia, sino que comparto mi todo contigo.<br />Ni en el placer ni en el dolor estoy con los hombres, sino contigo sólo. Soy tímido para dar mi vida, y así no me echo en las grandes aguas de la vida.<br /><br /><br />78<br />Cuando la creación era nueva, y todas las estrellas brillaban en su esplendor primero, los dioses celebraron asamblea en el cielo, y cantaron: "¡Alegría pura, imagen de la perfección!".<br />Pero uno gritó de pronto: "Parece que la cadena de luz tiene en alguna parte una sombra, que se ha perdido una estrella".<br />Estalló la cuerda de oro de sus arpas, y, dejando la canción, clamaron todos desolados: "¡Sí; y la estrella perdida es la mejor, la gloria de los cielos!".<br />Desde entonces, la buscan sin parar, gritando que el mundo ha perdido con ella su única alegría.<br />Y en el profundo silencio de la noche, las estrellas se suspiran sonriendo; "¡Qué<br />vana búsqueda! ¡La perfección inquebrantable está en todo!".<br /><br /><br />79<br />Si no es para mí encontrarte en esta vida, sienta yo siempre, al menos, que me ha faltado el verte. No me dejes olvidarlo un solo instante; no me quites de mis sueños las punzadas de esta pena, ni de mis horas despiertas.<br />Mientras pasan mis días en el mercado bullicioso de este mundo, mientras se van llenando mis manos con la ganancia cotidiana, sienta yo siempre que no he ganado nada. No me dejes olvidarlo un solo instante; no me quites de mis sueños las punzadas de esta pena, ni de mis horas despiertas.<br />Cuando me siento en el camino, rendido y anhelante, cuando me echo a dormir en el polvo, sienta yo siempre que aún tengo que hacer el largo viaje. No me dejes olvidarlo un solo instante; no me quites de mis sueños las punzadas de esta pena, ni de mis horas despiertas.<br />Cuando está mi casa adornada, y suenan las flautas y los risotones, sienta yo siempre que no te he invitado a ti. No me dejes olvidarlo un solo instante; no me quites de mis sueños las punzadas de esta pena, ni de mis horas despiertas.<br /><br /><br />80<br />Soy como un jirón de una nube de otoño, que vaga inútilmente por el cielo. ¡Sol mío, glorioso eternamente; aún tu rayo no me ha evaporado, aún no me has hecho uno con tu luz! Y paso mis meses y mis años alejado de ti.<br />Si éste es tu deseo y tu diversión, ten mi vanidad veleidosa, píntala de colores, dórala de oro, échala sobre el caprichoso viento, tiéndela en cambiadas maravillas.<br />Y cuando te guste dejar tu juego, con la noche, me derretiré, me desvaneceré en la oscuridad; o quizás, en una sonrisa de la mañana blanca, en una frescura de pureza transparente.<br /><br /><br />81<br />¡Cuántos días ociosos he sentido pena por el tiempo perdido! Pero ¿ha sido perdido alguna vez, Señor? ¿No has tenido tú mi vida, cada instante, en tus manos?<br />Escondido en el corazón de las cosas, tú nutres las semillas y las tornas en brotes, y los capullos en flores, y las flores en frutos.<br />Estaba yo dormitando, rendido, en mi lecho ocioso, y pensaba que no hacía cosa alguna. Cuando desperté, en la mañana, vi mi jardín lleno de flores maravillosas.<br /><br /><br />82<br />El tiempo es infinito en tus manos, Dios mío. ¿Quién podrá contar tus minutos?<br />Pasan días y noches, se abren los años y luego se mustian, como flores. Tú sabes esperar.<br />Tus siglos vienes, uno tras otro, perfeccionando la florecilla del campo.<br />Pero nosotros no podemos perder nuestro tiempo, y tenemos que echarnos de cabeza a nuestras ocasiones. ¡Somos demasiado pobres para llegar tarde!<br />Y así, el tiempo se va mientras yo se lo estoy dando a los otros que, irritados, lo reclaman. Y así tu altar está sin una sola ofrenda.<br />Por la tarde, me apresuro temeroso, no vaya a estar cerrado tu portal. Pero siempre llego a tiempo.<br /><br /><br />83<br />Madre, yo te haré una cadena de perlas para tu garganta, con las lágrimas de<br />mi dolor.<br />Las estrellas forjaron con luz las ajorcas de tus pies; pero mi cadena va a ser para tu pecho.<br />Riqueza y nombradía vienen de ti, y tú puedes darlas o no a tu gusto. Pero mi dolor es sólo mío, y cuando te lo ofrezco, tú me pagas con tu gracia.<br /><br /><br />84<br />La espina de la separación pasa el mundo y hace nacer formas innumerables en el cielo infinito.<br />Su pena es quien mira en silencio las estrellas de la noche, quien se pone lírica, con las rumorosas hojas, en la sombra lluviosa de julio.<br />Su dolor es el que se echa sobre todas las cosas, el que se sume en el amor y en el afán, en el martirio y en la alegría de los hogares humanos; el que fluye, derretido en canciones, de mi corazón de poeta.<br /><br /><br />85<br />Cuando los guerreros salieron del cuartel de su señor, ¿dónde habían escondido su poder, dónde habían dejado su armadura y sus armas?<br />Iban pobres y desvalidos, y las flechas cayeron sobre ellos como chaparrones, el día que salieron del cuartel de su señor.<br />Cuando los guerreros volvieron al cuartel de su señor, ¿dónde habían escondido su poder?<br />Habían dejado la espada, el arco y la flecha. Traían la paz en las frentes, y los frutos de su vida se habían quedado tras ellos, el día que volvieron al cuartel de su señor.<br /><br /><br />86<br />La Muerte, tu esclava, está a mi puerta. Ha cruzado el mar desconocido y llama, en tu nombre, a mi casa.<br />Está oscura la noche y tiene miedo mi corazón. Pero yo cogeré mi lámpara, abriré mi puerta, y le daré, rendido, la bienvenida; porque es mensajera tuya la que está a mi puerta.<br />La adoraré, llorando, con las manos juntas. La adoraré echando a sus pies el tesoro de mi corazón.<br />Y ella se volverá, cumplido su mandato, dejando su sombra negra en mi mañana. Y en mi casa desolada quedaré yo, solo y mustio, como mi última ofrenda a ti.<br /><br /><br />87<br />Desesperado, la busco por todos los rincones de mi cuarto, pero no la encuentro.<br />Mi casa es pequeña, y lo que una vez se ha ido de ella, no vuelve a encontrarse. Pero tu casa, Señor, es infinita. Y buscándola, he llegado a tu puerta.<br />Mírame bajo el dosel dorado del cielo de tu anochecer, mírame cómo levanto mis ojos ansiosos a tu cara.<br />He venido a la playa de la eternidad donde nada se pierde, ninguna esperanza, ninguna felicidad, ninguna visión de rostros vistos a través de las lágrimas.<br />¡Ahora mi vida vacía en ese mar! ¡Húndela en la más profunda plenitud! ¡Haz que sienta, una vez sola, la dulce caricia perdida en la totalidad del universo!<br /><br /><br />88<br />¡Divinidad del templo en ruinas! Ya no cantan tu alabanza las cuerdas rotas del Vina. Las campanas del anochecer no claman ya la hora de tu oración. A tu alrededor, el aire está quieto y callado.<br />La brisa vagabunda de la primavera llega a tu desolación, y te cuenta de las flores, de las flores que ya nadie viene, en adoración, a ofrecerte.<br />El que creyó en ti otro tiempo, vaga esperando el favor no concedido todavía. Y en el anochecer, cuando luces y sombras se mezclan en la polvorienta oscuridad, él vuelve, jadeante, al templo arruinado, con hambre en el corazón.<br />¡Cuántos días de fiesta vienen callados a ti, Divinidad del templo en ruinas! ¡Cuántas noches de ofrendas se van, sin que nadie encienda tus lámparas!