19 de julio de 2008

Antoine de Saint-Exupéry en Argentina

ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY

Lo esencial es invisible para los ojos.


El amor es lo único que crece cuando se reparte.





BIOGRAFÍA


Antoine Jean-Baptiste Marie Roger de Saint-Exupéry- (Lyon, 29 de junio de 1900– Mar Mediterráneo, cerca de la costa de Marsella, 31 de julio de 1944) fue un escritor y aviador francés, autor de El principito, nacido en una familia noble de Lyon.



Antoine de Saint-Exupéry fue uno de los pioneros de los vuelos postales internacionales, un aviador en los días en que la aviación poseía pocos instrumentos y volar era una tarea extremadamente difícil y peligrosa. Más tarde protestó al ver el elitismo de los pilotos de aviones más modernos.

Estudió en la Universidad de Friburgo. Comenzó trabajando en la sociedad Aéropostale de Pierre-Georges Latécoère, entre Toulouse, Francia, y Dakar,Senegal, mientras escribía su primer libro, L'Aviateur (El aviador).

En 1928 publicó Courrier-Sud (Correo del Sur) y voló la ruta que va de Casablanca a Dakar.

Saint Exupéry llegó a la Argentina el 12 de octubre de 1929, junto con Jean Mermoz y Guillaumet, sus compañeros en la aviación.


Fue el fundador y primer piloto de la Aeroposta Argentina, la primera compañía de aviación del país. Esta línea estaba dedicada fundamentalmente al transporte de correspondencia, el negocio de la época,aunque también llevaba, esporádicamente, pasajeros.




El primer vuelo se realizó el 20 de octubre de 1929, entre Buenos Aires y Comodoro Rivadavia. Las escalas fueron en San Antonio Oeste, cuyo Aeródromo lleva hoy el nombre de Saint -Exupéry, y Trelew.



En una mañana fría, con un abrigado saco, gafas y una gruesa gorra, partió del aeródromo Harding Green de Bahía Blanca rumbo a Comodoro Rivadavia.
La hoja de ruta atestigua que volaron 6 horas y 20 minutos a una velocidad promedio de 158 kilómetros por hora.

El avión, el Latecoere 25, se convirtió en la primera máquina que integró la Aeroposta Argentina e inauguró los vuelos comerciales en el país



El Latecoere 25 "es el único de ese modelo que existe en el mundo". Se trata de un monoplano construido con madera, aluminio, metal y telas termocontraíbles.

Tiene 9,45 metros de largo y un ala de 17,40 metros.

El avión volaba con motores Renault e Hispano Suizo de 400 caballos y un peso aproximado de 700 kilos.

El Latecoere era capaz de transportar hasta 1.250 kilos, llevar hasta 4 pasajeros y volar a 3.000 metros de altura a unos 180 kilómetros por hora.

Durante dos años, con la cabina descubierta, Saint-Exupéry desafió los más de 10 grados bajo cero y el viento impiadoso de las rutas del sur argentino, volando incluso a través de la Cordillera de los Andes.

El viento siempre fue un condimento activo en los vuelos patagónicos. Y más en la zona de Comodoro Rivadavia. La peculiar geografía del Chubut, con sus mesetas y cañadones, entuban el viento del oeste y lo dirigen hacia el mar, con puerto de salida en esta ciudad



El viento no permitía avanzar a los aviones y los mantenía suspendidos en el aire, inmóviles. Y aunque parezca una exageración, testimonios dan sustento a la imagen. El fallecido periodista y escritor comodorense Asencio Abeijón, en su libro Caminos y rastrilladas borrosas, cuenta historias semejantes

En un avión contra el viento, relata que en diciembre de 1930 los pobladores de la ciudad elevaron sus ojos al cielo y presenciaron un espectáculo sin igual.

"Como clavado contra las nubes, a unos mil metros de altura, estaba el 'aeroplano', fijo en el mismo lugar, asemejando a un cóndor cuando desde el aire acecha su presa sobre la tierra.

Con el motor al máximo de sus revoluciones, se batía contra el vendaval sin poder avanzar, balanceándose ligeramente hacia un costado y el otro, y elevándose también en balanceo de nariz o de cola.

Por momentos, ante alguna fugaz disminución de las ráfagas, avanzaba en una especie de salto para, de inmediato, quedar nuevametne detenido y hasta retroceder ante el empuje del ventarrón.



"Era la época de la aviación heroica. La máquina parecía frágil; sin embargo podía planear como pocas. Por eso no se le conocen accidentes graves mientras Saint-Exupéry o Jean Mermoz la pilotearon", comentó el vicecomodoro del área Quilmes Eugenio Ongaro.

El espíritu aventurero de Saint-Exupéry lo llevó a subirse a un avión a los 11 años.
Pero fue su experiencia de volar en condiciones adversas en el sur, "con Dios de copiloto", la que le permitió escribir una obra que lo consagró: Vuelo nocturno.



Saint Exupery inauguró (1929/30) las líneas Buenos Aires-Santiago de Chile y Bs. As.-Asunción y simultáneamente creó Societe Aeropostal, luego Aeroposta (que dió lugar a Aerolineas Argentinas), que volaba al sur desde Buenos Aires, con escalas en Bahía Blanca, Viedma, Trelew, Comodoro Rivadavia, Pto. Deseado, Pto. San Julián, Pto. Santa Cruz, Río Gallegos y Punta Arenas (un vuelo de 20 horas).

A fines de 1929 un problema técnico lo obligó a aterrizar en Concordia, Entre Ríos. Fue alojado en la mansión de San Carlos, cuyos jardines sirvieron de inspiración para el cuento Oasis, de su libro "Tierra de hombres".



Sus funciones no se limitaban a los vuelos comerciales sino que también efectuó vuelos de reconocimiento, rondas de inspección y raids hasta Tierra del Fuego.

Muchos de estos vuelos cotidianos, de 18 horas de duración, se realizaban de noche, lo que lo inspiró para comenzar a escribir, entre dos misiones, "un libro sobre el vuelo de noche", el que será finalmente Vuelo Nocturno, publicado a su regreso en Francia, en 1931



En junio de 1930 se perdió en la cordillera su compañero Guillaumet, durante una tormenta. Por días y días, Saint Exupéry sobrevoló los Andes buscándolo o buscando alguna señal de él.