<br />Los artífices hacen imágenes nuevas, que se lleva la corriente del olvido cuando llega la hora. ¡Sólo tú, Divinidad del templo en ruinas, sigues sin culto, en abandono inmortal!<br /><br /><br />89<br />Callen mis palabras bulliciosas, callen mis gritos, que así lo quiere mi Señor. Desde hoy, hablaré en susurro, y una suave melodía llevará la palabra de mi corazón.<br />Todos van, presurosos, al mercado del Rey. Allí están ya los tratantes. Pero yo tengo mi descanso inoportuno en lo mejor del día, cuando es mayor el trabajo.<br />¡Que broten, pues, las flores de mi jardín a destiempo, que las abejas del mediodía vengan a zumbar perezosas!<br />¡Qué de horas perdidas en esta lucha del bien y del mal! Pero mi compañero de juego de los días ociosos, se deleita ahora tomándome el corazón; y no sé qué es esta llamada repentina, ni por qué inútil volubilidad.<br /><br /><br />90<br />-¿Qué ofrecerás a la muerte el día que llame a tu puerta?<br />-Le tenderé el cáliz de mi vida, lleno del dulce mosto de mis días de otoño y de mis noches de verano.<br />¡No se irá con las manos vacías! Todas las cosechas y todas las ganancias de mi afán, se las daré, el último días, cuando ella llame a mi puerta.<br /><br /><br />91<br />¡Muerte, último cumplimiento de la vida, Muerte mía, ven, y háblame bajo!<br />Día tras día, he velado esperándote, y por ti he sufrido la alegría y el martirio de la vida.<br />Cuanto soy, tengo y espero, cuanto amo, ha corrido siempre hacia ti, en un profundo misterio. Mírame una vez más, y mi vida será tuya para siempre.<br />Las flores están ya enlazadas, y lista la guirnalda para el esposo. Será la boda y dejará la novia su casa, y, sola en la noche solitaria, encontrará a su Señor.<br /><br /><br />92<br />Sé que vendrá un día en que no veré más esta tierra. La vida se despedirá de mí en silencio, y me echará la última cortina sobre los ojos.<br />Pero las estrellas velarán por la noche, y se alzará la mañana como antes, y las horas se henchirán, como las olas de la mar, levantando dolores y placeres.<br />Cuando pienso en este último momento, se cae al valle de los instantes, y veo, a la luz de la muerte, tu mundo, con sus tesoros indolentes. Inapreciable es el más pobre de sus asientos, inapreciable la más pequeña de sus vidas.<br />¡Váyanse enhorabuena las cosas que anhelé en vano, las cosas que fueron mías; y que sólo posea yo de veras lo que nunca quisieron ver mis ojos, lo que siempre desprecié!<br /><br /><br />93<br />Me han llamado. ¡Decidme adiós, hermanos míos! ¡Adiós, me voy!<br />Aquí os dejo la llave de mi puerta; renuncio a todo derecho sobre mi casa. Sólo os pido buenas palabras de despedida.<br />Vivimos mucho tiempo juntos, y recibí más de lo que pude dar. Y ahora es de día, y la lámpara que iluminó mi rincón oscuro se ha apagado. Me llaman, y estoy dispuesto para mi viaje.<br /><br /><br />94<br />Ya me voy. ¡Deseadme buena suerte, amigos míos! La aurora sonroja el cielo, y mi camino parece hermoso.<br />Me preguntáis qué me llevo. Mis manos vacías y mi corazón lleno de esperanza.<br />Me pondré sólo mi guirnalda nupcial, por que el vestido pardo del peregrino no es mío; y aunque el camino sea peligroso, va sin temor mi pensamiento.<br />Cuando mi viaje llegue a su fin, saldrá la estrella de la tarde, y las melancólicas armonías del crepúsculo se abrirán tras el pórtico del Rey.<br /><br /><br />95<br />Pasé, sin darme cuenta, el umbral de esta vida.<br />¿Qué poder fue el que me hizo abrir en este inmenso misterio, como un capullo, a medianoche, en el bosque?<br />Cuando, a la mañana, vi la luz, sentí al punto que yo no era un extraño en este mundo, que lo desconocido sin nombre ni forma me había tenido en brazos, en la forma de mi madre.<br />De igual manera, al salir a la muerte, esto mismo desconocido me parecerá familiar. Y como amo tanto esta vida, sé que amaré lo mismo la muerte.<br />El niño, cuando su madre le quita el seno derecho, se echa a llorar; pero al punto encuentra en el izquierdo su consuelo.<br /><br /><br />96<br />Cuando me vaya, sea ésta mi palabra última: que lo que he visto no puede ser mejor.<br />Gusté la miel oculta de este loto que se abre en el océano de la luz, y así fui bendito. Sea esta mi última palabra.<br />He jugado en esta casa de juguetes de formas infinitas; y vislumbré, jugando, a aquel que no tiene forma.<br />Mi cuerpo entero ha vibrado al contacto de aquel que es intangible. Si aquí debe ser el fin, sea. Esta es mi última palabra.<br /><br /><br />97<br />Cuando yo jugaba contigo, nunca te pregunté quién eras. Yo no conocía timidez ni miedo. Mi vida era vehemente.<br />Al amanecer, me llamabas tú de mi sueño, como un hermano, y me llevabas corriendo de selva en selva.<br />Nada me importaba, entonces, el sentido de las canciones que me cantabas. Mi voz sólo recogía la tonada, y a su compás bailabas mi corazón.<br />Hoy, que ya no es tiempo de jugar, ¿qué repentina visión es ésta que se me aparece? El mundo está mirándote a los pies, sobrecogido, temblando con todas sus estrellas silenciosas.<br /><br /><br />98<br />Te adornaré con los trofeos y las guirnaldas de mi derrota. No es mío el escapar vencedor.<br />Sé bien que se estrellará mi orgullo, que mi vida romperá sus cadenas, de tanto dolor, que mi corazón vacío sollozará fuera, melodioso como una caña hueca, que la piedra se derretirá en lágrimas.<br />Sé bien que no quedarán siempre cerradas las cien hojas de un loto, que será descubierto el secreto escondite de su miel.<br />Desde el cielo azul, un ojo me verá y me llamará en silencio. Nada quedará de mí, nada, y recibiré a tus pies la muerte completa.<br /><br /><br />99<br />Cuando yo tenga que dejar el timón, sabré que habrá llegado la hora de que lo tomes tú. Lo que haya que hacer será hecho al punto. ¿A qué esta lucha?<br />¡Pues quita ya las manos, corazón mío, y acepta calladamente tu derrota; considera qué suerte la tuya de quedarte tan bien, donde estás tan tranquilo!<br />Por encender mis lámparas, que apaga cada vientito, me olvido, una vez y otra, de todo lo demás.<br />Pero ya voy a hacer lo que debo, y esperaré a oscuras, en mi estera tendida en el suelo; y cuando tú quieras, Señor, ven callado, y siéntate conmigo.<br /><br /><br /><br />100<br />Desciendo a las profundidades del mar de las formas, en busca de la perla perfecta de lo que no la tiene.<br />No más este navegar, de puerto en puerto, con mi barco viejo de naufragios. Ya se fueron los días en que era mi gozo ser juguete de las olas.<br />Y ahora tengo ansia de morir en lo inmortal.<br />Llevaré el arpa de mi vida al tribunal que está junto al abismo sin fin de donde sube la música no tocada.<br />Y acordaré mi música con la música de lo eterno, y cuando haya cantado su sollozo último, pondré mi arpa muda a los pies de lo callado.<br /><br /><br />101<br />Toda mi vida te busqué con mis canciones. Ellas me llevaron de puerta en puerta, y con ellas tanteé a mi alrededor, buscando, buscando mi mundo.<br />Lo que he aprendido en mi vida, ellas me lo enseñaron; me abrieron sendas secretas, encendieron a mis ojos todas las estrellas que hay sobre el horizonte de mi corazón.