Nadie quería acompañarlo en una excursión por tierra, ya que la sabiduría de los baqueanos dice que los Andes, en invierno, no devuelven a los hombres.

Escribe, entonces, en una carta imaginaria a su amigo, que luego formará parte de su libro Tierra de Hombres:

"...Y cuando de nuevo me deslizaba entre los muros de los pilares gigantes de los Andes, me parecía que ya no te buscaba, sino que velaba tu cuerpo en silencio,dentro de una catedral de nieve..."

Increíblemente, después de cinco días de errar, el piloto fue encontrado sano y salvo. La historia de su travesía heroica en la cordillera, escuchada tantas veces por Saint Exupéry, está contada con lujo de detalles y poesía, en el mismo libro que mencionamos, Tierra de Hombres.

En el año 1931 Saint Exupery se casó con la escritora Consuelo Suncín viuda de Carrillo,salvadoreña nacionalizada argentina y regresa a Francia , concluyendo su paso por Argentina, y en su patria se dedica a escribir, pues la empresa para la cual volaba estaba en quiebra.
Su unión matrimonial, que se alargó durante quince años, fue muy turbulenta, por la profesión de piloto, su gusto por la vida bohemia como artista y escritor y sus incontables amantes. Todo ello los distanció.



Pese al corto tiempo que permaneció en Argentina -escasos 18 meses– la experiencia de la Aeropostal. Argentina quedó como un grato e imborrable recuerdo en el piloto-escritor.

Así se lo confiesa en una carta dirigida a quien lo reemplazara en el cargo de jefe de tráfico, Rufino Luro Cambaceres, en donde evoca con afecto y nostalgia su paso por nuestro país.

Dice “Mi partida de su país y de la Aeropostal Argentina ha sido para mi más dura y me ha apenado mucho más de lo que usted podría imaginar. No hay en mi vida período alguno que prefiera al que he vivido con ustedes.
En la Aeropostal, aunque sufríamos fuertes pérdidas de intereses particulares, vivíamos en paz. No se si he contribuido en algo a que ignoráramos los pequeños dramas humanos y no nos perdiéramos en discusiones estériles o si ello se ha debido sólo a vuestra salud moral y a vuestra pureza de corazón; pero sé perfectamente, que he creído con todas mis fuerzas en usted y que usted nunca me ha decepcionado.
¡Cuantos y cuantos recuerdos del trabajo común! Los viajes al Sur, la construcción de la línea, los vientos de Comodoro, las fatigas, las inquietudes y las alegrías que he compartido con usted.
Me encontraba en la Argentina como en mi propio país. Me sentía un poco vuestro hermano y pensaba vivir largo tiempo en medio de vuestra juventud tan generosa...”


Durante la Segunda Guerra Mundial escapó a la ciudad de Nueva York, pero volvería poco más tarde para volar junto a las fuerzas aliadas en un escuadrón instalado en el área del Mediterráneo.

Tiene nuevamente la posibilidad de volar en una escuadrilla de reconocimientos fotográficos, tarea que desempeña de 1943 hasta el 31 de julio de 1944, día en que realiza su último vuelo; cuando la misión concluye y la escuadrilla regresa, falta el avión de Saint Exupery; pasa el tiempo, pero es inútil esperar, se lo da por desaparecido.

Desaparición

El 31 de julio de 1944, durante una misión de reconocimiento destinada a preparar el desembarco en Provenza, en el sur de Francia, Saint-Exupéry a bordo del avión Lockheed Lightning P38 (conocido también como F-5), había partido pocas horas antes de Borgo, en la isla de Córcega, cuando los radares dejaron de ver el avión que pilotaba y nunca más se supo de él, cubriendo para siempre al escritor y piloto de un halo de misterio y romanticismo.


En 1998, un brazalete de plata fue encontrado por un pescador al este de la isla de Riou, cerca del lugar de la desaparición en la costa de Marsella e identificado como perteneciente a Saint-Exupéry: estaba grabado con los nombres de su esposa y sus editores, Reynal & Hitchcock, y estaba enganchado a una pieza de tela de su traje de piloto.

En abril de 2004 el Departamento de Investigaciones Arqueológicas Submarinas francés confirmó que los restos del avión extraídos en octubre de 2003 de la zona donde se encontró el brazalete pertenecían al avión de Saint Exupéry.

A esta conclusión se llegó después de comprobar que el número de matrícula de los restos corresponden con el del escritor según los archivos de la USAF.

Las piezas recuperadas fueron decapadas, limpiadas. Sobre un panel de la caja del turbo compresor, localizada en la viga izquierda del avión, los investigadores descubrieron, según su informe, «una serie de cuatro cifras aisladas y grabadas manualmente»: 2734, seguidas por la letra «L», que significa «left».

Se trata, según el informe, «del número de fabricación que el constructor de aviones Lockheed inscribía en sus aviones al lanzar su fabricación en una cadena de montaje».

Este número civil correspondía, en la tabla de concordancia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, a la matrícula militar 42-68223, o sea la del avión de Saint-Exupéry.

Pese al hallazgo, las razones por las que el avión de Saint-Exupéry se estrelló eran un misterio (se habían barajado que lo hubiesen derribado, que hubiese perdido el control, un fallo mecánico, problemas de oxígeno o un ataque cardíaco)
hasta marzo de 2008.

En 2008 un piloto alemán llamado Horst Rippert confesó al diario francés La Provence que fue quien derribó el avión en el que desapareció, en 1944, Saint-Exupéry.

El militar de 88 años declaró:
«Pueden dejar de buscar. Fui yo quien abatió a Saint-Exupéry» y agregó
«Fue después cuando supe que se trataba del escritor. Yo esperaba que no fuera él, porque en nuestra juventud todos habíamos leído sus libros y los adorábamos».

Ha explicado el hoy octogenario Rippert, que tras la Segunda Guerra Mundial fue periodista en la cadena de televisión ZDF.

"Es inútil seguir buscándolo. Lo abatí yo", volvió a agregar Rippert.