<br />Mis canciones me guiaron, cada día, a los misterios del placer y del dolor. Y ahora, ¿a qué portal de qué palacio me han traído, en este anochecer en que acaba mi camino?<br /><br /><br />102<br />Me jacté ante los hombres de haberte conocido, y en todas mis obras ven tu retrato. Vienen y me preguntan: "¿Quién es?" No sé qué responder, y digo: "La verdad es que no lo sé". Se burlan de mí y se van desdeñosos. Y tú sigues sentado allí, sonriendo.<br />He hablado de ti en canciones perdurables, cuyo secreto brota mi corazón. Vienen y me preguntan: "¿Qué quiere decir todo eso?" No sé qué responderles, y digo: "¡Ay, quién sabe lo que quiere decir!" Y se ríen de mí y se van despreciándome. Y tú sigues sentado allí, sonriendo.<br /><br /><br />103<br />Permite, Dios mío, que mis sentidos se dilaten sin fin, en un saludo a ti, y toquen este mundo a tus pies.<br />Como una nube baja de julio, cargada de chubascos, permite que mi entendimiento se postre a tu puerta, en un saludo a ti.<br />Que todas mis canciones unan su acento diverso en una sola corriente, y se derramen en el mar del silencio, en un saludo a ti.<br />Como una bandada de cigüeñas que vuelan, día y noche, nostálgicas de sus nidos de la montaña, permite, Dios mío, que toda mi vida emprenda su vuelo a su hogar eterno, en un saludo a ti.<br /><br /><br /></span><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:georgia;"><br />Reseña biográfica<br /><br />Poeta, filósofo y pintor indio nacido en Calcuta en 1861.<br />Hijo de un líder Brahmo Samaj, fue el menor de catorce hermanos. Recibió la educación básica en casa donde existió un gran ambiente intelectual.<br />A los diecisiete años fue enviado a Inglaterra para completar su educación; sin embargo, interrumpió los estudios cuando asistía a University College de Londres y regresó a su país para matricularse en escuela experimental en Shantiniketan. La primera parte de su obra está contenida en "Carta de un viajero en Europa" 1881, "Canciones del atardecer" 1882 y "El despertar de la fuente" 1882. Después de su matrimonio en 1883, continuó su larga carrera literaria, destacándose especialmente como poeta, con obras como "Gitanjali" 1912, "El Jardinero" 1913, "Luna Creciente" 1913, "Punashcha" 1932, "Shes Saptak" 1935, y "Patraput" 1936.<br />En 1912 regresó a Londres, en 1913 recibió el Premio Nobel de Literatura y en 1915<br /><br />fue nombrado Caballero por el Rey Jorge V.<br />Falleció el 7 de agosto de 1941.<br /><br /><br /></span><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></div>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-66561174230939240592010-01-09T22:46:00.012-03:002010-01-13T11:03:35.352-03:00DÉDALUS EN EL ALFÉIZAR<span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong><em>Lanzamiento del nuevo libro de Juanan Urkijo<br /></em></strong></span><br /><strong><span style="color:#009900;"><span style="font-family:georgia;">Para alegría de sus lectores y por fin...<br />nos llega</span><br /></span></strong><br /><br /><br /><p><a href="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0kyOhqKa6I/AAAAAAAAGBM/y-lPLdm6Mdg/s1600-h/DDALUS~1.JPG"><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 210px; DISPLAY: block; HEIGHT: 320px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5424922451279244194" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0kyOhqKa6I/AAAAAAAAGBM/y-lPLdm6Mdg/s400/DDALUS~1.JPG" /></a><br /><span style="color:#000000;"><strong>Portada: Lento nacer - Úbeda<br /><br />Sinopsis<br /><br /></strong>He abierto esta ventana para que corra el aire y, como livianas partículas de polvo al trasluz, arrastre sensaciones, imágenes y palabras. Yo iré dejando cosas en el alféizar y tú, al encontrarlas, darás cohesión a nuestro encuentro. Será un modo de mirar en la misma dirección; contemplaremos serenamente el momento y, por imposible que parezca, habremos de compartir ese lugar intacto del horizonte, en el que, más allá de los paisajes, coinciden eternamente nuestras miradas.<br /><br />(Encabezamiento del blog El Alféizar)<br /></span><br /><strong><span style="color:#009900;">La presentación del libro DÉDALUS EN EL ALFÉIZAR por su autor, el escritor Juanan Urkijo se encuentra en:<br /></span></strong><br /><a href="http://el-alfeizar-de-dedalus.blogspot.com/2010/01/dedalus-en-el-alfeizar.html"><span style="color:#3333ff;">http://el-alfeizar-de-dedalus.blogspot.com/2010/01/dedalus-en-el-alfeizar.html</span></a></p><br /><p><br /><br /><span style="color:#009900;"><strong>Desde BUBOK se puede descargar gratuitamente la versión en formato pdf o bien encargar el libro en papel<br /></strong></span><br /><a href="http://www.bubok.com/libros/21041/DEDALUS-EN-EL-ALFEIZAR"><span style="color:#3333ff;">http://www.bubok.com/libros/21041/DEDALUS-EN-EL-ALFEIZAR</span></a></p><br /><p><br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 257px; DISPLAY: block; HEIGHT: 343px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5424940150397773314" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0lCUwA2pgI/AAAAAAAAGBU/cXOorQjyVns/s400/D%C3%A9dalus34.jpg" /><br /><br /><strong><em><span style="color:#999900;">Querido Juanan, algo ya te había robado del blog, fueron años de esperar una nueva publicación tuya (en el Alféizar), para eso...para deleitarme al leer las cartas a Miralles y robártelas. También guardo especialmente la fotografía de ese cuadro: Lento nacer de Agustin Úbeda.<br /><br />(Cuanto trabajo me hubiese ahorrado de haber sabido esperar tu libro)<br /><br />Mi alegría es enorme, amigo, y nuestros amigos son testigos de cuanto me emocionan esas cartas y también te lo dije alguna vez, merecián un espacio más amplio que el blog...por fin y enhorabuena!<br /><br />¡¡FELICITACIONES!!... Y Muchas Gracias!!<br /><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 300px; DISPLAY: block; HEIGHT: 236px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5424944101190860642" border="0" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0lF6t3U_2I/AAAAAAAAGBc/0RUjL9R5JZ0/s400/sakura.jpg" /><br /><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a> </span></em></strong></p><strong><em></em></strong><br /><br /><strong><em><span style="color:#999900;"></span></em></strong>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-21582653824140453212010-01-09T03:01:00.002-03:002011-04-30T14:17:46.110-03:00SOBRE HÉROES Y TUMBAS<span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;"><strong>ERNESTO SÁBATO </strong></span><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;"><strong>nació el 24 de junio de 1911</strong></span><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;"><strong>vive en Buenos Aires.<br /></strong></span><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 339px; DISPLAY: block; HEIGHT: 300px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5424215119460192194" border="0" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0au6ZS6T8I/AAAAAAAAGBE/8TC9agf3msU/s400/E.Sbato.jpg" /><br /><br /><span class="Apple-style-span" ><b><i><span class="Apple-style-span" >(Agregado el día 30 de Abril de 2011<br /><br />El escritor Ernesto Sabato murió a los 99 años en su casa de Santos Lugares, en las afueras de Buenos Aires.