El anciano ex piloto alemán contó su versión de los hechos a los autores de un libro de próxima publicación en Francia titulado "Saint-Exupery, el último secreto".

El piloto alemán llevaba dos semanas de servicio en la costa sur de Francia cuando en la mañana del 31 de julio de 1944 identificó un «Lightning 38» y se dirigió hacia el aparato.

Según el relato que ha hecho, Rippert siguió al avión francés y le alcanzó con varios impactos, tras lo cual vio que caía sobre las aguas, pero no se percató de qué había ocurrido con el piloto.

En el sexagésimo aniversario de la muerte de Saint-Exupéry, se realizaron dos ceremonias conmemorativas en Marsella y en el aeropuerto de Bastia en Córcega, cercano al lugar donde ocurrió la muerte y el último despegue del aviador respectivamente; se colocaron flores y se celebró una misa a la que asistió un familiar del aviador.

Aunque no siempre autobiográfico, el trabajo de Saint-Exupéry fue inspirado en gran medida por su experiencia como piloto en sus vuelos postales.
Una excepción es Le Petit Prince (El principito), su libro más famoso, un relato poético ilustrado en el cual él se imagina varado en medio del desierto, donde conoce al principito, un niño proveniente de un pequeño asteroide.



Vuelo Nocturno

Vuelo nocturno (Vol de nuit en su original francés) es un relato del escritor francés Antoine de Saint-Exupéry publicado en diciembre de 1930.

El libro fue presentado por André Gide, que escribió el prefacio, y conoció un éxito considerable (las ventas de Vuelo nocturno se estiman hoy en día en 6 millones de ejemplares en todo el mundo). El jurado del Premio Femina otorgó su premio en 1931 a esta obra, cuando Saint-Exupéry cumplía los treinta años.

El relato es premonitorio del trágico fin de Saint-Exupéry a través de una misión de reconocimiento a finales de la Segunda Guerra Mundial.


Trama:
El piloto Fabien afronta una violenta tormenta en el cielo de Argentina. En Buenos
Aires, Ravière, su patrón, medita en su oficina. La esposa de Fabien se encuentra
muy inquieta sobre el estado de su marido.
Detrás de una pintura de la organización franco-venezolana Aeropostal, la obra trata de la problemática del héroe para quien toda acción revela lo absoluto.
La fuerza del hombre heroico es de borrarse frente a este absoluto.
Pero el hombre valora a la humanidad por los efectos de su acción. Frente a la solicitud, él asume este significado.



Obras destacadas
El principito (1943)
El aviador (1926)
Piloto de guerra (1942)
Correo del Sur (1929)
Vuelo nocturno (1931)
Tierra de hombres (1939)

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Vuelo_nocturno"

Fuente: www.chubut.org.ar y "La Nación"

http://es.wikipedia.org/wiki/Antoine_de_Saint-Exupery

Más sobre Antoine De Saint Exupery

Fundación A. Saint Exupery (en francés)
Saint Exupery - Web oficial (en francés)
Antoine de Saint-Exupéry - Wikipedia


Una anécdota en una vida. Una inspiración del aviador y escritor en tierras de Entre Rios-Argentina.
Cabe recordar que Saint Exupéry fue pionero en los vuelos aeropostales en Argentina, hay anécdotas muy interesantes de sus vuelos en Patagonia y su pericia contra los fuertes vientos de la zona.
En uno de sus relatos, contó cuando debió bajar por un desperfecto en la máquina cerca del Castillo de San Carlos, en Concordia: "Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas", dijo luego de descubrir allí a "dos niñas enigmáticas y maravillosas"...


*En esta ventana, está el cuento OASIS y la leyenda del castillo.






OASIS

Por Antoine de Saint-Exupéry

Tanto os hablé del desierto que antes de seguir hablando de él me gustaría describir un oasis. La imagen que tengo de él no está perdida en el fondo del Sahara. Pero otro milagro del avión es que os sumerge directamente en el corazón del misterio.


Erais un biólogo, estudiando, tras el tragaluz, el hormiguero humano; consideráis, fríamente, esas ciudades asentadas en la planicie, en el centro de los caminos que se abren en forma de estrella y las alimentan, a la manera de arterias, con el jugo de los campos. Pero una aguja ha temblado en un manómetro y esa verde espesura se ha vuelto un universo. Sois prisionero de un césped en un parque adormecido.

No es la distancia lo que mide el alejamiento. La pared de un jardín de nuestra casa puede encerrar más secretos que la Muralla China, y el alma de una niña está mejor protegida por el silencio, que lo están los oasis saharianos por el espesor de las arenas.

Me referiré a una breve escala en alguna parte en el mundo. Era cerca de Concordia, en Argentina, pero hubiera podido ser en cualquier otro lugar: de tal modo está difundido el hemisferio.

Había aterrizado en su campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas. Elviejo Ford en el cual rodaba, no ofrecía nada de particular ni tampoco la familia que me había recogido.

-Pasará usted la noche en nuestra casa.
Pero en un recodo del camino se descubrió, a la luz de la luna, un bosquecillo y detrás de esos árboles, una casa. ¡Qué cosa extraña! Compacta, maciza, casi una ciudadela. Castillo de leyenda que ofrecía, al trasponer el porche, un refugio tan apacible, tan seguro, tan protegido como un monasterio.


Entonces aparecieron dos muchachas. Me consideraron gravemente, como dos jueces apostados en el umbral de un reino prohibido. La más joven hizo una mueca de enojo y castigó el suelo con una varilla de madera verde. Una vez presentado ellas me tendieron sus manos en silencio, con un aire de curioso desafío, y desaparecieron.
Estaba divertido y encantado a la vez. Todo ello era simple, silencioso y furtivo
como la primera palabra de un secreto.
-!Eh! ¡Eh!, son salvajes, dijo sencillamente, el padre.
Y entramos.

Me atraía, en el Paraguay, esa hierba irónica que muestra la nariz entre el pavimento de la capital y que, de parte de los invisibles bosques vírgenes, llega a
ver si los hombres mantienen aún la ciudad, si no ha llegado la hora de sacudir un
poco todas las piedras. Me atraía esa forma de deterioro que no expresa sino una
riqueza demasiado grande. Pero aquí quedé maravillado.
Pues todo estaba ruinoso, y lo estaba adorablemente, a la manera de un viejo árbol cubierto de musgo al que la edad ha resquebrajado un poco, a la manera del banco de madera donde les enamorados van a sentarse desde hace diez generaciones. Los revestimientos de madera estaban gastados, los batientes estaban raídos, las sillas patizambas. Pero si aquí no se reparaba nada, en cambio se limpiaba con fervor. Todo estaba pulcro, encerado, brillante.

El salón adquiría un rostro de extraordinaria intensidad como el de una anciana con arrugas. Yo admiraba todo: las grietas de las paredes, las desgarraduras en el techo y, por encima de todo, ese piso hundido aquí, bamboleándose allá, como una pasarela, pero siempre bruñido, barnizado lustrado. Curiosa casa, pues no evocaba ninguna negligencia, ningún abandono, sino un extraordinario respeto.

Cada año añadía, sin duda, algo a su encanto, a la complejidad de su rostro, al fervor de su atmósfera amiga, como por lo demás a los peligros del viaje que era
preciso emprender para pasar de la sala al comedor.
¡Atención!
Era un agujero. Se me hizo observar que en semejante agujero me hubiese roto,
fácilmente, las piernas. Nadie era responsable de ese agujero: era la obra del tiempo. Tenía un aspecto muy de gran señor, ese soberano desprecio por toda excusa. No se me decía: "Podríamos tapar todos esos agujeros, somos ricos, pero..." No se me decía tampoco -lo que sin embargo era verdad- ''A la ciudad alquilamos esto por treinta años. Le compete a ella repararlo. Todos nos empecinamos..." Se desdeñaban las explicaciones y tanta soltura me encantaba.
A lo más se me hizo observar:
-!Eh! ¡ Eh!, está un tanto descalabrado...
Pero ello con un tono tan ligero que yo sospechaba que mis amigos se entristecían poco ante el hecho. ¿Se imaginan ustedes a un equipo de albañiles,de carpinteros, de ebanistas, de revocadores instalando, en semejante pasado,su sacrílega utilería y rehaciéndonos en ocho días, una casa que uno nunca hubiera conocido y donde uno se creería de visita? ¿Una casa sin misterios, sin rincones, sin trampas bajo los pies, sin escondrijos? ¿Una especie de salón municipal?

De un modo muy natural habían desaparecido las jóvenes en esa casa de prestidigitación. ¡Cómo debían ser los desvanes cuando el salón contenía ya las
riquezas de un granero! ¡Cuando ya se adivinaba que de la menor alacena entreabierta caerían paquetes de cartas amarillas, recibos del bisabuelo, más llaves que cerraduras existen en la casa y de las cuales ninguna, con seguridad, correspondería a cerradura alguna. Llaves maravillosamente inútiles que confunden la razón y que hacen soñar con subterráneos, con cofres enterrados, con luises de oro.

¿Pasamos a la mesa, si gusta usted?
Pasamos a la mesa. Aspiraba, de una a otra pieza, esparcida como incienso, ese olor de vieja biblioteca que vale por todos los perfumes del mundo. Y sobre todo me atraía el transporte de las lámparas. Verdaderas lámparas pesadas que se acarreaban de una pieza a la otra, como en los más profundos tiempos de mi infancia y que movían, en las paredes, maravillosas sombras. Se alzaban, con ellas, ramilletes de luz y palmas negras. Luego, una vez en su sitio las lámparas, se movilizaban las playas de claridad y esas vastas reservas de noche, en derredor, donde crujían las maderas.


Las dos jóvenes reaparecieron tan misteriosamente, tan silenciosamente como se habían desvanecido. Se sentaron a la mesa con gravedad. Sin duda habían alimentado a sus perros, a sus pájaros, abierto sus ventanas a la noche clara y gustado en el viento de la noche el olor de las plantas. Ahora, al desplegar sus servilletas, me vigilaban con el rabillo del ojo, con prudencia preguntándose si me clasificarían o no en el número de sus animales familiares, pues ellas poseían también una iguana, una mangosta, un zorro, un mono y abejas. Todos ellos viviendo entremezclados, entendiéndose maravillosamente, componiendo un nuevo paraíso terrestre. Reinaba sobre todos los animales de la creación, encantándolos con sus manecillas, alimentándolos, dándoles de beber y contándoles historias que, desde la mangosta a las abejas, todos escuchaban.

Y yo me esperaba ver a dos jóvenes tan vivaces poniendo en juego todo su espíritu crítico, toda la finura de que eran capaces para formular un juicio rápido, secreto y definitivo sobre el ser masculino que las enfrentaba. En mi infancia mis hermanas atribuían, del mismo modo, notas a los invitados que por primera vez honraban nuestra mesa. Y cuando la conversación decaía se escuchaba, repentinamente, en el silencio, resonar un:
-!Once!
Del cual nadie, salvo mis hermanas y yo, gustaba el encanto.
Mi experiencia de ese juego me turbaba un poco. Y yo me sentía más molesto al sentir tan despiertos a mis jueces. Jueces que saben distinguir los animalitos que engañan de los animales ingenuos; que saben leer en los pasos del zorro si está o no de humor abordable, que poseen un grandísimo conocimiento de los movimientos interiores.
Amaba esos ojos tan agudos y esas almitas tan rectas, pero cómo hubiera preferido que ellas cambiasen de juego. Sin embargo, bajamente y por miedo del "once" yo les alcanzaba la sal, les servía vino, pero encontraba, al alzar "la mirada, su dulce gravedad de jueces que no se venden.

Hasta la misma lisonja hubiera sido inútil: ellas ignoraban la vanidad. La sanidad pero no el hermoso orgullo. Y pensaban de sí mismas, sin mi ayuda, mejor de lo que me hubiera atrevido a decir. No pensaba siquiera en extraer prestigio de mi oficio pues es también audacia el trepar hasta las últimas ramas de un plátano y ello simplemente para controlar si la nidada de pájaros crece sin tropiezos y para saludar a los amigos.
Y mis dos silenciosas hadas vigilaban siempre tan bien mi comida, con tanta
frecuencia hallaba sus miradas furtivas, que cesé de hablar. Se produjo un silencio
y durante el mismo algo silbó ligeramente sobre el piso, murmuró bajo la mesa y luego se calló. Alcé una intrigada mirada. Entonces, sin duda, satisfecha de su
examen pero usando de la última piedra de toque y mordiendo el pan con sus jóvenes dientes salvajes, la menor me explicó simplemente con un candor con el cual confiaba, por lo demás, dejar estupefacto al bárbaro si acaso yo era uno de ellos:

-Son las víboras.