<br />Debido a una ceguera de la que fue víctima en los últimos años, el autor había abandonado la lectura y la escritura,como así también la pintura.)</span><br /><br /></i></b></span><br /><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-family:georgia;"><strong>Sobre héroes y tumbas</strong></span> es una novela escrita por el escritor argentino Ernesto Sabato, y es quizá la obra más conocida del autor. Publicada en 1961, ésta irrumpe en el panorama de la literatura latinoamericana aglutinando una variedad de elementos que la distinguen entre las ficciones de América del Sur. De este modo, es frecuentemente considerada como una novela total, con rasgos de surrealismo inusitados en la literatura latinoamericana (especialmente en la sección del "Informe sobre ciegos"). Buena parte de su trama puede insertarse también en la tradición de la Bildungsroman ("novela de formación") de la que se cuentan varios ejemplos en la literatura alemana. Por otro lado, la descripción de una familia retratada a través de un largo lapso temporal con tintes decadentes, emparenta temáticamente esta novela con las ficciones de Faulkner y García Márquez.<br /><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-family:georgia;"><strong>Argumento </strong></span><br />Sobre héroes y tumbas narra diversos argumentos paralelamente. Quizá simplificando demasiado la Novela, podemos señalar como hilos conductores de la(s) trama(s) a "La Formación de Martín" y "La decadencia de los Vidal Olmos"; entrelazados inclusive pasajes ambientados en los últimos años del primer peronismo en Argentina y la incestuosa relación de Alejandra y Fernando.<br /><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-family:georgia;"><strong>La formación de Martín</strong></span><br />La novela comienza introduciéndonos en la descripción y vida de Martin Del Castillo, uno de los protagonistas principales de la obra. El muchacho, de diecisiete años, suele pasar las tardes sumergido en sus cavilaciones en el Parque Lezama, uno de los lugares típicos de la zona sur de Buenos Aires. Allí, sentado en un banco, al lado de la estatua de Ceres, comienza la historia, el descubrimiento de esa chica extraordinaria y misteriosa que es Alejandra Vidal. Martín es presentado por Ernesto Sabato como un ser melancólico y abúlico, hijo de un pintor fracasado y de una mujer de la vida.<br /><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-family:georgia;"><strong>La decadencia de los Vidal Olmos</strong></span><br />Los Vidal Olmos son una familia argentina emparentada con la rancia aristocracia criolla. "Sobre Héroes y Tumbas" narra con amplitud las biografías de sus miembros por más de ciento cincuenta años hasta concluir en Alejandra y su padre, Fernando Vidal Olmos. Marcado por un destino fáustico, los Vidal Olmos hacen, literalmente, su propio descenso a los infiernos. El capítulo Informe sobre ciegos es una clara metáfora de ello.<br /><br />La novela comienza con una "breve reseña preliminar", la que nos introduce inmediatamente al último episodio del drama familiar de los Vidal Olmos (el asesinato de Fernando y el suicidio de Alejandra), por lo que podría interpretarse la ficción como un intento de develar los misterios de este hecho. Es así como asistimos al detalle de la tortuosa relación incestuosa de amor-odio de Fernando y Alejandra. El odio que ella siente por su padre quien la violaba desde niña y además por su madre que lo permitió.<br /><br /><br /><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-family:georgia;"><strong>Principio de Sobre Héroes y tumbas</strong></span> -<br />(primera parte)<br /><br /><br /><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/tr6AHOiAMrM&hl=es&fs=1&"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><br /><br /><embed src="http://www.youtube.com/v/tr6AHOiAMrM&hl=es&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object><br /><br />(Segunda parte)<br /><br /><object width="425" height="344"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/1dZQcYrb1us&hl=es&fs=1&"><param name="allowFullScreen" value="true"><param name="allowscriptaccess" value="always"><br /><br /><embed src="http://www.youtube.com/v/1dZQcYrb1us&hl=es&fs=1&" type="application/x-shockwave-flash" allowscriptaccess="always" allowfullscreen="true" width="425" height="344"></embed></object><br /><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0)">**************************<br /></span><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-family:georgia;"><strong>Informe sobre ciegos </strong></span><br /><br />"¿Cuándo empezó esto que ahora va a terminar con mi asesinato?" Con esta inquietante pregunta comienza uno de los capítulos finales de "Sobre héroes y tumbas", precisamente el Informe sobre ciegos del escritor argentino Ernesto Sábato.<br />Si bien el Informe sobre ciegos forma parte de la conocida novela del escritor argentino citada más arriba, también lo es que, dada su particular estructura, puede leerse por separado sin detrimento de su sentido en particular ni de la proyección abarcadora de la obra en general. Es, para muchos críticos, el capítulo más profundo, oscuro y significativo de la novela. En primer término, quien nos narra ahora es Fernando Vidal Olmos, uno de los personajes centrales de la obra, reemplázandose la tercera persona que Sábato utilizaba hasta el momento por la potencia subjetiva de la primera; y, para colmo, cedida nada menos que a este ser extraño, paranoico y sugestivo que, hasta el momento, venía sobrevolando el argumento de la novela como un cuervo que espera la muerte de su víctima.<br /><br />Fernando, quien es el padre de Alejandra Vidal y participa de varios vínculos familiares con ciertos personajes fundamentales, en el caso de la confección del Informe, no obstante, se sitúa fuera de toda relación afectiva con éstos, omitiendo cualquier vínculo y acción que no se relacione con la particular obsesión que lo desvela: relatar el informe sobre un extraño complot demoníaco y milenario, regido desde la Secta Sagrada de los Ciegos, desde la cual, según él, se tejen los hilos que gobiernan el sentido del mundo y de los hombres.<br /><br />Muchas fueron las interpretaciones que se le han querido dar al Informe, en virtud, seguramente, del carácter, del temor esencialmente onírico y alucinante que posee. Es, en todo caso, todo él una gran metáfora de otra cosa, acaso más profunda y misteriosa, anidada en nuestros propios temores subterráneos inherentes a la humanidad de la que somos partícipes. El subterráneo de Buenos Aires; los túneles secretos que, en teoría, unen el Colegio Nacional Buenos Aires con la antigua Aduana de la ciudad; los otros pasadizos que nacen en los flancos de la Iglesia de la Sagrada Concepción del barrio de Belgrano, ensanchándose luego hasta conformar inconmensurables cavernas y que conducen al protagonista hasta su propia perdición, son todos íconos subjetivos pero persistentes de esta metáfora ontológica del hombre y su soledad ante la muerte, el misterio de la existencia y el problema del bien y del mal.<br /><br />El Informe sobre ciegos es peculiar porque Fernando Vidal Olmos también lo es: un ser de una hibridez espiritual, a mitad de camino entre la belleza y el horror, el amor y el odio, la tolerancia y el racismo. Parece un espectador que puede contemplar dos espectáculos simultáneos: el cielo de los dioses y las profundidades del infierno. Es, por eso, en esta dualidad donde se debate y desde la cual nos arroja, arrebatado por la locura aunque con método y rigor científicos, su informe pesadillesco.<br /><br />Fueron, sin duda, muchísimas las críticas y objeciones que recibió Ernesto Sábato por parte de ciertos organismos e instituciones sociales al momento de publicar esta novela, en relación al Informe. Se lo llegó a tildar de racista. No obstante, apenas una segunda lectura de su obra nos revela un universo vasto y extraordinario en donde las dimensiones históricas, metafísicas y existenciales del hombre se apoderan de nuestra reflexión y ejercen, de alguna manera, una acción trasformadora que opera en nosotros positivamente.<br /><br />"Hay una cierta belleza en el horror" nos decía Ernesto Sábato en alguno de los tantos reportajes que le efectuaron en televisión. Quizá porque del horror se aprende y desde las tragedias ajenas podamos extraer esa belleza que nos ayuda a vernos y comprendernos como personas humanas y condenadas, tarde o temprano, a la catástrofe de nuestra propia muerte.<br /><br /><br /><span style="COLOR: rgb(0,0,153)">http://es.wikipedia.org/wiki/Sobre_h%C3%A9roes_y_tumbas<br /></span><br /><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-family:georgia;"><strong>ERNESTO SABATO<br />Sobre héroes y tumbas<br /></strong></span><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-size:85%;"><strong>EDITORIAL SUDAMERICANA BUENOS AIRES<br /></strong></span><br /><img style="TEXT-ALIGN: center; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 331px; DISPLAY: block; HEIGHT: 312px" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5424207982069916498" border="0" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0aoa8cdo1I/AAAAAAAAGA8/nSDl43TEowc/s400/sabato.jpg" /><br /><strong><span style="COLOR: rgb(0,153,0);font-size:130%;"><span style="COLOR: rgb(255,102,102); TEXT-DECORATION: underline">**</span><a style="COLOR: rgb(51,102,255)" href="http://www.librosgratisweb.com/html/sabato-ernesto/sobre-heroes-y-tumbas/index.htm">Aquí podés leer el libro</a></span></strong><br /><br /><br /><a href="http://www.librosgratisweb.com/html/sabato-ernesto/sobre-heroes-y-tumbas/index.htm"><span style="COLOR: rgb(51,51,255)">http://www.librosgratisweb.com/html/sabato-ernesto/sobre-heroes-y-tumbas/index.htm</span></a><span style="COLOR: rgb(51,51,255)"><br /></span><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img border="0" src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-30019889700044196362010-01-04T20:50:00.002-03:002010-01-04T22:05:24.860-03:00Adios, SANDRO, adios...<strong><em><span style="font-family:georgia;color:#999900;">1945-2010<br /></span></em></strong><br /><br /><p><a href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0KBMpBb4uI/AAAAAAAAGAE/RzI0IE-25ns/s1600-h/RosaSANDRO.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5423038955477787362" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: hand; HEIGHT: 300px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/S0KBMpBb4uI/AAAAAAAAGAE/RzI0IE-25ns/s400/RosaSANDRO.jpg" border="0" /></a><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong><em>Falleció el lunes 4 de Enero de 2010 a las 20:40 horas. </em></strong></span></p><p><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong><em><br /></em></strong></span><br /><a href="http://www.infobae.com/espectaculos/491322-100970-0-A-los-64-a%C3%B1os-falleci%C3%B3-Sandro-Mendoza"><span style="color:#3333ff;">http://www.infobae.com/espectaculos/491322-100970-0-A-los-64-a%C3%B1os-falleci%C3%B3-Sandro-Mendoza</span></a><span style="color:#3333ff;"><br /><br /><a href="http://www.clarin.com/diario/2010/01/04/um/m-02113269.htm"><span style="color:#3333ff;">http://www.clarin.com/diario/2010/01/04/um/m-02113269.htm</span></a><span style="color:#3333ff;"><br /></span><br /><br /><span style="font-family:georgia;color:#999900;"><strong><em>LIBRO DE VISITAS DE A TODO SANDRO :<br /><br /></em></strong></span><a href="http://libros.miarroba.com/leer.php?id=23756"><span style="color:#3333ff;">http://libros.miarroba.com/leer.php?id=23756</span></a><span style="color:#3333ff;"><br /></span><br /><br /></span><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a></p>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-55990113041619179462009-12-31T17:42:00.002-03:002010-04-09T01:13:35.922-03:00FELIZ AÑO NUEVO 2010<span style="color: rgb(255, 204, 0);font-family:georgia;" ><strong><em>MIS QUERIDOS AMIGOS...<br /><br />¡MUCHAS FELICIDADES!<br /></em></strong></span><a href="http://www.glitter-graphics.com/"><img src="http://dl5.glitter-graphics.net/pub/2632/2632545vmbvzc24zo.gif" width="500" border="0" height="450" /></a><br /><span style="color: rgb(153, 153, 0);font-family:georgia;" ><strong><em>Quisiera hacer una preguntita...<br />por si alguien me la puede responder.<br />Hoy fui con mi hija de compras y cuando regresamos mi hijo Diego había recibido una caja para mi, vino por correo, desde Europa.<br />Aún no pude ver el contenido, mi hijo decidió que me la entregará pasada la medianoche, ya en el 2010.<br />Me va enviando fotografías de la caja y...la curiosidad me está matando.<br />Solo me dijo que me la envió uno de mis amigos...la preguntita es: ¿Fuiste vos?<br /><br /></em></strong></span><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5421496758010449490" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 400px; height: 300px; text-align: center;" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sz0Gk7wlDlI/AAAAAAAAF_c/3Sh5b15l__E/s400/caja.jpg" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5421498876112572962" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 400px; height: 300px; text-align: center;" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sz0IgOTekiI/AAAAAAAAF_0/ACI3m24bFlM/s400/caja6.jpg" border="0" /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5421497421001456962" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 400px; height: 300px; text-align: center;" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sz0HLhl8_UI/AAAAAAAAF_k/S4gLzlz47Lc/s400/caja3.jpg" border="0" /> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5421497911278344050" style="margin: 0px auto 10px; display: block; width: 400px; height: 300px; text-align: center;" alt="" src="http://4.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sz0HoEBEl3I/AAAAAAAAF_s/E18-907XtIc/s400/caja5.jpg" border="0" /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-47308625280774159712009-12-23T23:17:00.007-03:002009-12-31T17:45:59.833-03:00¡FELICES FIESTAS!