Y se calló, satisfecha, como si la explicación hubiera debido bastar a cualquiera
que no fuera demasiado tonto. Su hermana lanzó una rapidísima mirada para juzgar mi primer movimiento y ambas inclinaron sobre sus platos los rostros más dulces e ingenuos del mundo.

- !Ah!...son las víboras...

Naturalmente que se me escaparon esas palabras. Aquello se me había deslizado por mis piernas, había rozado mis pantorrillas y eran las víboras.

Felizmente para mí, sonreí. Y sin forzarme, pues las jóvenes lo hubiesen descubierto. Sonreí porque estaba alegre, porque esta casa me gustaba,decididamente, más a medida que pasaban los minutos y porque yo también experimentaba el deseo de saber algo más acerca de las víboras. La mayor vino en mi ayuda:

-Ellas tienen su nido en un agujero bajo la mesa.

-Alrededor de las diez de la noche vuelven -añadió la hermana. Cazan de día.

A mi vez, a hurtadillas, miré a las jóvenes. Su finura, su risa silenciosa detrás de
los rostros apacibles. Y admiré esa realeza que ejercían...

Ahora, sueño. Todo ello está muy lejano. ¿Qué se ha hecho de esas dos jóvenes? Sin duda se han casado. Pero entonces ¿han cambiado? Es muy serio pasar del estado de muchachas al de mujer. ¿Qué hacen en una casa nueva?
¿Qué se ha hecho de sus relaciones con las hierbas locas y las serpientes?

Estaban mezcladas a algo universal. Pero llega un día en que la mujer se despierta en la joven. Una sueña con otorgar, finalmente, un diecinueve. Un diecinueve pesa en el fondo del corazón. Entonces se presenta un imbécil. Por primera vez la aguda mirada se equivoca y se ilumina con bellos colores. Al imbécil, si dice versos, se lo cree poeta. Se piensa que comprende los pisos agujereados, se cree que ama a las mangostas. Se cree que lo halaga la confianza de una víbora que cimbrea bajo la mesa entre las piernas. Se le entrega el corazón que es un jardín salvaje, a él, que sólo ama los parques cuidados. Y el imbécil lleva, en la esclavitud, a la princesa. (*)


(*) Fuente: Antoine de Saint-Exupéry, "Oasis", en Tierra de hombres, Buenos
Aires, Editorial Troquel, pp.60-66, 1959.









2)-EL CASTILLO DE SAN CARLOS

Historias del castillo San Carlos-Entre Rios-Argentina

EDUARDO DE MARCHY-Un personaje de leyendas

**-Flia.FUCHS BALÓN Y SAINT-EXUPÉRY

*-Un personaje de leyendas, que se llamo Eduardo De Marchy. La crónica familiar cuenta que la decisión de enviar a Eduardo a estos lares, surge de un conflicto creado cuando el mismo presenta una hermosa mujer y se casa con ella; de profesión artistas, que trabajaba en los escenarios parisinos. Esto enfadó mucho a toda la familia, ya que la señorita no estaba dentro de la misma clase social que los De Machy, y por ello “no” la aceptaron como una integrante mas de la familia.
Pero Eduardo era un aventurero, y amaba viajar y conocer lugares. Fue por ello que acepta realizar este viaje. Lo hace en una embarcación propia acompañado por su esposa, y con fastuosos atuendos y maletas. Arriban al puerto de Concordia y se alojan momentáneamente en el hotel mas elegante de la ciudad, el Gran Hotel Colón, que se había inaugurado años anteriores, y de ahí empezaron a relacionarse con las autoridades y personajes mas destacados del pueblo.
Haciéndose conocido, trata de buscar un terreno para comprarlo y construir su propia mansión, donde instalaron su vivienda y centro operativo de las actividades que vino a realizar en este lugar. Después de tanto andar, y recorrer lugares, descubre un predio con ondulaciones en el terreno, una vegetación muy tupida sobre la costa del río, y decide averiguar quien era su propietario para hacer el negocio. Se contacta con su dueño y compra 100 has donde elige la lomada mas destacada para construir su casa con unos planos que había traído de Francia, e hizo una replica de ella en este lugar. La construcción de la misma comenzó en el año 1886, terminando la obra para el 1888, año en que se mudan y habitan la lujosa mansión. La casona fue construida con materiales traídos de distintas partes de Europa, usando solamente del lugar, la piedra lavada extraída de la costa del río Uruguay, que sirvió para los cimientos y el revestimiento completo de la parte exterior de la casa. El hierro T de trocha media que usó para la contención de la obra, fue comprado en Inglaterra; la madera de los pisos y del revestimiento de las paredes, la compraron en Alemania; la casa tuvo calefacción central por medio de hogares o estufas de mármol de Carrara que vinieron desarmadas desde Italia, y usaron un material refractario traído desde Francia para la unión de los ladrillos; también la casa, tuvo arañas de cristal, revestimiento de terciopelo en las paredes, cuadros importantes, mobiliario tallado y traído desde París, y otros elementos destacados. Lo mas importante que le instalaron a la casa, fue un sistema de iluminación a gas, que se distribuía a través de cañerías, desde una maquina que fue colocada en la parte inferior de la misma, y que por sus características era un adelanto para la época, en esta zona. Otro de los elementos que sorprendió, fue su sistema de agua corriente, los sanitarios móviles (cajoneras con bidet de mármol). La cocina no estaba dentro de la casa, sino que alejada, a unos 260 mts, donde hoy se encuentra el Jardín Botánico de la ciudad. Poseían dos carruajes para transportarse, uno de diario y otro de gala; y
mandaron a construir un carro especial para trasportar la comida desde la cocina hasta la mansión. Su vida fue muy ostentosa, ya que ellos estaban acostumbrados a estas comodidades por que las tenían en Francia, pero para la gente del lugar fue todo un asombro y es por ello que le dieron el nombre de Castillo o Palacio a la mansión, por sus dimensiones y por sus adelantos. Arquitectónicamente es una casa de campo de estilo Luis XV, una neta campiña francesa. Eduard no se ocupo mucho de los negocios ni los proyectos que tenia que desarrollar en la zona, pero si impulso una vida social muy importante; realizaba fiestas para sus amigos, y participaba de todo acontecimiento que se llevaba a cabo en la ciudad.
Lejos de concretar sus planes, vive en la casa solo tres años, y junto con su esposa deciden volverse a Francia, un domingo de octubre de 1891 desaparecen, sin dar explicaciones. Solo se llevaron sus vestimentas y algunas pertenecías, dejando todo lo de valor en la mansión, pensando volver algún día. La casa siguió siendo propiedad de los franceses, luego fue alquilada a varias familias, hasta que fue vendida a la Sociedad Rural de Concordia, quien ocupa la vivienda muy poco tiempo.
En el año 1929 es adquirida por la Municipalidad de Concordia, quien compra la mansión y los terrenos para luego darla en alquiler a una familia francesa, los
Fuchs Balón, por un contrato de varios años.