<p align="center"><a href="http://www.glitter-graphics.com/"><img height="72" src="http://dl7.glitter-graphics.net/pub/650/650147gq8kso64v5.gif" width="443" border="0" /></a></p><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-size:100%;" ><span style="FONT-WEIGHT: bold">Todo está listo!</span></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syz-SZ-3MAI/AAAAAAAAF7I/Aclv5QY3ZJw/s1600-h/safironavidad.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5416984043985514498" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 296px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syz-SZ-3MAI/AAAAAAAAF7I/Aclv5QY3ZJw/s400/safironavidad.jpg" border="0" /></a><span style="FONT-WEIGHT: bold; COLOR: rgb(153,153,0)font-size:100%;" ><span style="COLOR: rgb(255,204,0)">la casa, el árbol, el fuego...</span></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sy5vOQ1ftlI/AAAAAAAAF8Y/KMxDvdPjqEM/s1600-h/parestauranteitaliano2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5417389692601480786" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 278px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sy5vOQ1ftlI/AAAAAAAAF8Y/KMxDvdPjqEM/s400/parestauranteitaliano2.jpg" border="0" /></a><span style="FONT-WEIGHT: bold; COLOR: rgb(255,204,0)">la mesa está preparada,</span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sy5vzJkGY5I/AAAAAAAAF8g/W3zaWxRqRwI/s1600-h/brindis.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5417390326304629650" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 214px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sy5vzJkGY5I/AAAAAAAAF8g/W3zaWxRqRwI/s400/brindis.jpg" border="0" /></a><span style="FONT-WEIGHT: bold; COLOR: rgb(255,204,0)">y el brindis.</span><br /><br /><span style="FONT-WEIGHT: bold; COLOR: rgb(255,204,0)">Adelante,<br /><br />solo faltaba que llegaras vos.<br /><br />Y<br /></span><br /><span style="COLOR: rgb(255,204,0);font-family:georgia;" ><strong><em><span style="font-size:100%;"><span style="FONT-WEIGHT: bold">¡¡FELIZ NAVIDAD!!</span></span><br /></em></strong></span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syz9QlSW8uI/AAAAAAAAF7A/i8P2YuZZ4Hs/s1600-h/safi.jpg"><span style="font-size:0;"><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5417046805852046930" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; HEIGHT: 306px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Sy03XoJ5xlI/AAAAAAAAF7Y/DCA4KSTrSb0/s400/nacimiento55.gif" border="0" /></span></span></a><span style="font-size:100%;"><br /></span><span style="FONT-WEIGHT: bold; COLOR: rgb(153,153,0)font-size:100%;" >¡MUCHAS FELICIDADES!</span><span style="font-size:100%;"><br /><br /></span><span style="FONT-WEIGHT: bold; COLOR: rgb(153,153,0)font-size:100%;" ><span style="COLOR: rgb(255,204,0)">¿Brindamos?</span></span><span style="font-size:100%;"><br /></span><span style="FONT-WEIGHT: bold; COLOR: rgb(153,153,0)font-size:100%;" >...aún sobran los motivos para brindar</span><br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syz9QlSW8uI/AAAAAAAAF7A/i8P2YuZZ4Hs/s1600-h/safi.jpg"><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"></span></a><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syz9QlSW8uI/AAAAAAAAF7A/i8P2YuZZ4Hs/s1600-h/safi.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5416982913148711650" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 400px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 300px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syz9QlSW8uI/AAAAAAAAF7A/i8P2YuZZ4Hs/s400/safi.jpg" border="0" /></a></span><br /><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;font-size:100%;" ><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><em><strong><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">¡¡</span></strong></em><span style="COLOR: rgb(153,153,0)"><strong><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">FELIZ NAVIDAD Y PRÓSPERO AÑO NUEVO!!<br /></span><br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Afrikaans -</span>Geseende Kerfees en 'n gelukkige nuwe jaar<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Alemán -</span>Froehliche Weihnachten und ein gluckliches Neues Jahr!<br />Wuatsambaaa frelama satsamole und gluclotiches nehuestsete jahard<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Alemán de Pennsylvania-</span> En frehlicher Grischtdaag unen hallich Nei Yaahr!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Amharic -</span>Melkam Yelidet Beaal<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Andalucía </span>-</strong></span></span></span><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;font-size:100%;" ><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><span style="COLOR: rgb(153,153,0)"><strong>"Felí Navidá o Felí Año"<br />Felí Navïá y próspero Año Nuevo<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Arabe-</span> I'D Miilad Said ous Sana Saida<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Aragonés-</span>Feliz Nadal e Buena Añada. </strong></span></span></span><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;font-size:100%;" ><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><span style="COLOR: rgb(153,153,0)"><strong>Buen Nadal e Buena Añada.<br />Goyosas Fiestas Nabidals y Buen Cabo d'Año<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Aranés -</span>Bon Nadau e Erós An Nau<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Armenio</span> -Shenoraavor Nor Dari yev Pari Gaghand<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Azeri</span>-Tezze Iliniz Yahsi Olsun<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Bengalí -</span>Shuvo Baro Din - Shuvo Nabo Barsho<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Bable ó Asturiano</span>- Felices navidaes y prosperu añu nuevu<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Bretón</span> -Nedeleg laouen na bloav ezh mat<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Bulgaro -</span>Vasel Koleda; Tchesti nova godina!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Catalán</span> -Bon Nadal i Feliç Any Nou<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Cantonés -</span>Seng Dan Fai Lok, Sang Nian Fai Lok<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Checo</span> -Veselé Vánoce a šťastný nový rok<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Choctaw</span> -Yukpa, Nitak Hollo Chito<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Coreano -</span>Sung Tan Chuk Ha<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Cornish</span> -Nadelik looan na looan blethen noweth<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Crazanian</span> -Rot Yikji Dol La Roo<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Cree -</span>Mitho Makosi Kesikansi<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Creek</span> -Afvcke Nettvcakorakko<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Croata</span> -Sretan Bozic<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Danés</span> -Glaedelig Jul<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Duri</span> -Christmas-e- Shoma Mobarak<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Dutch</span> -Vrolijk Kerstfeest en een Gelukkig Nieuwjaar!