**-LOS FUCHS BALÓN Y SAINT- EXUPÉRY

Los Fuchs eran una familia muy particular, integrada por el matrimonio y tres hijos,
se instalaron en la mansión para vivir en ella una historia que quedara grabada en el recuerdo.
De características muy finas, y de gustos exuberantes, tenían también una atracción por los animales, ya que eran hacendados y se dedicaban a ellos con mucho esmero. Pero en la casa tenían otros animales, lejos de ser domésticos, ellos adquirieron un zorro del monte, un mono, abejas, mangostas, una iguana, y serpientes, los que fueron domesticados para que puedan habitar en estos terrenos fastuosos de vegetación.
Sus hijos, un varón y dos niñas, eran los encargados de estos animales, los cuales tenían sumo cuidado y atención. De vida muy salvaje, amaban observar los movimientos y manifestaciones de todos ellos, que cuidaban y alimentaban.
La señora Fuchs, concertista de piano y profesora de francés, a parte de ocuparse de las tareas de su hogar, también cultivaba rosas para embellecer los jardines de la casa.
Mario, el hijo mayor, se dedicaba a estudiar y acompañar a su padre en los trabajos del campo. Las niñas por el contrario, disfrutaban de esta vida en contacto con la naturaleza. Edda tenía en ese momento 9 años y Susanne 14, ambas amantes de las cabalgatas, salían diariamente a recorrer la zona. Un día, haciendo su recorrido habitual, ven una avioneta que aterrizó en un campo lindero a la casa, y con mucha curiosidad se acercan al lugar para investigar quien era este intrépido aviador que se animó a descender en estas cercanías.
Al aterrizar, una de las ruedas del avión se quebró al hundirse en una cueva de vizcacha y casi inmediatamente aparecieron en la escena las dos jóvenes: rubias, hermosas, casi niñas, al galope. Al llegar hasta el avión vieron la torpeza del piloto y musitaron entre ellas una grosería, pero en francés; ¡Que tonto este hombre! ¡No vio la cueva! Este aviador era Antonie de Saint Exupery, un excelente piloto francés que andaba sobrevolando la zona.
Todavía no era escritor, solo volaba, y fue contratado por la Aeroposta francesa
para trabajar en la Argentina, delinear rutas aéreas y desarrollar el transporte
aeropostal. La empresa lo destino a realizar un vuelo de reconocimiento para delinear la ruta entre Buenos Aires y Asunción del Paraguay; cuando pasó por las
tierras de San Carlos, vio un campo llano y decidió aterrizar para descansar con su avioneta.
Después de su aterrizaje accidentado se encuentra con las dos niñas,a Saint Exupery se le abrió el cielo de repente cuando las escuchó hablar en Francés, de esta forma se vincula con la familia Fuchs y acepta quedarse en elcastillo de San Carlos, hasta que le arreglaran su avioneta.
Saint Exupery era un hombre alto, robusto, con movimientos de oso, nariz corta y respingada, ojos saltones, y un mirar semidormido. Medía casi dos metros de altura y apenas podíaentrar en la carlinga de los aviones.
Enamorado del cielo y el desierto, cuando no volaba, escribía. Con una grandeza espiritual y muy intelectual, despertó en las niñas una admiración muy peculiar la que fue compartida, ya que el se sintió seducido por la vida de ellas, casi adolescentes, que se desempeñaban de forma muy diferente a los niños de la ciudad. Fue atrapado por sus travesías, sus historias y juegos. Descubre en ellas a dos princesitas que le enseñaron a valorar cosas que hasta ese momento, no había aprendido.
El contacto con esa casona y esta familia, le dan la posibilidad de percibir la magia que envolvía el lugar, y es lo que cautivó completamente a Saint Exupery.
En 1932, ya en Francia, Saint Exupery escribió una nota periodística en una revista de París con un título sugerente: “Las princesitas argentinas”. Resulta inevitable asociar su experiencia entrerriana con la fábula infantil que lo haría famoso en el planeta. Un esbozo de “El Principito” con esas dos chicas que eran muy especiales, sobre todo con la impresión que le causó Edda. También refleja exactamente lo vivido en esta experiencia, en el capitulo “Oasis” del libro Tierra de Hombres, donde dice:
“Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas; fue en un campo, cerca de Concordia en la Argentina”escribirá años después.
El piloto volvería varias veces a ese lugar, al encuentro de sus “amigos deliciosos” que “vivían en un castillo de leyenda, una casa donde se aspiraba como incienso ese
olor de vieja biblioteca que vale por todos los perfumes del mundo”.
Cada vez que pudo contó y recordó con sus amigos esta experiencia inolvidable, y siempre mantuvo en su mente a esas dos princesitas que le permitieron descubrir un mundo nuevo,lleno de valores y esencias que enriqueciera su alma con mucha fuerza, hasta el último día de su vida.
La familia Fuchs permaneció en el castillo hasta cumplir con su contrato con la Municipalidad, en el año 1935 se fueron a vivir a una estancia que adquirieron y se trasladaron con todos sus animales. Nunca mas supieron de su amigo pero siempre lo recordaron.