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Egipto</span> -Colo sana wintom tiebeen<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Esquimales -</span>Jutdlime pivdluarit ukiortame pivdluaritlo!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Español</span> -Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.<br />Paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.<br />Felices Fiestas.<br /></strong></span></span></span><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;font-size:100%;" ><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><span style="COLOR: rgb(153,153,0)"><strong><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Eslovaco</span> -Veselé Vianoce a šťastný nový rok.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Esloveno</span> -Vesele bozicne praznike in srecno novo leto.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Inglés -</span>Merry Christmas and Happy New Year.<br />Season's Greetings.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Esperanto</span> -Gajan Kristnaskon<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Estonia</span> -Rõõmsaid Jõulupühi<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Euskera</span> -Zorionak eta Urte Berri On<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Faeroese</span> -Gledhilig jol og eydnurikt nyggjar!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Farsi</span> -Cristmas-e-shoma mobarak bashad<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Finlandés</span> -Hyvää Joulua or Hauskaa Joulua<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Flamenco</span> -Zalig Kerstfeest en Gelukkig nieuw jaar<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Francés</span> -Joyeux Noël et bonne année!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Frisio -</span>Noflike Krystdagen en in protte Lok en Seine yn it Nije Jier!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Galés -</span>Nadolig LLawen a Blwyddyn Newydd Dda.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Galo</span> -Nollaig chridheil agus Bliadhna mhath ur!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Gallego-</span> Bo Nadal e Feliz AniNovo. Bo Nadal e Prospero AniNovo.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Griego</span> -Kala Christougenna Kieftihismenos O Kenourios Chronos.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Guaraní</span> -Vy'apave heñói (Feliz Navidad)<br />Vy'apave ary pyahu (Feliz año nuevo)<br />TEREVY´AITE ARETÉPE (Felices fiestas)<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Hausa</span> -Barka da Kirsimatikuma Barka da Sabuwar Shekara!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Hawaiano -</span>Mele Kalikimaka & Hauoli Makahiki Hou.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Hebreo</span> -Mo'adim Lesimkha. Shana Tova.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Hindú</span> -Shub Naya Baras.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Húngaro</span> -Kellemes Karácsonyi Ünnepeket és Boldog Új Évet! (=Felizes fiestas!)<br />Boldog Karácsonyt! (=Feliz Navidad!)<br />Boldog Új Évet Kívánok! (=Feliz Año Nuevo!) abreviado: BÚÉK<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Islandia</span> -Gledileg Jol og Farsaelt Komandi ar!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Iraquí -</span>Idah Saidan Wa Sanah Jadidah.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Irlandés</span> -Nollaig Shona Dhuit.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Italiano -</span>Buon Natale e Felice Anno Nuovo. Pace e salute (Córcega)<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Japonés</span> -Shinnen omedeto. Kurisumasu Omedeto.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Jèrriais -</span>Bouan Noué et Bouanne Année.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Jiberish -</span>Mithag Crithagsigathmithags.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Krio</span> -Appi Krismes en Appi Niu Yaa.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Latín -</span>Natale hilare et Annum Nuovo!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Latvia-</span> Prieci'gus Ziemsve'tkus un Laimi'gu Jauno Gadu!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Lausitzian o Sorbio</span><br />(dialecto eslavo de una región alemana) Wjesole Hody a Strowe Nowe Leto!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Lituano</span> -Linksmu Kaledu<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Low Saxon</span><br />(dialecto alemán) Heughliche Winachten un 'n moi Nijaar<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Macedonian</span> -Streken Bozhik<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Malayo -</span>(Indonesia) Selamat Hari Natal<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Malayalam</span> -Puthuvalsara Aashamsakal<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Maltese</span> -Nixtieklek Milied tajjeb u is-sena t-tabja!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Mandarín -</span>Sheng Dan Kuai Le!(¡Feliz Navidad!)<br />Xin Nian Hao! o Xin Nian Kuai Le!(Feliz año nuevo!)<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Manx</span> -Nollick ghennal as blein vie noa<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Maorí -</span>Meri Kirihimete.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Marathi</span> -Shub Naya Varsh.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Mongol</span> -Zul saryn bolon shine ony mend devshuulye.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Norwegian-</span> God Jul og Godt Nyttår.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Occitan</span> -Polit nadal e bona annada.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Oriya</span> -Sukhamaya christmass ebang khusibhara naba barsa.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Papiamento</span> -Bon Pasco.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Papua Nueva Guinea</span> -Bikpela hamamas blong dispela Krismas na Nupela yia i go long yu.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Pashto -</span>De Christmas akhtar de bakhtawar au newai kal de mubarak sha.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Polaco -</span>Wesolych Swiat Bozego Narodzenia i Szczęśliwego Nowego Roku<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Portugués</span> -Boas Festas e um feliz Ano Novo -Boas Festas e Feliz Ano Novo - Feliz Natal<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Punjabi </span>-Nave sal di mubaraka.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Pushto -</span>Christmas Aao Ne-way Kaal Mo Mobarak Sha.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Rapa-Nui</span> -Mata-Ki-Te-Rangi. Te-Pito-O-Te-Henua.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Rhetian</span> -Bellas festas da nadal e bun onn.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Romanche</span> -Legreivlas fiastas da Nadal e bien niev onn!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Rumanian -</span>"Craciun Fericit si un An Nou Fericit!"*<br />Hristos s-a Nascut si Anul Nou Fericit.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Ruso</span> -Pozdrevlyayu s prazdnikom Rozhdestva is Novim Godom.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Sami -</span>Buorrit Juovllat<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Samoano</span> -La Maunia Le Kilisimasi Ma Le Tausaga Fou.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Sardo</span> -(Cerdeña) Bonu nadale e prosperu annu nou.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Scots Gaelic-</span> Nollaig chridheil huibh.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Serbio</span> -Hristos se rodi.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Serbio-Croata</span> -Sretam Bozic. Vesela Nova Godina.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Shanghainés </span>-Xin Ni Ho!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Singalés -</span> (Sri Lanka) Subha nath thalak Vewa. Subha Aluth Awrudhak Vewa.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Somalí -</span>Ciid wanaagsan iyo sanad cusub oo fiican.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Sorbio o Lausitzian</span><br />(dialecto eslavo de una región alemana) Wjesole Hody a Strowe Nowe Leto!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Sueco</span> -God Jul och Gott Nytt År.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Sudanés -</span>Wilujeng Natal Sareng Warsa Enggal.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Swahili -</span>Krismas Njema Na Heri Za Mwaka Mpya.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Tagalog - </span>(Filipinas) Maligayang Pasko at Manigong Bagong Taon.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Tamil</span> -Nathar Puthu Varuda Valthukkal.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Tailandés</span> -Suksan Wan Christmas lae Sawadee Pee Mai.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Tok Pisin</span> -Meri Krismas & Hepi Nu Yia.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Tongo</span> -Kilisimasi Fiefia & Ta'u fo'ou monu ia.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Trukeese -</span>Neekirissimas annim oo iyer seefe feyiyeech!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Turco</span> -Noeliniz Ve Yeni Yiliniz Kutlu Olsun.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Ucraniano</span> -Veseloho Vam Rizdva i Shchastlyvoho Novoho Roku!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Urdu</span> -Naya Saal Mubarak Ho.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Vasco</span> -Zorionak eta Urte Berri On!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Valenciano</span>-Bon nadal i feliç any nou!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Vietnamita</span> -Chuc Mung Giang Sinh - Chuc Mung Tan Nien.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Xhosa</span> -Siniqwenelela Ikrisimesi EmnandI Nonyaka Omtsha Ozele Iintsikelelo Namathamsanqa.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Yayeya</span> -Krisema.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Yoruba</span> -E ku odun, e hu iye' dun!<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Yugoslavo-</span> Cestitamo Bozic.<br /><span style="COLOR: rgb(0,153,0)">Zulú</span> -Sinifesela Ukhisimusi Omuhle Nonyaka Omusha Onempumelelo.<br /><br /><br /><span style="FONT-WEIGHT: bold">Aunque lo pronunciemos de distintas maneras</span><br /><span style="FONT-WEIGHT: bold">todos deseamos lo mismo</span><br /><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;font-size:100%;" ><strong><em>PAZ, AMOR, RESPETO y TODO LO BUENO Y DIGNO QUE NOS MERECEMOS</em></strong></span><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;font-size:100%;" ><strong><em></em></strong></span><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;font-size:100%;" ><span style="COLOR: rgb(255,255,255)"><span style="COLOR: rgb(153,153,0)"><strong><em><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-size:130%;" >¡¡FELIZ AÑO 2010!!<br /></span></em></strong><br /><a href="http://www.glitter-graphics.com/"><em><strong><img height="290" src="http://dl6.glitter-graphics.net/pub/851/851276zc0uoixqhp.gif" width="450" border="0" /></strong></em></a></span></span></span><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0)"><strong></strong></span><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a><br /></strong><p></p><p><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/SzgkElBxNkI/AAAAAAAAF9U/XxGbDrclR5s/s1600-h/GUSNOEL2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5420121812617999938" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 270px; CURSOR: pointer; HEIGHT: 400px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/SzgkElBxNkI/AAAAAAAAF9U/XxGbDrclR5s/s400/GUSNOEL2.jpg" border="0" /></a></p><p><strong><span style="COLOR: rgb(0,153,0); FONT-STYLE: italic">Ayudante de Santa</span></strong></p><p><strong><span style="COLOR: rgb(0,153,0); FONT-STYLE: italic">...es lo único que conseguimos este año.</span><br /><span style="COLOR: rgb(153,153,0);font-family:georgia;" ><strong><em></em></strong></span></strong></p><p align="center"><strong><a href="http://www.glitter-graphics.com/"><img height="72" src="http://dl7.glitter-graphics.net/pub/650/650147gq8kso64v5.gif" width="443" border="0" /></a></strong></p></span></span></span></span>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-7616902477836273966.post-1750449589046139752009-12-18T14:35:00.005-03:002009-12-18T14:48:18.790-03:00La estrella Azul...<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syu-0itrEyI/AAAAAAAAF6w/HDM2M1GcgiI/s1600-h/Airblue.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 300px; height: 400px;" src="http://3.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syu-0itrEyI/AAAAAAAAF6w/HDM2M1GcgiI/s400/Airblue.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5416632786724000546" border="0" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syu-cqKRerI/AAAAAAAAF6o/GE3_AkmLjCA/s1600-h/air.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 300px; height: 400px;" src="http://1.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syu-cqKRerI/AAAAAAAAF6o/GE3_AkmLjCA/s400/air.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5416632376406145714" border="0" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syu-FTRvOdI/AAAAAAAAF6g/5W2Qx0fQkqg/s1600-h/estrella+azul.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 300px;" src="http://2.bp.blogspot.com/_5Gpbkm9sT0w/Syu-FTRvOdI/AAAAAAAAF6g/5W2Qx0fQkqg/s400/estrella+azul.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5416631975126448594" border="0" /></a><br /><span style="font-family: georgia; font-weight: bold; font-style: italic; color: rgb(153, 153, 0);">Querida Airblue</span><br /><span style="font-family: georgia; font-weight: bold; font-style: italic; color: rgb(153, 153, 0);">Hay una estrella azul en nuestro árbol de Navidad y te la dedicamos con mucho cariño.</span><br /><br /><br /><br /><a href="http://www.mylivesignature.com/" target="_blank"><img src="http://signatures.mylivesignature.com/85711/safiro/7fafb8757bb00e9437f4b214780ff17e.png" border="0" /></a>SAFIROhttp://www.blogger.com/profile/08996828814153006927noreply@blogger.com3