El texto pertenece al trabajo realizado por el Prof. Héctor Fabián Rivero, publicado por la Municipalidad de Concordia.

http://www.turismo530.com/noticia_ampliada.php?id=5303

Imágenes y datos tomados de Internet

http://www.temakel.com/osolarscarlos.htm



Una curiosidad:

Una foca en la Gálería Guemes

http://www.clarin.com/ciudades/foca-Galeria-Guemes_0_637136368.html

En los registros de inquilinos de la famosa Galería Güemes, en el centro porteño, no figura su nombre ni el tiempo en que estuvo allí. Es lógico: en 1930 ¿quién iba a tener en cuenta los datos de un cachorro de foca, instalado en la bañera de un departamento y rodeado de agua enfriada con barras de hielo? Al animal lo habían traído en avión desde el Sur y el hombre que alquilaba el departamento 605, en el sexto piso, lo tenía como su excéntrica y curiosa mascota.

Ese hombre era el francés Antoine de Saint-Exupéry. Sí, el autor de El Principito , un clásico de la literatura mundial.

La anécdota es una más de las tantas de esa construcción que, en diciembre de 2015, cumplirá su primer centenario. Inaugurado el 15 de diciembre de 1915, al monumental edificio (que fue el más alto de Buenos Aires), se accede tanto por Florida 165 como por San Martín 170.

Saint-Exupéry vivió allí entre noviembre de 1929 y enero de 1931. Y si bien rechazaba el movimiento y la vida en las grandes ciudades, la elección del lugar de residencia tenía un motivo: a 50 metros de la galería, en una de las ochavas de Diagonal Norte y Florida, estaba la sede de Aeropostal, la empresa encargada que transportaba correspondencia al sur argentino, iniciando así las rutas aerocomerciales a esa región. El francés, junto con otros colegas, fue uno de los audaces pilotos de la empresa.Dicen que la presencia del cachorro de foca en la bañera de aquel departamento de dos ambientes y un baño (actualmente es una oficina cuyos inquilinos usan poco y por eso está casi siempre cerrada) motivó protestas de los vecinos, en especial por el olor que generaba el animal. Pero no todo lo que produjo Saint-Exupery en ese lugar fueron problemas. También escribió Vuelo nocturno , un libro que publicaría en Francia en 1931, donde contaba su fascinación por volar de noche en la inmensidad del cielo de la Patagonia, guiado sólo por las estrellas.También, seguramente, algunas noches habrá subido al mirador de la Galería, por su estrecha escalera caracol de hierro. Está a 80 metros de la calle y desde allí se puede ver Colonia, en la orilla uruguaya, y la costa de Quilmes.

Dicen que en poco tiempo más, el mirador se habilitará a los visitantes. Además de sus brillantes bronces, algo que también llama la atención es el nombre de la galería. Pero ese homenaje tiene relación con el lugar en el que habían nacido Emilio San Miguel y David Ovejero, los dueños del terreno en el cual se levantaría el rascacielos. Ambos eran salteños y así recordaron a Martín Miguel de Güemes, histórico defensor de la frontera norte en las guerras por la Independencia.

De la Galería Güemes se pueden escribir cientos de textos que mencionen su calidad arquitectónica, diseñada por el italiano Francisco Gianotti (el mismo de la actualmente abandonada Confitería Del Molino), o que aludan a las figuras que la frecuentaron, como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y un cantor aficionado conocido como Carlos Gardel. También se pueden descubrir otras curiosidades, como la actividad y el talento que desarrolla allí el famoso coro Arax, que pertenece a la Asociación Amigos de la Música Armenia y que dirige el maestro Jean Almohuian. Con casi 55 años de actividad, el coro no sólo interpreta música de la cultura armenia. También incluye obras de todo el mundo.

Pero esa es otra historia.

Copiado textual -enlace al artículo-

http://www.clarin.com/ciudades/foca-Galeria-Guemes_0_637136368.html

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15 comentarios:

Mariluz Barrera González dijo...

Amiga que rico...saber la historia de ete hombre que me deleito con la historia mas bella que he leído ha sido todo un placer... lo que me impacta es su sentido tan claro y verdadero sobre la amistad...

Te quiero mucho... creo que es buen momento para expresarlo...nuestra amistad ha sido uno de los mejores regalos que me ha dado la internet...

Cuidate mucho amiga... y Gracias por tus letras...

SAFIRO dijo...

MARILUZ
¡Feliz día del amigo!
Siempre es un buen momento para decirnos que nos queremos.
Te agradezco mucho tus palabras, hacen bien al alma.
También te quiero mucho, me alegran tus logros y me entristece cuando las cosas no van como debieran.
¿Cómo están mis sobrinitos virtuales?
Seguro que creciendo hermosos y ¡Gracias a Dios!

BESOTES!!

SAFIRO dijo...

Espero que puedan leer el cuento "OASIS", pasa que esto de modernizar el blog no es tan fácil, quise poner el "Siga leyendo..." para expandir el texto...lo logré, pero no puedo corregir ahora el tamaño de las letras del Scroll.
Cuando agrego algo...desarmo dos.
Pero sean pacientes conmigo, por favor, lo voy a lograr!
El cuento es hermoso.

FELIZ DÍA!

BESOS

Recursos para tu blog - Ferip - dijo...

De vez en cuando es bueno
ser consciente
de que hoy
de que ahora
estamos fabricando
las nostalgias
que descongelarán
algún futuro.

Mario Benedetti-Conjugaciones

Gracias por tu amistad
que bendice mi presente ♥
Vuelvo a leer este post..histórico!
Gracias por la torta! justo lo que me recetó el doctor ;)

Te quiero!

Airblue dijo...

Irma: Me has dejado "helada" y eso que tenemos 37º en Madrid...... ¡qué fantástico post! me llegó bien al correo. Las fotos que has puesto son muy buenas, buen trabajo linda, muy bueno e ilustrado. Jaaaaaaa!!! y la música que estoy escuchando me hace bailar.
A veces, cuando estoy algo triste miro al cielo, ¿Y qué veo?... estrellas brillantes... pero siempre hay una que destella más que las otras, depende del momento y de la situación sé quién me está ayudando, en esas fechas es mi madre, por lógica tiene que ser ella, soy así de fantasiosa, pero el dia 3 hará cinco años que se fué y puede que sea esa su ventana.
Ëste es mi oasis, el que me gustaría ver con mi avioneta.

Besos y feliz día del Amigo.

Buuuuuuuuuuuuufffff (un poco de mi aire azul).

SAFIRO dijo...

FERÍPULA
Gracias por esas hermosas palabras de Benedetti, seguramente de nuestro presente depende nuestro pasado y en parte nuestro futuro, intentemos por lo tanto vivirlo de la mejor manera posible para recordarlo dulcemente y sembrar para mañana...pero al fin es la Vida quien decide...así que ¡Buen día Vida!
¡¡FELIZ DÍA, DULCE FERI!!

Gracias por acompañarme en este trecho del camino de mi vida.
Seguro que el Dr. te recetó esa torta con chocolate, crema, dulce y...visqui o coná? jaja!!

Feri se me complicó la entrada, desarmé el scroll para agrandar las ilegibles letras, pero igual quedan chicas.(tal vez yo no las vea bien)
Mañana lo veo más tranquila.

MIL BESOS!!

SAFIRO dijo...

AIRBLUE
Gracias por tus palabras y por la aceptación de la entrada, ¿sabes?...cuando vi el avión de Saint Exupéry me acordé de vos y la avioneta.
No se si pueden leer bien el contenido (por la letra), pero eran realmente heroicos esos vuelos por cielos patagónicos, los vientos son muy fuertes. Sobrevoló la cordillera de los Andes, en corresponencia a su madre le dice:
"¡Qué bello país y cómo es de extraordinaria la Cordillera de los Andes! Me encontré a 6500 metros de altitud, en el nacimiento de una tormenta de nieve. Todos los picos lanzaban nieve como volcanes y me parecía que toda la montaña comenzaba a hervir..."
Un hombre apasionado por el cielo y los aviones...¡Igual que vos, Airblue!

Air, soy tan fantasiosa como vos, yo también busco en las estrellas...tu mami está bien y debe estar muy atenta y brillante por que se le casa la nieta y las está acompañando con su luz.
Disfrutá de estos momentos, amiga y no permitas que nada los empañe, son buenos tiempos!!
¡¡Vamos a bailar y brindar!!

MIL BESOS!!

JUANAN URKIJO dijo...

Me ha encantado eso de que el amor es lo único que crece cuando se reparte. Una aseveración tan sencilla... y tan cierta.
En cuanto a Saint-Exupèry y su Principito... tu lo has dicho todo. Y desde luego cada una de tus entradas es poco menos que una tesis doctoral. Me alucina el trabajo que te tomas...

Un beso, estupenda.

tanguetto dijo...

FELIZ DIA!!!

"Me dibujas un cordero?"

"Si me dices que vienes a las cuatro...me empezare a poner contento a las tres..."


Nada como las palabras del Principito para saber de la amistad.

MARISEL dijo...

Un día maravilloso para ti, sabes? EN MÉXICO NO LO CELEBRAMOS, PERO YO LO CELEBRE CON MUCHOS BUENOS AMIGOS QUE CADA DÍA VOY CONOCIENDO POR AQUI...
Gracias por la historia.
Llévate para tu blog un sello que hice para los amigos...Premiando lunas.

Juan Lucas dijo...

Feliz día pues Irma del amigo, con todo mi cariño y afecto.
Deseo de todo corazón lo disfrutes con esos millones de amigos que de seguro saben valorar el "safiro" que tienen por amiga.
Besos Irma.
Juan Lucas.

Recursos para tu blog - Ferip - dijo...

Recuerdo siempre a ese zorro...
tan sencillo y sabio.

Te decía que no estoy para Jumpin pero si para hacer compras!!!ja!

Hacía tanto que no andaba por el centro...y hoy me tragué las vidrieras de Marcelo T de Alvear, por donde queda el doc.

Estoy haciendo varias limonadas...pero en cualquier momento se me acaba el positivosmo...y empiezo a los limonazos de vuelta!!!!!!

No sabía las novedades del gabinete!
Más bigotes??? aysssss...
;)

TINTA DEL CORAZON dijo...

gracias:
"Un amigo es la persona que nos alienta a remar antes y después del naufragio ..y mientras este sucede.. nos acompaña parte del camino"

CARLOS- NÁUFRAGO-TINTADELCORAZON
el dia del,amigo es un invenciom argentina ,del dia del supuesto aluminaje lunar 20 de julio de 1969.

Maya dijo...

Feliz día del amigo, mi querida Irma, aunque retrazada vengo por mis innumerables vuelos por el centro, sur y norte de mi país trabajando para la Fundación Telefónica. Me parece hermoso este homenaje a el gra piloto universal y escrito de hermosos libros, en especial uno de mis preferidos El Principito. Me has revelado muchos secretos y muchas dudas. Gracias.

Te abrazo mi querida amiga. Siempre leyéndote, aunque a veces por el trabajo un poco tarde. Pero estar aquí siempre es una maravilla.

Te quiero mucho.

Maya

RICARDODZ dijo...

ASÍ ES, MI ESTIMADA. PARA MI TIERRA DE LOS HOMBRES ES EL LIBRO QUE MAS ME HA INSPIRADO Y HE TENIDO LA DICHA DE PODER LEER CASI TODOS LOS LIBROS DE TONIO, A EXCEPCION DE EL AVIADOR. ME DA MUCHISIMO GUSTO, QUE COMO, HAYA GENTE QUE LE DE EL RECONOCIMIENTO A UNA DE LAS PERSONAS MAS COMPROMETIDA CON SUS IDEALES. GRACIAS POR DEDICARLE ESTE ESPACIO A MI AUTOR FAVORITO, AL QUE TANTO ME HA INSPIRADO DESDE QUE LO CONOCI, EN LA FIGURA DEL PRINCIPITO.